Hace ya tres años que comencé a “tontear” con los productos menstruales reutilizables, y dos que mi relación con ellos es monógama. En este tiempo se han producido cambios tanto a nivel físico como a nivel psicológico, cambios que comparto con vosotros a continuación.
EL GRAN CAMBIO: PODER DORMIR TODA LA NOCHE DE UN TIRÓN
Mi flujo ha sido extremadamente abundante desde que he entrado en la veintena. Cuando usaba productos menstruales desechables la primera y segunda noche de regla eran una odisea. Me iba a la cama con un tampón o.B super plus (los más absorbentes que conocía) y una compresa por si acaso. Pero esto no era todo… a pesar de dormir con un tampón de máxima absorbencia (aun a sabiendas de que no era nada recomendable) necesitaba programar el despertador para levantarme cada 2 – 3 horas y cambiarme. Eso hacía que la primera y la segunda noche no pudiese dormir tranquila y que los días siguientes estuviese cansada.
Ahora que uso copa menstrual puedo dormir toda la noche de un tirón. Para ello elegí una copa de gran capacidad basándome en mis necesidades anatómicas y de flujo. Por ahora no he tenido ninguna fuga nocturna con la copa, aunque muchas mañanas si me he levantado con la copa a rebosar.
CAMBIARME CON MENOS FRECUENCIA
Como ya he dicho mi flujo es abundante, en los días más fuertes necesitaba cambiarme los tampones más absorbentes cada dos horas más o menos. Esto chocaba con mi ritmo de vida y trabajo, ya que no siempre podía acceder a un baño con esa frecuencia. Siempre llevaba una compresa o un salvaslip por si acaso, pero el miedo a manchar siempre estaba presente.
Con la copa he duplicado el tiempo que puedo tener entre cambio y cambio, con lo que no me tengo que preocupar de tener siempre un baño cerca. Al principio sí que me cambiaba con la misma frecuencia que lo hacía con los tampones, pero pronto descubrí que con la copa podía extender el tiempo entre cambio y cambio.
LOS COÁGULOS
Mi flujo aparte de abundante viene acompañado de coágulos de sangre. Con los tampones siempre tenía problemas de fugas porque los coágulos no eran absorbidos por el tampón, iban bajando a lo largo de su superficie y antes o después siempre acaban en el exterior.
Con la copa esto no me pasa. Los coágulos (que los sigue habiendo) simplemente pasan al interior de la copa y ahí se quedan.
LA PLAYA O LA PISCINA
Cuando usaba productos menstruales desechables no iba a la playa/piscina ni en los primeros días ni en los últimos. Los primeros dos días no iba porque entre el flujo abundante y los coágulos tenía miedo de que el tampón no me aguantase. Los últimos tampoco iba porque mi flujo era tan escaso que introducirme un tampón resultaba molesto.
Desde que uso la copa voy en cualquier momento de mi ciclo porque sé que tengo al menos cuatro horas de protección asegurada en mis días más fuertes y en los últimos no me reseca como hacían los tampones.
Además yo soy una habitual de la playa nudista, con lo cual la copa me ofrece la ventaja de una protección interna invisible. Esto no es una ventaja “irrefutable” de la copa pues yo tengo ido a la playa nudista con tampones sin ningún problema. Para hacer el hilito menos obvio lo escondía en la entrada de mi vagina y listo.
EL SEXO
Sí, el sexo con mi pareja también ha cambiado desde que uso este tipo de productos.
Cambio 1: hacer el amor sin manchar
Gracias a los tampones esponja puedo mantener relaciones sexuales en los días más abundantes de mi menstruación sin que la cama acabe pareciendo la escena de la matanza de Texas.
Cambio 2: no a la sequedad
Los tampones no absorben sólo la sangre menstrual, si no que absorben todo fluido que haya en la vagina, incluyendo la propia lubricación. Esto a mí me provoca una gran sequedad, no solo los días que usaba los tampones, si no hasta una semana después. Esa sequedad hacía que de vez en cuando sufriese pequeños rasguños cuando mi pareja me tocaba o me penetraba. Desde que uso la copa esto no ha pasado.
LAS COMPRESAS
Cuando usaba desechables odiaba las compresas. No me gustaba el tacto que ofrecían, el olor y el aspecto de la sangre en ellas… bueno, no me gustaba nada de las compresas. Las usaba por la noche como complemento al tampón porque las necesitaba y punto, durante el día procuraba calcular muy bien el tiempo entre cambio y cambio de tampón para que solo necesitase un pequeño protegeslip (de capa superior efecto algodón).
Al principio con la copa siempre tenía alguna fuguilla debido a que no sabía cómo colocármela bien por lo cual los pantiprotectores seguían siendo obligatorios. Gracias a una amiga me animé a probar unos salvaslip de tela y me gustaron lo suficiente como para pedir más e incluso aventurarme con compresas lavables.
Con las toallas femeninas de tela la sensación es muy diferente. Son mucho más transpirables que las desechables, por lo cual no hay esa sensación de “efecto invernadero” en la entrepierna. La sangre tampoco huele como con las desechables, no es que huela bien, simplemente tiene su olor ferroso característico. Además son mucho más flexibles y se adaptan mejor a la anatomía y movimientos del cuerpo de la mujer.
EL NO SANGRADO NOCTURNO
Al pasarme a compresas de tela me aventuré a probar como es dormir sin nada en mi interior. Curiosamente cuando uso las toallas lavables como medio de protección nocturna no sangro, por la mañana me levanto con la compresa completamente limpia o con apenas una gotita o dos. Eso sí, en menos de 5 minutos desde que me levanto sangro todo lo que habría sangrado por la noche.
Como esto solo me pasa si uso compresas de tela y no copa menstrual he intentado buscar una explicación a este “fenómeno”. Creo que lo que pasa es que mientras duermo con la compresa mi cuerpo inconscientemente aprieta los músculos del suelo pélvico, “cerrando” la salida de la vagina. Así la sangre se va acumulando dentro de la vagina. Al despertarme relajo los músculos del suelo pélvico y la sangre acumulada sale al exterior en poco tiempo. Por ahora esto es sólo una hipótesis, veremos si algún día encuentro como comprobarla.
MI ARTE QUITANDO MANCHAS
Yo siempre enjuago mis compresas de tela nada más las retiro, por lo cual tengo no tengo muchos problemas con las manchas de sangre. Aun así desde que las uso he aprendido cientos de maneras diferentes de quitar manchas de sangre, trucos que en muchos casos también valen para otro tipo de manchas.
LA RELACIÓN PSICOLÓGICA CON MI PERIODO
Antes de pasarme a las copas y toallas de tela yo odiaba mi regla. Nunca quería que llegase porque sabía que iba a tener que estar pendiente de cambiarme continuamente, que me iba a causar molestias… No es solo que no me gustase tener la regla, es que incluso me avergonzaba de ella y nunca dejaba que mis compañeras de casa o mi pareja viesen un envoltorio de tampón o de compresa en el cubo de la basura.
Ahora que uso productos menstruales reutilizables no es que desee menstruar a diario, pero desde luego mi relación con la regla ha cambiado. He tomado conciencia de que la regla es un síntoma de que todo va bien con mis hormonas sexuales, con lo cual agradezco que me venga en intervalos más o menos regulares. Ahora tampoco tengo miedo de manchar, he encontrado la copa y las toallas adecuadas para mi cuerpo y mi flujo. Tampoco me avergüenzo ya de menstruar: creo que al tener que conocer mi anatomía vaginal para elegir una copa, mi patrón de sangrado para elegir la compresa adecuada y al lavar mis compresas de tela he visto que la menstruación no es algo “vergonzoso” si no algo natural, que no hay que esconder.
Estos son los cambios más importantes que he experimentado desde que dejé atrás las compresas desechables y los tampones. ¿Qué cambios habéis experimentado vosotras?
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