jueves, 18 de mayo de 2017

Feminismo pirata

FOTOGRAFIABASICA VIA GETTY IMAGES
"Si es complaciente con el sistema, no es feminismo".


Editora, traductora, feminista, lectora en voz baja y en voz alta

Cada vez más seguido se oye aquello de que hay "muchos feminismos", pero es una afirmación equívoca. Sí, es cierto que el feminismo no es una ideología monolítica: como teoría social y movimiento político ha pasado por diferentes etapas, tiene una historia, ha ido creciendo con las aportaciones de distintas pensadoras y hay distintas corrientes en su seno.
También puede tomar la forma de un conjunto de convicciones personales, y en este sentido hay muchas maneras de ser feminista, pero es importantísimo tener claro que no cualquier postura o costumbre de una feminista es feminismo. Se puede ser feminista y usar tacones y rasurarse las axilas, pero ni lo uno ni lo otro son actos feministas, como sí podría serlo en un momento dado negarse a usar tacones y a rasurarse las axilas como resistencia a obedecer los mandatos patriarcales y las convenciones que la sociedad impone a las mujeres.

Ni siquiera todas las acciones, posturas y creencias de una feminista radical son necesariamente feministas, aunque las más congruentes sí procuran incorporar el feminismo a todos los aspectos de su vida. El feminismo, como convicción, puede permear nuestras vidas personales, y eso está bien. Este movimiento ha mejorado la vida de muchas mujeres, ya sea porque ha conseguido el reconocimiento de sus derechos humanos (y de su misma humanidad), o bien porque algunas al adquirir nociones feministas toman decisiones determinantes (poner fin a un mal matrimonio porque el feminismo les da la fuerza, por ejemplo) o reinterpretan su pasado (como al darse cuenta de no ser las culpables de los abusos sexuales sufridos en la infancia).
ANDREW BIRAJ / REUTERS
Hace algunos años buscábamos que feminismo dejara de ser una palabra maldita. Era común (más que ahora) que algunas mujeres se cuidaran de no ser confundidas con esas brujas comehombres que en su imaginación eran las feministas o creyeran que feminismo es lo contrario de machismo y por eso se apresuraban a aclarar que no eran feministas "sino humanistas". Pues parece ser que eso sí lo conseguimos... porque de pronto decirse feminista se ha vuelto cool y podemos ir al centro comercial a comprar parafernalia "feminista" o ponernos una camiseta de Zara con algún eslogan divertido. Algún genio de la publicidad descubrió que el feminismo vendía... y resultó un arma de doble filo.

Está muy bien que una marca de cremas y jabones, a diferencia de la publicidad sexista de toda la vida, presente cuerpos normales de mujeres y y se niegue a seguir reproduciendo los modelos de belleza ideales e imposibles que solo refuerzan el odio de las mujeres hacia sus cuerpos. Lo que molesta es que se reduzca y tergiverse hasta el ridículo una teoría crítica de la sociedad, como hacía aquel comercial de yogurt con unas piratas que cantaban: "Tienes que brindar si eres mujer porque no es nada fácil [...]. Gasto una fortuna en ropa nueva, no es ningún problema".
Eso no es lo peor. Ahora se quiere hacer pasar por feminismo un batiburrillo que interpreta a su conveniencia una serie de eslóganes y frases de las grandes teóricas feministas, redefine nuestros términos fundamentales, repite como loro ciertas palabras, remeda nuestros análisis y acaba convirtiendo el feminismo en un cajón de sastre donde encuentras algunas afirmaciones... pero también retazos de las contrarias.
El feminismo no es una ensalada a la que cada quien pueda agregarle los ingredientes de su elección de modo que tengamos tu feminismo con pollo y mi feminismo con jitomate y poca vinagreta. Eso no impide que tú incorpores a tu vida el feminismo de una manera diferente a como lo hago yo, que tú te inclines más por cierta corriente y yo por otra ni que tu conocimiento del feminismo provenga de distintas lecturas y distintas experiencias que el mío. Incluso cabe la posibilidad de algún desacuerdo sobre la manera de enfocar cierto problema o de interpretar ciertas premisas.
Pero los desacuerdos no pueden referirse a los cimientos mismos de la teoría. Es falso que haya muchos feminismos, así como no hay muchos cafés. Cierto, se cosecha café en Brasil, en Colombia, en México... Y hay distintos tostados y preparaciones: exprés, americano, café con leche y hasta descafeinado, hecho en cafetera de filtro, con prensa francesa, etc., pero si no es una infusión de semillas tostadas de la planta de café no es café: será otra cosa. Si somos laxas, hasta un frappuccino caramel light puede entrar de panzazo en la categoría y ser el producto más vendido de una cadena de cafeterías, pero no es café-lo-que-se-dice-café. Funcionará, si acaso, como una introducción para principiantes, un primer paso para poco a poco encontrarle el gusto y a la larga aficionarse al café bien cargado.
Hay quien le pide al feminismo "interseccionalidad", sin reparar en que el movimiento por los derechos de las mujeres ya incluye a las mujeres negras, indígenas, discapacitadas, del tercer mundo, campesinas, obreras... Ha luchado, y sigue haciéndolo, por los derechos de todas las mujeres y niñas del mundosin excepción, pero algunos le exigen que se dedique también a defender los derechos de todas las minorías oprimidas.
Y es cierto que el feminismo se opone a la esclavitud, a la marginación y a la pobreza, a la discriminación a gays y transexuales... Pero una cosa es simpatizar con otros movimientos sociales, coincidir con ellos en algunos principios y apoyarlos, y otra cosa es endilgarle al feminismo esas otras luchas (a veces contrapuestas) o, peor aún, permitir que estas le digan de qué se tiene que ocupar. Por cierto, si hablamos del colectivo LGBT, recordemos que el feminismo, por definición, ya vela por los derechos de varias personas pertenecientes a él, a saber, las lesbianas, las mujeres bisexuales y los hombres transexuales.
PIXABAY
El feminismo no es un rígido conjunto de dogmas sino una teoría abierta a la crítica, pero no por eso podrá renunciar a sus principios fundamentales cualquiera de estos días. Como teoría, busca la coherencia interna y el rigor conceptual. Si alguien defiende la pornografía, la prostitución y hasta la paidofilia y relativiza la violencia contra las mujeres no es feminista, punto, porque esas posturas directamente contradicen los fundamentos que dan sostén a la teoría y boicotean las luchas centrales del movimiento de mujeres.
Una feminista para la que la prostitución es "un trabajo como cualquier otro" tendría que resultarnos todavía más extravagante que un vegetariano que fuera dueño de un matadero y apoyara la fiesta brava, porque se puede ser vegetariano solo por motivos de salud y no éticos, pero no se puede ser feminista únicamente para sentirnos tranquilas con nuestras opiniones y autoengañarnos creyendo que hacer lo que el patriarcado nos tiene reservado es muy pero muy rompedor y desafiante.
Porque, sobre todo, el feminismo es un movimiento colectivo, no una opinión personal ni una lucha individual de cada quien. Y la necesidad de centrarse en las mujeres no es un capricho, sino su misma razón de ser (si el feminismo no se centra en nosotras, ¿quién lo hará?). El feminismo más auténtico y congruente es el radical, porque además va a la raíz de los problemas y sabe que no se acabará con una opresión de siglos determinando que lo mismo que siempre ha servido para mantener sojuzgadas a las mujeres ahora mágicamente las empodera.
Para mí lo más preocupante es que ni siquiera lo que en los programas académicos de estudios de género nos presentan como feminismo necesariamente lo es. Muchas jóvenes con inquietudes feministas entran por la puerta de la llamada teoría queer y les enseñan ahí una doctrina misógina y homófoba que, lejos de permitir avanzar hacia la sociedad justa e igualitaria a la que aspira el feminismo, ayuda a perpetuar las opresiones de las que nos queremos liberar. Me enoja; con trampas y engaños nos las arrebatan para inocularlas contra el feminismo, nada menos.
Con todo, me da esperanzas observar que entre las feministas radicales hay numerosasjóvenes. Varias han llegado después de ver con sus propios ojos que el emperador va desnudo y descubrir que les vendían como feminismo algo que es prácticamente lo opuesto pero hábilmente disfrazado. Para las interesadas en seguir aprendiendo (porque el feminismo es un aprendizaje constante) recomiendo mucho algunos blogs, como este o este otro.
Imagen: citarny.cz
Si es complaciente con el sistema, no es feminismo. Si no incomoda y cuestiona creencias patriarcales introyectadas, no es feminismo. Si perpetúa la opresión de las mujeres y las ideas estereotípicas sobre lo que es y debe hacer una mujer, no es feminismo. Si invisibiliza a las mujeres, les otorga un lugar secundario y pone a hombres en puestos de liderazgo, no es feminismo. Si lejos de impugnar los privilegios masculinos les agrada mucho a los hombres, no es feminismo. Si no se centra en las mujeres y en sus derechos, no es feminismo. Si repite hasta la náusea eslóganes y frases prefabricados sin saberlos explicar con claridad y sin analizar lógica y críticamente los planteamientos y sus implicaciones, sospecho que está lejos de ser feminismo.
Digo esto sobre todo para las no iniciadas, como pistas para que vayan distinguiendo cada vez mejor entre el equivalente a un buen exprés y el equivalente a agua de calcetín.
*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.

Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario