Un 29 de julio de 1911 nació en La Paz, Bolivia, Petronila Infantes. Sus discípulas y sus compañeras de lucha y militancia la llamarán Doña Peta.
Fuente:Acción Socialista Libertaria
De extracción popular, su madre era una respetada culinaria que trabajaba en las cocinas de la oligarquía paceña y de la que aprendió el oficio.
Petronila se acercó de jovencita a las ideas libertarias y en 1935 fue una de las fundadoras del Sindicato de Culinarias (S.C.). Las cholas anarquistas de la época no se detendrán y harán historia fundando nuevos sindicatos, integrados exclusivamente por mujeres: la Unión Femenina de Floristas, el Sindicato de Recoveras (que trabajaban en los mercados populares), el Sindicato de Viajeras al Altiplano (que agrupaba a mujeres que trajinaban entre la frontera entre Bolivia y Perú), los Sindicatos de Trabajadoras de Vianda, de Fruteras Minoristas o de Lecheras.
Hacia 1940, todas estas organizaciones (unas 12 en total) se reúnen en Congreso y refundan la FOF (Federación Obrera Femenina). Al poco tiempo, se afiliaran a la FOL (Federación Obrera Local), la aguerrida e histórica organización anarcosindicalista boliviana.
Las cholas libertarias, con Doña Peta a la cabeza, serán las animadoras del movimiento obrero paceño en la próxima década. Y pondrán el dedo en la llaga: combatirán en un escenario conservador, racista, clasista y patriarcal por excelencia, como era la Bolivia de los años 20s y 30s. Levantarán demandas específicas y tendrán un amplio frente de batalla: a las reivindicaciones obreras y libertarias, se le sumarán en un mismo haz, la reivindicación de su “choledad”, desarrollando un feminismo clasista, concreto, original.
Petronila lo ejemplificará claramente: “(…) Por el hecho de ser mujer se nos paga menos que al hombre y se nos hace trabajar más (…)” De allí la necesidad de construir organizaciones gremiales específicas: “(…) Porque la organización de las mujeres es pues así: nosotras mismas defendernos, nosotras mismas manejarnos (…)”
Madre soltera, siempre se negó al casamiento y a las convencionalidades patriarcales, religiosas y “morales” de la época, porque “(…) El matrimonio es negocio para el cura y el notario (…)”.
Hacia 1935, Petronila fue una de las protagonistas de la “Revuelta del Tranvía”, negándose a bajar del mismo con su pollera y canastas, que “ofendían y molestaban” a los señores y señoras de clase media que no querían compartir viaje con “esas cholas”. Doña Peta, militante integral de decenas de batallas, no fue la “Rosa Parks” sudamericana. Más bien deberíamos decir que Rosa Parks fue, veinte años después, la “Petronila del norte”.
De extracción popular, su madre era una respetada culinaria que trabajaba en las cocinas de la oligarquía paceña y de la que aprendió el oficio.
Petronila se acercó de jovencita a las ideas libertarias y en 1935 fue una de las fundadoras del Sindicato de Culinarias (S.C.). Las cholas anarquistas de la época no se detendrán y harán historia fundando nuevos sindicatos, integrados exclusivamente por mujeres: la Unión Femenina de Floristas, el Sindicato de Recoveras (que trabajaban en los mercados populares), el Sindicato de Viajeras al Altiplano (que agrupaba a mujeres que trajinaban entre la frontera entre Bolivia y Perú), los Sindicatos de Trabajadoras de Vianda, de Fruteras Minoristas o de Lecheras.
Hacia 1940, todas estas organizaciones (unas 12 en total) se reúnen en Congreso y refundan la FOF (Federación Obrera Femenina). Al poco tiempo, se afiliaran a la FOL (Federación Obrera Local), la aguerrida e histórica organización anarcosindicalista boliviana.
Las cholas libertarias, con Doña Peta a la cabeza, serán las animadoras del movimiento obrero paceño en la próxima década. Y pondrán el dedo en la llaga: combatirán en un escenario conservador, racista, clasista y patriarcal por excelencia, como era la Bolivia de los años 20s y 30s. Levantarán demandas específicas y tendrán un amplio frente de batalla: a las reivindicaciones obreras y libertarias, se le sumarán en un mismo haz, la reivindicación de su “choledad”, desarrollando un feminismo clasista, concreto, original.
Petronila lo ejemplificará claramente: “(…) Por el hecho de ser mujer se nos paga menos que al hombre y se nos hace trabajar más (…)” De allí la necesidad de construir organizaciones gremiales específicas: “(…) Porque la organización de las mujeres es pues así: nosotras mismas defendernos, nosotras mismas manejarnos (…)”
Madre soltera, siempre se negó al casamiento y a las convencionalidades patriarcales, religiosas y “morales” de la época, porque “(…) El matrimonio es negocio para el cura y el notario (…)”.
Hacia 1935, Petronila fue una de las protagonistas de la “Revuelta del Tranvía”, negándose a bajar del mismo con su pollera y canastas, que “ofendían y molestaban” a los señores y señoras de clase media que no querían compartir viaje con “esas cholas”. Doña Peta, militante integral de decenas de batallas, no fue la “Rosa Parks” sudamericana. Más bien deberíamos decir que Rosa Parks fue, veinte años después, la “Petronila del norte”.
Para quien quiera seguir buceando en la vida de Petronila y de las cholas libertarias, dejamos bibliografía recomendada:
– La choledad antiestatal (Huascar Rodríguez García) – Editorial Utopía Libertaria
– Los artesanxs libertarixs y la ética del trabajo (Silvia Rivera Cusicanqui y Zulmena Lehm) – Ediciones Madreselva y Tinta Limón.
– Anarquismos en confluencia (Ivanna Margarucci y Eduardo Godoy Sepúlveda) – Editorial Eleuterio.
– La choledad antiestatal (Huascar Rodríguez García) – Editorial Utopía Libertaria
– Los artesanxs libertarixs y la ética del trabajo (Silvia Rivera Cusicanqui y Zulmena Lehm) – Ediciones Madreselva y Tinta Limón.
– Anarquismos en confluencia (Ivanna Margarucci y Eduardo Godoy Sepúlveda) – Editorial Eleuterio.
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com
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