Por Azucena Martin
Gracias a un vídeo lanzado en colaboración con Change.org, estas cuatro científicas han podido dar a conocer su historia, animando a otras mujeres en su situación a contar sus casos personales.
El pasado mes de marzo, María de la Fuente, licenciada en farmacia y doctora en tecnología farmacéutica y nanomedicina, lanzaba en la plataforma Change.org una petición dirigida al Instituto de Investigación Carlos III, para que dicho centro acabara con la discriminación laboral que sufren las mujeres por el simple hecho de ser madres.
Hoy lanzamos la campaña #oCientíficaoMadre: cuatro investigadoras dan su testimonio en vídeo sobre cómo la maternidad las ha penalizado. Sienten que deben elegir entre su carrera o su decisión de tener hijos. ¿Te sientes identificada? Cuéntalo usando el hashtag #oCientíficaoMadrepic.twitter.com/5tpds4JhAp— Change.org España (@change_es) August 16, 2018
Muchos casos que contar
En el vídeo, que fue estrenado este jueves 16 de agosto, María de la Fuente, Carmen Agustín, Ana Isabel González-Tablas y Diana de la Iglesia comparten cómo se vieron afectadas sus carreras laborales por la maternidad.
María de la Fuente, después de posponer su primer embarazo más de lo que hubiese deseado, tuvo a sus dos hijos con 35 y 37 años. Eso le supuso un total de 13 meses de baja, ha dicho en entrevista vía telefónica con Hipertextual. Pasado ese tiempo, al acudir a una evaluación obligatoria de sus méritos de cara a continuar con su puesto laboral y promocionar, le contaron dicho periodo como tiempo trabajado, por lo que se vio seriamente en desventaja con respecto al resto de sus compañeros.
Igualmente dramática resulta la historia de Diana de la Iglesia, ingeniera informática y doctora en inteligencia artificial. Como relata en el vídeo, se quedó embarazada seis meses después de finalizar su tesis doctoral, tras decidir que era el mejor momento para conciliar la maternidad con su carrera profesional. Sin embargo, tuvo que abandonar el proyecto de investigación en el que se encontraba por no poder compatibilizarlo con el cuidado de su bebé.
Ana Isabel González-Tablas, ingeniera de telecomunicaciones y doctora en ingeniería informática, decidió esperar hasta que su primera hija tuvo 10 meses para realizar una estancia de investigación post doctoral. Sin embargo, no pudo optar a las ayudas para la movilidad ofertadas por su universidad por no haber defendido la tesis en los cuatro años anteriores al último día de la presentación de la solicitud. Durante ese periodo había sido madre y sólo lo excedía por 15 días, pero no se le tuvo en cuenta.
En cuanto a Carmen Agustín, bióloga y doctora en neurociencias, hasta los 38 añosno se planteó la maternidad, ya que sólo había dispuesto de contratos precarios de corta duración, acompañados de varias mudanzas al extranjero.
Puedes ser lo que quieras, ¿seguro?
“Se están llevando a cabo muchos esfuerzos por crear vocaciones científicas en las niñas, pero eso no sirve de nada si luego se encuentran con este problema”, aseguró María de la Fuente a este medio, y añadió: muchas mujeres en formación que trabajan en mi laboratorio están aprendiendo que, llegado el momento, tendrán que elegir si quieren ser madres o seguir con su carrera.
Además, apuntó, si bien cada vez hay más mujeres científicas trabajando en centros de investigación, a medida que se asciende a cargos más elevados, aumenta la proporción de hombres notablemente. Esto es lógico si no se tienen en cuenta las bajas por maternidad a la hora de evaluar los méritos de cara a un ascenso de categoría. Coinciden con ella Carmen Agustín y Ana Isabel González-Tablas, quienes también añadieron que muchas mujeres tampoco ascienden a puestos más elevados porque no se creen que sean capaces de hacerlo.
Pero la penalización a la hora de obtener un ascenso no es el único problema al que se enfrentan las investigadoras. Como explica González-Tablas, las mujeres que trabajan en investigación se enfrentan a diario a tareas que dificultan mucho el cuidado de los hijos. “Se trata de un trabajo muy personal, que difícilmente puede sustituir otra persona”, aseguró al otro lado del teléfono. “Terminas llevando trabajo a casa y sacrificando tu tiempo libre y tu vida personal”.
El peligro de retrasar la maternidad
Tanto estas como otras científicas se han visto con la necesidad de posponer su maternidad hasta la llegada de un poco de estabilidad a su vida. Carmen Agustín, por ejemplo, ha contado a Hipertextual que ella ha tenido que posponer la maternidad hasta los 38 años, coincidiendo con la firma de su contrato más largo, de cinco años. ¿Pero hasta cuándo es viable posponerlo?
No se puede luchar contra la biología. Tener hijos a partir de ciertas edades no sólo resulta mucho más complicado, sino que, además, puede ser bastante peligroso.
Como señala la doctora Anna Veiga, del centro Dexeus Mujer, en su libro “Ser madre a los 40 (y más allá)”, a partir de los 35 años, la reserva ovárica disminuye y los óvulos que quedan son de peor calidad. Esto hace muy difícil alcanzar el embarazo natural e incluso disminuye las probabilidades de éxito de la fecundación in vitro, que disminuyen hasta un 15-18% en mujeres de 40 o 41 años.
También aumentan los casos de abortos y de recién nacidos afectados por trastornos cromosómicos, como el síndrome de Down. ¿Es realmente necesario enfrentarse a estos riesgos por esperar una estabilidad laboral cuya fecha se desconoce?
Un problema injustamente normalizado
El objetivo de esta campaña es dar a conocer un problema del que no se habla por estar totalmente normalizado. Nadie ve como algo extraño que se deba retrasar el momento de tener el primer hijo o que haya que trabajar durante periodos que están establecidos por ley para la dedicación a la maternidad.
Tanto María de la Fuente como Carmen Agustín y Ana Isabel González-Tablas coincidieron en sus declaraciones a este medio sobre que este es un problema de todas las mujeres que se dedican a la ciencia y de las que trabajan en otros ámbitos. Por eso, animan a todas las científicas a contar su experiencia en redes sociales a través del hashtag #oCientíficaoMadre y a las profesionales de otros sectores a alzar también la voz.
En sólo un día el hashtag cuenta ya con más de 600 tweets y miles de personas conocen la historia de estas y tantas otras mujeres, que lo único que desean es no tener que elegir entre sus hijos y su carrera. Al fin y al cabo, los hombres no suelen tener que hacerlo.
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com
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