Por Lidia Falcón
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela ha aprobado la norma de que en las listas electorales de todos los partidos exista al menos un 40% de mujeres. La paridad tanto en los órganos de dirección como en las listas electorales había sido planteada en el Congreso Venezolano de las Mujeres, celebrado los días 6 al 8 de marzo de este año, y adoptada en sus conclusiones.
Posteriormente el gobierno aprobó tal decisión y así se se planteó ante el Consejo Nacional Electoral. También el Frente Nacional de Mujeres, agrupación de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) solicitó hace varios meses al Consejo Nacional Electoral (CNE) que las postulaciones para las elecciones legislativas tengan igual número de mujeres y hombres en sus candidaturas, y celebró el pasado lunes la paridad de sexos fijada por el organismo electoral para los comicios del 6 de diciembre. Con total adquiescencia la representante de ese Frente acudió este miércoles al “acto de presentación del reglamento para asegurar la participación política de hombres y mujeres en condiciones de igualdad”, en el Museo Bolivariano, en Caracas. Las mujeres de esa formación política declararon que esperan “que los hombres de la MUD cumplan con el reglamento, y que incluyan a las auténticas dirigentes políticas opositoras en sus candidaturas, y no a sus esposas”
Pues bien, hombres cualificados de esa misma MUD, se han lanzado a escribir artículos, a hacer declaraciones y a despotricar contra esa medida en el tono y la forma más soez que imaginarse puedan. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, ha sido víctima de una nueva ola de ataques misóginos con críticas que denigran desde su edad hasta su peso corporal pasando por el corte de su pelo. Al parecer tales insultos no son nuevos ya que desde hace tiempo Lucena ha sido objeto de múltiples burlas relacionadas con su estado de salud. Los medios de la derecha desde el año 2012 han difundido la información de que “un cáncer” acosa a la directora y que por tanto deben apartarla de sus funciones en el CNE. Incluso, en el 2013, el diario El Nacional, considerado el periódico progresista y democrático de Caracas, lanzó en un editorial la siguiente frase lapidaria: “Que Dios la perdone, doña Lucena, porque ya nosotros sabemos su destino”.
A su vez en La Patilla (otro periódico) consideran que se debe poseer una edad y nacionalidad determinada para dedicarse a la lucha feminista. Al parecer, para El Nacional, una mujer de mediana edad debe vestir, arreglarse y cortar el cabello según los cánones que ese periódico autoriza. Así, afirma: “Si bien ya supera los 56 años y es presidente reelecta del CNE, Tibi apareció hoy con una franela con un mensaje estampado como si fuera una ‘teenager’ (adolescente) estadounidense”, porque llevaba una camiseta con la leyenda impresa: “Hay palabras que matan, y quien ama no maltrata”. Uno de los eslóganes que se utilizan contra la violencia machista.
Ambos medios se hicieron eco de un misógino artículo de opinión titulado ¿De dónde saca Tibisa y Lucena la idea según la cual 40% de mujeres producirán una mejor Asamblea Nacional?, escrito por nada más y nada menos que por el “profesor universitario” Ezio Serrano, en el portal KonZapata. Una página dirigida (nadie sabe con que fondos, pues en la página sólo se visualiza una publicidad de Multinacional de Seguros) por la periodista (columnista de El Nacional) Elizabeth Fuentes y el “periodista de negocios” Juan Carlos Zapata, vinculado a medios como Tal Cual y El Mundo (jefe de redacción bajo la dirección de Teodoro Petkoff) o al grupo editorial Descifrado.
En este artículo, el profesor defiende que eliminemos los géneros femeninos de nuestro lenguaje pues nosotros hablamos “castellano de Castilla” y no “lenguas aborígenes”, por lo cual debemos seguir usando la expresión “los diputados de la Asamblea” para referirnos a hombres y mujeres pues “las diputadas de la Asamblea” no engloba a ambos. Yo no sabía que las lenguas aborígenes tienen la consideración de incluir el femenino.
A la par el profesor afirma cosas como que, “la mayor participación política de mujeres chavistas en posiciones de poder ha resultado nefasto”, pues además “es un mito” que la paz triunfe si se garantiza “la presencia femenina”. Todo como un simple y vulgar preludio para insultar a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia (Gladys Gutiérrez), la Fiscal General (Luisa Ortega Díaz), la ex Defensora del Pueblo (Gabriela del Mar), las “señoras” del CNE (Sandra Oblitas, Tania D’Amelio, por ejemplo), entre otras.
La MUD y medios aliados no soportan la idea de integrar mujeres a sus filas. Y lo explicitaron claramente: los hombres de la MUD, entre ellos el secretario ejecutivo, Jesús Chúo Torrealba, rechazaron la resolución alegando que se trata de “una maniobra” para “perjudicar sus candidaturas pues la mayoría son dominadas por candidatos hombres con apenas 17 mujeres postuladas”.
El Coordinador Internacional de la MUD, y el ex diplomático y también miembro del equipo internacional de la oposición “democrática”, han sostenido una conversación, el 25 de junio de 2015, que ha sido difundida en televisión, que es de antología.
Tiempo hace que conozco los malos modos que pueden utilizar los machistas para denigrar a las mujeres, y no digamos a las feministas, pero es difícil imaginar los términos en que los “demócratas” de la MUD (Mesa de Unidad Democrática), es decir la oposición al chavismo y al gobierno bolivariano venezolano, pueden emplear para insultar y humillar a la presidenta del CNE, al gobierno en general, y a las mujeres especialmente, en protesta por esa medida.
Esos señores, ex diplomático Norma Pino de Lion y el nada más y nada menos que coordinador de enlace nacional de la MUD, Edmundo González Urrutia, en un tono desgarrado, utilizando los términos más soeces –la utilización de las palabras sexuales más obscenas es repetitiva-, se refieren a Tibisay Lucena con adjetivos denigrantes (“estúpida”, “tarada”, “diabla”, “derviche”), dicen que a las mujeres no les importa la política, que habrá que poner a una prostituta, una burra o una huele-pega de candidatas. Añaden que la norma es inconstitucional y que “mañana habrá más estupideces”, como que “hay que poner el 20% de maricos y gays” o “el 15% de negros y después indios”.
Ver el vídeo:
Cierto es que, como yo defendía hace unos meses en un artículo, Los anticuados, en este mismo diario, el feminismo es y siempre ha sido de izquierdas. Por ello, esos hombres de derechas se sienten minusvalorados cuando las normas del gobierno bolivariano les obligan a respetar a las mujeres y a considerarlas sus compañeras en vez de sus sirvientas.
Una vez más se muestra como la derecha venezolana que se considera a sí misma la esencia de la democracia es una defensora de la ideología machista más reaccionaria. Es evidente que no puede haber democracia sin feminismo.
http://blogs.publico.es/lidia-falcon/
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