viernes, 15 de abril de 2011

Humanista difamada, Isotta Nogarola (1418-1466)


Isotta Nogarola representa el prototipo de mujer inteligente que lejos de ser aplaudida por el mundo, fue rechazada por los círculos intelectuales masculinos y por los celos y envidias femeninas. En la Italia humanista no hubo mucho espacio para el pensamiento femenino.

Círculo de humanistas
Huérfana de padre, Isotta Nogarola se crió junto a su hermana Ginevra en el hogar protector de su madre, Bianca Borromeo. Conocedora de las nuevas corrientes intelectuales que despertaban en la italia renacentista, Bianca no dudó en contratar a sabios preceptores que enseñaran a sus hijas las nuevas ideas humanistas.

El celibato y el saber
Al contrario que su hermana Ginevra, quien abandonó sus estudios para contraer matrimonio, Isotta decidió vivir una existencia célibe para poderse dedicar plenamente al estudio y la euridición. Su profunda e inteligente labor intelectual empezó pronto a ser conocida, que no reconocida, gracias a la relación epistolar que mantuvo con otros eruditos.

Rechazada por su saber
Pero el prestigio y la fama que empezaba a ganar la inteligencia de Isotta parece que no gustó a los sabios italianos quienes no dudaron en rechazar a la joven. En su afán por apartar a Isotta de los círculos del saber, no tuvieron inconveniente en criticar e incluso difamar su persona llegando incluso a ser acusada de incesto con su propio hermano.

Muchas damas veronesas, seguramente llevadas por los celos, la envidia y el rechazo ante una mujer tan sabia, se unieron a las voces contrarias a Isotta.

Recluida en defensa del saber
Humillada, Isotta aceptó el desprecio del mundo pero no renunció a su vida intelectual. A partir de ese momento y hasta el fin de sus días, viviría recluida en su palacio en el que se volcó de lleno en el estudio de las Sagradas Escrituras. Su obra De pari aut impari Evae atque Adae peccato supone uno de los textos más importantes y originales del humanismo italiano. Isotta reflexionó sobre la culpabilidad de Adán y Eva en el pecado original, dando a Adán parte de la responsabilidad que siempre se había adjudicado a Eva, a quien, sin embargo, culpaba de una fuerte debilidad femenina.

En su último periplo de reclusión, Isotta no estuvo sola. El noble veneciano Ludovico Foscarini fue un gran apoyo para ella. Ludovico ayudó a la joven en su camino de piedad y devoción cristiana.

Isotta Nogarola moría en su palacio de Verona en 1466.

 Si quieres leer sobre ella 

Las olvidadas, una historia de mujeres creadoras, Ángeles Caso
Género: Ensayo
Un maravilloso recorrido por la vida de mujeres excepcionales








Por Sandra Ferrer

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