Mujeres & Irán
Béhrous Arefi
Viento sur
El 27 de diciembre de 2017, la víspera del inicio de las protestas populares en a las que además participaron numerosas mujeres, Vida Movahéd se encaramó sin velo y con un tela blanca sujeta en lo alto de un palo (1) en la calle a un cuadro eléctrico a pocos metros de la Universidad de Teherán. Según la legislación de la República Islámica de Irán, el juez puede condenar a una mujer que aparece en público sin hiyab a una multa simbólica del orden de 10 € o a una pena de cárcel que puede oscilar de 10 días a 2 meses. De 31 años de edad y madre de un bebé de 19 meses, esta joven mujer fue detenida enseguida y transferida a la prisión de Evin.
Finalmente, fue liberada un mes después gracias a los esfuerzos de la abogada Nasrin Sotoudeh, militante de los DDHH y ella misma encarcelada 3 años entre 2010 y 2013. Sin embargo, fue necesario que abonara una fianza equivalente a 50 salarios mínimos mensuales. Este acto heroico fue retomado por otras mujeres en la capital y después en otras ciudades.
La segunda mujer que se atrevió a quitarse el velo se llama Narguesse Hosseini. De 32 años, y originaria del centro de Irán, es estudiante de un máster de sociología. También fue detenida, después encarcelada en la prisión de Ghartchak, conocida por sus malas condiciones sanitarias. La misma abogada aceptó defenderla y, específicamente, declaró que, incluso si tenía los medios para hacerlo, su cliente rechazaría pagar la fianza de 90.000 € que le pedían. Siempre según su abogada, Narguesse Hosseini está acusada de consumo de drogas, así como de “incitación a la corrupción” lo que en Irán equivale a ¡la apertura de un burdel! La invención de acusaciones de este tipo no es nuevo pues el régimen es un experto en este ámbito.
Otras mujeres, en Teherán y en diversas ciudades han desafiado la misma prohibición. Se han presentado en público sin velo y con una tela blanca sujeta a un palo. Según la policía iraní, 29 mujeres habría sido detenidas el 1 de febrero (información confirmada por Amnistía Internacional). Una radio en persa radicada en el País Vasco entrevistó a una de las participantes en este movimiento: “Cuando salí de mi casa para ir a ese banco, me latía el corazón con fuerza. Claro que tenía miedo porque no sabía qué iba a ocurrir. Cuando llegué, enganché mi pañuelo al palo y el momento fue muy emocionante”.
El 29 de enero se quedó 30 minutos subida al banco. Y cuenta entre otras cosas: “mi acción no se reduce solo a quitarme el pañuelo.Cuando reflexiono bien, me doy cuneta de que un estado que que no respeta la forma como yo me quiero vestir, interviene en todas nuestras opciones personales, públicas, sociales, y políticas, es una dictadura, la peor de las dictaduras”.
Esta nueva y audaz forma de desafiar públicamente al régimen no se limita a las mujeres jóvenes. Por ejemplo, en un día gélido, se ha visto a una mujer muy mayor con la espalda encorvada, subirse con la ayuda de su bastón y hacer el mismo gesto. Todos estos actos audaces son un símbolo de rechazo de numerosas iraníes a seguir soportando lo que han sufrido las mujeres desde hace 40 años.
Justo antes del gesto de Vida Movahéd, esa mujer antes desconocida, la bandera blanca sin duda era el signo y el símbolo de la paz, pero también el de la rendición y la capitulación. De aquí en adelante, también significa la insumisión, el desafío, la desobediencia, la audacia... Señalemos que en el extranjero también hubo tentativas para recuperar parecidos actos heroicos.
Especialmente, es el caso de una periodista de origen iraní, antiguamente reformadora y que en la Voice of America (2) milita por la restauración de la monarquía del Sah, barrida por la revolución de 1979.
Finalmente, fue liberada un mes después gracias a los esfuerzos de la abogada Nasrin Sotoudeh, militante de los DDHH y ella misma encarcelada 3 años entre 2010 y 2013. Sin embargo, fue necesario que abonara una fianza equivalente a 50 salarios mínimos mensuales. Este acto heroico fue retomado por otras mujeres en la capital y después en otras ciudades.
La segunda mujer que se atrevió a quitarse el velo se llama Narguesse Hosseini. De 32 años, y originaria del centro de Irán, es estudiante de un máster de sociología. También fue detenida, después encarcelada en la prisión de Ghartchak, conocida por sus malas condiciones sanitarias. La misma abogada aceptó defenderla y, específicamente, declaró que, incluso si tenía los medios para hacerlo, su cliente rechazaría pagar la fianza de 90.000 € que le pedían. Siempre según su abogada, Narguesse Hosseini está acusada de consumo de drogas, así como de “incitación a la corrupción” lo que en Irán equivale a ¡la apertura de un burdel! La invención de acusaciones de este tipo no es nuevo pues el régimen es un experto en este ámbito.
Otras mujeres, en Teherán y en diversas ciudades han desafiado la misma prohibición. Se han presentado en público sin velo y con una tela blanca sujeta a un palo. Según la policía iraní, 29 mujeres habría sido detenidas el 1 de febrero (información confirmada por Amnistía Internacional). Una radio en persa radicada en el País Vasco entrevistó a una de las participantes en este movimiento: “Cuando salí de mi casa para ir a ese banco, me latía el corazón con fuerza. Claro que tenía miedo porque no sabía qué iba a ocurrir. Cuando llegué, enganché mi pañuelo al palo y el momento fue muy emocionante”.
El 29 de enero se quedó 30 minutos subida al banco. Y cuenta entre otras cosas: “mi acción no se reduce solo a quitarme el pañuelo.Cuando reflexiono bien, me doy cuneta de que un estado que que no respeta la forma como yo me quiero vestir, interviene en todas nuestras opciones personales, públicas, sociales, y políticas, es una dictadura, la peor de las dictaduras”.
Esta nueva y audaz forma de desafiar públicamente al régimen no se limita a las mujeres jóvenes. Por ejemplo, en un día gélido, se ha visto a una mujer muy mayor con la espalda encorvada, subirse con la ayuda de su bastón y hacer el mismo gesto. Todos estos actos audaces son un símbolo de rechazo de numerosas iraníes a seguir soportando lo que han sufrido las mujeres desde hace 40 años.
Justo antes del gesto de Vida Movahéd, esa mujer antes desconocida, la bandera blanca sin duda era el signo y el símbolo de la paz, pero también el de la rendición y la capitulación. De aquí en adelante, también significa la insumisión, el desafío, la desobediencia, la audacia... Señalemos que en el extranjero también hubo tentativas para recuperar parecidos actos heroicos.
Especialmente, es el caso de una periodista de origen iraní, antiguamente reformadora y que en la Voice of America (2) milita por la restauración de la monarquía del Sah, barrida por la revolución de 1979.
Notas:
(1) Declaración pública de Amnnistía de 24/01/2018: https://www.amnesty.org/download/Documents/MDE1377832018FRENCH.pdf.
(2) Al contrario a la Deutsche Welle, Radio France internationale o BBC World Service, VOA está directamente controlada por el gobierno de Estados Unidos.
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com
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