Un informe de la Red Acoge señala que el 52% de las entrevistadas cubren los gastos con “grandes dificultades”
Enric Llopis
Rebelión
Una de cada dos mujeres inmigrantes se ha sentido discriminada alguna vez en España por ser extranjera. Pero este porcentaje aumenta hasta el 60% si se pone el foco en el ámbito laboral: el 40,35% afirman sentirse discriminadas en el trabajo y el 19,3% en la búsqueda de empleo. Tienen con frecuencia la sensación de que en primer lugar están “las españolas”, y de que se las relega a puestos de trabajo de peor calidad aunque acrediten formación suficiente. “Piensan que están en peores condiciones laborales y que sufren un peor trato sobre todo por parte de los empleadores, que las tratan más como a sirvientas que como a trabajadoras”, explica el informe “Entre dos orillas, entre dos culturas” de la Red Acoge, presentado ayer en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia. El 26% de las migrantes señala situaciones cotidianas de discriminación en calles, parques o tiendas, y perciben la desigualdad en el trato más como extranjeras que por el hecho de ser mujeres.El Informe “Entre dos orillas, entre dos culturas” recoge datos de entrevistas a 114 mujeres inmigrantes extracomunitarias y en situación considerada “regular”, que mayoritariamente han participado en los programas de atención psicosocial que la Red Acoge desarrolla en Córdoba, Elche, Valladolid, Valencia y Orihuela. El principal grupo de entrevistadas procede de América Latina –sobre todo, de Bolivia y Ecuador- y del Magreb (Marruecos y Argelia), con edades entre 19 y 78 años y varios años de residencia en España. El 41% de ellas trabaja, y el 49% se halla en el paro y buscando empleo. Respecto a los sectores en los que trabajan, el mayoritario es el de empleadas del hogar (63%) y un 26% laboran en la “economía sumergida”, dado que no cotizan a la seguridad social en su principal trabajo. ¿Cómo valoran el empleo las mujeres inmigrantes? De los testimonios de las 144 entrevistadas por la Red Acoge se desprende que ninguna alcanza los mil euros, el 38% no alcanza los 600 euros mensuales y el 39% declara que no dispone de ingresos propios. Otro dato de interés es el porcentaje de inmigrantes cuyo trabajo es la única fuente de ingresos para sus familias: el 42%. En ese contexto, la mayor parte de las mujeres (52,5%) apunta “grandes dificultades” para la satisfacción de los gastos del hogar, mientras que el 37% destaca dificultades “pequeñas”. Pese a las estrecheces, el 37% envía remesas a los países de origen. El estudio informa además de dos consecuencias directas de los apuros económicos: el impacto sobre las familias monoparentales, las que sufren mayor riesgo de exclusión; y las limitaciones en la alimentación, ya que el 17,5% dice no mantener una dieta sana por la falta de recursos.
Uno de los rasgos que distingue a las mujeres inmigrantes es que habitan principalmente en viviendas de alquiler (el 70,5% según informe). La Encuesta de Condiciones de Vida del INE correspondiente a 2015 confirma esta tendencia, pues señala que mientras el 77% de los españoles poseen la vivienda en propiedad, el porcentaje se limita al 18,5% entre la población inmigrante extracomunitaria. El estudio realizado en las cinco asociaciones de la Red Acoge apunta algunas circunstancias sobre los hogares de las mujeres entrevistadas: el 33,7% no dispone de calefacción, el 20% carece de gas y el 12,2% no cuenta con ventilación e iluminación suficientes. En el capítulo sobre Salud y “Barreras” en la asistencia sanitaria, se subraya la importancia de la situación laboral. Así, las mujeres que trabajan acuden al médico con menor frecuencia (el 29,5% en el último mes), mientras que las paradas que buscan un empleo lo han hecho en un 43,4%. En el apartado de salud sexual y reproductiva, el informe detalla que el 70% de las mujeres no utiliza métodos anticonceptivos. Este dato varía según países y regiones, ya que las inmigrantes magrebíes los utilizan en mayor medida que las latinoamericanas.
De las experiencias en atención psicosocial de la Red Acoge, se infiere que las situaciones más frecuentes son las de “crisis personales” (52%) y “problemáticas familiares” (38%). Además, al 22% de las mujeres se les ha diagnosticado “duelo migratorio” o dificultades para aceptar la pérdida de lo que se dejó en el país de origen (costumbres, amigos o familia). Un 13% de las atendidas sufrió violencia de género por parte de sus parejas, porcentaje de víctimas que difiere según las nacionalidades: el 25% en el caso de las mujeres magrebíes y el 8% en el de las latinoamericanas. El avance de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del CIS (2015) pone en contexto estas cifras, y señala algunas diferencias cuantitativas. Las mujeres inmigrantes afirman haber sufrido violencia física, sexual o miedo por parte de parejas o exparejas en mayor grado (27%) que las españolas (14%).
Otro de los sentimientos extendidos entre las mujeres es el de la soledad, que supone una fuente significativa de estrés. La mencionan el 58% de las entrevistadas. Factores de estrés son asimismo la separación de familia y amigos (69%) y la sensación de fracaso por la experiencia migratoria, que subrayan el 35% de las inmigrantes. El informe apunta algunos síntomas que aparecen entre las mujeres, como la tristeza (67%), preocupaciones recurrentes (57%), tensión y nerviosismo (53%), cefalea (40%), llanto (37%), fatiga (28%), fallos de memoria (28%) y de atención (28%). Por otro lado, ¿qué relevancia otorgan las entrevistadas a la cultura y las tradiciones? El 72% las consideran “de gran importancia”, y un porcentaje superior –el 81%- resalta que en el estado español se les permite mantener sus costumbres. El estudio “Entre dos orillas, entre dos culturas” constata asimismo que el 30% de las mujeres se desenvuelve con la lengua castellana de un modo que les resulta insuficiente en el día a día.
Si la pregunta es por el modo en que se tomó la iniciativa de emigrar, la gran mayoría afirma que lo hizo de manera libre. El 39% por decisión propia, pero con el apoyo de la familia y el 38% por una “decisión libre de la mujer”. El motivo fundamental de las migraciones también aparece de manera nítida: las aspiraciones económicas. Así lo afirman directamente el 57% de las encuestadas, a las que podría agregarse el 44% que argumentan una búsqueda de promoción laboral. También se considera importante la coyuntura del país de llegada. Así, el 74% de quienes llegaron a España en el periodo 2001-2005 tenían clara la motivación económica, porcentaje que se redujo hasta el 62% en los años de crisis (2006-2010) y a un 31% en fechas más recientes. Otro de los motivos destacados es la reagrupación familiar (22%). El estudio destaca que las mujeres aprovechan para radicarse en España las redes previamente establecidas. De hecho, siete de cada diez mujeres elige la provincia de llegada en función de amigos o familiares que pudieran vivir allí.
En relación con las expectativas, un 44% opina que la estancia en España es peor de lo que esperaban, pero en un 64% de los casos afirman que se quedarían, frente al 25% que volvería al país de origen. Ya en el estado español, un 33% de las mujeres participa en asociaciones. Además, buena parte de las inmigrantes consultadas perciben mejoras respecto a sus países: en la educación y la sanidad (76%), en la “seguridad” en la calle (51%) y en la situación económica (50%). Un 40% resalta asimismo un incremento de su libertad como mujeres. Por el contrario, no son pocos los casos en que empeoran las relaciones familiares, con la pareja o por la separación respecto a los hijos; éste es precisamente uno de los motivos principales de atención psicosocial a las mujeres inmigrantes. De hecho, un 30% de las mujeres encuestadas tiene a los hijos en el país de procedencia, lo que supone –valora el estudio de la Red Acoge- “una importante fuente de estrés y ansiedad”. El estudio aporta otros datos relevantes, como que la mitad de las mujeres que viven en pareja afrontan ellas solas las tareas del hogar, el 55% no cuenta con familia “extensa” en España y el 17% no dispone de grupos de apoyo con los que afrontar problemas (el 32% en el caso de las magrebíes y el 17% en el de las migrantes latinoamericanas).
Uno de los rasgos que distingue a las mujeres inmigrantes es que habitan principalmente en viviendas de alquiler (el 70,5% según informe). La Encuesta de Condiciones de Vida del INE correspondiente a 2015 confirma esta tendencia, pues señala que mientras el 77% de los españoles poseen la vivienda en propiedad, el porcentaje se limita al 18,5% entre la población inmigrante extracomunitaria. El estudio realizado en las cinco asociaciones de la Red Acoge apunta algunas circunstancias sobre los hogares de las mujeres entrevistadas: el 33,7% no dispone de calefacción, el 20% carece de gas y el 12,2% no cuenta con ventilación e iluminación suficientes. En el capítulo sobre Salud y “Barreras” en la asistencia sanitaria, se subraya la importancia de la situación laboral. Así, las mujeres que trabajan acuden al médico con menor frecuencia (el 29,5% en el último mes), mientras que las paradas que buscan un empleo lo han hecho en un 43,4%. En el apartado de salud sexual y reproductiva, el informe detalla que el 70% de las mujeres no utiliza métodos anticonceptivos. Este dato varía según países y regiones, ya que las inmigrantes magrebíes los utilizan en mayor medida que las latinoamericanas.
De las experiencias en atención psicosocial de la Red Acoge, se infiere que las situaciones más frecuentes son las de “crisis personales” (52%) y “problemáticas familiares” (38%). Además, al 22% de las mujeres se les ha diagnosticado “duelo migratorio” o dificultades para aceptar la pérdida de lo que se dejó en el país de origen (costumbres, amigos o familia). Un 13% de las atendidas sufrió violencia de género por parte de sus parejas, porcentaje de víctimas que difiere según las nacionalidades: el 25% en el caso de las mujeres magrebíes y el 8% en el de las latinoamericanas. El avance de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del CIS (2015) pone en contexto estas cifras, y señala algunas diferencias cuantitativas. Las mujeres inmigrantes afirman haber sufrido violencia física, sexual o miedo por parte de parejas o exparejas en mayor grado (27%) que las españolas (14%).
Otro de los sentimientos extendidos entre las mujeres es el de la soledad, que supone una fuente significativa de estrés. La mencionan el 58% de las entrevistadas. Factores de estrés son asimismo la separación de familia y amigos (69%) y la sensación de fracaso por la experiencia migratoria, que subrayan el 35% de las inmigrantes. El informe apunta algunos síntomas que aparecen entre las mujeres, como la tristeza (67%), preocupaciones recurrentes (57%), tensión y nerviosismo (53%), cefalea (40%), llanto (37%), fatiga (28%), fallos de memoria (28%) y de atención (28%). Por otro lado, ¿qué relevancia otorgan las entrevistadas a la cultura y las tradiciones? El 72% las consideran “de gran importancia”, y un porcentaje superior –el 81%- resalta que en el estado español se les permite mantener sus costumbres. El estudio “Entre dos orillas, entre dos culturas” constata asimismo que el 30% de las mujeres se desenvuelve con la lengua castellana de un modo que les resulta insuficiente en el día a día.
Si la pregunta es por el modo en que se tomó la iniciativa de emigrar, la gran mayoría afirma que lo hizo de manera libre. El 39% por decisión propia, pero con el apoyo de la familia y el 38% por una “decisión libre de la mujer”. El motivo fundamental de las migraciones también aparece de manera nítida: las aspiraciones económicas. Así lo afirman directamente el 57% de las encuestadas, a las que podría agregarse el 44% que argumentan una búsqueda de promoción laboral. También se considera importante la coyuntura del país de llegada. Así, el 74% de quienes llegaron a España en el periodo 2001-2005 tenían clara la motivación económica, porcentaje que se redujo hasta el 62% en los años de crisis (2006-2010) y a un 31% en fechas más recientes. Otro de los motivos destacados es la reagrupación familiar (22%). El estudio destaca que las mujeres aprovechan para radicarse en España las redes previamente establecidas. De hecho, siete de cada diez mujeres elige la provincia de llegada en función de amigos o familiares que pudieran vivir allí.
En relación con las expectativas, un 44% opina que la estancia en España es peor de lo que esperaban, pero en un 64% de los casos afirman que se quedarían, frente al 25% que volvería al país de origen. Ya en el estado español, un 33% de las mujeres participa en asociaciones. Además, buena parte de las inmigrantes consultadas perciben mejoras respecto a sus países: en la educación y la sanidad (76%), en la “seguridad” en la calle (51%) y en la situación económica (50%). Un 40% resalta asimismo un incremento de su libertad como mujeres. Por el contrario, no son pocos los casos en que empeoran las relaciones familiares, con la pareja o por la separación respecto a los hijos; éste es precisamente uno de los motivos principales de atención psicosocial a las mujeres inmigrantes. De hecho, un 30% de las mujeres encuestadas tiene a los hijos en el país de procedencia, lo que supone –valora el estudio de la Red Acoge- “una importante fuente de estrés y ansiedad”. El estudio aporta otros datos relevantes, como que la mitad de las mujeres que viven en pareja afrontan ellas solas las tareas del hogar, el 55% no cuenta con familia “extensa” en España y el 17% no dispone de grupos de apoyo con los que afrontar problemas (el 32% en el caso de las magrebíes y el 17% en el de las migrantes latinoamericanas).
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