RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 28 de febrero de 2017

La menstruación secuestrada

EL TABÚ DE LA MENSTRUACIÓN

Mancha, huele y en muchos casos duele. Pero en los anuncios sigue apareciendo como un líquido azul. Aunque cada vez se habla más de la menstruación (gracias a la labor pedagógica de las activistas menstruales), aún es un tema que permaneceoculto. Porque tiene que ver con el cuerpo de la mujeres. Si los hombres menstruaran igual hoy tendríamos otro sistema social y laboral. Y tal vez se hubiera investigado más la regla. Y quizá no se aceptaría el dolor como ‘normal’.

“La menstruación es un tabú porque poner el foco en ella plantearía hacer un cambio en el sistema social y laboral”. Alicia Domínguez es especialista sanitaria, psicóloga, doula y autora del blog Üteropías. “Empecé a fantasear con la idea de cómo sería una sociedad organizada desde la salud femenina. Me la imagino más centrada en lo creativo que en lo productivo o lo competitivo, con un tono de relación amable, sin prisa, sin estrés asumido como normal, desde el cuidado, donde seamos dueñas de nuestro cuerpo y funcionemos según nuestras necesidades biológicas de descanso, placer o actividad. Desde un punto de vista auto-regulado y no socio-regulado”.
Cuando empezó a conocer los condicionantes socioculturales que influyen en la salud uterina (provocando patologías) se dedicó a profundizar en los procesos ginecológicos y fisiológicos. “Es revelador y revolucionario conocer tu cuerpo, tu menstruación, tus ciclos… Tiene una capacidad de generar cambios muy potente”.
Con su proyecto La Vía del Útero ofrece talleres a grupos de mujeres. “Nuestro útero responde a determinadas emociones. Vemos cómo es un útero que funciona de una forma saludable. Se trata de recuperar un lugar de referencia que no tenemos. Durante mucho tiempo ha sido concebido sólo como un espacio para tener hijos o un lugar de enfermedad y de dolor, no como vivencia en el cuerpo de la mujer. El útero fisiológicamente es un lugar de placer y de salud”.
El problema es que toda esa información no es tan accesible. Cuando a una niña le viene la regla, la frase que suele recibir es: “Ten cuidado, a partir de ahora te puedes quedar embarazada’. Desde ese momento, vivirá la menstruación como un tabú. Para normalizarla y visibilizarla, Diana Fabianoba dirigió el documental La Luna en ti, una película que ha cambiado la vida de muchas mujeres. “Las cartas que recibo me emocionan, mujeres que entendieron que no son las únicas a las que les pasan cosas, no son raras, no son cosas suyas. El dolor no es parte de ser mujer, no es su destino por ser mujer. Los médicos nos dicen que es lo normal, que la menstruación duele, que vas a parir con dolor. Lo han convertido en Biblia. Nadie debería sentir dolor, hay que cambiar eso. No hay una receta única, pero sí caminos individuales para cada una. Yo encontré el mío y me funcionó”.
"El útero es un lugar de placer y de salud"
El documental muestra, por ejemplo, cómo la danza del vientre de la terapeuta Mónica Lanzadera provoca cambios en las mujeres que se dedican a ellas mismas y ponen su atención hacia adentro”. El 80% de las mujeres sufre molestias físicas y psicológicas durante la menstruación. Sólo al síndrome premenstrual se le atribuyen 150 síntomas diferentes. Diana se fijó en que a nadie parece importarle que haya millones de mujeres infelices y un extraño silencio en torno a la menstruación. “Si a las mujeres se les deja espacio para menstruar sin presión, ellas son mucho más productivas en el resto del mes, si se acepta su propia naturaleza con sus espacios de descanso y cuidado, luego se rinde mucho más. Es bueno para la economía”.Para seguir divulgando, la directora hizo un segundo documental (Monthlies) dirigido a adolescentes, en el que desmonta mitos y aborda el tema con información y claridad.

Menstruar mola

Erika Irustra, investigadora, pedagoga y activista menstrual, asegura que ‘menstruar mola’. Lleva años dedicada a la educación a través de El Camino Rubí, una web que alberga la primera comunidad sobre ciclo menstrual (con escuela online incluida). “No puede ser que la mitad del planeta tenga el cuerpo mal. Yo no estoy mal. El mundo se ha diseñado sin la mitad del planeta y sobre ella. El problema es cómo se gestiona. Asumimos que el dolor es cosa nuestra, que es intrínseco o propio del cuerpo femenino, no del entorno estresante del sistema productivo. Nos sentimos culpables todo el rato y eso genera estrés y alteración hormonal con puntos de dolor. La manera en que comemos o dormimos (o no) nos afecta. Esto nos enferma. Aceptamos que somos nosotras las que fallamos. Respuesta que te dan: Ibuprofeno o ten un hijo”.
"El mundo se ha diseñado sin la mitad del planeta y sobre ella"
La investigadora explica que los temas de educación sobre la regla están en manos de la industria de higiene femenina o reproducción, sin tener en cuenta factores biológicos o emocionales, abordando la cuestión sólo desde la parte médica, farmacológica o de productos como compresas o tampones. A la industria tampoco le interesa hablar de la copa menstrual, una opción más ecológica, económica y saludable.
“La causa fundamental del tabú es que nosotras menstruamos y ellos no. Tenemos cuerpos de segunda. Si menstruaran ellos, el sistema social se organizaría en torno al ciclo menstrual. Seguimos regidos por una cultura judeocristiana, con cimientos culturales por los que las mujeres tenemos que superar el cuerpo que somos”. Y aunque hablar de la menstruación cada vez es más frecuente, asegura que se da una falsa normalización. “Hay una idea de que no es un tabú, es normal, es algo fisiológico, no pasa nada. Pero eso es mentira. Las compresas en los anuncios de televisión siguen manchándose de líquido azul. Las mujeres seguimos creyendo que no nos afecta, con un discurso normalizador que hace que no entendamos necesario conocernos. Pero cuando compartimos, nos damos cuenta. Tienes razón. No estás loca. Eres cíclica. No te pasa sólo a ti. Nos pasa a todas”.
"Las compresas en los anuncios de televisión siguen manchándose de líquido azul"
Para Diana, hay mucho interés aún hoy en que siga siendo un tabú por varios aspectos, uno de ellos económico. “Se convierte en vergüenza social menstruar, manchar la ropa. Muchas mujeres se ponen tampón e incluso compresa a la vez para asegurar que no se manchan, o cambian con más frecuencia la compresa para que no se note. Las multinacionales lo saben, les interesa que nos siga dando vergüenza. Las mujeres en Inglaterra hace unos meses salieron a la calle para decir que no quieren pagar el impuesto de lujo que llevan estos productos. Saben que nos callamos, que nos da vergüenza hablar de esto, que lo tapamos. Hacemos invisible la regla, como si no existiera. Estar guapa y deseable es estar sin sangre”.
La menstruación secuestrada
Y recuerda también el aspecto político. “La menstruación fue un argumento para que una mujer no fuera piloto o jefe porque no se podía confiar en su capacidad y responsabilidad, dada su inestabilidad. Argumento también para no ser sacerdotisas, son impuras, no son limpias, no hay que tocarnos cuando menstruamos. Llevamos milenios con esto en las religiones”.
En su documental habla de esa impureza por la que el catolicismo dictaba qué podían hacer o no las mujeres dado que la sangre menstrual ‘nublaba’ su capacidad para pensar.

Sobre tradiciones y mitos

Aunque la mayoría de las supersticiones sobre la menstruación son negativas, en Eslovaquia una antigua tradición cuenta que durante el invierno las chicas que estaban menstruando eran arrastradas en trineo por los campos para fertilizar la tierra. Diana entrevistó en México a la abuela Margarita, una sabia curandera maya. “Aprendí muchas cosas, ella y su tribu ven la sangre menstrual como algo muy valioso que hay que agradecer a la Madre Tierra. Riegan plantas y flores con sangre menstrual, les parece terrible tirar esos nutrientes, establecen ese vínculo con la tierra y la fertilidad”. Hay culturas en las que se enseñaba a las chicas desde edades tempranas a trabajar con sus cuerpos, aprendiendo a ejercitar el útero (el músculo más elástico). Los partos era indoloros, incluso orgásmicos. Lo que en otras épocas fue fuente de poder femenino, hoy es motivo de pérdida de poder y se vive como algo sucio.
Alicia subraya que en los años 50 se hicieron investigaciones sobre el útero y encontraron que en determinadas culturas no se concebía el dolor del parto y que para algunas mujeres incluso era un proceso placentero. “Luego Casilda Rodrigáñez ha hecho un trabajo precioso de recuperación de la información sobre sexología (que se ha quedado fuera de la información masiva a la que accedemos).
"Lo que en otras épocas fue fuente de poder femenino, hoy es motivo de pérdida de poder"
Los partos son dolorosos porque el útero está contraído. Durante una menstruación, un orgasmo y un parto, lo que pasa en el útero es lo mismo: se está moviendo. El útero en su estado de salud tiene un movimiento libre, tiene pulso”. Nuestras posturas corporales, la rigidez, la autoestima, la exigencia e imposición de un canon estético, las tensiones y otros factores lo contraen y eso genera dolor.
Una propuesta es recuperar la sensación física del útero y relajarlo. “Si tienes contracciones muy fuertes durante la regla, puede ser un desajuste bioquímico, a lo mejor lo puedes resolver con la alimentación, con magnesio. Pero otro aspecto importante es la relajación del útero”. Cita a Mónica Felipe-Larralde, autora del blog (Estudio sobre el útero), en el que plantea una relajación sencilla. Los resultados de su estudio demostraron que al hacer diariamente la relajación uterina, la mayoría de las mujeres dejaron de tener dolores menstruales. Para Alicia, liberar el cuerpo de la mujer es una revolución social. “Que la mujer conecte con su cuerpo y libere su sexualidad (la sexualidad no es sólo genitalidad, es energía vital), sus procesos hormonales, su capacidad creativa en sus ciclos de fertilidad. Tenemos muy avanzado el discurso de la igualdad y el feminismo pero en la práctica cotidiana tenemos muchos condicionantes interiorizados (sumisión, no demostrar demasiado placer, no expresar sensualidad).Se trata de recuperar eso pero para nosotras mismas, no con el fin de ser objeto de deseo. Recuperar nuestro sistema de placer como sistema de salud”.
Erika afirma que el autoconocimiento implica una revolución mundial. “Implica una cultura de la menstruación, del cuidado, para no tener enfermedades que no se investigan porque son nuestras. Yo creía que tenía un problema, que tendría que ir al psicólogo. De repente una semana me pongo a llorar, otra me río, ¿qué es esto? Me siento bien ahora en mi pellejo, menos vulnerable. Dejar de ser tu mayor enemiga para sentirte adecuada, apropiarte de tu cuerpo. Cuando naces niña es tuyo pero te lo alquilan. Hasta el Estado puede legislar sobre él. Vivimos como zombis en un cuerpo que no conocemos”.


fuente: http://www.publico.es/sociedad/menstruacion-secuestrada.html

domingo, 26 de febrero de 2017

Este cómic sencillo explica perfectamente lo que es el privilegio

El ilustrador de Auckland Toby Morris resume perfectamente lo que significa ser un privilegiado con este cómic creado para hacerte pensar.
Cuando decimos “privilegiados”, no nos referimos a esas personas que nacen en la realeza, o con padres millonarios. Nos referimos sin más a algunas personas que quizá han tenido cierto enchufe alguna vez en la vida, o han recibido ayuda, mientras que otros no han tenido jamás algo así. Por supuesto, no se puede culpar a la gente por recibir oportunidades, pero siempre está bien pensar en aquellos que no las tienen en absoluto. Echa un ojo a este cómic y lo entenderás. Es una historia corta titulada “En bandeja”, y tiene más de 200.000 likes. Es un cómic sencillo, pero esperamos que estés de acuerdo en que el mensaje es muy elocuente.
Más información en: Toby Morris (via: marcianosmx)

miércoles, 22 de febrero de 2017

Las europeas frente a la austeridad y a la deuda pública




Christine Vanden Daelen
CADTM

Traducido del francés  por Caty R.



La deuda, caballo de Troya de una guerra social sin precedentes contra los pueblos europeos, no es neutra en absoluto desde el punto de vista del género. Las medidas impuestas en nombre de la austeridad tienen género, tanto en sus características como en sus cifras.
Para la Unión Europea, el FMI y sus gobiernos cómplices, el único medio de resolver la crisis es aplicar rígidas medidas de austeridad.
Según el dogma neoliberal dichas medidas permitirían a los estados endeudados reembolsar sus deudas y recuperar el sacrosanto equilibrio presupuestario. En realidad ese «todo-austeridad» solo engendra un saqueo social sin precedentes en los países donde se aplica. El desastre humanitario que asola Grecia desde 2010 es la espantosa materialización de la aplicación de los Memoranda of Understanding (MoU) (1), que acompañados de reformas estructurales socialmente retrógradas destruyen el país a golpe de privatizaciones, aumento de impuestos injustos como el IVA, recortes de salarios, pensiones, sanidad, educación, cultura, etc. Además de la contradicción entre desarrollo social y austeridad cualquier análisis mínimamente profundo de la crisis de la deuda demuestra sin ambigüedad que tiene género, tanto en sus características como en sus efectos. Lejos de atacar a los responsables de esta crisis, los ricos y los grandes patrimonios, la austeridad afecta a las poblaciones más frágiles, las más precarias y por desgracia mayoritariamente a las mujeres, especialmente a las más vulnerables (madres solteras, jóvenes, ancianas, inmigrantes, mujeres procedentes de minorías étnicas, del medio rural…).
Así como los planes de ajuste estructural empobrecieron a las mujeres del Sur, los planes de austeridad están desangrando a las europeas. Privatizaciones, liberalizaciones y restricciones presupuestarias rebanan los derechos sociales de las mujeres, acentúan su pobreza, endurecen y agravan las desigualdades entre los sexos y socavan las «conquistas» feministas.
Vamos a analizar a lo largo de este artículo cómo las políticas de la deuda hacen retroceder los derechos sociales y económicos de las mujeres y castigan su emancipación en toda Europa.
Las mujeres en el centro de la destrucción de la protección social  
Para llevar a cabo las economías dirigidas a gestionar la «crisis de la deuda», los presupuestos de protección social sufren en Europa restricciones draconianas. Por todas partes asistimos a rebajas de las prestaciones por desempleo, sociales, ayudas a las familias, prestaciones por maternidad, por dependencia, etc.
Estos recortes afectan particularmente a las mujeres en tanto que todavía asumen el papel de responsables principales de las familias y sufren una mayor precariedad económica. Las mujeres dependen más de las prestaciones sociales que los hombres. Dado que las prestaciones y ayudas sociales constituyen una parte sustancial de sus ingresos en comparación con los hombres (2), son ellas quienes sienten más dolorosamente los efectos de los recortes en la vida diaria. Los grupos más vulnerables son las madres solteras, las ancianas y las inmigrantes.
Esta constatación resulta particularmente clamorosa en dos ámbitos:
  • Las medidas de austeridad frenan las políticas familiares de los estados
La decisión de la Comisión Europea de julio de 2015 de retirar la propuesta de ley para la ampliación del permiso por maternidad de 14 a 18 semanas es un ejemplo del fracaso de la UE, de sus Estados miembros, de invertir en una protección digna y humana de las mujeres europeas (3).
En el Reino Unido todas las subvenciones por embarazo, las prestaciones familiares y las rebajas de impuestos vinculadas al nacimiento de los hijos se han restringido o congelado. Otros recortes de prestaciones sociales, como las ayudas a la vivienda, afectan a las mujeres de forma desproporcionada. De hecho más mujeres que hombres dependen de esas ayudas. Un estudio del sindicato británico TUC revela que después de todas esas medidas las madres solteras han perdido al menos el 18 % de sus ingresos netos (4).
Mientras que a menudo las mujeres están desfavorecidas en términos de acceso y de nivel de las prestaciones por desempleo [en Alemania en 2010, del 47 % de mujeres desempleadas solo el 28 % accedía a las prestaciones por desempleo (5)] (6), las políticas de austeridad pretenden recortar más. En Bélgica, tras la reforma Di Rupo que preveía una rebaja mayor de las prestaciones por desempleo, la eliminación de la pensión vitalicia y el endurecimiento de la política de apoyo a los parados, el nuevo Gobierno MR-NVA ha puesto en marcha una auténtica caza al parado. Esas medidas restrictivas afectan especialmente a las mujeres, que son el 61 % de las personas excluidas del desempleo en 2016 (7).
  • Las políticas de austeridad minan los programas instaurando la desigualdad entre los géneros
Mientras que las medidas de promoción de la igualdad de géneros no debe ser un «lujo» reservado únicamente a los períodos de crecimiento económico, se constata muy claramente que la crisis de la deuda conlleva una disminución tanto de las políticas de atención como de financiación de los mecanismos de igualdad de los géneros, así como de la puesta en práctica de las leyes en la materia. En España se suprimió el ministerio de Igualdad y lo absorbió el ministerio de Sanidad en 2010 mientras en Italia el presupuesto de las políticas familiares pasó de 185,3 a 19,8 millones de euros entre 2011 y 2013 (una rebaja del 89%) (8), a pesar de que la importancia de esas políticas es particularmente clamorosa en períodos de recesión.
Las asociaciones de promoción de las mujeres también están en el ojo del huracán de las restricciones presupuestarias impuestas en nombre de la deuda. Por todas partes de Europa la planificación familiar, los centros de mujeres, casas de acogida para mujeres violadas y maltratadas, líneas de escucha y ayuda telefónica para mujeres en situación de crisis, refugios para mujeres y niños… se enfrentan a una disminución de subvenciones tanto públicas como privadas. Claramente la crisis es sinónimo de una feminización de la pobreza y de una acentuación de su precariedad, tanto económica como psicológica y física (las cifras demuestran que las violencias domésticas aumentan con las crisis), las asociaciones de mujeres –que podrían ofrecer apoyo y perspectivas- cada vez son menos accesibles y deben reducir la cantidad y la calidad de los servicios que pueden proporcionar a las mujeres.
Del Estado social a la «Madre social»  
La austeridad constituye un ataque en regla a los servicios públicos: servicios sociales, sanidad, educación energía, transportes, infraestructuras… ¡A todos! Todos se reducen, se suprimen, se privatizan y/o sus precios aumentan considerablemente. Este saqueo del Estado social afecta en primer lugar y triplemente a las mujeres, ¿por qué?
  • Siendo mayoritarias en la función pública (9) las mujeres son las primeras víctimas de las políticas de despidos masivos impuestos por todas partes en Europa.
  • Además las mujeres son las usuarias mayoritarias de los servicios públicos. Su participación en el mercado del trabajo depende de servicios a la infancia accesibles, también tienen que recurrir más a los servicios sanitarios para sí mismas (atención ginecológica, al embarazo, a la maternidad y también a una vida más larga…) o para sus próximos, ellas utilizan más los transportes públicos, etc. Los servicios colectivos de calidad, en número suficiente y asequibles económicamente, constituyen mecanismos insoslayables de la igualdad de los sexos, de la autonomía financiera de las mujeres y finalmente de su independencia.
  • Finalmente son ellas quienes deben, con un aumento de su trabajo sin remunerar e invisible, garantizar las tareas de cuidados y educación abandonadas por la función pública. En muchos casos esta carencia de servicios públicos es suplida por el trabajo de mujeres inmigrantes y sin papeles, muy a menudo explotadas, sin acceso a ninguna forma de protección social y expuestas a violencias racistas y sexistas. Asistimos así a una verdadera sustitución de los papeles y las responsabilidades esenciales del Estado hacia lo privado y por lo tanto hacia las mujeres, impidiéndoles participar plenamente en todas las esferas de la vida. En nombre de la deuda pública ha tenido lugar una traslación: del concepto de «Estado social» hemos pasado al de «Madre social». Y eso gratuitamente para reducir los gastos, reembolsar a los banqueros y pagar la deuda: ¡Qué bonita es la crisis! Las políticas de austeridad, al penalizar el derecho de las mujeres al empleo obligándolas a regresar a la esfera privada y volver a endosarles su papel «tradicional» de madre y/o esposa en el hogar, además son poderosos mensajes de reactivación de una ideología patriarcal, conservadora y sexista.
La disminución de la financiación pública en el sector de la sanidad, debido a las políticas de austeridad, tiene repercusiones directas sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres, así como sobre sus condiciones de trabajo (son trabajadoras mayoritarias en el sector de la sanidad).
Por todas partes en Europa cada vez se destinan menos ayudas públicas a la prevención del VIH, al aborto, a la planificación familiar, a los servicios sanitarios pre y posparto y a los cuidados sanitarios preventivos de las mujeres. Las maternidades y centros ginecológicos son generalmente los primeros servicios hospitalarios suprimidos en nombre de las economías a realizar para reembolsar la deuda. Así, durante el último decenio, al menos el 20 % de las maternidades francesas se han cerrado (10).
En Grecia, antes de la llegada de Syriza al poder, la troika obligó a las mujeres a pagar 1.000 euros por traer al mundo a sus hijos (11).
Además hay que señalar que en los países donde, después de duras batallas, las mujeres conquistaron la autodeterminación reproductiva esta se ataca sin cesar. Lejos de hallarse generalizado en Europa, el derecho al aborto siempre es frágil. En 2014 en España casi desaparece. Sin las manifestaciones masivas en la calle y la solidaridad internacional las españolas no podrían practicar la interrupción voluntaria del embarazo. Y aunque generalmente el derecho al aborto es el resultado de intensas movilizaciones su aplicación real está lejos de estar garantizada. Paralelamente a las presiones de los lobbies políticos-religiosos, las coacciones puramente pragmáticas, como las dificultades de acceso a los servicios y centros de interrupción voluntaria del embarazo, los plazos de espera más largos, una falta de médicos especialistas y un fallo manifiesto de información, impiden a numerosas mujeres recurrir en la práctica al aborto. Al obstaculizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la deuda no solo aniquila la libertad de las mujeres de escoger qué tipo de vida quieren tener y en qué momento, sino que además refuerza simultáneamente las corrientes de pensamiento reaccionarias por las cuales las mujeres son en primer lugar madres y preferentemente madres en el hogar.
Cuando se toma en consideración el conjunto de los perjuicios causados por el «sistema deuda» sobre la salud pública y por extensión sobre la de las mujeres, se impone una conclusión: con la aplicación de la austeridad, la salud ya no se considera un derecho humano fundamental, sino una mercancía que hay que comprar en el mercado. Cualquier noción de asistencia y de servicio público accesible a todas las personas independientemente de sus rentas y/o su posición social se elimina. Solo domina la lógica del beneficio privado.
Movilizaciones feministas frente a la crisis  
Como hemos visto a lo largo de este artículo, la deuda y sus políticas son contrarias a cualquier intención liberadora de las mujeres: no solo socavan su autonomía económica, así como cualquier posibilidad de acceder a los medios para conciliar sus diferentes etapas de vida (12) –por la vía, entre otras, del acceso a los servicios públicos- sino que además pretenden que las mujeres soporten mayoritariamente el peso de la crisis. A causa de su posición más frágil en el mercado laboral, y por lo tanto de un poder de negociación disminuido, las mujeres aceptan más «fácilmente» que los hombres las condiciones precarias, con un salario menor y sin seguridad social. Ellas están en primera línea de los recortes en los sectores de la sanidad, la educación, del sector servicios en el que son al mismo tiempo usuarias y empleadas mayoritarias. Por todas partes la austeridad impulsa una feminización de la pobreza, una precarización del empleo femenino, un aumento considerable de su carga de trabajo gratuito para amortiguar los efectos devastadores de la crisis que además destruye las «conquistas» feministas… y por lo tanto las mujeres, dado que soportan las peores consecuencias de la crisis, no tienen por qué pagar ninguna deuda de ningún tipo. Son ellas las auténticas acreedoras a nivel nacional e internacional. Son titulares de una enorme deuda social. Sin su trabajo gratuito de producción, de reproducción y de cuidados a las personas nuestras sociedades simplemente se desmoronarían.
Por todas partes en Europa los movimientos feministas trabajan para reforzar la resistencia de las mujeres frente a la destrucción de sus derechos. A principios de 2011 se creó en Grecia la iniciativa «Mujeres en movimiento contra la deuda y las medidas de austeridad». El objetivo de este movimiento independiente, pionero en Europa en la lucha contra la deuda y las medidas de austeridad, es establecer un frente coordinado de las feministas europeas contra el «sistema deuda».
Esas mujeres exigen auditorías de las cuentas públicas nacionales y locales y también auditorías de hospitales, centros sociales, escuelas… Iniciaron y participaron en los movimientos «nosotros no pagamos», que rechazan pagar los transportes públicos cuyo precio se triplicó para reembolsar la deuda en Grecia, los nuevos peajes de carreteras y los nuevos impuestos injustos aplicados a los pobres y a la clase media. A finales de 2014 contribuyeron a la creación de una casa de solidaridad de las mujeres, espacio abierto y autogestionado que tiene el objetivo de ayudar a todas aquellas que sufren a causa de la austeridad, a las mujeres que viven en la pobreza absoluta y están angustiadas.
En los últimos años se está desarrollando una gran solidaridad europea desde muchos países de Europa hacia Grecia en colaboración con la iniciativa «Mujeres en movimiento contra la deuda y las medidas de austeridad»: caravanas ciudadanas desde Italia, Francia, Bélgica, etc., continúan organizándose para aportar medicamentos, bienes de primera necesidad y para sensibilizar a los demás pueblos europeos sobre la crisis humanitaria que ese país atraviesa.
La Marcha Mundial de las Mujeres organizó en 2015 una caravana feminista para aportar el apoyo de esta organización a todas las mujeres de Europa en lucha contra las políticas de austeridad, el patriarcado y la represión gubernamental (13).
El 6 de marzo de 2015 los colectivos Elles s’enmêlent, Vie Féminine Bruxelles, el CADTM, Monde selon les Femmes, la Marcha Mundial de las Mujeres y la CSC (Confederación de Sindicatos Cristianos) lanzaron públicamente el Comité de Acción « ¡V’là la facture!» (¡Aquí está la factura!). Su objetivo consiste en poner de relieve los impactos específicos sobre las mujeres de las medidas de austeridad decididas por el Gobierno belga: pérdida de plazas para niños y personas mayores, fin de la prestación de inserción vitalicia (14), etc. Las militantes del Comité «¡V’là la facture!» rechazan la socialización de las deudas de los bancos y las medidas de austeridad que recortan los gastos públicos. Para ellas el Estado no tiene una deuda con los bancos, sino con las mujeres que trabajan gratuitamente a falta de servicios públicos suficientes y de calidad. De ahí la idea de enviar una factura al Estado: «se enviará la factura al Estado para que reembolse todas las horas de trabajo gratuito que nosotras hacemos para compensar, entre otras, la falta de guarderías y de asistencia a las personas mayores. Queremos que el Estado invierta esas sumas en la refinanciación de los servicios públicos y la protección social».
La plataforma exige:
  • La detención inmediata de los planes de austeridad impuestos en nombre de una deuda que no ha beneficiado a las poblaciones.
  • Una auditoría feminista con el fin de identificar la deuda ilegítima y el impacto específico de la austeridad sobre las mujeres tras el desmantelamiento de los servicios públicos y la protección social. Todo el dinero economizado a costa de las mujeres debe reinvertirse en los sectores sociales, especialmente en la refinanciación de las prestaciones sociales y en los servicios de acogida a los niños y a las personas dependientes.
  • Una fiscalidad que deje de favorecer a los ricos.
Así, a través de diversos y múltiples modos de acción, las mujeres están claramente en marcha contra la deuda ilegítima. Sus iniciativas, determinación y solidaridad refuerzan los movimientos sociales que denuncian la austeridad total en provecho exclusivamente del mundo de las finanzas y contra los pueblos. Apropiándose y encarnando las luchas y reivindicaciones de las feministas, esos movimientos serán más representativos y añadirán las fuerzas de las poblaciones más afectadas por esa austeridad absurda, recesiva y totalmente injusta que destruye cualquier forma de Estado social susceptible de contribuir a la auténtica liberación de todas y todos.
Notas:
(1) «Planes de rescate económico» impuestos a Grecia por la troika.
(2) En el Reino Unido, en promedio, una quinta parte de la renta de las mujeres está compuesta de prestaciones, ayudas sociales y exenciones fiscales en comparación con una décima parte, en promedio, para los hombres.
(4) Confederación Europea de Sindicatos, CES, encuesta del 8 de marzo de 2011, p. 19. https://www.etuc.org/IMG/pdf/8_Marc...
(5) M. Jaspeen, European Trade Union Institute (ETUI), «Aspects contemporains de la crise au féminin», intervención en el Seminario Le nerf de la guerre… des sexes. Rapports sociaux et argent, organizado por la Universidad de las Mujeres, Bruselas, 16 de diciembre de 2010.
(6) Los sistemas de protección social continúan basándose en el concepto de una carrera ininterrumpida durante una vida profesional de 40 a 50 años, lo que raramente corresponde al ciclo de la vida profesional de las mujeres.
(8) Malfer L. & autres, Family audit: la certificazione familiare aziendale, Franco Angeli, 2014.
(9) En Europa las mujeres representan el 70 % de la fuerza laboral de los servicios sociales y de sanidad y el 60 % de las enseñanzas primaria y secundaria. Ver Oxfam International/European Women’s Lobby, Op. Cit., p 24-25.
(10) «Ces maternités qui doivents améliorer… ou fermer», Guillaume Guichard, 22/01/2015, Le Figarohttp://www.lefigaro.fr/conjoncture/...
(12) Equilibrio entre tiempo de vida profesional, familiar y personal de las mujeres.
(14) La prestación de inserción es una prestación para demandantes de empleo accesible después de los estudios. Desde el 1 de enero los jóvenes sin empleo que tienen más de 25 años podrán beneficiarse de una prestación de inserción.