RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

sábado, 22 de marzo de 2025

Netumbo Nandi Ndaitwah presidenta de la República de Namibia

Una mujer del sur global toma el poder. Investidura presidencial 21 de marzo de 2025.




Avanzando en el conocimiento de las historias y el rol protagónico de las mujeres en el continente madre, África, presento esta nota informativa dedicada a Netumbo Nandi Ndaitwah. Se preguntarán ¿Quién es ella? Les contaré y en el transcurso del artículo por añadidura ofreceré algunos argumentos acerca de por qué es necesaria la escritura comprometida dedicada a las mujeres que lideran nuestra geopolítica de la emancipación.

Netumbo Nandi Ndaitwah es una lideresa política de los pueblos del sur global, de África, nacida en Namibia. El 27 de noviembre de 2024 resultó electa como presidenta de la república de Namibia en primera vuelta, con mayoría absoluta y el 58,07 % de los votos. Es la primera mujer en ocupar el cargo de Jefa de Estado de Namibia y ésta es la tercera nación africana que cuenta con una mujer como mandataria nacional, luego de Tanzania [1] y Malawi.

Otro dato revelador es que Netumbo Nandi Ndaitwah es la segunda mujer electa en el continente, la primera fue Ellen Johnson Sirleaf, de eso ya hace 14 años y salvando las distancias ideológicas. Lo que nos lleva a un hallazgo de enorme significado para nuestra geopolítica de emancipación, es la primera mujer de la tendencia de liberación africana en ser presidenta de su nación. 

Namibia es un país que no solo fue arrollado por el coloniaje y la vorágine del desarrollo capitalista, en su faceta de bestialización, por medio del genocidio y el sistema de segregación racial (mejor conocido como el apartheid).  Tuvo que librar la lucha armada, transitar el proceso de descolonización y edificar su independencia en 1990, a partir de la organización política y la irrestricta solidaridad internacional de Cuba como vanguardia del Tercer Mundo y la Unión Soviética.

La Organización Popular del Sudoeste de África (SWAPO, en inglés) es el partido político que lideró este proceso de emancipación nacional y ha gobernado a Namibia desde 1990. Fundada entre otros fines para combatir todas las tendencias reaccionarias del individualismo, tribalismo, racismo, sexismo y regionalismo; cooperar en la mayor medida posible con todos los movimientos genuinos de liberación nacional, gobiernos progresistas, organizaciones e individuos en todo el mundo hacia la eliminación completa del sistema colonial del imperialismo; trabajar por la creación de una sociedad sin clases, no explotadora y no opresiva y velar por que el gobierno popular trabaje en estrecha cooperación con todos los estados amantes  de la paz en pos de la paz y la seguridad mundial [2].

Netumbo Nandi Ndaitwah es miembro principal del comité central del partido, en el 2017 fue electa vicepresidenta y actualmente es la presidenta del partido.

Contarles sobre esta lideresa, es referirnos, por tanto, a la generación victoriosa de líderes y lideresas que lograron imponerse sobre las atrocidades del coloniaje y el capitalismo. Es abordar las luchas que se han dado en África por la autodeterminación de los pueblos, el antimperialismo, los derechos humanos y las reparaciones.

Este último campo de disputa sigue vigente para los pueblos arrollados por el coloniaje. Sin embargo, el caso de Namibia nos muestra evidencia de un avance significativo en la lucha por las reparaciones, concretamente cuando Alemania reconoció, un siglo después, el genocidio cometido (1904-1908), del cual propuso pagar alrededor de 1.000 millones de dólares. El canciller alemán Heiko Maasen en 2021 expresó «A la luz de la responsabilidad histórica y moral de Alemania, pediremos perdón a Namibia y a los descendientes de las víctimas» [3]. Reparaciones que todos los pueblos del sur debemos reclamar para construir nuestro bienestar arrebatado por el desarrollo de la sociedad occidental.

La historia política de Namibia muestra cómo los pueblos del sur global han venido construyendo su propia emancipación frente la intervención extranjera y el imperialismo. Así que estamos muy orgullosas y comprometidas con Netumbo Nandi Ndaitwah y su pueblo, quienes nos demostraron que sí se puede vencer. 

La militancia de NNN, como también se le conoce, ha sido muy activa. En su adolescencia se indignó por los crímenes de flagelación infringidos por el sistema de apartheid, llevándola a colaborar activamente para erradicar este horrendo crimen. Es así que tenemos que su activismo se edifica desde una edad muy temprana, cuando integró las filas del movimiento independentista. A los 14 años militaba en SWAPO (1966), destacó por sus gestiones diplomáticas dentro de dicha organización. Fue encarcelada junto a otros de sus camaradas. Para 1974, se fue en exilio a Zambia, Tanzania y otros países.  Presidió la Liga Juvenil de la SWAPO en Zambia. A su vez, presidió la Organización Nacional de la Mujer de Namibia (NANAWO). Lideres políticos transcendentales de este continente como Julius Nyerere elogiaron la firmeza de la defensa de Namibia de esta extraordinaria mujer del sur. 

Tiene una amplia formación académica. En la Unión Soviética recibió formación política como la mayoría de los defensores del Tercer Mundo. Estudió administración y gestión pública así como relaciones internacionales en el Reino Unido, efectuó un máster en estudios diplomáticos y tiene una experiencia destacada en el ejercicio político. En el 2020, la Universidad de Dar Es Salaam de Tanzania le otorgó el Doctorado Honoris Causa en Letras por su “contribución a la lucha por la independencia del país y su liderazgo en diplomacia internacional, igualdad de género y panafricanismo” [4].

Ha tenido una trayectoria profesional y política destacada ocupando cargos públicos de relevancia estratégica como diputada, consejera presidencial para asuntos de la mujer, ministra de la mujer y bienestar infantil, información y turismo, vice primera ministra y canciller y vicepresidenta de la República.

Su ascenso político estuvo avalado por el líder anticolonial y presidente de Namibia Hage Geingob quien falleció en febrero de 2024. Según el director del Instituto de Investigación de Políticas Públicas (IPPR) de Namibia, Graham Hopwood, es una política histórica de SWAPO y cuenta con un liderazgo “que inspira en varios sectores del partido gobernante”. Se le considera una funcionaria pública responsable trabajadora, pragmática y honrada [5].

A sus 72 años es la mujer africana más importante en llegar a poder por parte de los movimientos anticoloniales, antimperialista y de izquierda. Además de liderar el partido de gobierno de un país africano. A quien hay que apoyar y extender nuestra alianza estratégica para construir ese mundo multicéntrico y pluripolar.

Namibia significa enorme, así nos explica uno de sus idiomas originarios, el Oshiwambo.  Su población es de aproximadamente tres millones de habitantes, cuenta con uno de los desiertos más antiguos y grandes del planeta (Desierto de Namib). Es un país estratégico para la geopolítica energética por su potencial en hidrocarburos y minería (diamantes, uranio, metales básicos, petróleo y minerales raros).

La presidenta expresó luego de conocerse los resultados electorales, que su pueblo votó por la paz, la estabilidad y el empoderamiento de la juventud. Y es vital significar que este proceso político a través del liderazgo de una mujer enarbola las banderas de la paz y la estabilidad para construir gestión pública. Un mensaje importante a la comunidad internacional que debe ser concretizado, el mundo necesita la paz para poder construir inclusión. La geopolítica de la emancipación una vez más da muestra a través de este país africano de que solo la paz puede lograr entendimiento y dirimir las diferencias frente a la guerra y la aniquilación imperialista de nuestra civilización.

La historia del liderazgo político de la mujer en el mundo tiene un nuevo hecho que registrar desde la perspectiva de la geopolítica de emancipación. Este próximo 21 de marzo de 2025 Netumbo Nandi Ndaitwah toma posesión del cargo de presidenta de la República de Namibia para el periodo 2025-2030. Es una fecha histórica y coincide con el 35 aniversario de su independencia. La República Bolivariana de Venezuela estará representada por una importante delegación presidida por el Canciller Iván Gil, quien además está acompañado por el Viceministro para África Yuri Pimentel.

Namibia es una aliada de la República Bolivariana de Venezuela. Netumbo Nandi Ndaitwah ha jugado un rol protagónico en el estrechamiento de la relación bilateral. Tanto a nivel de partidos, SWAPO y PSUV, como del liderazgo juvenil de ambas organizaciones (JSWAPO y JPSUV) tienen nexos de amistad y solidaridad importantes, caracterizados por visitas, firma de acuerdos, entre otros intercambios. Ejemplo de esta hermandad, destaca el hecho de que, el 3 de marzo de 2021, el presidente Nicolás Maduro Moros otorgó en vida la Orden Francisco de Miranda al Padre fundador de Namibia, San Nujoma, y también condecoró con la misma orden a la entonces canciller Netumbo Nandi Ndaitwah. El líder histórico Nujoma expresó a propósito de la condecoración que:

«Acepto este premio con humildad en nombre del pueblo namibio y de otras personas progresistas del mundo, especialmente de quienes nos apoyaron en nuestra lucha por la libertad y la auténtica independencia»[6]

A su vez, el 12 de septiembre de 2024, el mandatario venezolano en el marco de la clausura del Congreso de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JSPUV), otorgó post mortem al presidente de Namibia, Hage Geingob, la mención Espada Libertadores y Libertadoras de Venezuela en su primera clase, condecoración recibida por la hija del mandatario, Nangula Geingob.

Namibia es un pueblo de dignidad, esperanza y vanguardia. Viene de la lucha por la liberación nacional de los pueblos africanos, del espíritu libertario de Bandung, es miembro del Movimiento de Países No alineados y ha sido solidaria con la causa saharaui, cubana y, por supuesto, la bolivariana. El líder histórico de Namibia, Nujoma, expresó en su momento que “El pueblo namibio enfatiza la importancia de la soberanía de Venezuela y llama a la comunidad internacional a no interferir en los asuntos internos de Venezuela”. Honor y gloria al legendario de los pueblos del sur, Nujoma, quien falleció el 8 de febrero de 2025.

Todo el mejor de los éxitos para este mandato feminista y antimperialista de Namibia.

Viva Netumbo Nandi Ndaitwah!

¡Viva la presidenta de Namibia!

Notas:

[1] https://www.ktalnews.com/news/u-s-world/ap-namibia-will-have-its-first-female-leader-after-the-vp-wins-presidential-election-for-ruling-party/.

[2] Estatuto del partido SWAPO.

[3] Cómo fue el «genocidio olvidado» de Namibia, cometido por Alemania y reconocido un siglo después. Tomado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57282350.

[4] Universidad de Dar Es Salaam, Tanzania. https://www.udsm.ac.tz/honorary-degrees

[5]Ortiz, Robert. Netumbo Nandi-Ndaitwah por el Centro de Estudios Internacionales, Barcelona. https://www.cidob.org/lider-politico/netumbo-nandi-ndaitwah

[6] Nujoma humbled by Venezuela recognition https://neweralive.na/nujoma-humbled-by-venezuela-recognition

Yasmín Corrales, internacionalista e investigadora.




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jueves, 13 de marzo de 2025

Por las mujeres, por el futuro, por la humanidad…

En las marchas del pasado 8 de marzo, tanto en América Latina como en Europa, fue notorio el énfasis en las consignas contra la ultraderecha. Es indisoluble el vínculo entre la lucha contra el patriarcado y la lucha por el avance político.

La violencia de género, la brecha salarial (igual salario por igual trabajo sigue siendo una meta por lograr) y todas las indeseables derivadas del patriarcado, se alimentan también del atraso político.

El genocidio en Palestina, el saqueo, el abuso imperialista, la discriminación a las minorías y la sobreexplotación a los trabajadores y trabajadoras migrantes, no son problemas ajenos al movimiento feminista.

No lo es, por tanto, la pretensión del poder estadounidense de sumar al sometimiento a Europa y a la siembra en los países subdesarrollados de gobiernos presididos por ridículos especímenes fascistoides la anexión a Estados Unidos de los otros dos países de América del Norte, la adquisición de Groenlandia y el control sobre las más importantes vías interoceánicas del planeta.

El intento de aplicar la vieja doctrina del Destino Manifiesto utilizando modernos misiles y bombas de racimo, perjudica al movimiento feminista y a todo proyecto contra la injusticia y la desigualdad.

El avance político y las conquistas sectoriales que, en lo relativo a la organización de la vida en sociedad y en familia, los filósofos y sociólogos de hoy clasifican como avance antropológico, no se contraponen. La afirmación contraria es sostenida por grupos comprometidos con el sistema que intentan perpetuar el atraso que constituye la división sexista del trabajo.

Inessa Armand, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y otras feministas comprometidas con el avance político, participaron en la lucha por el voto femenino entendiendo que esa reforma abonaría la lucha por el desmonte de la sociedad de clases.

Rosa Luxemburgo concluye con una sentencia un artículo publicado en 1912: “Luchando por el voto de la mujer, aceleramos al mismo tiempo la hora en que la actual sociedad se desmorona en pedazos bajo el martillo del proletariado revolucionario”.

En su artículo, la feminista polaca asesinada en 1919, coloca antes de la sentencia una cita con un certero comentario:

“Hace 100 años, el francés Charles Fourier, uno de los primeros grandes propagadores de los ideales socialistas, escribió estas memorables palabras: ‘En toda sociedad, el grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general’. Esto es totalmente cierto para nuestra sociedad. La actual lucha de masas en favor de los derechos políticos de la mujer es solo una expresión y una parte de la lucha general del proletariado por su liberación. En esto radica su fuerza y su futuro. Porque gracias al proletariado femenino, el sufragio universal, igual y directo para las mujeres supondría un inmenso avance e intensificación de la lucha de clases proletaria. Por esta razón la sociedad burguesa teme el voto femenino, y por esto también nosotros lo queremos conseguir y lo conseguiremos”.

A más de doscientos años de la cita de Fourier y de un siglo de publicación del artículo El voto femenino y la lucha de clases, en una composición social más compleja, es preciso reconocer la problemática de género sin desconocer la lucha de clases. Hay que puntualizar, como lo hizo Rosa Luxemburgo, que la lucha por la equidad de género es también tarea de los hombres conscientes.

Rosa Luxemburgo, como otras teóricas, definió a la mujer obrera como ente económico independiente, en contraste con la mujer burguesa, que, a su juicio, era mera consumidora de plusvalía e instrumento de la reproducción de las relaciones sociales capitalistas.

Silvia Federici, una feminista de este tiempo cuyos escritos son valiosos, aunque algunos contienen afirmaciones muy cuestionables, en su libro El patriarcado del salario, se refiere al trabajo doméstico en los siguientes términos:

“En el caso de las mujeres, intentar educar a los hombres ha provocado que nuestra revuelta se haya privatizado y se luche en la soledad de nuestras cocinas y habitaciones. El poder educa. Primero los hombres tendrán miedo, luego aprenderán, porque será el capital el que tenga miedo. Porque no estamos peleando por una redistribución más equitativa del mismo trabajo. Estamos en lucha para ponerle fin a este trabajo y el primer paso es ponerle precio”.

FEMINISMO Y LUCHA DE CLASES NO SON CONCEPTOS CONTRAPUESTOS

Los criterios dieciochescos del presidente argentino Javier Milei y del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, la mal disimulada misoginia de Donald Trump y el nombramiento por el francés Emmanuel Macron de ministros de Justicia con historial de acciones contra las mujeres (Gérald Darmanin, acusado de violación, y el fenecido Eric Dupond-Moretti, conocido por sus declaraciones machistas), muestran que las agresiones contra las mujeres son toleradas con mucha frecuencia por las instituciones vigentes.

Tiene un contenido manipulador, además de maniqueísta, el cartel que circula en las redes con la inscripción de que la lucha es de clases y no de género. La equidad de género es una meta de todas las personas que luchan contra la discriminación, y el desmonte de la sociedad de clases no se logra manteniendo subordinada a una parte importante de la humanidad.

La Eurostat, oficina de estadística de la Unión Europea, estima que en esa parte del mundo las mujeres cobran un 12% menos que los hombres. El estudio es del año 2023. En América Latina, según el Banco Mundial la brecha salarial supera el 16 por ciento.

Un estudio del Foro Económico Mundial revela que, en el año 2024, las mujeres representaron el 42% de la mano de obra mundial y el 31,7% de los altos cargos, por detrás de los hombres en casi todas las industrias y economías. A esa fecha, aunque las mujeres ocupan el 50% de los puestos de nivel inicial, siguen sin tener acceso a la alta dirección, con sólo el 25% de los puestos directivos.

A la condición laboral hay que añadir la persistencia de leyes que niegan a la mujer derechos como el de decidir sobre su propio cuerpo. Estas leyes son más o menos importantes en cada país dependiendo de la definición del poder permanente a nivel nacional.

En países como República Dominicana y El Salvador, donde la Iglesia Católica y otras denominaciones religiosas están integradas al esquema de dominación política, la legislación en materia de derechos sexuales y reproductivos y la práctica institucional en esa materia conservan un anacronismo cruel y hasta criminal.

La bandera de la equidad de género debe ser alzada por todos los hombres y mujeres conscientes, para quienes también es ineludible el compromiso de denunciar que es falso el feminismo reduccionista y que es creación del conservadurismo rancio la contraposición entre feminismo y lucha de clases.

Gobernantes como el salvadoreño Daniel Noboa y el dominicano Luis Abinader hablan sobre la condición de las mujeres para disfrazar con frases vacuas su compromiso con el atraso en todos los órdenes. Igual ocurre con los dirigentes corporativos (hombres y mujeres). La denuncia pertinente no es, pues, tomar en las manos el maniqueísta cartel que se ha hecho viral en las redes o enarbolando el falaz discurso de que ser feminista es atacar a los hombres.

El feminismo es lucha contra la explotación, el saqueo y el abuso. Es militancia antifascista y anticapitalista… Es asumir la tarea de hacer visible la injusticia y, por supuesto, de combatirla.








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sábado, 8 de marzo de 2025

«El movimiento feminista sigue muy oculto y muy poco consultado como fuente»

Entrevista a la periodista Marta Brancas, militante feminista



Fuentes: https://www.pikaramagazine.com

Repasamos con la periodista Marta Brancas, militante feminista, las transformaciones que ha vivido el periodismo feminista en las últimas décadas.

Marta Brancas (Málaga, 1951), periodista e historiadora, es parte de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia-Bizkaiko Emakumeen Asanblada (AMB-BEA). Ha dedicado su carrera profesional al periodismo feminista y a la recuperación de la memoria histórica de las mujeres. Es una vieja conocida de esta revista y parte activa del movimiento feminista de Bilbao.

No sabía que habías nacido en Málaga.

Sí, mi padre trabajaba en Mijas. Eso me salvó de algunos asuntos durante la dictadura porque cuando pedían el carné no ponía nada de Bilbao.

¿Qué valoración haces del auge del periodismo feminista en los últimos años?

La situación es muchísimo mejor en ciertos sentidos. Ahora hay prensa que se nombra directamente feminista. Antes era muy difícil meter cosas de género en los medios, pero se ha peleado mucho para que las mujeres podamos ser fuentes. No ha sido así con el movimiento feminista que sigue muy oculto y muy poco consultado como fuente. El tema del tratamiento de la violencia contra las mujeres ha sido un éxito, entre comillas.

En las décadas de los años 80 y 90 hubo mucha prensa editada por el movimiento feminista. De alguna manera, se han perdido este tipo de publicaciones.

Sí, totalmente. Prácticamente no quedan. Esto tiene que ver con la mejora y la apertura de los medios al mundo de las mujeres y, algo, al feminismo. En aquel momento no se veía ninguna posibilidad. En los 80 no había nada: una página de ‘la mujer’ o una sección en algunos periódicos, pero muy tomado por los pelos. La dificultad era enorme. En ese momento, los periódicos de las organizaciones de mujeres eran más bien panfletos que se sacaban en ese formato. Algunas publicaciones, como Geu Emakumeok [periódico de la AMB-BEA]  evolucionaron y se abrieron a más organizaciones, a más mujeres, a más temas… para que no todo fuera información sobre las campañas que estaban haciendo las propias organizaciones. Por distintas razones eran muy difíciles de mantener. Es una pena porque hubo cantidad de publicaciones y no están todas guardadas.

Eran publicaciones hechas por las propias militantes.

Siempre había alguna periodista que sabía dirigir, que valoraba y estimulaba a otras para escribir otro tipo de textos que no fueran panfletos, pero era caro, las periodistas tenían otros trabajos…

¿Crees que la desaparición de estos medios se debe a la profesionalización?

De alguna manera, sí; pero no solo se ha profesionalizado el periodismo. Se ha profesionalizado el feminismo: hay cantidad de asesoras que hacen planes de igualdad, que asesoran a empresas, a organizaciones; técnicas de igualdad… Muchas mujeres del feminismo de finales de los 70 se metieron en política, en los sindicatos, que tienen sus propias secciones. Por una parte, está muy bien, pero, por otra, deja mucho que desear. El movimiento feminista y las organizaciones que somos el hueso de la aceituna no somos fuente de información y si lo somos es en momentos muy puntuales y somos un poco mal tratadas. Recuerdo, cuando la huelga de 2019, haber tenido una reunión potente con todas las periodistas de EITB​ para contarles cómo iba a ser. Nos preguntaban qué podían hacer y les decíamos que el 8 de marzo son todos los días. Hay que tener iniciativa y, desde luego, se ha notado muchísimo. Antes no había nada. No te puedes imaginar. ¿Tú te acuerdas de eso?

La verdad es que no.

Era una sequía total.

Hay una crítica, legítima bajo mi punto de vista, del movimiento a la profesionalización del feminismo, pero tengo la sensación de que se critica a las comunicadoras feministas, pero no a las abogadas feministas, ni a las arquitectas, por ejemplo.

Sí y no. Ahora no sé, pero por lo que he podido seguir, en la universidad no hay una especialización de periodismo feminista. Así como hay periodismo deportivo, político, no hay un periodismo feminista. Las mujeres que se dedican a ello siguen teniendo que pelearse los espacios. Está mal visto, como está mal visto en la sanidad que los médicos práctiquen abortos. Yo creo que la crítica que hace el movimiento feminista es que hay poca relación de las periodistas con el feminismo. Antes de las III Jornadas Feministas de Euskal Herría [celebradas en Leioa en 1994] desde el Geu Emakumeok organizamos reuniones con periodistas de todos los medios para explicarles qué íbamos hacer, qué se podía escribir, cómo podían colaborar, apoyar. Eso no existe ahora. No existe un puente entre el periodismo feminista y el feminismo. Creo que la desconfianza viene de ahí.

¿Cuál podría ser ese puente?

Reuniones de mujeres periodistas, espacios de encuentro… para ver los problemas que hay con los medios, para apoyarse unas a otras, para pasar contactos, tener una base de datos de feministas.

Pero existen redes de periodistas, existen bases de datos y, sin embargo, al movimiento feminista le sigue costando la relación con los medios. Las dinámicas de los medios, las prisas, la necesidad de declaraciones, parecen incompatibles con las dinámicas del movimiento.

Sí, ese es el tema, pero eso se construye con tiempo, pero, claro, el periodismo forma parte de la industria de la información y tiene sus riesgos. El movimiento feminista tiene los suyos.

ormaste parte de Andra, un periódico feminista que quizá no tenga el reconocimiento que merece.

Andra fue un milagro. Supuso resistir el periodo más duro de [el Gobierno de José María] Aznar, resistir al conmigo o contra mí, de “todos sois terroristas y horribles”. A ver, se pudo hacer, ¿sabes por qué? Porque, entre otras cosas, todas nos conocíamos de Geu Emakumeok. Nos conocíamos, nos habíamos ayudado, escribíamos en la última etapa de Geu. Entonces fue más fácil. Claro, al sacarlo en papel fue una chulada. ¡Venga, a competir con El Correo!Estábamos en los quioscos. Tuvimos colaboraciones magníficas de mucha gente de todo el Estado. Andra llegaba a muchas mujeres y tuvo mucha influencia en la opinión. En ese momento había desparecido la prensa feminista, la de los boletines, la de las organizaciones. Tampoco existía ya Vindicación Feminista. Quedaban las publicaciones de las instituciones. Emakunde, por ejemplo, publicaba una revista en papel, a toda pastilla, pero era institucional. Andra fue un periódico feminista independiente hecho por mujeres totalmente. Es verdad que solo duró tres años, pero fueron años muy importantes. Fue la única forma de resistir. Estoy encantada de haber podido participar en ese proyecto.

¿Crees que Andra ha tenido alguna digna heredera?

¿Qué quieres que te diga?

La verdad, Marta.

En papel, de aquel estilo, no hay nada. Lo que hay ahora es todo en internet. Pikara Magazine es una heredera, pero lo habéis hecho de cero sin tener genealogía feminista. Erais muy jóvenes y las  jóvenes…, en fin, inventan la rueda cada vez.


Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2025/03/el-movimiento-feminista-sigue-muy-oculto-y-muy-poco-consultado-como-fuente/


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#8M2025: Ni la Tierra ni nuestros cuerpos son territorio de conquista


Fuentes: https://www.ecologistasenaccion.org

Como cada año, celebramos el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, destacando y visibilizando la lucha y la reivindicación de los derechos de las mujeres y otras disidencias —personas con subjetividades que desafían los mandatos de género establecidos— para que podamos vivir una vida plena, de autonomía, justicia social y libertad en armonía con el planeta.


ivimos tiempos de grandes desafíos. Mientras la agenda internacional está protagonizada por el genocidio del pueblo palestino; por las medidas del presidente de EE.UU., Donald Trump; la devastadora guerra por el control de los recursos en la República Democrática del Congo —cuyo origen se remonta al expolio durante la colonia—; la persecución de pueblos originarios —como el pueblo mapuche— y el avance de la ultraderecha —que pone en el punto de mira a las personas migrantes y habitantes del Sur global, mujeres o personas LGTBIQ+— en nuestro territorio también vivimos momentos convulsos.

Muchas organizaciones, entre ellas Ecologistas en Acción, hemos denunciado los discursos de odio, la violencia racista y la islamofobia, así como las condiciones de explotación laboral —especialmente de personas migrantes— que se suman a las denuncias de algunos colectivos por agresiones sexuales y explotación sexual.  También nos han sacudido las noticias de agresiones sexuales en diferentes ámbitos, desde la política y el deporte, incluidos nuestros propios entornos activistas.

Frente a todo ello, lejos de paralizarnos, actuamos. Sabemos que el feminismo ha sido capaz de librar verdaderas revoluciones desde la desobediencia civil, la acción pacífica, el internacionalismo, la sororidad y el trabajo en red. Estamos comprometidas con el movimiento feminista, autónomo y diverso, por la equidad y contra la discriminación por razones de género, identidad y orientación sexual.

Por eso, este 8 de marzo de 2025 Ecologistas en Acción nos reafirmamos como ecofeministas haciendo nuestro el lema de las compañeras del Sur global: “Ni la tierra ni nuestros cuerpos son territorio de conquista”. Con esta idea compartida queremos decir:

Que nuestro territorio está conformado por el espacio físico y simbólico en el que desarrollamos nuestras vidas en relación con el resto de personas y del mundo vivo; y que nuestro primer territorio habitado es nuestro propio cuerpo. Por ello exigimos que sea tratado con respeto y dignidad. Ni los cuerpos de las mujeres ni los territorios son propiedad exclusiva de nadie, sino espacios de autonomía, de creación y cuidado de vida, de lucha y de reivindicación.

Que las relaciones de opresión sobre la naturaleza tienen la misma raíz que la opresión contra las mujeres. Sabemos que el sistema neoliberal se sustenta en guerras extractivistas; que el capitalismo y el patriarcado son depredadores, cuyo fin es apropiarse de los recursos naturales menguantes del planeta y aniquilar las formas de vida y culturas locales en el Sur y en el Norte globales; y que oculta sistemáticamente los espacios y a las personas que sostienen la vida, despoja a los pueblos, destruye territorios y criminaliza las resistencias

También sabemos que la violencia contra las mujeres es universal: ocurre en todos los territorios habitados y es la violencia más extendida en todas las sociedades, a pesar de que desempeñamos los trabajos de sustento y cuidado de la humanidad y del resto del mundo vivo, aunque no siempre es una opción elegida.

Por ello, CAMINAMOS con la certeza de saber que las violencias que el patriarcado ejerce contra nosotras no serán un obstáculo para frenar nuestra rebeldía y nuestra resistencia feminista.

Defendemos la alegre rebeldía, y con ella este 8 de marzo:

REIVINDICAMOS más ecofeminismos porque ninguna vida vale menos que otra.

MANIFESTAMOS nuestro compromiso con la igualdad y los derechos humanos de las mujeres diversas y las disidencias.

REITERAMOS que solo desde una mirada ecofeminista podemos acabar con el sistema capitalista y patriarcal.

MANIFESTAMOS nuestra solidaridad con todas las mujeres de todos los colectivos y entidades.

INVITAMOS a seguir luchando para conseguir organizaciones libres de cualquier violencia o discriminación.

APOYAMOS a las víctimas de agresiones sexuales y de violencia contra las mujeres, que somos casi todas y, especialmente, a las mujeres a las que estas agresiones han acabado condicionando la vida y a las que ni siquiera pueden denunciar la violencia sufrida.

RECLAMAMOS bajo estas premisas y en coherencia con los principios ideológicos de Ecologistas en Acción, la igualdad de derechos para todas las personas.

Este 8M también queremos RECORDAR que:

  • Las organizaciones sociales son fruto y reflejo de las sociedades donde se crean; sociedades sustentadas en estructuras, legislaciones, códigos de conducta y costumbres que se han construido y se construyen desde el patriarcado.
  • La cultura y los comportamientos machistas se siguen (re)produciendo, a pesar de siglos de lucha feminista. Se cuela en nuestra manera de pensar, de actuar y de relacionarnos. La violencia organizativa es una expresión más del sistema en el que hemos sido socializadas y en el que vivimos; una violencia que discrimina y abusa de las mujeres y se manifiesta de variadas formas y en todos los ámbitos. Probablemente, ninguna organización se libre. La nuestra tampoco.

Ecologistas en Acción es una entidad horizontal, con mucha trayectoria de trabajo contra las dinámicas y la desigual distribución del poder. Las mujeres, y también muchos hombres, estamos vigilantes para que nuestra organización no se deteriore por dinámicas patriarcales adoptando actitudes proactivas ante ellas para identificarlas, no consentirlas y erradicarlas en última instancia.

En todo este contexto global y local, complejo e incierto, las miradas ecofeministas son un lugar diferente desde el que mirar. Un lugar que sitúa las vidas dignas de todas las personas como una prioridad de un contexto natural, que compartimos con el resto de seres vivos, y que se encuentran en un momento de contracción y cambio. Los ecofeminismos aportan análisis y propuestas imprescindibles para que esta prioridad pueda materializarse.

Este 8M, invitamos a las personas feministas y ecofeministas del Estado español a celebrar juntas nuestros derechos en el Día Internacional de las Mujeres.


Fuente: https://www.ecologistasenaccion.org/333836/






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viernes, 28 de febrero de 2025

Anne Line

El 27 de febrero de 1601, Anne Line era ejecutada acusada de contravenir las leyes religiosas de la Inglaterra protestante de Isabel II. Anne era hija de una calvinista que había obtenido propiedades pertenecientes a las órdenes monásticas disueltas durante el reinado de Enrique VIII. A pesar de nacer en una familia protestante, Anne y su hermano William se convirtieron al catolicismo. Su padre los desheredó. 






Poco tiempo después, Anne se casó con un rico terrateniente de Hampshire llamado Roger Line. A principios de 1585, su marido y su hermano fueron detenidos por asistir a una misa católica. Roger fue desterrado bajo pena de muerte y terminó falleciendo en Flandes en 1594. Anne quedó viuda, pobre y sin hogar. A pesar de las dificultades y del riesgo que corría, Anne se instaló en Londres donde colaboró con un sacerdote para gestionar una casa convertida en refugio para otros religiosos. Además de cuidar de aquellos hombres, Anne enseñaba catecismo y ayudaba en todo lo que podía, a pesar de la frágil salud que la acompañó toda su vida.  
A principios de febrero de  1601 Anna fue detenida por organizar una misa en su casa. Días después, moría ahorcada. 






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sábado, 8 de febrero de 2025

«El problema del feminismo blanco es creer que la cultura occidental es la más adecuada para la igualdad»

Entrevista a la escritora y abogada feminista pakistaní Rafia Zakaria



Fuentes: El Diario [Foto: Rafia Zakaria, durante su visita a Madrid. Lourdes Jiménez]

La autora de ‘Contra el feminismo blanco’ critica duramente un marco feminista que sigue teniendo como centro y referencia a las mujeres blancas, sus características, vidas, necesidades e historias.

Detrás de un título algo provocador –Contra el feminismo blanco (Editorial Contintametienes)- hay un libro para pensar y aprender. Lo firma Rafia Zakaria, una abogada feminista pakistaní, escritora, columnista en varios medios de comunicación, que, harta de ver cómo el racismo y la blanquitud se reproducen en la academia, el activismo, las ONG y también en el feminismo, se puso a escribir un manual no apto para ofendiditos u ofendiditas occidentales. Zakaria diserta desde la experiencia concreta y desde todo el conocimiento y experiencia acumulado, no solo desde la teoría, sino desde la práctica, que ella reivindica como fundamental, por encima de nociones elitistas de feminismo que alejan a muchas mujeres de él. Hace unas semanas, la abogada y escritora estuvo en Madrid para participar del ciclo de pensamiento organizado por la asociación Mujeres de Guatemala y La Casa Encendida.

¿Cómo define feminismo blanco y por qué acabar con él?

Uno de los conceptos centrales del libro es la idea de blanquitud, no en el sentido del color de la piel, sino como un sistema de dominación. La blanquitud es el sistema de colonialismo y subyugación, el deseo de mantener ese sistema y su centralidad en nuestro mundo, de modo que, de forma directa o indirecta, se mantiene el statu quo. Implica poner a la gente blanca esencialmente en el centro y priorizar sus preocupaciones y agendas. La razón por la que escribí este libro es que sentía que había un montón de interacciones que estaban teniendo lugar atravesadas por la raza y que, sin embargo, funcionaban bajo la idea de que en general, tienen lugar en igualdad de condiciones, con la misma cantidad de poder. Y eso era completamente erróneo. Hoy en día es muy raro que alguien vaya a ser abiertamente racista, la mayor parte del racismo sucede debajo de la superficie. Así que este concepto busca crear un vocabulario que permita que eso salga a la luz para que la gente entienda que todas nuestras interacciones están cargadas de diferencias de poder y, si no las reconocemos, entonces estamos participando de ello.

¿Cómo diría que funciona el feminismo blanco, de qué maneras concretas se reproduce la blanquitud, también en el feminismo?

Uno de los principales problemas es que las mujeres blancas asumen que la cultura blanca, es decir, la cultura europea occidental y norteamericana, es más adecuada para la igualdad de género y para la libertad de las mujeres que otras culturas. Voy a dar un ejemplo que me acaba de pasar. Hace un par de días hablaba con un grupo de mujeres, la mayoría blancas, y me preguntaban dónde había estado en los últimos tiempos. Conté que acababa de volver de Qatar e inmediatamente una de ellas dijo ‘oh la situación de las mujeres allí debe ser muy mala, debe haber sido difícil para ti estar allí’. Cuando la gente se entera de que soy musulmana sé que van a empezar con el ‘¿qué opinas del velo? ‘. No puedo decirte el número de veces que como mujer marrón y musulmana sufro esta suposición de que vengo de una cultura que es extremadamente represiva en la que las mujeres no tienen idea de cómo luchar por su libertad, así que tenemos que hacerlo por ellas y decirles qué hacer.

No creo que las mujeres blancas tengan una intención maliciosa, o que lo hagan para hacerme sentir por debajo de ellas, pero lo hacen. Exponen la suposición de que otras mujeres están de alguna manera por debajo y tienen menos idea de lo que es ser feminista, cuando la verdad es que las mujeres en estas culturas, como con las que crecí en Pakistán, luchan tanto para sobrevivir como mujer que son mejores luchadoras, grandes y fuertes, porque saben lo que es ir en contra de los hombres todo el tiempo. Hay muchas mujeres blancas que tienden a hablar mucho y a ocupar todo el espacio, y es muy difícil para ellas ceder ese espacio para que las mujeres marrones, negras, asiáticas, etc. también puedan hablar. Aunque estas mujeres son mayoría, tienen muy poca voz dentro del movimiento feminista global.

Pone el ejemplo del sufragismo, que siempre aparece como un hito en la historia del feminismo, tal y como la solemos escuchar y relatar.

Si sabemos algo sobre el sufragismo es por supuesto sobre el sufragismo blanco. El feminismo no empezó cuando las mujeres blancas decidieron luchar por el voto o en la Revolución Francesa. Esa es precisamente la cuestión: ¿qué marco consideramos feminista? Si tienes a una mujer blanca y sólo te fijas en las características de su vida y de sí misma, y si esas son las únicas mujeres en las que estás pensando cuando piensas en el feminismo, entonces eso es lo que encontrarás porque otras características que puedan tener otras mujeres marrones, negras, etc., ni siquiera forman parte del marco, así que quedan fuera. Empezar tu marco con el movimiento sufragista deja fuera a millones y millones de mujeres y a muchísima historia. La consecuencia, y digo esto como alguien que creció en Pakistán, es que si eres una chica pakistaní piensas que allí no ha habido feministas en absoluto, que todas están en América o en Europa. Eso es simplemente incorrecto, y si estamos tratando de crear un movimiento feminista que sea inclusivo pero seguimos haciendo esto, naturalmente que muchas de esas mujeres y chicas dirán ‘no queremos tener nada que ver, esto no se aplica a nuestras vidas’. Cuando creas una historia que deja fuera a tanta gente, naturalmente esas personas no van a estar interesadas en el propósito de esa historia.

En el libro hace una diferencia muy interesante entre los términos ingleses expertise y experience, que en español sería como diferenciar entre las mujeres que son expertas en sentido más teórico, de leer, escribir, estudiar, y las que tienen experiencias en el feminismo, que lo viven desde sus heridas y vivencias. ¿Cuáles son las consecuencias de que generemos esa diferencia?

Empecé mi carrera como abogada, trabajando con mujeres en un refugio para víctimas de violencia. Habían perdido sus hogares, estaban allí con sus hijos, no sabían qué iba a pasar en el futuro, y se les estaba pidiendo que mostraran un increíble grado de fuerza para ser capaces de, básicamente, sobrevivir. Hay millones de mujeres en todo el mundo que están experimentando esto en un nivel u otro. Sin embargo, al mismo tiempo, mis experiencias como estudiante de posgrado en aulas de teoría feminista eran muy diferentes, ya que no se hablaba de los retos reales a los que se enfrentan las mujeres en su día a día. Había conversaciones teóricas muy profundas sobre qué es el feminismo y sobre si deberíamos incluir esto o aquello. No estoy diciendo que esas conversaciones no sean importantes, pero me sentía frustrada porque creía que era urgente hablar de lo que las mujeres necesitan y merecen de la sociedad. Y no había urgencia en esas conversaciones. Tenía la sensación de que esas mujeres se sentían cómodas en su papel de teóricas. También veía que en el caso de las mujeres que estaban creando un importante discurso feminista antirracista dentro del mundo académico, su trabajo no estaba saliendo a la luz. En última instancia, quería señalar que las mujeres que sobreviven a estas situaciones difíciles, sus voces, deben ser fundamentales para el feminismo.

¿Cree que esa diferenciación que se hace está de alguna manera relacionada con las tensiones y debates feministas de los últimos años, con la ‘pelea’ por marcar cuál debe ser la agenda feminista y quiénes son las que pueden hablar en nombre del ‘verdadero’ feminismo?

Absolutamente. En inglés, la palabra que usamos para ello es gatekeeping, que significa que esencialmente están tratando de controlar quién pertenece y quién no pertenece. Eso sucede de varias formas, por ejemplo, cuando se les dice a las mujeres que necesitan estudiar feminismo o que su comprensión de las partes teóricas del feminismo es defectuosa o que no conocen la definición de feminismo. Todas estas réplicas me parecen discriminatorias y excluyentes. Es una forma de mantener a las mujeres fuera del feminismo, de intimidarlas para que guarden silencio, porque entonces piensan ‘quizás yo no sepa nada de feminismo’. Les quitas la confianza para hablar y participar.

Por eso, cuando la gente me pregunta cuál es la definición de feminismo, utilizo una muy sencilla: cualquiera que esté comprometido con la justicia igualitaria de género y con la transformación de las instituciones sociales, políticas y culturales para que reflejen esa igualdad. Y la práctica es crucial. Eso es todo. Las mujeres deberían poder hablar de sus experiencias y conectar a partir de ellas. Y las mujeres que tienen menos poder en la sala son las que deberían poder hablar más, porque son las que más necesitan que se oiga su voz. Estaría bien que alguna gente dejara de preocuparse tanto por la definición de feminismo y viera cómo interactúan en su vida diferentes tipos de discriminación, alienación o subordinación.

¿Está esa diferente forma de entender o definir el feminismo en la base de la disputa por los derechos trans, la autodeterminación de género y lo queer? Es decir, ¿es el intento por definir y controlar qué es el feminismo lo que está condicionando que haya quien señale eso como un problema, una especie de enemigo para las mujeres?

Existe una conexión muy importante. Personalmente, creo que toda la controversia en torno a los derechos trans es una distracción. El verdadero peligro para las mujeres no son las mujeres u hombres trans. Esto que se repite de las mujeres en los deportes, por ejemplo. El hecho es que las oportunidades para las categorías femeninas de todos los deportes son muy pequeñas en comparación con lo que los hombres tienen. Así que una forma de abordar esto sería, tal vez, aumentar la cantidad de recursos disponibles para el deporte femenino. Pero, por supuesto, nadie habla de eso porque es mucho más fácil que las mujeres se peleen entre ellas y se pidan definir qué es esto o lo otro. Es parte de la manera en la que el patriarcado crea ansiedad interna entre las mujeres, incluso por lo poco que tienen. Es una mentalidad de escasez que sucede cuando has sido subyugada durante mucho tiempo. Quiero decir, es asombroso pensar en todas las cosas que estamos viendo -por ejemplo, imágenes en directo de Marte-, pero que todavía estamos en una situación en la que las mujeres tienen que discutir si es importante que estén en la junta de su empresa mientras tantos hombres sienten la necesidad de afirmarse y de excluir a las mujeres de la toma de decisiones, de posiciones importantes y de la formulación de políticas. 

Parece anatema, pero esa es nuestra realidad. Y es una realidad urgente porque estamos en un momento de transformación. En todo el mundo, los sistemas políticos están cambiando la importancia que damos a la democracia, a la igualdad. Y si las mujeres no presentamos al menos una apariencia de frente unido, en el que insistamos en mantener nuestros derechos, será un mundo muy oscuro. El nivel de misoginia en este momento en el mundo parece ser mayor de lo que era en épocas anteriores. No es sólo el tipo habitual que ha existido siempre, siento que hay mucha rabia entre los hombres y el deseo real de hacer daño y de ver a las mujeres subyugadas.

En los últimos años, el término ‘empoderamiento’ se ha convertido en un ‘clásico’ de los encuentros, las políticas y las medidas sobre igualdad y mujeres. Usted es muy crítica con la evolución de ese término y su aplicación. ¿Qué ha pasado con el empoderamiento?

Lo describiría de dos maneras. Por un lado, el término procede originalmente de un colectivo de mujeres indias que lo definió como el movimiento para transformar las instituciones sociales, culturales y políticas de modo que reflejen la igualdad de género. Pasó de eso a ser adoptado por la ONU y formar parte de instrumentos transnacionales. El problema fue que pasó de ser una palabra que tenía significado a una de moda que sonaba bien y que todo el mundo quería poner en sus papeles. Ahora puede significar cualquier cosa, desde la compra de un determinado tipo de sujetador deportivo a luchar contra las guerrillas armadas en Nigeria. Cuando un término se diluye de esa manera, desafortunadamente, tiene muy poco impacto. Por eso ya no soy un gran fan de la palabra empoderamiento.

Por otro lado, soy columnista de un periódico paquistaní desde 2009. Durante gran parte de la guerra contra el terrorismo, yo estuve allí y se invertían cantidades increíbles de dinero en Afganistán y Pakistán para esta idea del empoderamiento. Era una situación muy difícil: como feminista diriges un refugio y de repente, el gobierno de Estados Unidos quiere darte 40 millones y quieres aceptarlo, pero al mismo tiempo era un feminismo ‘de goteo’. Es decir, pones dinero desde arriba y te permite hacer cosas, pero como no hay aceptación de los interesados, de abajo, tan pronto como Estados Unidos se fue, o tan pronto como se acabó la subvención, el proyecto se acabó. Se pusieron millones, por ejemplo, en proyectos para que las niñas afganas pudieran aprender a patinar o jugar al baloncesto o cosas que son buenas, pero si hablamos de una sociedad en la que las mujeres no tienen educación básica y viven en zonas muy alejadas, separadas unas de otras, sin atención sanitaria básica, entonces esa priorización es errónea. ¿Por qué se les da prioridad a que jueguen al baloncesto en lugar de a que puedan recibir las vacunas básicas? Por un lado, bombardeas su aldea y, por otro, decides que vas a construir una escuela en algún lugar.

Entiendo que entonces eso desacreditó esa idea del empoderamiento…

Manchó la idea del empoderamiento y del feminismo para toda una región del mundo, de modo que ahora si estás hablando sobre los derechos de las mujeres es algo controvertido y se considera inherentemente pro-estadounidense. Ese fue el otro motivo por el que llegué a la idea de la blanquitud, porque lo que intentaba mostrarles es que lo que realmente rechazan es la blanquitud, no el empoderamiento de las mujeres. Cuando se habla o se discute sobre los principios feministas, inmediatamente se te considera pro-occidental, pro-estadounidense, anti-Pakistán, anti-Afganistán. Por eso es tan importante separar estas ideas, porque está perfectamente bien que la gente se sienta como se siente sobre la blanquitud y el colonialismo, porque esa ha sido la base de su subyugación. Pero decir que todo discurso sobre la emancipación de las mujeres es de alguna manera occidental es incorrecto. Así que ahora el trabajo dentro de estas sociedades tiene que ser, y está sucediendo, observar a las mujeres dentro de sus propias culturas y saber que lucharon estas luchas desde hace mucho y crear una especie de narrativa indígena del feminismo.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/rafia-zakaria-problema-feminismo-blanco-creer-cultura-occidental-adecuada-igualdad_128_11933962.html


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lunes, 3 de febrero de 2025

Carmen de Burgos: una periodista pionera, feminista y republicana


Fuentes: Rebelión

¿Quién fue Carmen de Burgos, periodista y activista por los derechos de las mujeres nacida en 1867, en Almería, y fallecida a los 65 años en Madrid? Firmó una parte significativa de sus textos como Colombine, y la enciclopedia libre Wikipedia la sitúa como integrante de la Generación del 98 y la Edad de Plata […]

¿Quién fue Carmen de Burgos, periodista y activista por los derechos de las mujeres nacida en 1867, en Almería, y fallecida a los 65 años en Madrid? Firmó una parte significativa de sus textos como Colombine, y la enciclopedia libre Wikipedia la sitúa como integrante de la Generación del 98 y la Edad de Plata en España.

Asimismo como la primera periodista profesional en el estado español, redactora en el Diario Universal (periódico liberal, fundado en 1903 por el conde de Romanones), y una de las pioneras en desempeñar -en España- la corresponsalía de guerra; lo hizo desde Melilla, durante el verano de 1909 (conflicto entre el Estado español y las cabilas del Rif).

La también traductora participó en otros medios de comunicación –El Globo, La Correspondencia de España, la revista Nuevo Mundo o Heraldo de Madrid-, y tuvo relación –entre otros escritores- con el autor vanguardista Ramón Gómez de la Serna (conocido por el género de las greguerías).

Pedagoga que se desempeñó como maestra –en Guadalajara, Toledo o Madrid durante la primera década del siglo XX- y de ideología republicana (estuvo afiliada al Partido Radical-Socialista), Carmen de Burgos defendió el derecho al divorcio y el sufragio universal; rechazó la pena de muerte; su lucha militante se concretó, por ejemplo, en la Cruzada de Mujeres Españolas (1920) y en la presidencia de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas.

El Instituto Cervantes resalta, en su página Web, otras causas en las que la activista se implicó: el respaldo a la comunidad judía sefardí y las clases a personas invidentes/sordomudas, además de tomar parte en el Ateneo y la Asociación de la Prensa de la Madrid; la publicación de centenares de textos en la prensa de la época acreditan esta intervención pública (también en Tribuna Pedagógica; La Educación o La España Artística).

“Toda su lucha social –remarca la citada fuente- se ve reflejada en sus escritos; publica más de 50 historias cortas, muchas publicadas por entregas en El Cuento Semanal”; el Instituto Cervantes destaca algunas de las piezas narrativas: El tesoro del castillo (1907); Senderos de Vida (1908); Los negociantes de la Puerta del Sol (1919); El ‘Misericordia’ (1927) o Los endemoniados de Jaca (1932).

Carmen de Burgos Seguí publicó diversas novelas: La hora del amor (1916); Los espirituados (1923); Quiero vivir mi vida (1931); y ensayos: Arte de saber vivir (1918) y El arte de ser mujer. Belleza y perfección (1922).  

Al ensayo La mujer moderna y sus derechos (1927), se refirió la escritora Blanca Bravo Cela –también autora de la biografía Carmen de Burgos ‘Colombine’: contra el silencio (Ed. Espasa, 2003)-, en una reseña publicada por la Real Academia de la Historia (RAH); Bravo Cela subraya las aportaciones al feminismo de la periodista almeriense, así como las reflexiones sobre el divorcio, el sufragio universal, “la capacidad intelectual de la mujer y la libertad del amor”.

“El feminismo revolucionario es una consecuencia lógica de la opresión que sufre la mujer”, escribió Carmen de Burgos; seis años antes vio la luz El artículo 438, relato en que la autora se posicionaba contra las leyes discriminatorias hacia las mujeres.

Blanca Bravo Cela destaca otros aspectos de la biografía e ideario en el artículo de la RAH: el interés por la masonería; sus viajes (Argentina, Francia, Italia, Suiza o Portugal); los escritos biográficos (Gloriosa vida y desdichada muerte de don Rafael del Riego. Un crimen de los Borbones, de 1931); los “momentos de felicidad” al proclamarse la II República en abril de 1931; o las circunstancias del fallecimiento:

“Era octubre del año 1932, el país había sorteado el golpe de Estado de Sanjurjo en agosto y la República seguía con vida. Carmen peroraba en el Centro Socialista de Madrid ofreciendo una conferencia sobre cultura sexual; en uno de los momentos álgidos de la disertación, se detuvo” (por una parada cardiaca); la periodista fue soterrada en el cementerio civil de la capital española.

Habían pasado décadas desde que Carmen de Burgos comenzara a publicar en Diario Universal, una columna al día, que la autora orientaba a la audiencia femenina; se titulaba Lecturas para la mujer, y fue por aquellas fechas cuando empezó a utilizar el seudónimo Colombine, detalla la Red de Bibliotecas de los Archivos Estatales (REBAE).

En el libro Mis viajes por Europa, de 1917, la periodista escribió acerca de una de las regiones mineras de Suecia, Falun: “Se comprende que se conciba el infierno en el centro de la tierra. Todo lo que viene del subsuelo es terrorífico, amedrentador o misterioso. He vuelto a ver la luz con fruición después de salir de la galería de la mina de cobre de Falun. Salir de una mina es resucitar”.

En La mujer moderna y sus derechos, publicada en 1927 por la editorial Sempere de Valencia introduce –en el capítulo cuarto- sobre el Derecho a saber: “La mujer ha tenido que sostener una verdadera lucha para vindicar su derecho a la cultura (…)”; por ejemplo, “las leyendas mismas fueron tejiendo sus mallas en torno de la mujer para aprisionarla más. Son perniciosas las leyendas de Eva, de la Maya india, Isis, Tanit, Milita, de Minerva, de Diana (…)”.

En 2003 TVE emitió, dentro del programa Mujeres en la historia, un documental de 54 minutos sobre Carmen de Burgos, dirigido por María Teresa Álvarez; la película se iniciaba con una crónica de guerra que la reportera envió –el 10 de septiembre de 1909, desde Marruecos-, a Heraldo de Madrid.

Precisamente El cuento semanal, que veía la luz los viernes, insertó como reclamo en la portada del 29 de octubre de 1909 el relato de 18 páginas de Colombine, titulado En la guerra (Episodios de Melilla); así, la introducción exponía al lector las razones de esas cuartillas escritas con urgencia:

“Impresionada por las desgarraduras y crudezas de la guerra vista frente a frente, sin telégrafo ni censura por medio, necesitaba una sangría que me aliviara de todo el exceso de sangre que bebieron mis ojos y de cuya carga deplorable no sabía cómo aligerarme…”; ilustrada por Agustín y a la venta por 30 céntimos, Carmen de Burgos había redactado la novela en el campamento.



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