Hagamos un ejercicio sencillo: en los once años que estudiaste en el colegio, ¿cuántos libros escritos por mujeres te mandaron a leer?
Piensa. Vamos.
Olvida los que leíste por tu cuenta. Quédate solo con los que tus profesores te obligaron a leer. ¿Cuántos son?
…
Ajá. Agrega los que leíste durante tu carrera, si quieres. ¿Cuánto suman?
A mí, en el colegio, me impusieron solamente un libro escrito por una mujer (el Diario de Ana Frank). En la universidad, otro más (Comunicación e integración personal, de Maite Melendo). Dos en total, que yo recuerde. En 18 años de estudiante (once en el colegio, dos en una universidad y cinco en otra) estuve obligado a leer solo dos libros escritos por mujeres. Dos. Espero que tu caso sea menos lamentable.
Como te habrás dado cuenta, uno de los espacios donde la marginación de las mujeres está más normalizada es la literatura, o más ampliamente, la escritura (como actividad creativa o intelectual): uno puede acabar tranquilamente la escuela (y muchas veces la universidad) sin haber leído nunca un libro escrito por una mujer, ya sea porque las autoras son apenas mencionadas en el currículo o porque ninguna de sus obras se impone como lectura obligatoria.
Esta situación afecta a la sociedad en general (que, en su imaginario, ubica a la escritura como una actividad exclusiva para hombres). Y afecta, también, a las mujeres en particular, que difícilmente se encuentran representadas en este campo.
Aunque #NiUnaMenos busca frenar, en principio, la violencia letal del machismo (que golpea, viola y mata), el contexto sirve para que, también, empecemos a cuestionar otros mecanismos machistas, como este, más imperceptibles pero más difíciles de combatir, puesto que ya nos acostumbramos a ellos (se han convertido en tradiciones, cánones o sentido común).
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Que el sistema cambie puede tardar un poco. Mientras tanto, nosotros podemos ir avanzando. ¿Quieres leer libros escritos por mujeres? ¿No sabes por dónde empezar? ¿No sabes cuáles desarrollan temas o tramas que podrían interesarte?
No te preocupes: aquí tenemos muchas opciones para ti. Pasajero, la sección del Útero que sugiere lecturas para acompañar tus viajes en combi, está hoy a cargo de 21 mujeres.
Ellas han seleccionado cinco libros escritos también por mujeres y, en varios casos, han explicado no solo de qué van los libros, sino por qué les gustaron o las marcaron. En total, son más de cien títulos, correspondientes a alrededor de 70 autoras. Los géneros varían e incluyen novelas, poemarios, conjuntos de cuentos, ensayos e investigaciones.
No deja de ser elocuente que el libro más recomendado por las lectoras (cuatro veces en total), sea Una habitación propia, de Virginia Woolf, un ensayo que Google Books describe así: “¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Independencia económica y personal: una habitación propia. Tras esta premisa se esconde la reflexión que Virginia Woolf hizo para un ciclo de conferencias sobre la literatura y la mujer.” Porque la literatura, a fin de cuentas, no sirve solo para contar historias: también nos representa, nos proyecta, nos cuestiona y nos ayuda a pensarnos como individuos y como miembros de la sociedad.
*Quiero agradecer a las colaboradoras por la buena onda con que aceptaron participar, así como por la calidad de sus reseñas y testimonios. Y le agradezco especialmente a Regina Limo, la Reina Decapitada, por haberme contactado con muchas de ellas.
Ana María Vidal
Feminista, abogada y editora
Almudena Grandes, Las tres bodas de Manolita
Creo que todos sus libros, todos, están entre los que más me han marcado, desde que leí hace 20 años Malena es un nombre de tango y que he vuelto a releer varias veces, y es que es de esos libros en los que te sientes la protagonista, que lo que le pasa a ella lo vives tú, ese sentir que no encajas en el mundo que te tocó e ir batallando con tus propios fantasmas poco a poco, es lo que me atrapa con sus libros. Con Las tres bodas… libro que es parte de la serie Episodios de una guerra interminable, libro también sobre mujeres fuertes protagonistas de una guerra pero olvidadas en los libros historia, no solo me sentí en medio de la historia, sino que me fue inevitable trasponer las historias, la española y la peruana, de resistencia de tantas mujeres en una guerra supuestamente acabada.
Pilar Dughi, La horda primitiva
Es un libro de cuentos de una de las mejores narradoras que ha tenido el Perú, lamentablemente Dughi murió demasiado joven pero nos dejó una excelente producción literaria. En La horda…, particularmente me llaman la atención tres cuentos: Los días y las horas, que narra en tercera persona un episodio de la vida de una mujer de Sendero Luminoso; Tomando el sol en el club, sobre el miedo de una mujer cuya pareja militar combatió contra Sendero Luminoso, y La yogurtería, cuento ambientado en Huamanga sobre el machismo desfachatado y la cacería de brujas desatada hacia un grupo de mujeres por el miedo y la misoginia.
Christiane Félip Vidal, El silencio de la estrella
Es una historia del amor entre dos hermanas a pesar de la distancia, distancia que no es física y sin embargo termina siendo abismal, que se marca en la niñez por la violación sufrida por una de ellas y por los caminos tan distintos que ambas toman en su juventud, una se une a una agrupación subversiva mientras la otra la observa de lejos en la universidad, cuando esta agrupación toma las clases para soltar sus arengas y se mete en asambleas universitarias. Luego la pérdida y el vacío que deja la muerte.
Karina Pacheco Medrano, La sangre, el polvo, la nieve
Es una novela que refleja el efervescente y convulsionado ambiente político del Cusco en las décadas de los años 30 y 40 del siglo pasado, novela que gira alrededor de una mujer fuerte (sí, esas son las historias que más me atraen), Giralda, y que va describiendo a lo largo de la novela el arrebato de las tierras indígenas y los crímenes brutales cometidos contra ellos por parte de un sector de gamonales criollos avalados por el poder de la iglesia católica, así como los intentos de cambiar esta situación por parte de un grupo de librepensadores, intentos que son aplastados por la represión del régimen de Sánchez Cerro.
Louisa May Alcott, Mujercitas
Y sí, cuando niña en mi casa nunca hubo muchos libros, no provengo de esas familias que las personas siempre cuentan sobre el abuelo o la abuela que leían un montón, al contrario vivir de ciudad en ciudad, hizo que en mi familia lo más prescindible fueran los libros. Sin embargo, recuerdo que vivía en Locumba en una villa militar y en un viaje a Tacna mi mamá me compró una edición barata de Mujercitas, no tendría más de 11 años, pero recuerdo lo pegada que quedé con las historias de estas cuatro hermanas y lo valiente y hasta temeraria que me parecía Jo, ese libro fue una salvavidas exquisito en el aburrimiento interminable que puede ser vivir, literalmente, en el medio del desierto.
Christiane Félip Vidal
Escritora y profesora
Siri Husvedt (USA), El mundo deslumbrante
Vida (ficticia) de Harriet Burden, esposa y luego viuda de un marchante de arte, que luego de vivir en la sombra del esposo sale del anonimato exponiendo sus propias obras firmadas por terceros. Novela que trata de manera brillante el tema de la máscara, de la apariencia y de la mujer artista en un mundo del arte hecho por y para el hombre. Excelente narración polifónica que recurre a variedad de documentos: diarios personales, entrevistas, críticas, etc…que le dan valor de verosimilitud a la ficción.
Clara Janés (Esp.), La voz de Ofelia
Magnífico relato autobiográfico de Clara Janés sobre su descubrimiento de la poesía del checo Vladimir Holan y su posterior encuentro con él en la isla de Kampa que la llevará a aprender el idioma de Holan para luego traducir su poesía. Janés teje a lo largo del libro un extraño paralelismo entre Holan y ella, sus respectivas reclusiones y sus silencios compartidos. Mezcla los géneros (poemas, notas de viajes, memorias, datos biográficos sobre Holan) sin nunca abandonar la prosa poética.
Samantha Schweblin (Arg.), Distancia de rescate
Una novela corta cuya trama va creando un ambiente inquietante de misterio casi sobrenatural. Si bien el tema central es el uso de los agrotóxicos y sus efectos en la salud, no se alude a ello directamente y la historia se centra en el monólogo delirante de una mujer enferma que se entrecruza con el diálogo y la relación que tiene con un extraño niño.
Muy buena novela que quizás pueda no resultar tan transparente por los distintos niveles de lectura que supone.
Sofi Oksanen (Finl.), Purga
Ambientada en época de la invasión de Finlandia por Rusia, narra la relación entre una joven que escapó de su cafiche y la anciana que la acoge. Desconfianza y ayuda desprovista de afecto entre ambas hasta que se divulgue el parentesco de la anciana con la joven y su oscuro pasado. Alternan capítulos del presente narrativo con un pasado en el que se devela el porqué de la traición de la anciana y la suerte que corrió su hermana en aquel entonces.
Excelente manejo del tiempo y de la construcción. Muy interesante denuncia de tipo socio- histórica.
Guadalupe Nettel (Mex.), Después del invierno
Extraña historia de amor entre un cubano que vive en Nueva York y una mexicana que vive en París, ambos obsesionados por un amor anterior del que no logran separarse del todo. Juego de pasiones que van del amor al odio basadas en las dudas, obsesiones y temores de cada uno.
Nettel logró muy bien representar lo complicado de la relación amorosa alternando los puntos de vista de ambos personajes. La novela es indudablemente buena aunque que el premio Herralde me parezca un poco excesivo.
Claudia Salazar Jiménez
Escritora
Virginia Woolf, Una habitación propia
Un brillante ensayo donde Woof reflexiona sobre las condiciones materiales que necesita toda mujer que quiera dedicarse a escribir, en relación con diversas restricciones que han enfrentado las mujeres creadoras a lo largo de la historia.. Un punto de partida para el feminismo moderno.
Clarice Lispector, La hora de la estrella
Una novela sobre un personaje femenino que encarna la vulnerabilidad.
Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano
Biografía novelada sobre el emperador romado Adriano, y su legado a la cultura occidental.
Laura Riesco, Ximena de dos caminos
Novela narrada desde el punto de vista de una niña, en el enfrentamiento y las tensiones de la cultura peruana.
Yolanda Westphalen, César Moro: la poética del ritual y la escritura mítica de la modernidad
Importante análisis crítico de la obra poética del escritor peruano César Moro.
Erika Rodríguez
Poeta
Leer a las autoras mujeres ha sido un descubrimiento tardío, primero porque mi educación fue guiada por mi padre, mis amigos y mis profesores, sí, todos hombres. Y segundo porque no fue sencillo encontrar los libros escritos por mujeres, excepto los clásicos y los que son parte del canon literario. Así, en el colegio, leí en poesía a una autora chilena, Gabriela Mistral; en secundaria llegó a mis manos una novela peruana de Clorinda Matto de Turner y oí hablar de una tal Mercedes Cabello, pero pasó mucho tiempo después para entender todo el poder de su escritura y qué representaban ellas, dentro de la lucha de ser escritora mujer en el siglo XIX. Sí, y a eso voy, resulta que ser escritora mujer también es una lucha, que te publiquen es todo un logro, que difundan tu obra, incluso la discusión de ellas en plataformas universitarias, eso solo lo hacen tus profesoras, sí, las que son mujeres, y entorno a estas dificultades de invisibilización se habló ampliamente en el primer encuentro de Escritoras Peruanas realizado en la FIL 2014. ¿Por qué recién conocemos a Blanca Varela en la universidad? ¿Por qué solo a ella, dónde quedan las demás? ¿Y las novelistas, dónde están?, ¿conocemos alguna obra contemporánea actualmente? No se investiga, ni se discute mucho al respecto en las cátedras literarias, salvo a algunas “reconocidas” como María Emilia Cornejo, Cármen Olle o Giovanna Pollarolo, por mencionar algunas. En San Marcos existe un curso llamado “Literatura escrita por mujeres”, pero aún ese curso es muy cuestionado dentro de la escuela y se sabe que algunos luchan por desaparecerlo, es decir, seguimos luchando contra la invisibilidad. Cuando ingresé a la escuela de literatura, entendí que tenía que ser autodidacta con mis lecturas escrita por mujeres, y fue así que empecé mi búsqueda, primero en bibliotecas y luego de manera solidaria, con otras amigas que también buscaban como yo. Luego con el tiempo y el avance de la tecnología el acceso a los libros de autores se hizo más fácil, pero no así, a los de las autoras. En ese contexto, cada encuentro ha sido muy significativo, he leído a muchas autoras memorables, peruanas, latinoamericanas, afrocaribeñas, norteamericanas y europeas. Si en la literatura se ha escrito sobre las mujeres, siempre fue desde la mirada del varón. Leer a escritoras mujeres, es encontrarse con otra voz, con otro lenguaje, donde muchas veces el yo poético es protagónicamente el femenino. A continuación, paso a reseñar brevemente solo 5:
Blanca Varela (Perú), Luz de día (poemario)
Es la segunda obra de la autora, con 21 poemas que inicia con “Del orden de las cosas” dedicado a Octavio Paz. Este poema en prosa me parece interesante no solo por su tratamiento en el lenguaje sino porque abre el libro, poetizando sobre el acto creativo que a continuación nos va a presentar. He ahí su valor e importancia, la certidumbre y su conciencia: “Primero se verán sombras y, con suerte, uno que otro destello; presentimiento de luz, para llamarlo con más propiedad. El color es ya asunto de perseverancia y de conocimiento del oficio”.
Alejandra Pizarnik (Argentina), Los trabajos y las noches (poemario)
Es un libro de versos breves del que se ha dicho que Alejandra discursea hasta el delirio sobre el tema amoroso, y puede que sí, aunque a mí me llama más la atención la brevedad y su eficacia al crear imágenes como si cada poema fuera una fotografía que se va dibujando sonoramente con el lenguaje: “Bosque musical/ los pájaros dibujaban en mis ojos / pequeñas jaulas”. “Cuando me miras/mis ojos son llaves/ el muro tiene secretos/mi temor palabras /poemas”.
Simone de Beauvoir (Francia), La mujer rota
[Aunque es claro que El segundo sexo es mi biblia, voy a reseñar La Mujer Rota]
Es un libro que contiene tres narraciones: LA EDAD DE LA DISCRECIÓN, MONÓLOGO Y LA MUJER ROTA. En ellas las protagonistas son mujeres y sus vidas giran alrededor de sus fracasos y sus malas elecciones. De los tres relatos, “La Mujer Rota” es el que más me impacta, no solo por el tema de la infidelidad, sino porque tiene la estructura de un diario, donde Beauvoir no solo describe los acontecimientos cotidianos, o explica el fracaso y sus razones, sino que a partir de estas desolaciones y angustias que acontece a la protagonista, ella empieza a plantear cuestionamientos en torno a la condición femenina y la construcción de una vida efímera en la que estas terminan presas de insatisfacción.
Elizabeth Bishop (Norteamérica), North & South
Elizabeth es una de mis poetas favoritas, porque posee un lenguaje onírico capaz de transportarte suavemente a los escenarios descritos en el poema. Vivió entre Norteamérica y el Brasil, entre esa extensa naturaleza exterior que aprendió a observar muy bien en sus viajes y que parece confundirse con esa melancolía que la rodeaba en cada llegada o en cada partida. Su poesía tiene la voz del desplazado, del ausente, el desterrado que solo halla el color desde sus ojos, sobre el mar, el jardín y en su clima de encuentro: “Es mejor tener el iceberg que el barco, / aunque ello signifique el fin del viaje. / Aunque permanezca totalmente / inmóvil como una nublada roca / y todo el mar fuera móvil mármol”
Maryse Condé (Guadalupe), Segu (novela)
A Marysé la leí gracias a un curso de literatura afrocaribeña. Me impresionó su vasta productividad como autora y su versatilidad para escribir cuentos, novelas, ensayos, poemas y otros géneros. Además es una reconocida feminista y activista difusora de la historia y la cultura africana en el Caribe. Su novela Segu, trabaja justamente ello, la memoria y el entrecruce de estos pueblos, de sus dioses ancestrales. En la novela, Dusika Taoré, un jefe del pueblo africano, no podrá evitar que las familias se desintegren en el reino de bamabara y experimenten la esclavitud, la conversión a una nueva religión y el colonialismo. Todo ello desde un punto de vista político y cuestionador de la diáspora.
Fátima Valdivia
Antropóloga y feminista
Ufff, qué difícil. Cuando [me invitaron a participar] pensé que me sería fácil, y rápido, terminar lo que me pidieron. Creo que soy una feminista atípica: he leído muy poca literatura escrita por mujeres. Ya sea por ignorancia, por temas que no me interesaban mucho o por falta de dinero para comprar esos libros, el punto es que me está costando mucho recordar haber leído mucha literatura escrita por mujeres. Qué tal censura, ¿no? y eso que no menciono los problemas que tengo para recordar cosas que he leído.
En fin, hice mi mejor esfuerzo así que pensé en qué libros mencionar. Les cuento algunos de los que me impactaron en estos años, y les cuento brevemente por qué.
Virginia Woolf, Una habitación propia
Al principio no entendía de qué iba el libro. Luego ¡zas! darte cuenta de lo importante del espacio propio, privado, para la creación. Fue un poco decepcionante darme cuenta de que no había mucha diferencia entre lo que ella contaba y mi vida personal en ese momento. Pero bueno, esa es otra historia.
Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera. The new Mestiza
Es un texto poderosísimo. Imagínate, comenzar a pensarte desde tu diferencia, desde tu marginalidad, desde tu clandestinidad. Y que, encima, pensarte desde ese margen es potencial político. Acá, la versión completa.
Maria Emma Mannarelli, Limpias y modernas
Fue uno de los libros más pajas que leí en mi vida. De hecho, eso fue lo que me animó a estudiar historia. Un textazo que dialoga entre la historiografía y la teoría social, que te permite entender un poco mejor qué nos pasa a las mujeres en este Perú tan violento con nosotras.
Por último, creo que lo más importante es desprejuiciarse y leer todo lo que caiga en nuestras manos. La única manera de saber si una autora es paja o no es leerla. Qué importa la columna de mengano o fulano, tú lee. Desde Isabel Allende, Mónica Cabrejos, Laura Restrepo, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras o Judith Butler. Y si ese libro te atrapa desde la primera página, nunca más lo vuelvas a soltar. En fin, sólo tenía ganas de contarles un poco lo que me pasó a partir de [este] pedido.
Fiorella Ramos
Comunicadora sanmarquina, feminista
Lina Meruane, Sangre en el ojo
“Sangre en el ojo” es la historia de Lucina, una escritora chilena viviendo en Nueva York que queda ciega de un momento a otro. Ella va contando el proceso de quedar ciega, de cómo se siente, y de cómo va siendo consciente de aspectos de su personalidad que no notó antes. En realidad es una forma de presenciar cómo una mujer fuerte y moderna se enfrenta a estas dificultades, junto con los otros dramas que surgen en torno, como su relación con su novio o su madre.
Alejandra Pizarnik, Poesía completa (1955-1972)
Sus poemas más conocidos son los de amor, pero leer la poesía completa de Pizarnik es como tener su diario y saber cómo se siente sobre la ciudad, su infancia perdida, el amor/desamor, la muerte, la decepción, la depresión, la soledad, la gente, es sentir la belleza incluso en el dolor, y eso me ha sido necesario muchas veces. No quiero sonar masoquista pero es una forma para mí de entender y expresar muchas de las cosas que he sentido. Cada cierto tiempo vuelvo a leerla.
Virginia Woolf, La señora Dalloway
Virginia Woolf es una de las autoras de las que tengo muchas ganas de seguir leyendo. “La señora Dalloway” transcurre en un día de Clarissa Dalloway, con sus preparativos como ama de casa organizando una fiesta. A partir del suicidio de un personaje que ella no conoce, muestra sus puntos de vista y reflexiones sobre cómo ha vivido su vida y cuál es el rol que ha asumido como mujer. El estilo en que Virginia escribe es una forma bastante precisa de mostrar cómo funciona la consciencia -pensamientos, impresiones y recuerdos- entrelazándose en las acciones del día, estando dentro y fuera de ellas.
Simone de Beauvoir, La mujer rota
Esta es una buena manera de comenzar a leer a Simone de Beauvoir. La mujer rota es el relato de una esposa y madre de familia de dos hijas. La pongo así porque solo así es como podríamos definir a la protagonista al inicio. Es una mujer que dedicó y vivió toda su vida en función a su familia, sin estudiar ni trabajar; pero todo cambia cuando sus hijas ya grandes toman sus rumbos y su esposo le confiesa que le es infiel. Siempre es una lectura recomendable para mujeres jóvenes y adultas, porque de alguna manera puede ayudarles a entender que vivir en función a los demás, no es vivir, y que el amor sufrido que todo lo soporta –saco esta frasecita de la biblia- no lleva a nada bueno. Y sí, es tristemente sorprendente lo vigente que esta historia está todavía en estos días.
Kate DiCamilo, El prodigioso viaje de Edward Tulane
En este caso la historia de las aventuras de un conejo de porcelana puede sonar exclusivamente para niños, pero esta historia: hay que abrir el corazón para aprender a sentir sin miedo. Por eso me gusta leer literatura infantil cada cierto tiempo, porque la forma en que se escriben estas historias ayuda a que los adultos veamos cosas que no notamos por la misma rutina de la adultez, o por las experiencias que nos hacen más duros.
Gabriela Zavaleta
Arquitecta y activista lesbiana feminista
J.K. Rowling, Harry Potter (la saga completa)
Si tengo que nombrar una serie de libros que me ayudó a educarme en igualdad, respeto a las diferencias y sentido de la justicia, fue la saga de Harry Potter de la genial Joanne Kathleen Rowling. Cada año de mi vida entre los 11 y 17 años fue acompañado por un nuevo libro de esta serie, desde que estaba en 6to de primaria hasta primer año de la universidad. No sé si su mayor mérito fue crear un mundo tan real al que tantas personas pudimos acudir como refugio y escuela, o llevar a millones de personas a idolatrar fervientemente a una extraordinaria mujer escritora. Para mí, los libros y la escritora de mi vida.
Isabel Allende, La Casa de los Espíritus
Le tengo un cariño muy especial a La Casa de los Espíritus porque fue uno de los primeros libros que leí en el que se narra las vidas de mujeres (así, y punto). Me parece necesario que una novela narre “la vida” de mujeres, entiéndase no solo como su capacidad de ser objeto y parte de un romance con otro hombre (que los hay) pero también con reflexiones, pensamientos, recuerdos, malicias, ambiciones personales, tragedias y deseos para el futuro, pues es de todas estas cosas y más que las mujeres también estamos compuestas, y aprecio que revolucionariamente Isabel Allende nos haya introducido en la vida de las mujeres de esta historia.
Virginia Woolf, A Room of One’s Own
Para entender la necesidad de exigir literatura desde y sobre mujeres está la compilación de discursos de Virginia Woolf en dos universidades británicas en octubre de 1928, para los cuales le pidieron disertar sobre “mujeres y ficción”. Ella nos guía por la importantísima cadena de razonamiento a la que entró para encontrarle sentido a esa frase, pasando por la historia de la literatura, en la que la superioridad masculina despojó a las mujeres de la capacidad de escribir poesía, guiones, ficciones y otros, hasta la situación de vida de las mujeres en la sociedad patriarcal (era 1928, la llama por su nombre y nadie resultó herido) que le impiden realizarse a sí misma, realizar sus ambiciones o siquiera acceder a educación por las imposiciones sociales. Cosas tan vigentes en el 2016. Imprescindible.
Nancy Garden, Annie On My Mind
Esta pequeña novela de 1982 es una de las mejores historias de amor adolescente entre dos mujeres que he leído, la cual hasta hoy no ha parado de imprimirse. La ficción y sus finales felices también nos dan esperanza, especialmente para quienes nos enfrentamos a la intolerancia, la homofobia y la ignorancia, y esa esperanza nos puede dar fuerzas para seguir adelante y seguir luchando. Este libro también sufrió las consecuencias de la intolerancia homofóbica: al ser regalado a escuelas de Kansas, en EEUU, encargados de estas escuelas decidieron que los jóvenes no debían leer una novela de amor homosexual, y ordenaron quemar las copias de este libro (al mismo estilo de la intolerancia Nazi). El amor no debe ser prohibido.
Leslie Feinberg, Stone Butch Blues
Leslie Feinberg murió en el 2014 después de dejar un legado de activismo transgénero y lésbico tanto en la ficción como en la academia. Ella se definía como “una mujer comunista revolucionaria blanca antiracista, obrera, judía secular, transgénero y lesbiana”. Para muchos humanos ella era la peor escoria de la sociedad, y Leslie lo llevaba con orgullo. Lo plasmó impecablemente en Stone Butch Blues, una maravillosa historia de ficción sobre la vida de una mujer que en el medio oeste de los EEUU de los años 50s se descubre a sí misma como una lesbiana masculina, una “stone butch” (machona de oro). La narración en los escondidos bares para lesbianas como espacios de resistencia, las violaciones correctivas que sufrían de parte de la policía represora, las relaciones de respaldo y apoyo que surgen entre marginales y marginados, y su transición de mujer lesbiana a hombre transgénero que después decidió por el “ser”: ser ellx, ser lesbiana y ser a la vez trans, ser masculino y a la vez ser mujer. Para mí este libro fue revelador y fuente de un nuevo concepto del género, la identidad y la corporalidad. Gracias, trans warrior.
BONUS TRACK: Millennium (la saga completa), de Stieg Larssen
No fue escrita por una mujer, pero ha sido la saga de Lisbeth Salander la que me educó en feminismo y sed de justicia. Miguel ha escrito impecablemente sobre el valor de Millennium para formar feministas despiertas y justicieras: contra el patriarcado y la misoginia todas debemos ser igual de implacablemente feministas como Lisbeth Salander.
Gianina Márquez
Feminista y comunicadora social
La primera vez que leí un libro escrito por una mujer fue a los 20 años. Siempre he considerado que vivimos en un imaginario mayormente creado desde una perspectiva, que es la masculina. Desde la literatura, en cualquier de sus géneros, hasta escribir sobre la historia de un país, siempre se ha visto que sus “principales” escritores son varones, además de que estos pertenecen a cierto sector socioeconómico, religión, etnicidad, etc.
La tarea de escoger SOLO cinco libros ha sido más difícil de lo que había anticipado. Espero que sean de inspiración personal y profesional para otrxs, como lo fueron para mí.
Toni Morrison, Sula (1973)
Sula narra la historia de cómo Nel y Sula (dos niñas afroamericanas) que crecieron en el barrio el “Bottom” en Ohio deciden tomar dos rumbos diferentes en sus vidas. Nel es el resultado de una familia convencional, por otro lado, Sula tiene un espíritu más “aventurero” y decide perseguir una carrera universitaria (algo no tan común en esa época, especialmente para una mujer afroamericana del guetto). La amistad de Nel y Sula está llena de contradicciones y resiliencia para mantenerse como soporte una de la otra. Para mi Sula aborda las complicaciones de las emociones y las relaciones humanas, dándonos a entender que las convenciones sociales son inadecuados como base para vivir la propia vida. Mientras Tony Morrison explora las maneras en que las personas tratan de hacer sentido de una vida llena de conflictos por la raza, el género, y los puntos idiosincrásicos simples de puntos de vista, Morrison se resiste a respuestas fáciles, donde se aprecia tanto la ambigüedad, la belleza y los miedos en la vida, tanto en sus triunfos como en sus pérdidas.
Isabel Allede, La suma de los días (2007)
Este libro me permitió apreciar como una mujer puede transmitir sus emociones dentro del duelo por perder a su única hija para escribir un libro rico en experiencias más allá del dolor. Este libro basado en la vida real de la autora, también nos muestra como la sororidad es una fuente rica de poder para sanar el alma y afrontar problemas desde los colectivos sin dejar nuestra individualidad en el proceso. La fortaleza puede ser resignificada desde lo femenino.
Francesca Denegri, SOY SEÑORA. Relato Testimonial de Irene Jara (2000)
Como he mencionado, hay un cierto tipo de perfil del escritor. Una de las características más comunes es la de haber recibido una educación. La importancia de los testimoniales es que permite a aquellos sin voz (también llamados “subalternos”), tener un espacio en la literatura. Históricamente los testimonios recogidos (desde la época de la colonia) han sido de varones. Pero la subalternidad tiene ejes de identidad los cuales pueden ser de género y etnicidad. Yo Soy Señora (respetuosamente editado por la investigadora peruana Francesca Denegri) es el testimonio de vida de Irene Jara quien desde su hablar nos cuenta sus batallas, logros y perdidas en una vida constantemente migrante en un sociedad peruana llena de prejuicios hacia “los otros”.
bell hooks, Ain’t I a Woman? Black women and feminism (1981)
Cabe mencionar que he tenido un pensamiento feminista desde que tengo uso de razón, por lo cual considero que es importante leer sobre este movimiento político y como ha ido cambiando la historia de nuestros países y nuestras vidas. En este libro bell hooks examina el efecto del racismo y el sexismo en las mujeres negras, el movimiento de los derechos civiles y los movimientos feministas de sufragio a la década del 70. Ella sostiene que la convergencia de sexismo y el racismo durante la esclavitud ha contribuido a las mujeres negras que tienen el estatus más bajo y peores condiciones de cualquier grupo de la sociedad americana. Desde mi punto de vista, uno de los mayores aportes del feminismo negro, teniendo como a una de sus mayores representantes a Hooks, fue el dar a conocer -aunque para nosotros ahora es obvio (?)- que no existe “un tipo de mujer”, somos muchas y diversas con diferentes afectaciones de acuerdo a nuestros ejes de identidad.
Paula Escribens, Proyectos de Vida de Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en el Conflicto Armado Interno (2012)
Se sabe mucho y poco sobre el Conflicto Armado Interno, pero de lo que no se habla (al menos con la importancia que merece) es de la violencia sexual contra mujeres durante esa época, y mucho menos se hace algo para reivindicar los proyectos de vida de estas mujeres afectadas. En el marco de la marcha #NiUnaMenos, creo que todxs deberíamos poner en nuestras agendas el apoyar en la búsqueda de justicia de estas mujeres valientes. Escribens, bajo un enfoque de salud mental comunitaria, da cuenta del impacto de la violencia sexual durante el conflicto armado interno en los proyectos de vida de cuatro mujeres -de una comunidad altoandina y rural de Huancavelica, resaltando como la violencia se inscribe en sus cuerpos y subjetividades, causando un daño que perdura en el tiempo, afectando su desarrollo pleno y su salud mental. La violencia sexual en esos años no fue un hecho aislado. Se dio en un contexto de violencia sistemática y generalizada. La violencia sexual estuvo acompañada de otros tipos de violencia como: maternidad forzada, la migración forzada, estigmatización social y ambiente de impunidad.
Karina Pacheco Medrano
Escritora
Anna Ajmátova, Réquiem
Estremecedor libro de poesía. Deslumbrantes las palabras y las formas con las que Ajmátova narra el dolor, la espera y la desesperanza en medio de un ambiente opresivo que no cesa de fagocitar a quienes más ama, a su propia libertad de palabra.
Isadora Duncan, Mi vida
Es una autobiografía cargada de franqueza que expresa el espíritu libre y cuestionador de esta mujer que vivió y danzó como sentía, triturando corsés y dogmas, entregada sin tregua ni medida a sus dos grandes pasiones, el amor y el arte. Siempre me fascinó la figura de esta bailarina que parecía salida de un bosque mítico griego, me apenaba también su trágico final. Cuando leí su autobiografía, hará unos veinte años, me sorprendió que no fuera nada complaciente consigo misma y, por encima de todo, la libertad de pensamiento que exhalaba, reflejada en su manera de bailar, descalza, de preferencia al aire libre, rompiendo radicalmente con el ballet clásico, así como en una vida amorosa y maternal que remecía patrones en una época muy tiránica con las mujeres. Lo recomiendo porque, personalmente, a mí esa lectura me alentó a desprenderme de todo aquello que apremie o apriete la libertad de mi cuerpo y de mis pensamientos.
Marguerite Yourcenar, Cuentos orientales
Es un libro que recoge diez cuentos que son recreaciones de antiguos mitos, cuentos y leyendas de Europa del Este, India, China y Japón y algunas creaciones totalmente propias de la autora en el espíritu del mito. Marguerite Youcenar tiene varios libros que yo recomendaría; pero este es mi favorito por mi gusto personal por los mitos. Aquí encontramos una tránsito brillante entre mitología y literatura, que muestra, además, cómo los mitos y cuentos inmemoriales son una fuente inagotable de símbolos y significados que no dejan de sugerir fuertes y profundas metáforas e interrogantes para los tiempos modernos.
Margaret Mead, Adolescencia, sexo y cultura en Samoa
Un clásico de la antropología del siglo XX, este libro de la escuela de Cultura y Personalidad trascendió los límites de la especialidad antropológica pues a través de su extenso e intensivo trabajo de campo en Samoa, Mead sacó a luz otro mundo de relaciones familiares y sociales, de modelos de educación y de relacionamiento sexual. Supuso un sacudón para las ideas más rígidas sobre la familia, la formación de los individuos y la sexualidad, especialmente de las adolescentes, predominantes en Occidente hasta los años 1960. No deja de ser vigente porque plantea cuestionamientos y perspectivas distintas a las maneras que tradicionalmente se consideran o “normales” de criar, educar, formar familias o llevar adelante la vida sexual.
Carmen Ollé, Retrato de mujer sin familia ante una copa
Entre el relato, el ensayo, la poesía y la autoficción, este libro presenta el retrato de una mujer que contempla y sobrevive en una ciudad hostil, donde el suicidio y la inmersión en el fondo de las palabras parecen ser los mayores sentidos y anclajes. Aunque ha recibido importantes reconocimientos en los últimos tiempos, encuentro que Carmen Ollé permanece aún inmerecidamente desconocida para un gran público. Recomiendo este libro porque de su obra es mi favorito, acaso por las numerosas facetas que va descubriendo, así como por las exploraciones y experimentaciones riquísimas que hace en cada parte.
Karina Valcárcel
Poeta
Diana Bellessi, La pequeña voz del mundo
Ensayo breve sobre el quehacer de la poesía donde la autora reflexiona sobre su propia escritura y además expresa su admiración por algunos exponentes de las nuevas generaciones. Se cuestiona la permanencia del poema a través del tiempo y la memoria, así como los vínculos de la voz poética y la sociedad. Es un libro delicado, su lenguaje no escapa de lo lírico y a la vez resulta firme y honesto. Es uno de mis favoritos.
Susan Sontag, Sobre la fotografía
Un libro que considero necesario en estos tiempos donde el paisaje está contaminado por la imagen en sus distintas formas y usos. Son seis ensayos en los que Sontag desarrolla ideas sobre la función de la imagen desde lo estético y lo social, realizando una crítica dura, incisiva y acertada sobre el trabajo de los fotógrafos; es como si anticipara el futuro (cabe recordar que se publicó por vez primera en el año 73) saturado por las posibilidades de la tecnología. Lo paja es que se encuentra completo en PDF.
Samanta Schweblin, El núcleo del disturbio
Libro de cuentos donde los personajes se hallan por lo general en situaciones perturbantes o surreales. De imágenes fuertes, con tramas inesperadas, en una primera lectura me enganchó porque lograba generar en mí la sensación de estar viendo una buena película. Todo sucedía con gran fluidez, aunque la realidad propuesta resultara insólita. Yo adquirí mi ejemplar hace algunos años en la FIL (Ediciones Destino, 2002), pero cabe decir que en Perú fue publicado por Santuario el año 2014.
Aurora Venturini, Las primas
Aurora Venturini fue una genia. Esta novela transcurre en La Plata, sus personajes mayores son las mujeres, ella misma aparece como quien mira pero también como quien se mancha. Las historias son entrañables, divertidas y también extremas. Debido a su inusual puntuación la lectura se vuelve un vértigo delicioso. El tono autobiográfico le suma.
Frida Kahlo, Diario
Acá no hay mucho que explicar. Un tomo gordo de dibujos y cartas y apuntes de la pintora mexicana más recia que hubo. Es un libro alegre y doloroso, pieza que no debe faltar a ninguna persona que sienta admiración por la obra plástica de Kahlo. A mí me partió el corazón, pero también me lo resanó muchas veces.
Kathy Subirana
Periodista
Oriana Fallaci, Nada y así sea
Nada y así sea es el título con el que se publicó el diario que Oriana Fallaci llevó mientras cubrió la guerra de Vietnam. Se convirtió en una gran crónica periodística de los horrores de la guerra, en el testimonio de la precariedad con la que un país y su gente evitaban caerse a pedazos. La humanidad propia es cuestionada en las páginas en las que la Fallaci no se guarda ninguna pregunta, y se juega el pellejo por la curiosidad, por la necesidad de entender que es lo que lleva a los hombres, en guerra y paz, a batirse, a asesinar sin piedad o a resistir.
Clarice Lispector, Cuentos reunidos
El estilo inteligente y conmovedor de la Lispector se luce en esta reunión de relatos cortos.
Susan Sontag, Ante el dolor de los demás
Un análisis académico lúcido y sensible sobre el uso de la fotografía periodística en situaciones violentas.
Alejandra Pizarnik, La condesa sangrienta
La historia de Erzébet Báthory es contada con oscura sensualidad por la Pizarnik, conocedora cercana de la locura.
Patty Smith, Just kids
Patty Smith salió de su casa buscándose. El camino de esa búsqueda, su encuentro y su transformación llena las páginas de Just kids, un relato minucioso, cuidadoso y sin melodrama, de lo que significó para ella convertirse en la Patty Smith que quería ser. Su relación con Robert Mapplethorpe atraviesa casi toda la historia con más tinte de compañerismo y complicidad que de romanticismo. Porque hay personas que te ayudan a, sencillamente, ser.
Lis Arévalo
Literata sanmarquina y profesora
Laura Riesco, Ximena de dos caminos
Una novela cuya historia transcurre en la sierra, en la infancia y en la escritura, tres ámbitos que me interpelan con fuerza. El mundo andino, la identidad, la diferencia son vistos a través de los ojos de una nena de cinco años. Para mí, es una de las mejores novelas peruanas de fines del siglo XX.
Pilar Dughi, La horda primitiva
Este año conocí los cuentos de esta autora peruana. Ha escrito unos cuentos poderosos, llenos de soledad y hastío, en un espacio íntimo insoportable. Lloré con “¿Alguna novedad?”
Blanca Varela, Canto villano
Fue el primer poemario completo que leí. Teníamos que discutir sus versos en una clase introductoria de la universidad. Yo tenía 19 años y nunca había leído poesía escrita por mujeres más allá de Amarilis o Sor Juana Inés de la Cruz en el colegio. La escritura literaria siempre había sido para mí masculina y leer a Varela fue un hermoso descubrimiento. De este libro recuerdo con amor el poema “Monsieur Monod no sabe cantar”, en especial sus versos finales:
porque ácido ribonucleico somos
pero ácido ribonucleico enamorado siempre
Fatema Mernissi, Scheherazade Goes West
Lo leí en cuatro o cinco viajes de tren entre Oakland y Berkeley. Me atrapó. La escritora marroquí reúne en este ensayo dos de mis pasiones: Las mil y una noches y el feminismo. Se discute la visión que occidente tiene de la mujer oriental y se recorre los museos mentales de nuestro hemisferio cultural.
bell hooks (su nombre así, en minúsculas), Feminism is for everybody
Nos hace falta un libro escrito en español así de didáctico y poderoso sobre el tema. Tres ideas destacables del texto:
“El feminismo es un movimiento que busca acabar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión”.
“Los malos entendidos y distorsiones sobre el feminismo surgen porque la gente aprende sobre el movimiento en los medios masivos patriarcales”.
“Las mujeres serán sexualmente libres solo cuando lleguemos al punto en que podamos vernos a nosotras mismas sin importar si somos o no objeto de deseo masculino”.
Nani Pease
Psicóloga, actriz y profesora
Jane Austen, Emma
Me gustan todas las novelas de Jane Austen. Me gusta ella, su vida, la enorme contradicción de una vida dedicada a hablar del amor sin (aparentemente) nunca haberlo vivido en carne propia. Me gusta que haya dicho a través de sus personajes que las mujeres teníamos el derecho a la herencia, y a trabajar y a decidir con quién casarnos (o no hacerlo) en un momento en que el mundo no estaba ni remotamente preparado para oír algo así, y menos de una mujer. Me gusta que en todos sus diálogos, de historias cotidianas y aparentemente chiquititas, lo que se dice no guarde relación con lo que sucede detrás de lo que se dice. De todas sus novelas “Emma” es quizás la que más veces he leído. Emma es una mujer hermosa, fuerte, inteligente, brillante en realidad, que no necesita hacer aquello que la sociedad de su época entiende como la meta en la vida de una mujer: casarte. Emma es feliz, plena y completa y simplemente sucede que se enamora, elige hacerlo. Elige a lo largo de toda la historia. Algo que ojalá pudieran hoy, tantos siglos después, hacer todas las mujeres.
Margaret Mead, Adolescencia y cultura en Samoa (Coming of age in Samoa. A psychological study of primitive youth for western civilization)
Margaret Mead viajó a Samoa a investigar si la adolescencia era como veníamos pensando en occidente -una época de tormenta y estrés producto de los cambios hormonales y la preparación para la vida adulta- y al hacerlo cambió el mundo. Encontró que no había tormenta ni estrés, que había una vivencia de la adolescencia que podía ser completamente distinta a la que imaginábamos, fortaleciendo la hipótesis del determinismo cultural en que el que ella se alineaba. Leí a Mead como una desorientada estudiante de antropología que creía que quería entender en realidad procesos psicológicos. Ese fue uno de los libros que me hizo decidir acabar de estudiar antropología. Lo curioso es que muchos años después, estudiando psicología, apareció Mead en mi camino nuevamente como una de las figuras clave que marcó un antes y un después en el estudio de la adolescencia. Releerla es siempre delicioso y mi admiración por lo que logró en su tiempo y lo que dejó para el nuestro solo crece con el tiempo.
Anne Bogart, La preparación del director
La teoría teatral, como muchos terrenos, es un mundo dominado por grandes hombres que cuentan grandes cosas. Este libro cayó de casualidad en mis manos sin haber visto nunca una obra de su autora. Había escuchado acerca de su método y de quién era, pero no tenía un alcance de lo inmenso que sería para mí conocerla. Bogart sistematiza lo que ha vivido como directora, construye discurso sobre el hacer como teatrista desde la dirección y actuación, pero su manera de narrar, su forma de describir es tan claramente femenina que más que un método propiamente –como los libros de los grandes métodos- lo que hace es compartirte un punto de vista, una manera de aproximarse al teatro desde la duda, las preguntas, la vergüenza, la memoria, el miedo, todo aquello que no solemos mirar. Fue adictivo leerla. Me acompañó en todo el año anterior a dirigir por primera vez una obra de teatro, mientras me preparaba para hacerlo y me contuvo en el proceso como pocas cosas lo han hecho. Me hacía sentir profundamente validada y acompañada en mis miles de preguntas y miedos.
Giovana Pollarolo, Entre mujeres solas
Debo saberme de memoria la mitad de poemas de “Entre mujeres solas”. Lo leí por primera vez en mis veintes cuando devoraba toda la poesía que pasaba por mis manos. No había tenido aún un reencuentro de colegio tantos años después, como las mujeres del libro en sus treintas, que caminaban mirándose en el espejo y pensando “aún estoy buena”, que corrían a la peluquería “cuando les dicen señora” pero lo entendía. Entendía que algo de eso llegaría y que ese proceso tenía mucho que ver con el ser mujer y soñar serlo de otra manera. Hoy soy mayor que las mujeres de “Entre mujeres solas” y sigo sonriendo y pensando en tantas frases del libro cuando una amiga es simplemente idéntica a uno de los poemas, o cuando me veo yo siendo uno de los poemas. Creo que eso es lo maravilloso de ese libro. Te habla en primera persona, de ti misma y de lo que solo las mujeres sabemos, entendemos y enfrentamos entre nosotras y a través unas de otras.
Maitena, Todas las mujeres alteradas
Maitena es todo. No creo que haya una mejor definición de lo pesado, agotador, difícil, ineludible, maravilloso y desconcertante del ser mujer que las sonrisas temblorosas de las mujeres de Maitena, acompañadas de esa frase que solo te dices a ti misma.
Paola Miglio
Periodista
Laura Riesco, Ximena de dos Caminos
Una niña pequeña que vive en un campamento minero va descubriendo el mundo y las diferencias en la sociedad. Una joyita de la narrativa peruana.
María Emilia Cornejo, A mitad del camino recorrido
La intensidad y belleza de la poesía. Sencillez y elegancia. Fluye de manera orgánica.
Colette, La gata
Los celos como protagonistas y desde ahí la crítica a lo establecido.
Emily Brontë, Cumbres borrascosas
Para mí, una de las historias de amor más apasionadas.
Laura Esquivel, Como agua para chocolate
Sí, sé que van a decir que es cursi, pero es una novela cursi y bien escrita. Y una deliciosa forma de acercarse a la gastronomía.
Zadie Smith, White Teeth
Historias de familia sobre pluriculturalidad y minorías.
Patricia Castro Obando
Periodista
Murasaki Shikibu, Genji Monogatari (El Relato de Genji)
A los 13 años de edad leí fragmentos de esta antigua novela japonesa y así empezó mi viaje por el Oriente que continúa hasta hoy. A través de sus páginas, la dama de la corte Murasaki Shikibu pinta el Japón del siglo XI con su fino pincel. El Fondo Editorial de la Asociación Peruano Japonesa publicó en el 2013 la impecable traducción al español de Hiroko Izumi Shimono e Iván Pinto Román.
Sor Juana Inés de la Cruz: Toda su obra, toda.
Descubrí a Sor Juana en los últimos años del colegio. Su poema “Hombres Necios” aparecía en una antología de poesía amorosa latinoamericana que me regaló mi padre. Memoricé estos versos sin darme cuenta, de todas las veces que los repetí. Me quedé atrapada en su biografía y casi soy monja por culpa de ella. He leído todas sus obras y procuro leer todo lo que se escribe sobre ella.
Ángeles Mastreta, Arráncame la vida
Me topé con esta novela cuando estudiaba literatura en la universidad. Quizás por eso, en mis relaciones amorosas de aquellos años pretendía sin éxito que era Catalina. Me volví romántica y apasionada. También memoricé los diálogos. Me gustó la película estrenada en el 2008, pero la novela que vive en mi imaginación sigue siendo insuperable.
Blanca Varela, Concierto animal
Había leído a Blanca Varela desde hace mucho tiempo pero fue este poemario, o quizás la historia que subyace (la muerte de su hijo tres años antes de su publicación), lo que me llevó a una profunda relectura de toda su obra. Guardo este poemario en mi mesita de noche, y lo leo, una y otra vez, cuando la tristeza me visita en China.
Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo
Hay una Patricia antes y otra Patricia después de leer esta obra, escrita en 1949 pero que jamás pierde vigencia. Es un libro inspirador que nos lleva a plantearnos la dolorosa pregunta “¿Qué cosa es ser mujer?”. Una interrogante que toda mujer peruana debe responder a solas y frente a su espejo, el único que no miente. Duele mucho ser mujer en el Perú.
Regina Limo
Escritora
Amelie Nothomb, Estupor y temblores
Mujer, joven y occidental entra a trabajar a una poderosa empresa de Tokio, donde será la última empleada del escalafón. Narración deliciosa, irónica y elegante de Nothomb sobre los desencuentros entre su condición y la cultura japonesa.
Carson McCullers, La balada del café triste
McCullers suele tener una mirada entre nostálgica e irónica de las pequeñas tragedias cotidianas. La balada es la historia de un extraño triángulo entre seres excéntricos.
Virginia Woolf, Una habitación propia
Toda escritora debe leer este ensayo. Woolf observa cómo nuestras condiciones materiales y de género determinan nuestro acceso a la escritura y a la independencia artística.
Marjane Satrapi, Persépolis
Una de las obras maestras de la novela gráfica contemporánea. Satrapi cuenta cómo es ser mujer liberal y crecer en la Irán de la revolución islámica.
Alison Bechdel, Fun Home
Otra obra maestra. Bechdel narra la complicada relación con su padre, marcada por secretos de familia y simbolizada por los clásicos de la literatura moderna que ambos leían con apasionamiento.
Sandra Rodríguez
Antropóloga
Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano
Antes que su “obra maestra”, la obra que la acompañó gran parte de su vida. Marguerite pasó desde sus tempranos veinte hasta los finales de sus cuarenta pensándola, escribiéndola, rompiéndola y reconstruyéndola hasta su final publicación en 1951. La obra es una “falsa memoria” del emperador romano Adriano, que adopta la forma de una larga carta que éste, presintiendo la muerte, le hace a su sucesor, Marco Aurelio. “Querido Marco”, es la fórmula que la inicia. Marguerite buscó “retratar a este hombre solo y al mismo tiempo vinculado con todo”, rescatando tanto al Adriano que piensa en la relación con sus mentores, su apego a la poesía, en su más grande amor por el joven Antínoo, como al Adriano que habla de la guerra y los triunfos militares, el estadista que busca el sentido de las leyes y diseña las estrategias para mantener la estabilidad de su reino. El libro evoca y nos habla desde un tiempo perdido sobre temas profundamente humanos y por ello partes del presente. Léanla lentito; tanta sabiduría solo es posible asimilarla lentito.
Amy Tan, La Esposa del Dios del Fuego
Puesta en jaque por la inminencia de la muerte de su hermana, Winnie decide abrir el portal de su vida pasada, mantenida como un gran secreto, a su hija Pearl. A partir de ese vínculo esencial entre madre e hija, Amy Tan nos lleva a la China de inicios del siglo XX, en cuyos remolinos vivió Winnie hasta antes de migrar a Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial. En medio de un país en donde una guerra mutaba en otra sin parar, Winnie atravesó su propio infierno personal atrapada a un matrimonio con un hombre cruel del cual… ¿logra escapar? Léanla.
Kimberly Theidon, Entre prójimos: el conflicto armado interno y la política de la reconciliación en el Perú (2004)
Cuando las conversaciones que tenía con las mujeres ayacuchanas que vivieron en medio del espiral de violencia de los 80s tocaban la tristeza y la pérdida, Kimberly sacaba una crema para frotar la parte del cuerpo que les dolía al contar. Con Dionisia, por ejemplo, Kimberly acostumbraba a frotarle la espalda cuando conversaban. En uno de sus encuentros, cuando Kimberly se disponía a repetir el ritual, Dionisia la detuvo y dándose la vuelta le dijo “No. Ahora quiero hablar de mi hijo quien fue asesinado”; le puso las manos sobre el abdomen: ”Aquí es donde me duele”. De manera brillante Kimberly combina la narración etnográfica con la discusión teórica para pensar en este libro en qué significa vivir “las secuelas de la violencia”. Observa cómo el dolor se materializa, cómo el luto se vuelve cuerpo, y cómo el cuerpo se convierte en un mapa de la memoria. Cómo ese dolor, además, es capaz de traspasar el propio cuerpo y alcanzar el de los hijos, cuando esa profunda pena se traspasa, por ejemplo, a través de la leche. (¿Se acuerdan de La Teta Asustada? La película de Claudia Llosa que ganó el Oscar hace algunos años. Bueno, este el libro que inspiró a Claudia.) ¿Qué implica, además, asimilar esa violencia que se desató en contextos íntimos, en donde la gente se mató “entre prójimos”? Kimberly reflexiona también sobre qué significa ‘la reconciliación’ en estos micro-contextos, en estos pequeños mundos en dónde la violencia permeó y definió la naturaleza de todos los vínculos sociales. Sin duda de los mejor que se ha escrito en materia de memoria por una antropóloga médica, intelectual pública y activista.
Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal (1963)
Cuando en 1960 el Estado de Israel capturó a Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS nazis y encargado logístico de los transportes de judíos a los campos de exterminio, decidieron abrirle un juicio en la corte israelí. Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, que emigró a Estados Unidos huyendo de la persecución nazi, fue contratada por The New Yorker, para asistir y reportar el proceso judicial que le abrieron a Eichmann en Jerusalén. Su reportaje levantó harta controversia. La acusaron de ponerle un rostro humano a lo monstruoso. De humanizar lo abominable. Arendt encontró en Eichmann, antes que a un demonio, a un burócrata ensimismado, que impulsado por la sola motivación de “cumplir bien con su trabajo” renunció a pensar en las repercusiones morales de sus actos. Eichmann transitó por una larga carrera de maldad, se volvió uno de los mayores criminales de la historia, por simplemente “no ser”, por borrar su humanidad al negarse a pensar. A eso Arendt denominó “la banalidad del mal”. Arendt nos ayuda a pensar tanto en nuestra historia reciente, como en el contexto global de extremismo en el que vivimos ahora, revelándonos quizá uno de los lados más perturbadores del horror de la guerra y la violencia: que no se necesita de monstruos y demonios para perpetuarla, sólo de hombres que renuncien a sí mismos, a su condición humana de “pensar”, y acepten ser dirigidos por –obedecer- un espiral de maldad.
Sylvia Majo
Actriz
María Montessori, El Método de la Pedagogía Científica
Devolver la dignidad al niño, asistir a su necesidad de aprender haciendo, jugando, desterrando así los métodos convencionales y aburridos que desgraciadamente hasta la fecha aún se usan. Sobre todo para quienes se dedican a la educación.
Gabriela Mistral, Desolación
Viví diecisiete años cerca al mar y leyendo a Gabriela, Desolación acompañó mi época de adolescente cuando era más bipolar que nunca y adolescía de todo. Gabriela debe ser leída obligatoriamente en las escuelas, es premio Nobel. Como anécdota, Gabriela siempre ha sido mi nombre preferido, hace un año mi mamá me dijo que me quería llamar Gabriela, no podía creerlo, no me lo puso porque en el momento de mi inscripción no se acordaba el nombre. A mi hijo le puse Gabriel.
Isabel Allende, La Casa de los Espíritus
Por la intensidad de sus personajes femeninos.
Emily Brontë, Cumbres Borrascosas
Por los temas que aborda, los sentimientos reprimidos, la pasión, la discriminación y el amor y la venganza que siempre conjugan bien en una novela.
Simone de Beauvoir, El segundo sexo
Importantísimo leerlo, para abrir los ojos y saber realmente qué significa ser mujer.
Sophie Canal
Escritora
Carson Mc Cullers, El corazón es un cazador solitario (1940)
El corazón es un cazador solitario trata sobre la vida de un hombre sordo que no puede hablar, llamado John Singer, y la gente con la que se encuentra en una ciudad industrial en el estado de Georgia en la década de los años 30. Las relaciones se desarrollan en una atmósfera claustrofóbica que envuelve a todos los personajes bizarros que transitan por la novela. A mitad de camino entre William Faulkner y Truman Capote, como aquél, McCullers nos propone la decadencia del Sur estadounidense mediante el retrato de sus miserables protagonistas; como éste, no puede dejar de sentir cierta ternura por sus personajes. Su obra, reducida a cuatro novelas y un par de colecciones de relatos, nos muestra un mundo desolador poblado por sordomudos, mirones, niñas que buscan refugio en su fantasía, homosexuales y viragos.
Margueritte Duras, Un dique contra el Pacífico (1950)
Margueritte Duras es mi madre literaria. Leí toda su obra. Aprendí con ella que lo que importa en la literatura no es tanto la historia sino la visión de la historia, el sonido que produce al encontrarse con un estilo. Todos sus libros cuentan la misma historia al final, la de una niña que hace todo lo que puede para trascender la violencia familiar, cultural y política gracias a la escritura. Un dique contra el Pacífico cuenta la lucha de su mama, una colona blanca contra lo salvaje del mundo indochino tanto a nivel de la naturaleza que de los hombres que la gobiernan y de sus propios hijos.
Annie Ernaux, El lugar (1983), La verguenza (1997)
Esos dos libros de la reconocida escritora francesa emblemática de la autoficción, hablan de la vergüenza, forma social de la culpa. Vergüenza de sus padres, de ser mujer, de sentir, de desear, vergüenza de pertenecer a algo que desprecias profundamente. El lugar, una narración intimista, descarnadamente autobiográfica, que se adentra en lo más hondo de emociones y experiencias sin tapujos ni sentimientos, mereció el Premio Renaudot en 1984 y consagró a su autora como una de las novelistas francesas más personales.
Nancy Houston, Instrumentos de las tinieblas (1996), Nord perdu (Norte perdido), (1999) Marcas de nacimiento (2006), La huella del ángel (1998)
Nancy Houston es una canadiense nacionalizada francesa. Es una de esos escritores que escogen vivir en otro país y escriben en otro idioma. Siempre me fascinó eso. Para mí es el colmo de la libertad en el sentido en que el ser humano es el único capaz de inventarse totalmente. Leí a Nancy justo antes de mudarme a Perú. Mi vida ha seguido sus pasos de cierta manera. En Nord perdu(Norte perdido), ensayo escrito en francés, la narradora anglófona aborda las dificultades y los desafíos que representan la expatriación y el bilingüismo. Reflexiona sobre los problemas que genera el hecho de vivir en un país donde no has nacido, de asimilar sus costumbres y de criar a tus hijos. Es un libro al cual siempre regreso o que regalo a mis amigos que van a vivir afuera.
Joyce Carol Oates, Blonde (2012)
A pesar de tomar muchas libertades con la vida y los hechos históricos del personaje que retrata, esa biografía literaria de Marylin Monroe, quizás sea el libro de la Balzac estadounidense que más se acerca para mí a lo que debería ser una biografía. Tras leer este libro, uno tiene la sensación de haber conocido personalmente a Norma Jeane, o al menos de estar en condiciones de adivinar su reacción en cualquier situación imaginaria hipotética. Soy una fanática de las novelas de Joyce Carol Oates: al igual que Mc Carthy, su literatura basada en monólogos interiores y voces que se entrecruzan a lo Faulkner es uno de los últimos resquicios del gótico sureño.
Suiry Sobrino Verástegui
Comunicadora feminista
Rosa Montero, La loca de la casa
Un libro con el que me sentí identificada desde el primer párrafo. Un párrafo me marcó de manera particular, en el preciso momento en el que empezaba a conocer el feminismo: “Me considero feminista o, por mejor decir, antisexista, porque la palabra feminista tiene un contenido semántico equívoco: parece oponerse al machismo y sugerir, por tanto, una supremacía de la mujer sobre el hombre (…) Pero mi preferencia por el, término antisexista no quiere decir que reniegue de la palabra feminista, que puede ser poco precisa. pero está llena de historia y resume siglos y siglos de esfuerzos de miles de mujeres y hombres que lucharon por cambiar una situación social aberrante”.
Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte
La historia de cómo lleva su duelo una mujer increíble como Marie Curie.
Laura Restrepo, Hot Sur y Delirio
Gabriela Mistral
Lo primero que recuerdo haber leído, fue un libro de poesía infantil que me regaló mi mamá cuando tenía 6 o 7 años. Recuerdo que lo tenía en mi mesa de noche y lo leía, pero sobre todo lo imaginaba.
Blanca Varela
Comencé a leerla en mi clase de literatura en la universidad. Me da vergüenza reconocer que tan tarde la conocí. Pero eso deja al descubierto que poco nos enseñan de poesía en el colegio.
Vero Ferrari
Lingüista y activista feminista
Louisa May Alcott, Mujercitas
Una de las primeras novelas que leí en donde todas sus protagonistas eran mujeres, pero había una que rompía los esquemas y con la que me sentí identificada desde un inicio porque no seguía los cánones de la feminidad que sus hermanas sí. Jo March, escritora, fuerte y rebelde. A pesar de que Louis May Alcott luego la tuviera que poner “en orden”, casándola y convirtiéndola en madre, no deja de ser un ícono del ideal de joven feminista que me empezaba a forjar.
Simone de Beauvoir, El segundo sexo
Leer este ensayo me ayudó muchísimo a entender mi situación como mujer joven. Completo, erudito y didáctico. No creo que Simone de Beauvoir haya pensado en el impacto que su obra originaría en la vida de millones de mujeres en el mundo. Luego de eso, lo mejor que pudo hacer fue convertirse en feminista y permitir que otras mujeres pudieran sentirse abrazadas por su obra. Ella marca un hito en la historia del feminismo, la conciencia del género y de su construcción.
Monique Wittig, El pensamiento heterosexual
Adrienne Rich, La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana
Había algo que no cuajaba en todo lo que leía sobre feminismo, ni siquiera Simone fue capaz de llenar el vacío en su capítulo de “La lesbiana” en El Segundo Sexo porque era un texto visto desde una mirada de mujer heterosexual. Cuando encontré los ensayos de Monique Wittig y Adrienne Rich, dos lesbianas brillantes, fue como ver una segunda luz en el horizonte. Ellas explicaban de forma impecable cómo el sistema de pensamiento se había estructurado para omitir determinadas existencias, cuerpos y deseos. Reivindicar una existencia lesbiana plena, sacarla de la oscuridad de la historia y convertirla en pivot del análisis académico y del feminismo fueron los aportes revolucionarios de estas dos mujeres, quienes escribieron esos ensayos en años muy cercanos y en continentes distintos. “Las lesbianas no son mujeres” y “el continuum lesbiano” son conceptos fuerza para un feminismo lésbico que estaba en ciernes y que hasta hoy sigue sus llamados.
Gayle Rubin, El tráfico de mujeres
Gayle Rubin, antropóloga lesbiana, describe en este texto maravilloso al sistema sexo/género que supera el concepto de patriarcado. Ella encuentra el origen del género y la heterosexualidad obligatoria en el intercambio de mujeres y lo coloca como acto constitutivo de la cultura. Después de Rubin, los estudios de género no vuelven a ser los mismos hasta la llegada de Judith Butler. Lo puedo leer una y otra vez y siempre encuentro nuevas formas de acercarme a su lectura, su crítica a Levi Strauss, Marx y Freud impulsan también una revisión de todo lo que las ciencias sociales habían producido hasta entonces.
Beatriz Gimeno, Historia y análisis político del lesbianismo
Esta obra de Beatriz Gimeno le da otra mirada al lesbianismo, ya no desde la concepción genética sino desde la elección vital. Es, quizás, el libro que toda activista lesbiana feminista debe leer sin falta. En este hace un recorrido por la historia de las lesbianas a través de los tiempos, nos muestra cómo el lesbianismo puede ser un espacio de liberación, pero sobre todo de poder, invitando a las mujeres a que opten por un estilo de vida y una sexualidad lesbiana para ser más felices
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