sábado, 29 de agosto de 2015

Una mirada experta sobre embarazo por violación

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Andrea Huneeus, especialista en ginecología infantil y adolescente, ha atendido muchas veces embarazos por violación y ha estudiado a fondo el tema, porque le preocupa. “El 66% de las embarazadas por violación es menor de edad y el 11% tiene menos de 12 años. Es decir, son niñas”, dice. Para aportar al debate del proyecto de aborto terapéutico, que incluye la violación como una de las causales, expuso en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Estos son sus argumentos.

La mujer es joven y está en una camilla, en el Hospital Salvador, quejándose por los dolores previos a parir. Es 1989 y uno de los primeros partos que Andrea Huneeus, entonces estudiante de quinto año de Medicina de la Universidad de Chile, le toca asistir y siente una emoción especial: ya sabe que quiere dedicarse a la ginecología y que le encantan los partos. Se acerca y revisa la ficha médica. Depara en un detalle: embarazo por violación. Entonces mira con atención a la mujer y advierte que hay miedo y tristeza en su mirada. Nunca olvidará esa mirada. Ni el impacto que le causó imaginar todo el sufrimiento por el que esa mujer había pasado.
“Lamentablemente cuando decidí dedicarme a la ginecología infantil y de la adolescencia fui viendo cada vez más casos de embarazadas por violación”, dice Andrea Huneeus, ginecóloga obstetra especializada en ginecología infantil y de la adolescencia de la Universidad de Chile y magíster de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley. También es madre de dos hijos.
“El 66% de las embarazadas por violación son adolescentes de 18 años o menos. De estas el 11% tiene 12 años o menos”, lanza con seguridad, porque ha analizado las estadísticas y los estudios sobre la materia. “En Chile hay pocos datos cuantitativos del tema. Sí hay reportes de casos, series y estudios cualitativos donde se cuenta la historia de estas sobrevivientes. Para estadísticas, mis fuentes son estudios de la literatura internacional”, agrega. Ese background fue el que expuso en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados donde fue una de las invitadas a exponer como especialista en el tema, antes de que se votara y aprobara, a principios de agosto, la idea de legislar sobre el proyecto de despenalización del aborto en tres causales: inviabilidad del feto, riesgo de vida de la madre y violación.
¿Qué es lo que más te preocupa de este tema?
Me preocupa el proyecto de vida de las víctimas. Han sobrevivido a uno de los delitos más horrorosos a su intimidad, a su inocencia, a su cuerpo, perpetrado en 90% por algún familiar o conocido. Están partiendo su vida con un handicap mayor. Si a eso se agrega un embarazo que no quieren, les estamos quitando una oportunidad de mejorarse, de salir adelante y dejar atrás el drama que les tocó vivir.
¿Te ha tocado atender y acompañar directamente casos de niñas embarazadas por violación? 
Lamentablemente sí. Y ha sido desesperanzador por las pocas herramientas que tenemos como sistema de salud y seguridad social para ayudar a estas niñas a tener una vida mejor. El primer embarazo que controlé completo en un consultorio escolar fue de una víctima de 10 años. Su mamá, se iba del dormitorio para que ella durmiera con su papá que la violaba desde los 9. Toda la familia, incluyendo la víctima, encubría al padre porque él era el proveedor. Tuvo su primera menstruación e inmediatamente después quedó embarazada. La abuela se atrevió a denunciar. El papá se fue a la cárcel y toda la familia fue enviada a distintos hogares. Cuando finalmente llegó al consultorio, tenía un embarazo de 20 semanas. El hijo nació y evolucionó con un retardo del desarrollo por un síndrome genético por consanguinidad.
“El embarazo y el hijo no deseado reviven en estas niñas el recuerdo de la agresión y del agresor. Ellas describen que sus hijos les recuerdan al padre. Sufren de estrés postraumático, abandono del sistema escolar, institucionalización, depresión y suicidio”.
Según los estudios internacionales que has consultado, el 66% de las embarazadas violadas son menores de edad y en el 90% de los casos el agresor es un familiar. ¿Cómo llega esa niña a los servicios de salud cuando está embarazada?
Acá hay una diferencia con la mayoría del mundo, donde el aborto terapéutico por violación es legal. En nuestro país, las embarazadas por violación llegan muy tardíamente a los servicios de salud a controlarse el embarazo cuando este se ha hecho evidente y la familia o cercanos se han visto obligados a reconocerlo. En casos en que la madre es encubridora del perpetrador de la violación, se da el relato de que obliga a la hija a decir que el embarazo es responsabilidad de una supuesta pareja adolescente. En los países donde está la opción del aborto terapéutico, estas víctimas tienen la alternativa de consultar a los servicios de salud para una terminación voluntaria del embarazo.
¿Se demoran más estas pacientes en consultar por embarazo?
Son un grupo de mujeres que concentra factores de vulnerabilidad que inciden en que se den cuenta tarde de su estado. Un tercio de las embarazadas por violación reconoce que está embarazada pasadas las 12 semanas. El estigma de la violación incide en que no se atreva a consultar por vergüenza, baja autoestima, aislamiento, miedo a solicitar ayuda. Ese estigma es mayor en mujeres con menos educación, jóvenes, y de bajo nivel socio-económico.
¿Qué riesgos tiene el embarazo cuando se trata de una niña de 12, 14 años? 
Los embarazos en adolescentes tempranas tienen más riesgo de parto prematuro, de preeclampsia, anemia, desnutrición, estrés, depresión, estrés postraumático y suicidio.
¿Ellas suelen manifestar al personal de salud su intención de abortar?
Poco se atreven a preguntar por la posibilidad de aborto porque en Chile el personal de salud está obligado a denunciarlas si se practican uno.
¿Qué peligros corren si optan por hacerse un aborto inseguro?
Un aborto inseguro tiene 34 veces más mortalidad que un aborto seguro. Si el aborto inseguro se practica en el segundo trimestre, la mortalidad es aún mayor porque el 74% de las muertes se producen en abortos de segundo trimestre.
¿Qué impacto les causa el estar obligadas a seguir adelante con un embarazo fruto de una violación?
El embarazo y el hijo no deseado reviven el recuerdo de la agresión y del agresor. Las sobrevivientes describen que sus hijos les “recuerdan al padre”. Sufren de estrés postraumático, abandono del sistema escolar, institucionalización, depresión y suicidio. Un estudio de Ramiro Molina en la Universidad de Chile mostró que las adolescentes embarazadas por violación rechazan su embarazo siempre.
¿Qué pasa con los niños que nacen fruto de una violación? 
Tienen más desnutrición y más problemas genéticos por la consanguinidad de sus progenitores. Por la maternidad conflictiva sufren de maltrato infantil, abandono e infanticidio. Tienen, además, una alta tasa de institucionalización.
¿Por qué estás de acuerdo con el aborto en caso de violación? 
Las sobrevivientes de una violación que quedan embarazadas deben tener el derecho a decidir si terminar con el embarazo. Eso puede aliviar su sufrimiento.
El proyecto de despenalización del aborto terapéutico establece un plazo de 12 semanas para interrumpir el embarazo en caso de violación y de hasta 18 semanas en menores de edad. 
Los plazos no tienen mucho sentido. En la legislación comparada, la causal de aborto terapéutico por violación, en ninguna otra parte del mundo es delito ni tiene limitación de cuándo practicarlo. Por las condiciones de vulnerabilidad que se presentan en las menores de edad embarazadas por violación lo ideal sería dejarlo sin limitación de tiempo.

Por Carola Solari / 
Fotografía: Alejandro Araya / 
Producción: Paulina Wiegand / 
Maquillaje: Carmen Bottinelli

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