La obra de esta pintora barroca fue el reflejo de una vida marcada por un dramático episodio. Violada por su propio preceptor y sometida a tortura para defender su dignidad y honor, Artemisia consiguió convertirse en una de las artistas más importantes de su época y en un referente de la pintura caravaggista. A través de sus cuadros, Artemisia no sólo mostró su propia belleza sino que plasmó la angustia, el odio y el dolor de su propia vida. Y a pesar de que fue olvidada por un tiempo por su condición de mujer, su obra perduró para siempre.
Un talento privado
Artemisia Lomi Gentileschi, nacida el 8 de julio de 1593, fue una de las mejores discípulas de su propio padre. El pintor toscano Orazio Gentileschi seguía los dictados del gran Caravaggio de cuya escuela romana fue uno de sus más importantes representantes. Junto con sus hermanos, Artemisia empezó muy joven a aprender las técnicas pictóricas de las que hacía gala su propio padre. Pero a pesar de ser mucho mejor que sus hermanos, su condición femenina le impidió ingresar en ninguna de las academias de Bellas Artes romanas. Orazio, consciente del talento de su hija, decidió que ésta continuara su formación en privado. Fue por eso por lo que le asignó un preceptor, el que sería el origen de su más horrible desgracia.
Una mujer humillada
Agostino Tassi fue el elegido por su padre para que Artemisia continuara con su formación artística en el taller familiar. Tassi abusó de la confianza de su colega Orazio y violó a su joven alumna. A pesar de que en el proceso inquisitorial se demostró que Tassi había intentado asesinar a su esposa, robar a Orazio y que la acusación por violación era fundada, Artemisia tuvo que sufrir tortura para demostrar su inocencia y hubo de someterse a un humillante examen ginecológico. El duro trance que tuvo que pasar la joven artista marcó para siempre su vida.
Una mujer marcada
Judith decapitando a Holofernes |
Su padre intentó arreglar la situación casando a su hija con Pietro Antonio Stiattesi, un pintor modesto pero lo suficientemente respetable para restituir a Artemisia su honor y dignidad a los ojos de la sociedad. Pero en su interior continuó presente un drama que no borraría jamás y que plasmaría en lienzos tan elocuentes como la que está considerada su obra maestra: Judith decapitando a Holofernes. En esta pintura en la que se recogen los principales elementos de los seguidores de Caravaggio como el claroscuro, se ha querido ver una suerte de venganza de Artemisia hacia el que fuera su tutor. El rostro de Judith parece ser el de la propia pintora, mientras que el decapitado Holofernes podría haber cogido los rasgos de Tassi.
Una mujer con éxito
Al final, Artemisia conguisió convertirse en una pintora de éxito al servicio de personajes tan importantes en la época como Cosme II de Médici. Roma, Florencia, Venecia, Inglaterra y Nápoles se convirtieron en el hogar de esta mujer luchadora que consiguió vivir de su arte. Desde que a los diecisiete años firmara su primera pintura, Artemisa consiguió ganarse una gran reputación como artista raramente reservada a las mujeres.
Artemisa nos legó cuadros religiosos, históricos, retratos, que actualmente se pueden contemplar en grandes pinacotecas del mundo y lugares emblemáticos como el Palazzo Pitti o los Ufizzi en Florencia, El Prado o El Escorial en Madrid y así una larga lista de museos, galerías de arte, palacios o iglesias que acogen las 34 obras que de Artemisa se han conservado.
Si quieres leer sobre ella
La pasión de Artemisia, Susan Vreeland
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Por Sandra Ferrer
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