El Holocausto se llevó por delante millones de seres humanos dejando por el camino el rastro de algunos de ellos. Muchos fueron anónimos, algunos mantuvieron su nombre y apellidos. Uno de estos nombres propios, aunque no muy conocido como otros, fue el de una niña croata llamada Lea Deutsch. Actriz precoz, la pequeña Lea fue conocida en su país como la Shirley Temple croata. Su triste, y también precoz final, le dieron otro apodo. La Ana Frank croata.
Lea Dragica Deutsch nació en Zagreb, Croacia, el 18 de marzo de 1927 en el seno de una familia judía. Su padre, Stjepan Deutsch era abogado y su madre, Ivka Singer, era ama de casa. Lea vivió su infancia en un bloque de pisos de la calle Gunduliceva número 39 de Zagreb junto a sus padres y su hermano Sasa.
Lea empezó a mostrar desde muy pequeña sus dotes para el baile y la interpretación. Su talento excepcional fue mostrado en público por primera vez con tan sólo cinco años en el teatro Nacional de Croacia donde interpretó pequeños papeles en distintas obras.
El público pronto la apodó la Shirley Temple croata y su fama traspasó las fronteras de su país natal.
La llegada del nazismo a Europa, que se expandió de manera amenazadora por todos los recovecos que pudo, fue el fin de la carrera artística de la pequeña Lea. En 1941 las leyes raciales se aplicaban también en Zagreb y el teatro en el que actuaba Lea no fue una excepción.
Stjepan Deutsch, en un vano intento de salvar a su familia de la deportación, se convertía él y a los suyos al catolicismo en junio de aquel mismo año.
Lea Deutsch había dejado huella en el mundo artístico de Zagreb. Muchos de sus antiguos compañeros intentaron en vano ayudarla a ella y a su familia a huir en varias ocasiones. Ante los intentos fallidos de huir de la ciudad, se llegó incluso a plantear un matrimonio de conveniencia entre Lea y un muchacho vecino para salvar al menos a la pequeña. Pero su madre se opuso.
Su destino estaba marcado cuando en mayo de 1943 los Deutsch fueron deportados a Auschwitz en un grupo de setenta y cinco personas en condiciones infrahumanas. De entre los veinticinco que no llegaron a cruzar vivos las puertas del campo de exterminio polaco se encontraba Lea. Su débil corazón marcado por la difteria sufrida de pequeña no soportó los largos y dramáticos días en un vagón de ganado sin agua ni comida.
Su madre y su hermano serían asesinados en Auschwitz. Solamente su padre sobrevivió al holocausto. Cuando falleció en 1959 fue enterrado con una fotografía de la pequeña Lea.
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Escrito por Sandra Ferrer
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