lunes, 11 de agosto de 2014

Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun. La artista femenina más importante del siglo XVIII

Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun (París, 16 de abril de 1755- 30 de marzo de 1842) Está considerada la pintora francesa más famosa y la más importante artista femenina del siglo XVIII. Llegó a pintar 660 retratos y 200 paisajes.

Su padre era retratista y de él  recibió sus primeras lecciones, aunque parece ser que se benefició más de los consejos de Gabriel François Doyen, Jean-Baptiste Greuze, Claude Joseph Vernet y otros maestros de la época.

Durante su adolescencia pintaba ya retratos de manera profesional.


Cuando su estudio fue embargado por pintar sin licencia, buscó afiliarse a la Académie de Saint Luc, que sin saberlo exhibió sus cuadros en su Salón.

En 1774 ingresó en la Academia Francesa.


En 1776 contrajo matrimonio con Jean-Baptiste-Pierre Lebrun, pintor y comerciante de arte.

Pintó los retratos de muchos de los miembros de la nobleza francesa, y conforme avanzaba su carrera fue invitada a Versalles para pintar a la reina María Antonieta.

La reina quedó tan complacida con el trabajo de Vigée-Lebrun, que recibió el encargo de pintar más retratos de ella, así como de los príncipes y de numerosos nobles.






En 1781 viajó a los Países Bajos donde las obras de los maestros flamencos le inspiraron a probar nuevas técnicas. Allí pintó los retratos de algunos nobles y del Príncipe de Nassau.

En 1783 fue aceptada como miembro de la Académie Royale de Peinture et de Sculpture como pintora de alegorías históricas.  Adélaïde Labille-Guiard fue aceptada el mismo día. Los hombres a cargo se opusieron a su admisión argumentando que su esposo era un tratante de arte, pero una orden del rey fijó la decisión una vez que María Antonieta presionó a su marido en favor de la pintora.

La admisión de dos mujeres en un mismo día suscitó comparaciones entre ambas en vez de comparaciones entre miembros femeninos y masculinos.




Tras la detención de la familia real durante la revolución francesa, Vigée-Lebrun huyó de Francia y vivió y trabajó algunos años en Italia, Austria y Rusia, donde su experiencia en tratar con clientes de la aristocracia le resultó útil.

En Roma sus pinturas fueron aclamadas por la crítica, y fue recibida en la Academia di San Luca.

En Rusia pintó a numerosos miembros de la familia de Catalina la Grande.

Durante su estancia Vigée-Lebrun fue nombrada miembro de la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo.




Fue bienvenida de vuelta en Francia durante el reinado de emperador Napoleón I.


Solicitada por la élite de Europa, viajó a Inglaterra a principios del siglo XIX y pintó los retratos de varios notables británicos incluyendo a Lord Byron.

En 1807 viajó a Suiza y fue nombrada miembro honoraria de la Societé pour l'Avancement des Beaux-Arts de Ginebra.

A instancias de una amiga, la condesa Dolgoruki, Vigée-Lebrun publicó sus memorias en 1835 y 1837, en donde muestra una interesante perspectiva de la formación de los artistas del final de la época dominada por las academias reales.

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