Boabdil, hijo de Aisha, rinde el Reino de Granada a los Reyes Católicos |
La última reina de la Granada mora se llamaba Aïsha bin Muhammad ibn al-Ahmar. Sus súbditos le dieron el sobrenombre de “La Horra” (“Honesta” o “Honrada”) y sus enemigos cristianos la conocían como Aixa. Muchos nombres para una mujer de gran valor que capitaneó la resistencia mora contra la amenaza cristiana; una madre de gran coraje que se opuso a su propio marido para defender los derechos de su hijo.
La reina y la esclava
Hija de reyes, Aixa estaba casada con el rey nazarí Abu l-Hasan Alí, conocido por las crónicas cristianas como Muley Hacem. Reinó junto a su marido durante veinte años y le dio dos hijos y una hija. No era extraño que los monarcas de ambas religiones tuvieran relaciones extramatrimoniales. El problema venía cuando los hijos de las distintas madres eran una amenaza mutua en el reparto de títulos y herencias.
Muley Hacem se enamoró de Isabel de Solís, una esclava cristiana que islamizó con el nombre de Soraya y tuvo con ella dos hijos varones. Soraya no sólo desbancó a Aixa del corazón del rey sino que consiguió relegarda de su posición de sultana y amenazar el futuro de sus hijos.
Guerra civil en Granada
El último reino moro en la península, el reino nazarí de Granada se vio envuelto en una sangrienta guerra civil antes de caer en poder de los todopoderosos Reyes Católicos. Aixa se alió con los Abencerrajes, eternos enemigos del rey Muley Hacem para participar en una conspiración que le destronara. El golpe de estado tuvo éxito y Aixa consiguió poner en el trono a su hijo Boabdil. Pero las rencillas internas continuaron y debilitaron aún más la peligrosa situación en que se encontraba en reino de Granada.
Último paso en la Reconquista
A pesar de los esfuerzos de su madre porque Boabdil fuera un rey digno de llevar ese título, lo cierto es que pasó a la historia como el último rey de Granada, que no fue capaz de frenar los avances cristianos.
Durante mucho tiempo, los habitantes de ambos lados de la frontera convivían con más o menos respeto. Sin embargo, las querellas internas en el reino nazarí fueron debilitando sus posiciones defensivas, algo que los Reyes Católicos supieron aprovechar con audacia.
El primer golpe llegó en 1483, en la Batalla de Lucena, donde Boabdil fracasó y cayó prisionero de los cristianos. El Rey Fernando, conocedor de las intrigas palaciegas y problemas internos del tambaleante reino nazarí, lejos de mantenerle preso, pactó con Boabdil una libertad con condiciones: servir a la causa cristiana y el pago de un tributo.
Desde la triste derrota de Lucena hasta la caída definitiva de Granada, el rey Boabdil vivió episodios lamentables como la traición de su propio tío El Zagal, la muerte de su padre y la dura decisión de romper los acuerdos hechos con los Reyes Católicos.
Mientras Boabdil volvía a caer prisionero de los ejércitos cristianos, Aisha continuó con la fuerte resistencia mora. Hasta que ya nada se pudo hacer. El 2 de enero de 1492 caía Granada, siete siglos después de una larga Reconquista, en manos de los Reyes Católicos.
El desasosiego de una madre
Aisha y su hijo Boabdil dejaron su amada Alhambra para huir al exilio, primero en las Alpujarras, finalmente a Fez. Un romance popular ponía en boca de la madre Aisha estas famosas palabras: Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. Aunque no hay ninguna evidencia histórica de que dicha frase la pronunciara a su hijo Boabdil mientras éste miraba con tristeza el perfil de su querida Granada, simboliza sin duda, la derrota que Aisha sufrió como madre. Tras enfrentarse a su propio marido hasta el punto de provocar su caída en favor de un hijo amado, Boabdil no estuvo a la altura de la grandeza de su propia madre.
Por Sandra Ferrer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario