RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

jueves, 30 de agosto de 2018

43 lecturas ecofeministas


 Pero antes de nada queremos daros las gracias porque son muchas las sugerencias que nos habéis hecho llegar (y tenemos la sospecha de que no acabarán aquí)
Y ahora, al lío:
“Los desposeídos”, de Ursula K. Leguin. Ed. Booket
Los libros de Terramar”, Ursula K. Leguin. Ed. Minotauro
“El cuento de la criada”, de Margaret Atwood. Ed. Salamandra
Nora K. Jemisin
“El Club de los Mentirosos”, de Mary Karr. Ed. Errata Naturae
“El País de las mujeres”, de Gioconda Belli. Ed. Belacqua.
“En vías de extinción", de María Reimóndez. Ed. Xerais
“La Biblia envenenada”, de Barbara Kingsolver. Ed. Del Bronce
“Americanah”, “Todos deberíamos ser feministas” y “Medio sol amarillo” de Chimamanda Adichie.
El claro del bosque”, de Marisa Madieri. Ed. Minúscula, 2008.
“La herbolera”, de Toti Martínez de Lezea. Ed. Embolsillo
Un año en los bosques” y “Desde esta colina”, de Sue Hubbell. Ed. Errata Naturae
La mujer de barro”, de Joyce Carol Oates. Ed. Alfaguara
"La nube", de Gudrun Pausewang.
Amor”, de Toni Morrison. Ed. Debolsillo
Geografía de mi cuerpo”, de Ana Aupi. Ed.Veus Am Veu, 2017.
“L'origine du monde”, de Liv Stromquist
Referentes”, editado por la Fundación Cepaim
“Historias que capturan estrellas”, “En la ciudad una esquina” y “Palabras que nos sostienen”, de Virginia Pedrero y María González Reyes.
Mi misión era acercarme a Miranda”, de Belén Gopegui y Rocío Martínez.
“Primavera silenciosa”, de Rachel Carson. Ed. Crítica
“Nuestro futuro robado”, de Theo Colborn, John Peterson Myers y Dianne Dumanoski.
Cambiar las gafas para mirar el mundo”, VV.AA. Ed. Libros en Acción.
Las victorias de una india contra el expolio de la biodiversidad”, de Vandana Shiva.
"Como una hoja", Donna Haraway. Ed. Continta Me Tienes.
El mito vegetariano”, de Lierre Keith. Ed. Capitan Swing. (Y aquí)
"El Oráculo de Gaia", de Érawan Aerlín. Ed. Bubok
Voces de Chernobyl”, de Svetlana Alexievich. Ed. Debolsillo
“Esto lo cambia todo”, “No Logo”, “La doctrina del shock” y “Decir no no basta” de Naomi Klein. Ed. Paidos
“Ecofeminismo para otro mundo posible”, de Alicia Puleo. Ed. Catedra
La voz de las trece abuelas. Abuelas indígenas aconsejan al mundo”, de Carol Schaefer. Ed. Luciernaga
"Hacia mundos más animales", de Laura Fernández. OchoDosCuatro Ediciones
¡Imparables! Feminismos y LGTB+”, de Pandora Mirabilia
Calibán y la bruja”, de Silvia Federici. Ed. Traficantes de Sueños
El patriarcado del salario”, de Silvia Federici. Ed. Traficantes de Sueños
"Mujeres en la ciencia contemporánea. La aguja en el camello”, de Ana M. (Dir.) Gonzalez Ramos. Ed Icaria
“Wangari Maathai: la mujer que plantó millones de árboles”, de Franck Prevot. Ed. Blume
Feminismo para principiantes”, de Nuria Varela. Ed. Zeta Bolsillo
Frankenstein o el Moderno Prometeo”, la versión editada por Isabel Burdiel.
"Biografía de Mary Wollestonecraft y Mary Shelley", de Charlotte Gordon. Ed. Circe
Correr hacia un sueño”, de Guiseppe Catozzela. Ed. Grijalbo
“Hijas de Egalia”, de Gerd Bratenberg. Ed. Horas y Horas
"Subversión feminista de la economía", de Amaia Pérez Orozco. Ed. Traficantes de Sueños  
Recomendaciones extra (actualizado 4 de septiembre, 2018)
  • “El nombre del mundo es bosque”, de Úrsula K. Leguin. Ed. Minotauro
  • “La práctica de lo salvaje”, de Gary Snyder. Varasek Ediciones
  • “Mujeres que corren con los lobos”, Clarissa Pinkola Estés. Ed. Zeta“Cuentos completos”, de Grace Paley. Ed. Anagrama
  • “Historia de las abejas”, de Maja Lunde. Ed. Siruela
  • “Serpiente de sueño”, de Vonda N. Mclntyre. Ediciones B
  • "Beatriz y la loba", de Concha Pérez Llamas. Bohodón Ediciones
  • "Espejo Lobo", de Concha Perez Llamas. Ed. Libros en Acción

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miércoles, 29 de agosto de 2018

Visibilidad lésbica en Brasil: “Mujeres negras lesbianas periféricas en resistencia”


Por Camila Salmazio, Brasil de Fato
Cinthia Abreu, de la Marcha Mundial de las Mujeres, afirma que la lucha contra la lesbofobia llega desde las periferias En Brasil se observa un incremento del discurso de odio contra las mujeres lesbianas no solo en las redes sociales. Mujeres que intentan vivir su sexualidad de modo igualitario y eligieron relacionarse con otras mujeres […]
Cinthia Abreu, de la Marcha Mundial de las Mujeres, afirma que la lucha contra la lesbofobia llega desde las periferias
En Brasil se observa un incremento del discurso de odio contra las mujeres lesbianas no solo en las redes sociales. Mujeres que intentan vivir su sexualidad de modo igualitario y eligieron relacionarse con otras mujeres son víctimas del machismo, de la misoginia y también de la lesbofobia.
Un dosier lanzado este año señala que hubo un incremento de 237% en el número de asesinatos de mujeres lesbianas entre 2014 y 2017. Los datos fueron presentados por el grupo de investigación “Asesinadas por lesbofobia – Las historias que nadie cuenta” y por el colectivo “Nosotras – Disidencias Feministas” también demuestra que en la mayoría de los casos las mujeres asesinadas eran jóvenes y negras.
Pese a los números alarmantes, Cinthia Abreu, integrante de la Marcha Mundial de Mujeres y Marcha de Mujeres Negras de São Paulo, explica que los datos reflejan una mayor visibilidad para el tema en los últimos años debido a la auto-organización de las mujeres.
“Este incremento se debe también a la visibilidad, porque las personas ahora no hablan de pelea callejera o confusión, sino de asesinatos por lesbofobia, cuando una mujer es asesinada debido a su orientación sexual, por ser lesbiana en esta sociedad”, analiza.
La militante aun habla sobre las violaciones correctivas, cuando los hombres violan a las mujeres lesbianas como un modo de “curar” su orientación sexual. “Se percibe que en algunos de los casos, los actos son cometidos por alguien de la propia familia de la víctima y no por personas desconocidas. Algo que ocurre en el ámbito familiar, cuando la familia intenta curar lo que consideran un desvío sexual”.
La atención en los servicios públicos para personas LGBT y el prejuicio en el mercado laboral son otros obstáculos enfrentados por las mujeres lesbianas, pues la mayoría está en puestos de trabajo precarizados o invisibilizados.
“Las lesbianas somos una gran mayoría en el sector de call center, porque es un trabajo extremadamente precarizado, sin derechos garantizados, pero sobre todo porque en este sector no se ve a las personas que trabajan”, denuncia la activista.
El Día Nacional de la Visibilidad Lésbica, celebrado este 29 de agosto, se instituyó en 1996, en el marco del Primer Seminario de Lesbianas y Bisexuales en Brasil. Más allá de visibilizar las cuestiones que violentan a la vida de las lesbianas, la fecha representa la lucha y la resistencia crecientes, principalmente en las periferias del país, a través de las voces de las mujeres lesbianas negras.
“Hay una resistencia muy interesante por parte de mujeres lesbianas de las periferias y favelas, a través de nuevas formas políticas, como el slam, la poesía, el zine, el cine club, entre otros, donde las mujeres negras son protagonistas”.
Para conmemorar la fecha, un acto por la visibilidad lésbica tendrá lugar en la ciudad de São Paulo en memoria de las lesbianas asesinadas y para denunciar la negligencia del Estado.
Edición: Diego Sartorato | Traducción: Luiza Mançano
www.brasildefato.com.br/2018/08/29/visibilidad-lesbica-en-brasil-mujeres-negras-lesbianas-perifericas-en-resistencia/





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Lucha feminista & Reacción machista: Porque te temo, te ataco


Carolina Vásquez Araya
Rebelión

El recrudecimiento de violencia contra las mujeres es una señal de temor.

Mujeres apuñaladas en Chile en plena vía pública por exigir el respeto de sus derechos reproductivos; mujeres agredidas en Argentina, en medio de su exigencia por el derecho al aborto; mujeres lapidadas en los países musulmanes por demandar la libertad individual que les ha sido negada por mandato religioso; mujeres en Centro América asesinadas por protestar contra la destrucción de su hábitat, contra la corrupción gubernamental, contra el abuso de los dueños del capital; monjas de distintas congregaciones denunciando violaciones sexuales perpetradas por jerarcas de la iglesia católica. Mujeres, todas ellas, enfrentadas a un inmenso poder patriarcal cuya fuerza sanciona cada uno de sus pasos y se apodera de sus derechos para someterlas a una esclavitud naturalizada por las sociedades a las cuales pertenecen. 

La ola feminista se erige como una demanda universal por la recuperación de la dignidad y la independencia de la mitad de la población mundial. A estas alturas de la historia, es imperativo comprender sus alcances y su lógica, abandonando los estereotipos tendentes a descalificar sus métodos y objetivos. Algunos escasos focos de equidad en países desarrollados o en comunidades incontaminadas por las ideologías externas representan un ejemplo de cómo las naciones se fortalecen cuando todos sus integrantes alcanzan un estatus similar en cuanto a derechos y respeto por su integridad. 

Sin embargo, lo prevalente –como comportamiento humano- es la represión de las libertades para el sector femenino, transformada en un mecanismo de defensa y una manifestación de temor del sector masculino ante la posibilidad de verse obligado a compartir cuotas de poder en todos los ámbitos de la vida ciudadana. 

Esta lucha –cuyos alcances políticos, económicos y sociales constituyen una verdadera revolución- se ha intensificado de manera rotunda en los últimos años, rompiendo diques y dejando clara la voluntad de las mujeres de no dejarse avasallar; de romper los mecanismos de sometimiento; de batallar contra las injusticias de jueces y magistrados en casos probados de abuso sexual y crímenes en su contra; en fin, de poner un coto definitivo a un sistema que las ha doblegado durante siglos. 

El momento actual se define con mayor claridad: los asesinatos de mujeres y los ataques contra sus manifestaciones públicas de rechazo al sistema expresan, más que odio, un temor profundo de quienes detentan el poder. 

Al enfrentar la posibilidad de ser relegados a una posición de igualdad a la cual no están acostumbrados y consideran ofensiva hacia su posición de superioridad en todos los órdenes de la vida, rechazan de manera enfática y con lujo de violencia cualquier intento de cambio. 

Los derechos de las mujeres, consignados en las cartas fundamentales de las naciones y en innumerables documentos firmados y ratificados por la mayoría de países, comenzarán a dejar de ser letra muerta para convertirse paulatinamente en realidades concretas. 

Las nuevas generaciones de hombres y mujeres tienen mucho más claro el panorama y eso representa uno de los grandes avances de la lucha feminista. 

Su concepto de la igualdad de derechos y obligaciones, la perspectiva de género en sus diversas manifestaciones y el rechazo a la imposición de un sexo por sobre el otro ya forman parte de una perspectiva distinta de las relaciones humanas. 

Solo falta el salto generacional de sistemas jurídicos de orden patriarcal y de quienes los administran, para que el paso hacia una justicia con enfoque de género se imponga y derrote los estereotipos imperantes en las cortes, despachos oficiales y millones de hogares. 



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Relatora de la ONU denuncia crisis global porque gobiernos y empresas impiden que Pueblos indígenas defiendan tierras y bosques


Por Victoria Tauli-Corpuz

Se está desarrollando una crisis global. La rápida expansión de proyectos de desarrollo en tierras indígenas sin su consentimiento previo está impulsando un drástico aumento de la violencia y el acoso legal contra los pueblos indígenas.
He sido alertada sobre cientos de casos de “criminalización” desde casi todos los rincones del mundo. Estos ataques, ya sean físicos o legales, son un intento de silenciar a los pueblos indígenas que se oponen a proyectos que amenazan sus medios de subsistencia y sus culturas.
Mi nuevo informe encuentra un patrón de abuso. A menudo, el sector privado actúa en complicidad con los gobiernos para desplazar a los pueblos indígenas de sus tierras por cualquier medio necesario para dar paso a proyectos de infraestructura, agricultura, minería y de extracción.
Según Front Line Defenders, el 67% de los 312 defensores de los DDHH asesinados en 2017 estaban defendiendo sus tierras, el medio ambiente o los derechos indígenas, casi siempre en el contexto de proyectos del sector privado. Alrededor del 80 % de los homicidios ocurrieron en solo cuatro países: Brasil, Colombia, México y las Filipinas.
Estos asesinatos casi siempre ocurren en el contexto de continuas amenazas contra comunidades enteras. El primer paso es típicamente las campañas de difamación y los discursos de odio que caracterizan a los pueblos indígenas como “obstáculos para el desarrollo”, o en el peor de los casos, como “terroristas” o “matones”.
Luego vienen órdenes de arresto por cargos inventados, que a veces se dejan deliberadamente pendientes para que las comunidades vivan bajo una amenaza perpetua. Cuando los líderes indígenas son arrestados, a menudo permanecen en la cárcel durante años en espera del juicio. En muchos de los peores casos, el militarismo, la legislación antiterrorista y los “estados de emergencia” se utilizan para justificar una creciente violencia física.
Yo misma fui puesta en una lista de terroristas del gobierno de las Filipinas en represalia por abogar por los pueblos indígenas de Mindanao, muchos de los cuales han sido desplazados por la creciente militarización. Aunque el caso en mi contra ha sido desestimado, todavía permanecen muchos otros en la lista que han sido falsamente acusados y cuya seguridad está amenazada, incluida la activista indígena desde hace mucho tiempo, Joan Carling.
Al mismo tiempo que los sistemas de justicia se utilizan como “armas” contra los pueblos indígenas que defienden sus derechos, existe una impunidad generalizada para quienes cometen actos de violencia contra los pueblos indígenas.
En la raíz de esta crisis mundial está el racismo sistemático y la incapacidad de los gobiernos para reconocer y respetar los derechos indígenas territoriales. Los pueblos indígenas y las comunidades locales poseen consuetudinariamente más del 50 % de la tierra del mundo, pero solo tienen derechos legalmente reconocidos del 10%. Esto permite que los gobiernos los declare como “ilegales” en las tierras en las que han vivido y protegido durante generaciones.
A pesar de los increíbles riesgos, los pueblos indígenas siguen levantando sus voces. Continúan defendiendo sus formas de vida, sus comunidades y las tierras y bosques de los que depende toda la humanidad.
Es hora de que los líderes mundiales escuchen. Deberían haberlo sabido.
www.theyshouldhaveknownbetter.com/es


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sábado, 25 de agosto de 2018

Andrea Levy, yo aborté

Por Diana López Varela
Me preocupa que para ti la modernidad sea volver a una ley de 1985.
Me preocupa verte ahí, desde tu púlpito, dando lecciones de feminismo para mujeres burguesas y compartiendo tus listas de Spotify con Vetusta Morla y Nacho Vegas. Igualita que la Reina, oye. Me preocupa que alguien se crea tu discurso de neofeminista de derechas, porque el sistema de libre mercado que defiende tu partido es injusto, cruel y ruin con las mujeres obreras, migrantes y pobres. Me preocupa que por culpa de tu partido se haya privatizado la sanidad pública hasta tal punto que muchas mujeres embarazadas a las que les había que practicar un aborto terapéutico se tuviesen que jugar la vida (y el útero) viajando hasta Madrid para hacerlo en uno de esos hospitales privados con los que jugáis a comerciar con la salud de los ciudadanos.
Me preocupa que para ti la modernidad sea volver a una ley de 1985, cuando tú tenías un año de edad y yo ni siquiera había nacido. Me preocupa que creas que el aborto no es un derecho. Me preocupa que niegues el éxito de la ley de plazos que ha conseguido reducir el número de abortos en la última década. Me preocupa que tu partido hubiese querido implantar en el año 2013 una de las leyes más restrictivas en esta materia que criminalizaba a la mujer, una como la que tienen ahora las mujeres argentinas (no te vi en las manifestaciones, Andrea). Me preocupa que, por culpa de esa ley, ahora las jóvenes menores con embarazos no deseados no puedan abortar si no es con el consentimiento paterno o con orden judicial, poniendo en riesgo la integridad física y emocional de una menor en un momento de máxima vulnerabilidad y obligándola a enfrentarse a sabe dios qué conflictos familiares. Me preocupa que alguna chica joven te crea, que piense que eres una tía enrollada con tu movidita indie de cole privado.
Me preocupa que mentes a Clara Campoamor como tu referente con estas palabritas “Yo reivindico el feminismo, no porque crea que es un colectivismo que deba confrontar con otro. Creo que el feminismo en su esencia, como lo defendía Clara Campoamor, es que exista una igualdad de oportunidades y derechos y una libertad de la mujer”. Olvidando, seguramente sin querer, que Clara Campoamor tuvo que dejar sus estudios a los 10 años para colaborar con la economía familiar y que tuvo que trabajar de modista, dependienta y telefonista para poder pagarse unos estudios que tu partido regala a las élites mientras sube las tasas de matrículas a los jóvenes que expulsan sistemáticamente del sistema público universitario. Clara inició sus estudios de bachiller con 32 años y, convertida en una de las pocas mujeres abogadas de España, usó su profesión para defender a los militares republicanos que se sublevaron contra la monarquía. Me preocupa que no sepas que Clara Campoamor fue elegida como diputada gracias a la llegada de la Segunda República que sustituyó a vuestra querida monarquía borbónica y trajo la primera Constitución democrática de este país antes del alzamiento del fascista genocida que tu partido quiere seguir manteniendo con honores de héroe de guerra.
Me preocupa que uses el feminismo para tapar tu cinismo y tu poca vergüenza. Me preocupa que no sepas que en este país la mayor parte de las mujeres siguen y seguirán abortando en clínicas privadas con intervenciones que rondan los 600 euros y que, aunque lo desconozcas, muchas no tienen. Me preocupa que te dé igual que muchas mujeres quiebren sus sueños por ser madres antes de tiempo, o sin quererlo, o sin querer serlo con las personas que las dejaron embarazadas. Me preocupa que te dé igual que algunas no quieran tener más hijos porque no tienen pan para darles a los que ya tienen. Porque la maternidad penaliza, Andrea, por eso en España las madres cobran menos y tienen los contratos más precarios. Me preocupa que consideres que la autonomía sexual y la física (y por tanto, el embarazo y aborto) no sean un derecho inalienable de la condición de mujer. Me preocupa que nos niegues a las demás el derecho que a ti te ha sido regalado por tu posición de privilegio. ¿Cuántas diputadas del Partido Popular habrán abortado, Andrea? ¿Cuántas votantes de derechas?
Me preocupa que seas de las que legisla sin pensar en nosotras, algo imposible si respetases la memoria de Clara Campoamor. “Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras.
Me preocupa, porque yo aborté y lo hice porque me dio la gana. Fue la decisión más difícil que tomé en mi vida. Ven, y dime a la cara que no tenía derecho.


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Posmachismo & Posmodernidad: Machismo y antifeminismo



Teresa Maldonado
http://ctxt.es

Al revés de lo que sucede con el machismo, el antifeminismo es siempre explícito y no puede ser inconsciente o inadvertido para el sujeto que lo defiende.

El machismo y el antifeminismo no son exactamente lo mismo. Identificar los matices que los distinguen creo que puede ayudarnos a clarificar algunos debates y a entender algunas cosas que (nos) pasan. Cierto que ambos fenómenos convergen en los mismos sujetos con mucha frecuencia, pero son cosas por lo menos analíticamente diferentes. La mayoría de individuos, grupos, prácticas, costumbres o instituciones que son machistas suelen tener también componentes anti-feministas, pero parece más adecuado reservar el adjetivo antifeminista para calificar a individuos o grupos de tales que se expresan consciente y explícitamente en contra del feminismo como planteamiento político articulado.A pesar de que a veces se habla de “la ideología machista”, el machismo es más actitudinal que programático; tiene que ver con una actitud vital que incluye desde acciones, conductas y ademanes, hasta aspectos de la personalidad u opiniones no especialmente sistematizadas; conductas y opiniones no sólo sostenidas por hombres, cierto, también en ocasiones son mujeres quienes las ponen en práctica (coincide en esto con el antifeminismo, que también puede ser enarbolado por mujeres). Pero el machismo puede darse en alguien que desconozca completamente la existencia del feminismo y sus planteamientos en favor de la igualdad de género, aunque es verdad que esto –no tener noticia del feminismo– resulta cada vez menos probable. Por supuesto, también puede ejercer de machista alguien que conoce y rebate (o intenta rebatir) los planteamientos feministas, seguramente es lo más habitual. Pero lo chocante es que encontramos machistas bastante evidentes también entre personas, generalmente hombres, que conocen mínimamente el feminismo, algunas de sus aportaciones, de sus análisis… ¡y los aceptan! –o eso dicen.
El colmo de la paradoja: puede haber y hay hombres que ponen en marcha por ejemplo el mecanismo de mansplaining para subrayar la importancia del feminismo de formas profundamente machistas por el paternalismo, la condescendencia o la arrogancia que despliegan (pensaremos que inconscientemente) ante personas, generalmente mujeres, perfectamente conscientes de esa importancia y que conocen bastante más a fondo que el disertador en cuestión los desarrollos teóricos feministas, sus vericuetos, laberintos y complejidades. Esto sucede. Igual que sucede que hay personas, generalmente hombres, que conociendo y aceptando en un plano intelectual general algunos análisis feministas, resultan ser –precisamente desde un punto de vista feminista– unos impresentables en determinados aspectos de la vida privada.
En este punto es crucial la consideración feminista de que “lo personal es político”. El famoso eslogan alude –entre otras cosas– a la coherencia personal entre lo que suscribimos en el plano teórico y la práctica concreta que desplegamos en nuestra cotidianeidad; sería conveniente que estos feministas recién convertidos le dieran una vuelta al asunto. Hay talleres y cursos. En el fondo de este fenómeno, además de una incapacidad de autocrítica notoria, lo que hay es un desconocimiento supino de la profundidad y el alcance del sistema sexo/género en la configuración de las identidades, de lo que somos. Luego retomaré este asunto.
Conocer la existencia del feminismo y mínimamente sus desarrollos teóricos es un prerrequisito para ser antifeminista. Aunque no sea lo más habitual, en pura teoría puede darse el caso de una persona que en sus actitudes y conductas cotidianas no sea especialmente machista y, sin embargo, tenga una postura (intelectual, filosófica, política) netamente antifeminista; por ejemplo, porque desde una defensa de la complementariedad de los sexos no acepte la necesidad de promocionar el valor de la igualdad. Una persona así, generalmente un hombre (antifeminista, pero no brutal o especialmente machista) podría ejercer un machismo de baja intensidad como el de la caballerosidad en el trato hacia quienes el machismo considera el “sexo débil”; es un machismo de menor intensidad, desde luego, que el presente en un asesinato machista o en una violación.
Muchas actitudes masculinas perdonavidas, condescendientes, paternalistas o de defensa enfática y sobreactuada de “las mujeres” podrían encuadrarse aquí. Es evidente que estas actitudes se acercan mucho a las de algunos (supuestamente) pro-feministas (pero realmente) machistas que veíamos más arriba. (¿El machista de izquierdas converge con el antifeminista de derechas?).
Caben también, claro, las otras combinaciones: no tener noticia del feminismo y no ser particularmente machista; o –por supuesto– conocer bien el feminismo, suscribirlo de pé a pá y no tener actitudes ni opiniones machistas. No hace falta extenderse sobre estas variantes tan poco problemáticas.
He mencionado antes la consideración feminista de que lo personal es político. No es ajeno a todo este embrollo que el feminismo, a diferencia de otros movimientos sociales y políticos, apunta a ‘nuestras vidas y nuestros cuerpos’ de una forma muy directa. Cierto que la cuestión de la coherencia vital no atañe sólo al feminismo: sería muy poco serio declararse decrecentista y tener dos coches o viajar semanalmente en avión; anticapitalista y especular en bolsa; ecologista y usar sólo agua embotellada. Pero durante mucho tiempo se ha fraguado un imaginario según el cual la tarea política tenía que ver con organizar el mundo o, mejor dicho, la parte pública del mundo, y no la vida privada. Ha sido el feminismo el que ha esgrimido eslóganes como el de las compañeras latinoamericanas en los años 80 y 90 exigiendo “democracia en el país y en la casa”. O aquél otro que pedía “obrero, trabaja, no seas patrón en casa”. Ha sido el feminismo el que expresamente ha conectado lo público y lo privado como espacios, ambos, de sustancia política, poniendo de manifiesto que el poder opera también en el ámbito privado.
Este ejercicio de redefinición de lo político ha añadido complejidad al asunto. Según el enfoque feminista, susceptible de análisis político es no sólo aquello que hacemos (que puede y suele ser regulado legalmente) sino también aquello que somos, nuestra identidad y subjetividad (estrechamente vinculado con lo que hacemos pero más difícil de regular en términos legales –aunque el patriarcado se sirve de otros medios para establecer cómo-debemos-ser). Si a esto añadimos el interés trasformador que define al feminismo, se percibe con nitidez la complejidad añadida a la que me he referido: siempre es más fácil dejar de hacer que dejar de ser; también empezar a hacer algo que no habíamos hecho nunca antes es más sencillo que empezar a serlo que nunca habíamos sido: repartir en casa las tareas domésticas (cosa que cada vez hacemos más) es más fácil que dejar de ser un hombre prepotente en el trato con las mujeres. O un baboso en contextos de ligoteo. Es más fácil hablar a favor del feminismo con superioridad de macho alfa que dejar de ser un macho alfa. Es más fácil, siendo varón, disfrazarse de mujer en carnaval que ser discreto y dar un paso atrás o permanecer calladito en determinadas circunstancias en el espacio público. Es más fácil (y más vistoso) para un hombre de izquierdas heterosexual combatir de boquilla el antifeminismo expreso de la derecha que pararse a percibir (para poder combatir) el propio machismo en el trato con las mujeres o los gays. Es más fácil para algunos hombres dar lecciones de feminismo que pasar a un discreto segundo plano y aceptar que las mujeres sean las protagonistas, no (sólo) por compensar la deuda histórica –digamos– sino porque en un altísimo porcentaje, de feminismo, en general y muy a menudo en particular, ellas saben más. Bastante más, incluso. Y a veces toca callar y aprender. Y no se hunde el mundo.
Al revés de lo que sucede con el machismo, el antifeminismo es siempre explícito y no puede ser inconsciente o inadvertido para el sujeto que lo defiende. Hoy es muy raro encontrar antifeminismo explícito en la izquierda. No siempre fue así: en sus orígenes el feminismo fue descalificado por la izquierda masculina como burgués y destructor de la unidad de clase, por enfrentar a mujeres y hombres de la clase obrera y querer establecer además una alianza antinatura (decían) entre mujeres obreras y burguesas. A este respecto hay que recordar el detalle de que fueron los varones de la clase obrera quienes establecieron un pacto interclasista con los patronos acordando con ellos el salario familiar que sacaría a las obreras de la fábrica y las llevaría al hogar para encargarse de “sus labores”, o sea, de atenderlos a ellos y a su prole a cambio de manutención. Un aspecto de la historia no demasiado conocido ni difundido, estudiado, entre otras, por Heidi Hartmann y Carole Pateman.
Como digo, los varones de izquierda suelen ser hoy menos antifeministas que machistas, pero (y este es otro aspecto crucial) tenderán casi siempre a no reconocer su machismo. Sin que se trate necesariamente de una decisión consciente, les sale más a cuenta ser machistas sibilinos que antifeministas explícitos (eso es una conquista feminista: a un varón de izquierdas mostrarse explícitamente antifeminista no le sale hoy gratis ni barato, le acarrea multitud de críticas y rechazo de su entorno; y no siempre es fácil llevar eso a cuestas, por muy machomán que pueda ser el sujeto en cuestión). De forma similar, la derecha es muy a menudo machista, pero sobre todo es expresa y característicamente antifeminista (o lo ha sido hasta hace poco: a partir de ahora, el éxito de la movilización feminista va a tener como consecuencia que sea menos habitual la defensa de posiciones explícitamente antifeministas1). También la derecha reniega por lo general de su machismo, como –por cierto– de su clasismo: salvo en casos de fanatismo extremo, el machismo y el clasismo no son actitudes que los sujetos acepten con gusto de sí mismos2.
Respecto al machismo, hay otra cuestión un tanto colateral pero muy relacionada con todo esto: la tendencia (antifeminista, por cierto) que ha venido presentando al feminismo como “lo contrario del machismo”, entendiendo por tal “lo mismo que el machismo pero al revés”, de manera que serían ambos igual de odiosos e indefendibles. Obviamente, esta infundada apreciación (creo que hoy en franco retroceso) simplemente buscaba desacreditar al feminismo, aunque ha tenido que hacerlo, ojo, dando por supuesto que el machismo es sin discusión indefendible. El eslogan feminista de muchos carteles en las manifestaciones del 8M lo veía y lo contestaba con gracia: “ni michismi, ni fiminismi”. Todo el mundo debería saber ya que el feminismo no es machismo al revés, sino lucha organizada y argumentada contra el machismo. El feminismo, más que lo opuesto del machismo es lo que se opone al machismo. Matiz crucial.
‘Feminismo’ es el nombre de un planteamiento político teóricamente muy articulado y elaborado, que denuncia y busca combatir teórica y prácticamente el machismo en todas sus manifestaciones y grados. Pero también tiene y tuvo el feminismo que rebatir –sobre todo en sus inicios– los planteamientos antifeministas que pretenden cuestionarlo y acallarlo. Porque una vez que el feminismo echa a andar, el sistema de poder que llamamos patriarcado pone a trabajar toda su maquinaria de auto-legitimación para desacreditarlo; nótese, sin embargo, que lo hace básicamente por la vía de ridiculizar y deslegitimar a las feministas (que si somos feas y ese tipo de cosas tan sesudas) ya que argumentos le cuesta más encontrar.
En resumen, el feminismo se opone tanto al machismo como al antifeminismo; siempre que hay avance feminista, hay antifeminismo reactivo; machismo lo hay, haya feminismo o no, en todas partes (en la izquierda, en la derecha y en el centro, arriba y abajo, en Oriente y en Occidente, en el Norte y en el Sur, en la población paya y en la gitana, en la autóctona y en la migrante, en la familia tradicional y en la comuna hippy, en el barrio rico y en el barrio pobre, en el independentismo y en el unionismo, en el chalet adosado y en la casa okupada, en las instituciones del Estado y en los movimientos antisistema); los planteamientos expresamente antifeministas son, hoy en día, más difíciles de encontrar en la izquierda que en la derecha; en general, antifeministas hay menos –obviamente– según el feminismo va gozando de mayor éxito social3.
El feminismo, además de cosas más importantes como contribuir a humanizar la vida de todas las personas, se ha caracterizado por haber ideado eslóganes muy potentes, muy imaginativos, llenos de contenido, paradójicos muchas veces, de esos que hacen pensar un rato. A algunos de ellos me he referido ya en las líneas precedentes. Quiero mencionar uno más, para terminar: el que afirma que “no hay nada más parecido a un machista de derechas que un machista de izquierdas”. ¿De verdad todavía hay quien lo ponga en duda? Pues eso parece.


Notas:
(1) Conviene aquí, sin embargo, distinguir derecha liberal y derecha conservadora. La derecha liberal es mucho menos antifeminista que la conservadora; puede hasta suscribir expresamente alguna versión light del feminismo liberal. En cambio, la derecha conservadora (generalmente vinculada a concepciones religiosas más o menos integristas y/o fundamentalistas) tiene en el antifeminismo explícito una de sus señas de identidad, tal y como se ha podido comprobar desde el minuto cero en las declaraciones con las que el nuevo líder de la derecha española sin complejos ha ido marcado territorio. Aun así, si no estoy equivocada, ha preferido denostar lo que los Obispos y otros agentes ultraconservadores denominan “ideología de género” más que declararse en oposición frontal al feminismo con ese nombre: eso hoy le sale caro hasta a la derecha más recalcitrante.
(2) [Mínimo excursus]: tampoco el racismo, cuando es actitudinal y no programático, suele ser reconocido. Pero en la palabra “racismo” convergen lo que estoy llamando actitudinal y lo programático o doctrinario. La ultraderecha despliega actitudes y afirmaciones (doctrina, programa) racistas, aunque pocas veces dice literalmente “somos racistas” o “defendemos el racismo” (dice otras cosas como “los inmigrantes nos invaden” o “los gitanos no quieren integrarse”, ese tipo de falsedades racistas. Por seguir con la analogía: frente al “clasismo” (que es, insisto, más que un programa una actitud por lo general no reconocida y hasta re/negada) el término “anticomunismo”, en cambio, se referiría principalmente a lo que estoy llamando programático y suele ser expresa y orgullosamente defendido por la derecha.


(3) No sólo eso: a raíz del enorme éxito de las movilizaciones del último 8M, hemos asistido a una considerable proliferación a diestra y siniestra (inconcebible hace bien poco) de personas autoproclamadas feministas. Eso representa un indudable éxito del feminismo a la vez que pone de manifiesto un peligro obvio en el que ahora no voy a entrar. Por lo demás, parece que los pocos aunque ruidosos antifeministas expresos compensan su escaso número con una increíble competición por mostrarse cada cual lo más fanático y extremista posible, en una patética versión del clásico adolescente masculino “a ver quién la tiene más larga”.


Teresa Maldonado es directora general de Promoción de la Igualdad y No Discriminación, Área de Políticas de Género y Diversidad del Ayuntamiento de Madrid.


Fuente http://ctxt.es/es/20180822/Firmas/21271/Teresa-Maldonado-feminismo-machismo-antifeminismo.htm



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viernes, 24 de agosto de 2018

Medios de Comunicación & Violencia machista: La asesinada sola no es noticia

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Cristina Fallarás
www.publico.es

Sobre como se minimiza la visibilidad y la gravedad de la Violencia Machista en los medios de comunicación.

Este pasado domingo día 19 de agosto, un hombre “llamado” J.G.P, de 56 años, asesinó en Cabana de Bergantiños a su esposa, A.B.V.O., de 50. Parece ser que le disparó dos tiros de escopeta por la espalda, y también parece ser que la pareja estaba en trámites de divorcio. Lo hizo delante de los hijos de ambos, de 27 y 23 años. La Guardia Civil de Malpica (A Coruña) detuvo al criminal. El caso se investigará “como supuesto crimen de violencia machista”. Hasta aquí los datos básicos. Si ese mismo domingo día 19 otro hombre hubiera asesinado a su mujer en cualquier otro punto de la geografía española, la noticia habría aparecido en la “zona alta” de casi todos los digitales y habría abierto informativos de radio y televisión. 

Lo mismo habría sucedido en el caso de que otro hombre hubiera asesinado a su mujer el sábado día 18 de agosto, o sea el día anterior. O en el caso de que otros dos hombres hubieran asesinado a sus mujeres en algún momento de esa semana. Como no se ha dado ninguno de los supuestos anteriores, el asesinato de la mujer “llamada” A.B.V.O. ha aparecido en los medios de comunicación como una noticia “de segunda”, perdida entre dimes y diretes políticos y otras basurillas veraniegas. 

Algunos ni siquiera han considerado necesario dejar constancia en sus espacios informativos. Resulta alarmante esta forma de someter la relevancia de los asesinatos machistas al azar de la acumulación. “Dos mujeres asesinadas en 24 horas” parece un titular “goloso”, pero ¿es ético sucumbir a tal frivolidad? ¿Resulta más preocupante el asesinato de una mujer cuando acaban de matar a otra? Y si es así, ¿por qué? 

¿A qué responde, al asesinato en sí o a los mecanismos de “espectacularización” de la noticia? Los medios de comunicación crean patrones de opinión y establecen modos para observar la realidad. 

Convertir el asesinato de mujeres en un fenómeno cuyo interés varía según las normas del azar y el espectáculo parece una frivolidad, además de un dolor añadido. 

Si los medios necesitan multiplicar los asesinatos para considerarlos relevantes poco hemos avanzado.




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“No se puede decir que el 68 sea el origen de un cambio repentino en la sexualidad”

Entrevista al sociólogo francés Michel Bozon
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Azul Cordo
Brecha


No cree que haya existido una revolución sexual en los setenta, a partir de encuestas y estudios empíricos afirma que para amar hay que entregar secretos a la pareja y ser digno de recibirlos en reciprocidad. En Marzo de este año brindó una conferencia en Montevideo, dialogó con la revista Brecha sobre sus estudios en comportamientos sexuales y auguró que pronto en Uruguay se impondrán debates sobre la sexualidad de los adultos mayores.

Referente académico en la agenda de investigación europea y global en temas de sexualidad, la anterior visita de Bozon a Uruguay fue en 1999, cuando se instalaba la pregunta sobre cómo se viviría la sexualidad en el tercer milenio, con el Sida como preocupación central y la necesidad de instalar políticas de prevención que no fueran de control sino de disfrute. Actualmente es director de investigación en el Instituto de Estudios Demográficos de París (Ined) y entre sus últimas publicaciones se encuentra el libro Práctica de amor: el placer y la ansiedad (Payot, París, 2016)



—¿Qué hace un sociólogo de la sexualidad?—Un sociólogo de la sexualidad no es un clínico, no quiere cuidar ni tratar, sino que trabaja sobre la sexualidad desde una visión amplia, considerando actos que las personas tienen entre sí, representaciones y relaciones (sean breves o duraderas), basadas en la sexualidad.
—¿Para qué sirve estudiar los comportamientos sexuales?
—Para tener una visión empírica sobre lo que las personas hacen, no sobre lo que deberían hacer, y para tener una visión crítica sobre posturas que tienden a construir normas de comportamientos sexuales. Sirve para diseñar políticas públicas de prevención, para saber cómo orientar los mensajes en torno a los cuidados, como el uso del condón o la anticoncepción. También para identificar necesidades en las políticas públicas de educación sexual, para lo cual se debe conocer el comportamiento de los adolescentes, hay que escucharlos, hacer encuestas, relevar los comportamientos verdaderos que tienen y reflexionar sobre lo que hacen. Es bueno hablar con los adolescentes para no tener fantasías ni prejuicios sobre lo que las chicas o muchachos hacen, y sí tener elementos empíricos para basar las políticas públicas en hechos reales. No corresponde que, a priori, la educación sexual establezca lo que se debe hacer. Esta formación tiene que salirse de los aspectos puramente biológicos y no vincular a la sexualidad sólo con la función reproductiva.
Conocer la sexualidad a partir de comportamientos reales de los ciudadanos y ciudadanas, no basados en prejuicios morales, permite pensar sobre la propia experiencia. Por ejemplo, saber que las personas tienen varias parejas a lo largo de su vida, o cómo los adolescentes se inician sexualmente. En Uruguay, las parejas suelen tener en promedio hasta dos hijos. Esto habla de una función reproductiva muy puntual, el resto de la sexualidad sirve para otras prácticas no vinculadas a la reproducción: quizá para tener una vida de pareja duradera u otros comportamientos. En un país envejecido como éste (18 por ciento de la población es mayor de 60 años), con una vida sexual que se prolonga, estimo que en breve comenzarán a darse debates, como en Europa, sobre la vida sexual de las personas mayores.
—¿Hay desigualdades entre la vida sexual de hombres y mujeres mayores?
—Sí, las experiencias son diferentes entre hombres y mujeres. Llega un momento en que para las mujeres se hace más difícil encontrar a una pareja masculina. Hay una falta de potenciales parejas heterosexuales para ellas porque hay una expectativa de vida menor en los hombres, pero lo principal es que los hombres buscan parejas más jóvenes. La posibilidad de que estas mujeres mayores tengan parejas lesbianas porque no hay hombres “disponibles” es más factible en la teoría que en la práctica. Puede ocurrir en el caso de aquellas mujeres que ya tuvieron relaciones bisexuales antes de la menopausia.
—A la vez, ¿podríamos decir que persiste cierta condena a aquellas mujeres que buscan parejas más jóvenes?
—Sí, hay cierta condena, pero las mujeres quieren hacerlo igual. Lo vemos en sitios de encuentro virtual (dating sites) donde ponen en sus perfiles qué edades prefieren que tengan sus parejas. Vemos que a las mujeres mayores les gustaría tener parejas más jóvenes, como ocurre con los varones, pero ellas siguen en desventaja en esta relación de fuerza en la que los hombres pueden imponer su preferencia.
—Cuéntenos sobre sus investigaciones en torno al amor.
—Ante una idea idealista del amor, que no es realista, yo propongo una idea pragmática: veo al amor como una secuencia de entregas de sí que son mutuas entre las personas, un juego de intercambio, que compromete a las personas. El amor nace de la excitación de esta entrega recíproca.
El amor no es a primera vista, no es un relámpago en el cielo. Para mí, el inicio del amor es cuando se comparte un secreto (familiar, por ejemplo) para ver cómo reacciona esa persona a la que se lo compartí, y evaluar si es digna de recibirlo; luego se intercambian secretos, preocupaciones y pensamientos, se ve si hay reciprocidad. También se entrega tiempo para compartir con el otro y se construyen espacios de intimidad.
Lo que ha cambiado en la contemporaneidad del amor es el lugar que ocupa la sexualidad en este intercambio. La entrega del cuerpo es sumamente importante, considerando que tradicionalmente esto era el último paso, se daba al consumar el matrimonio, había que preservar el cuerpo. Ahora, la entrega del cuerpo es mucho más temprana, no bajo la idea de una “necesidad sexual”, sino porque el acoplamiento de los cuerpos da información sobre las personas. Entregar el cuerpo es una forma de basar el amor no sólo sobre valores morales y sociales, sino sobre la sensibilidad de las personas. El amor debería ser contado más como una historia que como un sentimiento que existe.
—En un concepto como el poliamor, cada vez más vigente, es interesante pensar cómo puede aparecer la reciprocidad.
—Es interesante que aparezca, ante cuestionamientos sobre la promiscuidad o parejas múltiples. Para que funcione hay que aceptar reglas muy fuertes, y ser muy transparentes entre quienes conforman las parejas poliamorosas. El poliamor remite a una expectativa actual de no cerrar la vida muy temprano, con una sola pareja para toda la vida, pero en la práctica sólo puede ocurrir en períodos cortos de la vida.
En los años sesenta hubo comunidades en Francia, grupos de personas que se retiraban al campo para volver a la agricultura. Hacían intercambios de parejas, pero no lograron disminuir ni la dominación masculina, ni los celos. Este ejemplo muestra que hay aspiraciones que vuelven cada tanto en la historia.
—¿Cuáles son sus cuestionamientos en torno al concepto de “revolución sexual”?
—Se habla de una “revolución del ‘68”, retomada actualmente por el quincuagésimo aniversario. No se puede decir que el 68 sea el origen de un cambio repentino (una revolución) en los comportamientos sexuales. Más bien ha habido cambios graduales, reorganizaciones de las formas de convivencia.
Algunos aspectos pueden ser descritos como formas de “liberación sexual”, como cuando desapareció la censura de las películas y los libros. Pero no es el caso de muchos otros cambios, como el declive del matrimonio: ahora las personas tienen hijos antes de casarse, además de tener otras maneras de formar una pareja, como el Pacs en Francia (pacto civil de solidaridad, similar a la unión concubinaria en nuestro país); los hombres y mujeres toman juntos la iniciativa en relaciones sexuales, mientras que en los setenta la iniciativa era más bien masculina; el cambio de actitud frente a la homosexualidad en los ochenta; la movilización contra la violencia hacia las mujeres que fue perdiendo indiferencia. Ninguno de estos cambios fue repentino sino gradual, y más bien cercanos a los años dos mil.
—¿Qué opina de las denuncias públicas sobre acoso, que ha generado el movimiento #MeToo?
—Recientemente publiqué mi opinión al respecto en Le Monde Diplomatique.1 Creo que se da una paradoja: mientras que aumenta la igualdad entre hombres y mujeres –también en lo que refiere a comportamientos sexuales– la reacción ante este avance en el que las mujeres fueron ganando terreno y libertades, es el acoso sexista, los insultos y las violencias sexuales.
El proceso de igualdad en la sexualidad se nota en el aumento de la anticoncepción: las mujeres pueden vivir una vida libre de la reproducción. Además ahora hay muchas prácticas recíprocas en el guión de la sexualidad: caricias, masturbación, cunnilingus y felatios; ha aumentado mucho la satisfacción sexual de la mujer, inclusive de manera individualizada (a través del uso de aplicaciones móviles y su participación en sitios de encuentro virtual). También ha aumentado la participación femenina en el mercado laboral, hay muchos aspectos que van hacia la igualdad.
Estos avances tienen como respuesta de los hombres una violencia reaccionaria contra las mujeres. Es una manera de llamar al orden, una forma de decirles que, como mujeres, deberían quedarse en “su” lugar (entendiendo por esto el hogar y las tareas domésticas).
El acoso y otras formas de violencia sexual que pueden darse en ámbitos domésticos, laborales y políticos, así como campañas de ciberacoso, son formas que utilizan los hombres, a través de la sexualidad, para trasmitir un mensaje de poder y preservar sus espacios de dominación. No son pulsiones incontrolables, son manifestaciones extremas del sexismo como respuesta ante los avances hacia la igualdad. Con la diferencia respecto de tiempos anteriores de que han aumentado las denuncias de violencia y que ahora se acepta la palabra de las mujeres sobre el tema, mientras que antes se culpabilizaba a las víctimas, no se confiaba en ellas.



Nota:
(1) “Los nuevos avatares del sexismo”, Le Monde Diplomatique, febrero de 2018, edición Edición Cono Sur. 

https://psico.edu.uy/presencias-en-medios/no-se-puede-decir-que-el-68-sea-el-origen-de-un-cambio-repentino-en-la
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Fidel Castro sobre fundación de la Federación de Mujeres Cubanas: Día histórico y prometedor




Por Cuba Debate
Ese día, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro pronuncia un discurso donde destaca el papel de la mujer en la Revolución, del cual compartimos algunas frases de esta emotiva alocución
La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) fue fundada el 23 de agosto de 1960 tras la fusión de todas las organizaciones femeninas existes en Cuba, donde Vilpa Espín fue elegida presidenta de la organización.
Ese día, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro pronuncia un discurso donde destaca el papel de la mujer en la Revolución, del cual compartimos algunas frases de esta emotiva alocución:

Participación activa de la mujer cubana

“La Revolución tiene, sin duda alguna, en el sector femenino de nuestra población, un respaldo muy grande, por eso, desde los primeros instantes se observaron una serie de actividades con la participación activa de la mujer cubana.  No era nada nuevo para nuestro país.  Nuestro país puede sentirse afortunado en muchas cosas, pero entre ellas, la primera de todas, por el magnífico pueblo que posee.  Aquí no solo luchan los hombres; aquí, como los hombres, luchan las mujeres.”

Una fuerza decisiva para nuestra Revolución

“Esta unificación de todos los sectores femeninos de la Revolución, es constituir una fuerza, una fuerza entusiasta, una fuerza numerosa, una fuerza grande y una fuerza decisiva para nuestra Revolución.”

Federación de Mujeres Cubanas, unidas en esa palabra: cubanas

“Y hoy se reúnen las mujeres y constituyen esta Federación de Mujeres Cubanas, unidas en esa palabra: cubanas, y unidas en esa bandera que llevan en sus manos.  Y se han unido para trabajar, para trabajar y para luchar; se han unido para todas las tareas que la Revolución nos trae; se han unido para la lucha y se han unido para el trabajo; se han unido para ayudar a la patria en cualquier circunstancia.”

La Revolución cuenta con la mujer cubana

“Por eso contamos con la mujer cubana, ¡la Revolución cuenta con la mujer cubana! y es tarea de la Federación organizar a la mujer cubana, preparar a la mujer cubana, ayudar a la mujer cubana en todos los órdenes:  en el orden social, en el orden cultural; elevando su preparación a través de cursos, a través de publicaciones; poniéndola al tanto de todas las cuestiones que son de interés para la mujer; poniéndola al tanto de las cuestiones de las mujeres en todo el mundo, relacionándola con las actividades culturales y sociales de las mujeres de todo el mundo, haciendo llegar a ella publicaciones femeninas de todo el mundo, noticias de todo el mundo; y llevando a todo el mundo noticias y publicaciones de la mujer cubana”.

Celebremos con júbilo este día histórico y prometedor

“(…) que no exista una sola mujer revolucionaria que no esté agrupada en la Federación de Mujeres Cubanas, y verán cómo la Revolución podrá contar con una fuerza más, con una nueva fuerza organizada, con una tremenda fuerza social y revolucionaria. De ahí que nosotros, en el día de hoy, en el mismo día que allá se discute, celebremos con júbilo este día histórico y prometedor de la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas.”

A poner en actividad el espíritu creador

“Y ahora, a trabajar, a organizar y a poner en actividad el espíritu creador, el entusiasmo de la mujer cubana, para que la mujer cubana, en esta etapa revolucionaria haga desaparecer hasta el último vestigio de discriminación; y tenga, la mujer cubana, por sus virtudes y por sus méritos, el lugar que le corresponde en la historia de la patria.”
Fidel Castro junto a Vilma Espín durante el acto de fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el teatro Lázaro Peña en La Habana, 23 de agosto de 1960. Foto: Instituto de Historia de Cuba / Sitio Fidel Soldado de las Ideas
Fidel Castro junto a Vilma Espín durante el acto de fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el teatro Lázaro Peña en La Habana, 23 de agosto de 1960. Foto: Instituto de Historia de Cuba / Sitio Fidel Soldado de las Ideas
Fidel Castro junto a Vilma Espín, Celia Sánchez (en el centro) durante el acto de fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el teatro Lázaro Peña en La Habana, 23 de agosto de 1960. Foto: Mujeres / Sitio Fidel Soldado de las Ideas
Fidel Castro junto a Vilma Espín, Celia Sánchez (en el centro) durante el acto de fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el teatro Lázaro Peña en La Habana, 23 de agosto de 1960. Foto: Mujeres / Sitio Fidel Soldado de las Ideas

En video Silvio Rodríguez: “Yo fui una vez”

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cubadebate.cu/especiales/2018/08/23/fidel-castro-dia-historico-y-prometedor-video/#.W38Jzc5KjIU



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jueves, 23 de agosto de 2018

Brasil. Manifesto da Aliança Nacional LGBTI+



Por Revista Fórum
Manifesto divulgado na quarta-feira (22), a entidade vai incidir sobre o processo eleitoral para coibir manifestações de ódio e discriminação, por parte dos candidatos, contra a população LGBTI+

Aliança Nacional LGBTI+ vai monitorar homofobia nas eleições
 A Aliança Nacional LGBTI+, entidade que atua com a promoção e defesa dos direitos humanos, anunciou, através de um manifesto divulgado nesta quarta-feira (22), que vai incidir sobre o processo eleitoral para coibir manifestações de ódio e discriminação, por parte dos candidatos, contra a população LGBTI+.
De acordo com a entidade, que conta com membros da sociedade civil e de 12 partidos políticos (DEM, PV, PSDB, PTB, PDT, MDB, Avante, PPS, Rede, PT, PSB, PCdoB), foram traçadas, em seminário realizado na semana passada, estratégias para monitorar, denunciar e coibir as violações e ataques durante o período eleitoral. “Não vamos transigir com declarações discriminatórias de nenhum candidato ou candidata a qualquer cargo eletivo, seja qual for o Partido ou a Unidade da Federação”, diz um trecho do manifesto.
Uma das estratégias é a construção de uma “força-tarefa que terá como principal objetivo monitorar e reagir de forma imediata a notícias falsas (fake news), mensagens, ataques e ações discriminatórias contra a população LGBTI+, com estratégias políticas, jurídicas e comunicativas”.
“Atuaremos também como os mesmos objetivos, internamente a cada Partido por meio dos seus coletivos LGBTI+”, acrescenta a entidade.
Uma outra frente de atuação será com o selo “Compromisso com a Diversidade: Aliança Nacional LGBTI+”, que será concedido às candidaturas LGBTI+ e pessoas comprometidas com as Plataformas de Promoção da Cidadania LGBTI+.
Até o momento, 139 candidaturas assinaram o compromisso a Plataforma Mínima proposta pela Aliança Nacional LGBTI+ . Saiba quem são aqui.
Confira a íntegra do manifesto.
Reunidos entre os dias 20 e 22 de agosto de 2018, em Brasília, nós ativistas pelos direitos da população de lésbicas, gays, bissexuais, travestis, mulheres transexuais, homens trans e pessoas intersexuais participamos do III Seminário de Advocacy, Saúde e Cidadania LGBTI+ da Aliança Nacional LGBTI+ – Fortalecimento das intervenções estruturais no âmbito da prevenção combinada para o enfrentamento das vulnerabilidades da população de gays, outros homens que fazem sexo com outros homens e pessoas trans.
Durante três dias discutimos o cenário político e eleitoral e constatamos que há um preocupante crescimento dos discursos de ódio, bem como da intolerância, da discriminação e da violência, sobretudo contra as mulheres, jovens, população negra, indígenas e LGBTI+. Assistimos a retrocessos no campo dos direitos e liberdades individuais, dos direitos sociais, bem como ataques à liberdade de expressão, à liberdade religiosa e à laicidade do Estado.
Constatamos que esse contexto agrava as vulnerabilidades dessa população, o que inclusive afeta suas condições de saúde. Nessa direção, discutimos também o fortalecimento de intervenções estruturais no âmbito da prevenção combinada para o enfrentamento dessas vulnerabilidades, dentre as quais o compromisso com o não contingenciamento de recursos para programas de enfrentamento ao HIV/aids, outras ISTs e pelo fim da tuberculose.
Somos militantes LGBTI+, gestores/as, acadêmicos/as, juristas e ativistas de diversos estados e 12 partidos políticos (DEM, PV, PSDB, PTB, PDT, MDB, Avante, PPS, Rede, PT, PSB, PCdoB) e sistematizamos estratégias unitárias de intervenção no processo eleitoral de 2018, com o objetivo de enfrentar a disseminação de discursos de ódio, fortalecer a agenda LGBTI+ nos programas de governo dos/as candidatos/as presidenciais, bem como divulgar e aumentar a adesão à Plataforma de Promoção da Cidadania LGBTI+ <http://www.aliancalgbti.org.br/eleicoes2018>.
Em parcerias com os coletivos ativistas #VoteLGBT e #MeRepresenta, estamos comprometidos/as em monitorar e incidir direta e cotidianamente no processo eleitoral de maneira a denunciar discursos discriminatórios diretamente à Justiça Eleitoral e, se for o caso, a outras instâncias do próprio Poder Judiciário, bem como ao Ministério Público.
Atuaremos também nas redes sociais e junto à mídia para denunciar, no processo eleitoral de 2018, todas as violações e os ataques à população LGBTI+ e a nossas propostas de políticas públicas e legislações afirmativas.
Não vamos transigir com declarações discriminatórias de nenhum candidato ou candidata a qualquer cargo eletivo, seja qual for o Partido ou a Unidade da Federação.
Para atingir esse objetivo, comunicamos a constituição de uma FORÇA-TAREFA, que terá como principal objetivo monitorar e reagir de forma imediata a notícias falsas (fake news), mensagens, ataques e ações discriminatórias contra a população LGBTI+, com estratégias políticas, jurídicas e comunicativas. Atuaremos também como os mesmos objetivos, internamente a cada Partido por meio dos seus coletivos LGBTI+.
Para promover a visibilidade das candidaturas das pessoas LGBTI+ e pessoas aliadas que tenham se comprometido com as Plataformas de Promoção da Cidadania LGBTI+, instituímos um selo “Compromisso com a Diversidade: Aliança Nacional LGBTI+”.
Nos próximos dias 7 e 28 de outubro o Brasil vai definir seu futuro imediato. Cerca de 147 milhões de eleitores e eleitoras irão às urnas elegendo novos governantes e parlamentares. Não devemos esquecer que somos mais de 20 milhões de pessoas LGBTI+. Diversos projetos políticos estão em jogo.
Nosso compromisso é trabalhar para que – independentemente dos partidos e candidaturas que serão vitoriosas – o novo país que saia das eleições de 2018 seja mais democrático, mais inclusivo, mais igualitário, com reconhecimento dos direitos e promoção de políticas públicas para população LGBTI+ e com pleno respeito à diversidade sexual e de gênero.
Por um Brasil de todos e todas com diversidade e respeito.
Brasília, 22 de agosto de 2018.




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