viernes, 19 de mayo de 2017

Si eva levantara la cabeza


Por Carlo Frabetti
arta abierta a Alfonso Sastre en el décimo aniversario de la muerte de Eva Forest.
Por Carlo Frabetti
Querido Alfonso:
Hace ya diez años que Eva nos dejó, viudo a ti y huérfanos a muchas y muchos, aunque, como dijiste en su funeral, siga aquí, luchando a nuestro lado y alentándonos con su ejemplo vivo.
Han pasado muchas cosas en esta última década, y no todas buenas, y a menudo me pregunto qué diría Eva de la situación actual. Otros amigos y camaradas inolvidables nos han dejado, algunos muy prematuramente: Quintín Cabrera, Vicente Romano, Hugo Chávez, Fidel Castro… Y otros de cuyos nombres no quiero acordarme nos han dejado de una manera menos dolorosa pero más lamentable, cansados de nadar a contracorriente y dejándose arrastrar por el río que nos lleva, como si el miedo o la comodidad les hubieran hecho olvidar adónde nos lleva ese río (que algunos llaman sistema y nosotros llamamos capitalismo, que es su nombre verdadero y brutal). Si Eva levantara la cabeza se apenaría por las muertes y las deserciones, y diría, una vez más, ante el penoso espectáculo de nuestro circo político-mediático, que “sería de reír si no fuera de llorar”; pero se alegraría al ver que sus tres patrias (Euskal Herria, Catalunya y Cuba) siguen luchando contra viento y marea por su independencia y su identidad.
Nunca olvidaré mi última conversación con Eva, un par de días antes de su muerte. “Estoy en mi mejor momento”, me dijo con convicción. Que una persona de ochenta años, en pleno uso de sus facultades, pueda decir algo así, es el balance más positivo y alentador que cabe hacer de toda una vida de lucha, así como el argumento más contundente a favor de esa misma lucha, una lucha que fortalece sin cesar a quienes perseveran en ella y los hace crecer cada día. “Claro que estás en tu mejor momento -le dije sin sospechar que aquella sería nuestra última conversación-, puesto que este momento es el resultado de todos los anteriores: estás mejor cada día porque cada día eres mejor”.
Hablamos poco últimamente tú y yo, querido Alfonso, y nos vemos todavía menos: nunca fuimos muy sociables y nos hemos vuelto dos viejos solitarios; pero sé que tú también, y por la misma razón que Eva, estás en tu mejor momento, en lo que a fortaleza moral e intelectual se refiere, aunque tus circunstancias no sean las más favorables desde que ella nos dejó. Sigue guiándonos, maestro, sigue alentándonos con tu ejemplo de lucidez, integridad y coraje, Sastrecillo Valiente. Si Eva levantara la cabeza tendría muchos y muy buenos motivos para preocuparse, tal como están las cosas; pero ver que en todos estos años no has dado ni un paso atrás, como dicen nuestros compañeros cubanos, la habría llenado de alegría y de orgullo. Como me llena a mí de alegría y de orgullo poder llamarte camarada y amigo.
Hasta siempre, querido Alfonso, hasta la victoria siempre. Esa victoria que, gracias a personas como Eva y como tú, está un poco más cerca.

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