EN CECOPI APOYAN A FÉMINAS QUE FUERON MALTRATADAS
El apoyo educativo promueve sus habilidades y talentos, además de conocimientos para que ejerzan sus derechos.
En los últimos años los derechos de las mujeres fueron prevaleciendo a través de la difusión de las leyes que las protegen, particularmente la 348 que les garantiza una vida libre de violencia, y aunque la misma no es aplicada de forma adecuada varias mujeres dejan el círculo de crueldad en el que vivían y que quizá les impedía surgir y alcanzar sus aspiraciones.
Si bien los tipos de violencia más conocidos son la sexual, física y psicológica, la Ley 348 visibilizó otros como la violencia económica, en la que ahora hacemos énfasis. A esta se la define como toda acción u omisión que al afectar los bienes propios y/o gananciales de la mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla o limita sus ingresos económicos y la disposición de los mismos, o la priva de los medios indispensables para vivir.
UNA OPORTUNIDAD. En ese contexto, el Centro de Comunicación para Comunidades y Pueblos Indígenas (CECOPI) identificó que las condiciones de vida de algunas mujeres, particularmente de las que viven en provincias o migraron de ellas, son pésimas debido a que desconocen sus derechos, razón por la cual optó por dedicar y enfocar su trabajo en mejorar las condiciones de vida de este sector a través de capacitaciones productivas para que puedan lograr su independencia económica.
Dentro de esa perspectiva, CECOPI inició a principios de este año un curso de capacitación en el área de panadería y pastelería al cual acudieron 130 mujeres de El Alto, Viacha y de las provincias aledañas del departamento de La Paz, quienes en tres meses aprendieron a elaborar una variedad de panes y masitas.
La directora de CECOPI, Tania Ayma, explicó que el propósito de la institución es fortalecer las capacidades técnicas de las mujeres para la generación de emprendimientos productivos, además de hacer prevalecer el ejercicio de sus derechos.
"La formación es integral, ya que se combina la capacitación técnica, sustentada en la adquisición de destrezas y habilidades laborales, con un proceso de toma de conciencia sobre los derechos humanos de las mujeres a través de la apropiación de la palabra; de esta manera las mujeres salen de este curso preparadas no solo en el ámbito productivo, sino también en conocimientos y habilidades para ejercer y defender sus derechos visibilizando sus demandas contra la exclusión social, la discriminación de género y la violencia hacia ellas", expresó Ayma.
PROMOCIÓN DE TALENTOS. La visión de CECOPI va mucho más allá de una capacitación, pues busca que con lo aprendido las mujeres obtengan su autonomía económica. Para ello la institución decidió abrir otro taller con el propósito de "impulsarlas a emprender sus negocios".
Hernán Quilali, facilitador de emprendimientos, ayudó a un grupo de mujeres que mostraron interés por ver las maneras de cómo surgir económicamente con lo aprendido, a descubrir sus capacidades y talentos, a combinar el tema familiar, laboral y personal.
El taller de emprendimiento se realizó en tres meses, en los cuales las mujeres recibieron las herramientas de cómo potencializar sus capacidades psicológicas, sus capacidades de actitud. Como punto de partida se trabajó en su autoestima; lo que les permitió ingresar a otras etapas hasta llegar a conocer las formas de adquirir una autonomía económica.
"El proceso ha permitido que las señoras encuentren e identifiquen las potencialidades que han desarrollado desde su niñez y esto les sirvió para que sepan enfrentar nuevos desafíos", explicó Quilali.
La creatividad y la innovación fue el resultado del taller de emprendimiento, ya que las señoras aprendieron a crear un modelo de negocios que construyeron de forma interna y lo que les permitirá unirse con el mercado acorde con la experiencia de vida y el desarrollo laboral.
"Se plantearon un sueño y han podido desarrollar el valor del producto, a qué segmento del mercado van a atacar y a través de qué vía llegaran a él. Se les enseñó que las actividades claves son fundamentales para captar a los futuros socios que estarán introducidos en el proceso y también a analizar los factores de costos de manera simple para que finalmente puedan salir al mercado con sus productos”, mencionó el facilitador.
CON EL TALLER DE EMPRENDIMIENTOS las expectativas de las mujeres crecieron mucho más, por lo que CECOPI y Diakonía Bolivia se vieron en la obligación de continuar con el apoyo mediante la apertura de un nuevo curso de especialización en pastelería en el cual participan 30 mujeres.
Ellas consideran que este es “el toque final” para hacer que su sueño de emprender un negocio propio y generar recursos propios sea realidad.
"Muchas veces me he sentido discriminada por mi pareja, porque él trabajaba y yo no. Además me echaba en cara que era él quien ganaba el dinero y no podía ni reclamarle cuando tomaba porque me decía que ha tomado con su plata, me decía que gracias a él comía y tenía que aguantar, por eso he decidido salir adelante”.
Rosnilda Luna.
“Sí, he sido víctima de violencia, mi esposo es agresivo sobre todo cuando toma alcohol. Siento que también he sufrido violencia económica, porque si bien me daba dinero para los gastos del hogar, luego tenía que rendirle cuentas. Con lo que he aprendido pienso en un futuro abrir mi pastelería y ganar mi dinero del cual podré disponer en lo que vea necesario”.
Costa Escalera.
FUENTE ORIGINAL : http://www.laprensa.com.bo/diario/actualidad/social/20150920/mujeres-que-logran-su-autonomia-economica_70820_120294.html
En los últimos años los derechos de las mujeres fueron prevaleciendo a través de la difusión de las leyes que las protegen, particularmente la 348 que les garantiza una vida libre de violencia, y aunque la misma no es aplicada de forma adecuada varias mujeres dejan el círculo de crueldad en el que vivían y que quizá les impedía surgir y alcanzar sus aspiraciones.
Si bien los tipos de violencia más conocidos son la sexual, física y psicológica, la Ley 348 visibilizó otros como la violencia económica, en la que ahora hacemos énfasis. A esta se la define como toda acción u omisión que al afectar los bienes propios y/o gananciales de la mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla o limita sus ingresos económicos y la disposición de los mismos, o la priva de los medios indispensables para vivir.
UNA OPORTUNIDAD. En ese contexto, el Centro de Comunicación para Comunidades y Pueblos Indígenas (CECOPI) identificó que las condiciones de vida de algunas mujeres, particularmente de las que viven en provincias o migraron de ellas, son pésimas debido a que desconocen sus derechos, razón por la cual optó por dedicar y enfocar su trabajo en mejorar las condiciones de vida de este sector a través de capacitaciones productivas para que puedan lograr su independencia económica.
Dentro de esa perspectiva, CECOPI inició a principios de este año un curso de capacitación en el área de panadería y pastelería al cual acudieron 130 mujeres de El Alto, Viacha y de las provincias aledañas del departamento de La Paz, quienes en tres meses aprendieron a elaborar una variedad de panes y masitas.
La directora de CECOPI, Tania Ayma, explicó que el propósito de la institución es fortalecer las capacidades técnicas de las mujeres para la generación de emprendimientos productivos, además de hacer prevalecer el ejercicio de sus derechos.
"La formación es integral, ya que se combina la capacitación técnica, sustentada en la adquisición de destrezas y habilidades laborales, con un proceso de toma de conciencia sobre los derechos humanos de las mujeres a través de la apropiación de la palabra; de esta manera las mujeres salen de este curso preparadas no solo en el ámbito productivo, sino también en conocimientos y habilidades para ejercer y defender sus derechos visibilizando sus demandas contra la exclusión social, la discriminación de género y la violencia hacia ellas", expresó Ayma.
PROMOCIÓN DE TALENTOS. La visión de CECOPI va mucho más allá de una capacitación, pues busca que con lo aprendido las mujeres obtengan su autonomía económica. Para ello la institución decidió abrir otro taller con el propósito de "impulsarlas a emprender sus negocios".
Hernán Quilali, facilitador de emprendimientos, ayudó a un grupo de mujeres que mostraron interés por ver las maneras de cómo surgir económicamente con lo aprendido, a descubrir sus capacidades y talentos, a combinar el tema familiar, laboral y personal.
El taller de emprendimiento se realizó en tres meses, en los cuales las mujeres recibieron las herramientas de cómo potencializar sus capacidades psicológicas, sus capacidades de actitud. Como punto de partida se trabajó en su autoestima; lo que les permitió ingresar a otras etapas hasta llegar a conocer las formas de adquirir una autonomía económica.
"El proceso ha permitido que las señoras encuentren e identifiquen las potencialidades que han desarrollado desde su niñez y esto les sirvió para que sepan enfrentar nuevos desafíos", explicó Quilali.
La creatividad y la innovación fue el resultado del taller de emprendimiento, ya que las señoras aprendieron a crear un modelo de negocios que construyeron de forma interna y lo que les permitirá unirse con el mercado acorde con la experiencia de vida y el desarrollo laboral.
"Se plantearon un sueño y han podido desarrollar el valor del producto, a qué segmento del mercado van a atacar y a través de qué vía llegaran a él. Se les enseñó que las actividades claves son fundamentales para captar a los futuros socios que estarán introducidos en el proceso y también a analizar los factores de costos de manera simple para que finalmente puedan salir al mercado con sus productos”, mencionó el facilitador.
CON EL TALLER DE EMPRENDIMIENTOS las expectativas de las mujeres crecieron mucho más, por lo que CECOPI y Diakonía Bolivia se vieron en la obligación de continuar con el apoyo mediante la apertura de un nuevo curso de especialización en pastelería en el cual participan 30 mujeres.
Ellas consideran que este es “el toque final” para hacer que su sueño de emprender un negocio propio y generar recursos propios sea realidad.
"Muchas veces me he sentido discriminada por mi pareja, porque él trabajaba y yo no. Además me echaba en cara que era él quien ganaba el dinero y no podía ni reclamarle cuando tomaba porque me decía que ha tomado con su plata, me decía que gracias a él comía y tenía que aguantar, por eso he decidido salir adelante”.
Rosnilda Luna.
“Sí, he sido víctima de violencia, mi esposo es agresivo sobre todo cuando toma alcohol. Siento que también he sufrido violencia económica, porque si bien me daba dinero para los gastos del hogar, luego tenía que rendirle cuentas. Con lo que he aprendido pienso en un futuro abrir mi pastelería y ganar mi dinero del cual podré disponer en lo que vea necesario”.
Costa Escalera.
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