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sábado, 30 de junio de 2018

Madrid: Las frases por las que el PP no es bienvenido en el Orgullo



Por Redacción EP

El PP será el único partido político vetado de la manifestación. Algo que no es de extrañar sí se tiene en cuenta la lucha de los populares contra los intereses de la comunidad LGTBI, así como los históricos ataques del PP a este colectivo como el recurso al Tribunal Constitucional por la Ley del Matrimonio Igualitario.

El próximo sábado 7 de julio, Madrid acoge la manifestación por el Orgullo Gay. Un acto de reclamo al que no han sido invitados ni el Partido Popular ni Ángel Garrido, el presidente de la Comunidad de Madrid
Según Uge Sangil, presidenta de la Federacion Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Feltgb), el motivo es la ruptura del “compromiso” alcanzado el año pasado -cuando sí que asistieron los populares al evento- para sacar adelante la Ley de Igualdad LGTB al presentar una enmienda a la totalidad que pretendía sustituir el texto elaborado por las asociaciones LGTB.
El PP será el único partido político vetado de la manifestación. Algo que no es de extrañar sí se tiene en cuenta la lucha de los populares contra los intereses de la comunidad LGTBI, así como los históricos ataques del PP a este colectivo como el recurso al Tribunal Constitucional por la Ley del Matrimonio Igualitario.
Desde ElPlural.com repasamos algunas de las frases más hirientes hacía los homosexuales proferidas por los populares.
Mariano Rajoy (2005)
“Es una manía del Gobierno de parecer moderno y no a una reclamación de los homosexuales”.
Mariano Rajoy (2005)
“El matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer”.
Mariano Rajoy (2008)
“Yo hubiera hecho la misma ley sin llamarle ‘matrimonio’, porque la palabra matrimonio, creo yo que es un poco meter el dedo en el ojo a los católicos, y sin embargo los mismos derechos y libertades se hubieran podido dar con otro nombre”.
José María Aznar (2006)
“La unión entre homosexuales no puede ser llamada matrimonio porque esto ofende a la población”.
Ana Botella (2004)
“Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta”.
Ana Botella (2003)
“Para mí la adopción de hijos por homosexuales no es una cuestión moral, sino científica. En lo que todos estamos de acuerdo es que hay que proteger al menor, y, de momento, nadie en el mundo ha dicho que los niños tengan las mismas condiciones dependiendo de quién los adopte. Ahí tienen la palabra los científicos”.
Ana Botella (2004)
 “Un hombre y una mujer es una cosa, dos hombres es otra cosa y dos mujeres es otra cosa, como supongo que un trío también será otra cosa”.
Jorge Fernández Díaz (2013)
“El matrimonio homosexual no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos, porque no garantiza la pervivencia de la especie”.
Lluis Fernando Caldentey, alcalde de Pontones (2005)
“No casaré a homosexuales porque son personas taradas”.
10 Lluis Fernando Caldentey
“Tal vez la palabra tarados no es la más adecuada, pero los homosexuales son deficientes para procrear y educar”.
11 Andrea Hermida, Nuevas Generaciones del PP (2012)
“¿Respetar a los homosexuales? Por supuesto. No hacen daño a nadie, solo a sí mismos. A ver si algún día descubren su cura”.
12 Manuel Fraga (2004)
“La homosexualidad es una anomalía… las personas que nacen así porque los cromosomas se equivocan tienen derecho a un cierto reconocimiento”.
13 Manuel Fraga (2004)
“Hablar del orgullo gay, creo que es un error social”.
14 Manuel Fraga (2005)
 “Eso es una parte de la política general de destrucción de la familia, como base de una sociedad organizada. Ya sabemos que las parejas de homosexuales no producen hijos, y la adopción por parte de parejas homosexuales está llena de riesgos, pues no sabemos cómo van a vivir esos chicos con padres que tienen afecciones extrañas”.
15 Manuel Fraga (2005)
“Yo no tengo nada en contra de los homosexuales; si nacen así, pues qué se ve le va a hacer, pero que no digan encima que están orgullosos de funcionar al revés”.



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Elaine Brown: “El movimiento feminista de los Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos”

Por María Colera Intxausti
Elaine Brown presidió el Partido de las Panteras Negras entre 1974 y 1977. Actualmente se dedica a la lucha contra el complejo penitenciario industrial de los EE UU.
Maria Colera entrevista a Elaine Brown aprovechando su visita a la feria Literal–Feria de Ideas y Libros Radicales de Barcelona, que esta edición ha conmemorado el 50 aniversario de Mayo del 68 bajo el lema de “Bajo los adoquines, los libros”. Brown presidió el Partido de las Panteras Negras entre 1974 y 1977. Es autora de la autobiografía Una cata de poder. Historia de una mujer negra (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2015) y actualmente se dedica a la lucha contra el complejo penitenciario industrial de los EE UU.
Dices que “nuestro objetivo era lograr la liberación de los negros, no la igualdad ante la ley, que suponía aceptar el sistema tal cual era”. ¿Cómo valoras, en este sentido, el movimiento Black Lives Matter?En primer lugar, preguntaría qué es: ¿un movimiento? A mí no me lo parece. ¿Qué nos hace pensar que el hashtag #BLM ha evolucionado hasta convertirse en un movimiento? Y es que, aunque se pudiera considerar como una iniciativa organizada, ¿qué es lo que hacen? ¿Cuál es su objetivo? La mayoría de la gente de BLM dio apoyo a Hillary Clinton. ¿Cómo puedes ser negro y apoyar a Hillary Clinton?
Comenzaron como una iniciativa de denuncia de la brutalidad policial, no era más que eso. Después evolucionaron con lemas como “Manos arriba, no dispares”. ¡Qué pensamiento más revolucionario, eh! Pero no dicen nada sobre cuestiones relacionadas con cambios fundamentales, y tampoco veo que tengan una agenda concreta ni que hagan ninguna acción en este sentido.
En la misma línea, ¿qué opinas del feminismo liberal?El movimiento feminista de los Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos. Te hablan de derechos reproductivos, pero sin recordar que quien nos dio la planificación familiar, la honorable Margaret Sanger, era realmente una defensora de la eugenesia, de eliminar a ciertas poblaciones, y que las primeras clínicas de interrupción del embarazo se abrieron precisamente en Harlem.
Por otro lado, cuando hablan de romper el techo de cristal, lo que realmente quieren decir es que quieren participar en el mundo empresarial y que quieren tener igualdad para poder oprimir en igualdad de condiciones, entre otros a otras mujeres.
Igualmente, en este movimiento no encontrarás prácticamente a ninguna mujer negra o latina. En la práctica, se trata de un movimiento de mujeres blancas y así ha sido en la primera ola, en la segunda y en la tercera.
En cualquier caso, ¿no crees que sí que hay algunos derechos por los que las mujeres trabajadoras debemos luchar?Claro, lo que digo no es que no crea que haya determinadas cuestiones que afectan de manera específica a las mujeres pobres y a las mujeres negras y latinas, y que no piense que estas cuestiones se deban abordar como problemas de las mujeres. Las mujeres negras son el colectivo más pobre del mundo y en el África subsahariana, por ejemplo, las mujeres son aún más pobres que los hombres. Pero nadie habla de estas mujeres, del mismo modo que en los EE UU  nadie habla de las mujeres pobres que se dedican a cuidar a sus hijos.
Así pues, vemos como muchas feministas lo que hacen es imponer su estilo de vida y sus valores burgueses, ya que consideran que son los correctos y que ellas tienen que definir qué es lo que queremos y necesitamos. Esto se refleja claramente en la Reforma de la Asistencia Social aprobada por Bill Clinton, que básicamente criminalizaba a las mujeres pobres. La gente votó a favor de esta ley porque pensaban que solo afectaría a las mujeres negras. Pero resulta que la mayoría de las personas que viven de la asistencia social son mujeres blancas, debido a su mayor peso demográfico.
Con esta reforma, Clinton impuso una agenda neoliberal a un nivel que George Bush no podría haber hecho, considerando que uno de los problemas que tenía la comunidad negra era el gran número de madres solteras. Individualizaron el problema, ocultando el componente racista, machista, etc., y decidieron dejar sin ayudas sociales a muchísimas mujeres, sin que ninguna organización feminista se opusiera. A consecuencia de esta criminalización muchas mujeres se vieron obligadas a hacer cosas desesperadas para poder ocuparse de sus hijos, y se acentuó aún más el nivel de pobreza de estas mujeres y de sus hijos. Y ¿dónde estaban las feministas? La mayoría de organizaciones feministas están centradas en cuestiones LGBTQ, que me parece perfecto porque a todas nos preocupa que cualquier grupo sea oprimido. El problema es que, con estas feministas, estos temas se convierten en una cuestión de estilo de vida.
Yo no quiero ser igual a un hombre que es un general que se dedica a matar gente en Afganistán
Creo que lo fundamental es que volvamos a las cuestiones esenciales que nos preocupan a las mujeres. ¿Nos preocupa la igualdad con los hombres? Pues yo no quiero ser igual a un hombre que es un general que se dedica a matar gente en Afganistán, por ejemplo. Pero sí que me preocupa que mi capacidad de disfrutar de una vida plena se vea afectada por el hecho de ser mujer. Me preocupa no tener dinero o no poder cuidar de mis hijos por el hecho de ser mujer. Las mujeres negras ganan menos que las mujeres blancas, y éstas menos que los hombres. Esto es sumamente importante, y no hablamos de ello, como tampoco hablamos de las mujeres sin hogar, de las mujeres que están en la cárcel… Muchas feministas se limitan a hablar de derechos reproductivos y de romper el techo de cristal.
El movimiento #MeToo se ha convertido en una especie de evento hollywoodiense en el que te encuentras con unas actrices protestando porque no les han pagado lo mismo que a otros hombres
¿Qué opinas de la iniciativa #MeToo?El movimiento #MeToo se ha convertido en una especie de aventura, en un evento hollywoodiense en el que te encuentras con unas actrices protestando porque no les han pagado lo mismo que a otros hombres. Que, en vez de cobrar dos millones de dólares, solo cobraron uno. Y, mientras tanto, no han dicho ni mu sobre las mujeres normales y corrientes que luchan cada día para salir adelante. Esta es la visión que está dominando el discurso, incluso en lo referido a la violación. Y es que si Harvey Weinstein ha tenido tanta repercusión es porque todas las mujeres que violó eran blancas. Lo mismo pasa con Bill Cosby y con O.J. Simpson. Este último, si en vez de a una mujer blanca hubiera matado a una mujer negra, nunca habría sido imputado. Está claro que la vida de las mujeres blancas es mucho más importante que la de las mujeres negras.
En cualquier caso, tengo que decir que sí que soy feminista. ¡¿Cómo no lo voy a ser, si soy una mujer?! Estoy oprimida como mujer, como negra y como pobre. Es cierto que tengo mis necesidades básicas cubiertas y una vida digna, pero no tengo control sobre las cosas que afectan mi vida como mujer, como negra y como ser humano.
Entendíamos la liberación de las mujeres como la conquista de la libertad para definir nuestro propio destino sin que éste estuviera definido en función de la dependencia económica hacia los hombres
Y ¿cuál era la postura de las Panteras negras respecto al feminismo?El Partido adoptó una posición muy clara en relación con el movimiento de liberación de las mujeres: consideró aquella lucha como propia, como también lo era la lucha por la liberación gay, y lo hizo no solo en términos retóricos, actuamos en consecuencia. Entendíamos la liberación de las mujeres como la conquista de la libertad para definir nuestro propio destino sin que éste estuviera definido en función de la dependencia económica hacia los hombres. Las feministas blancas solían decir que una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta, pero el verdadero problema es que, si no tienes un hombre o no tienes dinero, no te puedes valer por ti misma. En todo caso, la mayoría de mujeres que conozco tiene suficiente dinero para sobrevivir y no necesita ningún marido para tener un lugar donde vivir, pueden cuidarse de sí mismas, de forma que no tolerarán ningún abuso por parte de un hombre. Es así que sé que esta cuestión social es realmente una cuestión económica.
Has dicho que los negros solo pueden liberarse mediante un cambio radical del sistema. Ahora que parece haber una reacción generalizada contra los derechos de las personas negras y latinas, de las mujeres, de los migrantes, etc., ¿cuál tendría que ser el camino a seguir? Y ¿qué posibilidades de cambio observas?Tenemos que partir de la constatación de que vivimos en un sistema de explotación económica. Igualmente, cuando hablamos de inmigración en Estados Unidos, hay que empezar por el principio, ya que EE UU fue fundado a partir de la colonización inglesa de Virginia, que tuvo lugar mediante la aniquilación de las treinta tribus indias que vivían allí. Una vez conquistado el territorio empezaron a cultivar tabaco y algodón para venderlo a la metrópoli, y para ello necesitaban mano de obra. Como no podían esclavizar a los nativos porque preferían dejarse morir que someterse y, además, al estar en su propio territorio se podían organizar y rebelarse, decidieron capturar africanos, meterlos en barcos y enviarlos por millones a EE UU. Esta práctica se prolongó durante 250 años. Y es que, como bien dijo Marx, sin el algodón y sin los esclavos que lo cultivaban, la revolución industrial no hubiera sido posible.
Este mismo sistema sigue vigente y, si alguien piensa que se puede lograr la reforma de la política migratoria o de la política penitenciaria mientras el sistema siga intacto, es que realmente no quiere hacer nada al respeto. Solo quiere charlar, pero no va en serio. Intento convencer de esto a los jóvenes con los que trabajo cada día y los animo a resucitar el Partido de las Panteras Negras. Les digo que ya les ayudaré. ¿Han hecho algo? No, porque tienen miedo, porque son perezosos y quieren vivir cómodos. Quieren una pequeña beca para ir a la universidad, tener su coche, poder pagar su factura de teléfono, salir a cenar siempre que quieran…
Si mantienes a la gente oprimida, acabará cortándote el cuello
Como decía Marx, tenemos que ser despiadadamente críticos, analizar cuáles son las condiciones reales en las que vivimos y actuar a partir de las mismas y no según cómo nos gustaría que fueran. Esto no quiere decir que no tenga esperanza eterna, ya que creo que la gente siempre acaba eligiendo la vida por encima de la muerte, al menos porque se ven afectados por esta elección, no necesariamente porque sean seres morales. La gente tiene un interés personal en seguir viva. Y aunque no sea consciente de ello, su vida depende de la mía, y viceversa. En cualquier caso, los marxistas leninistas sabemos que, si mantienes a la gente oprimida, acabará cortándote el cuello, así que lo que más les conviene es garantizar que todo el mundo tiene comida y vivienda, atención médica y educación, y el resto de necesidades básicas, y construir una sociedad interconectada y solidaria.
En eso tengo esperanza. En que la gente se dará cuenta de que somos seres dependientes, interdependientes, de que formamos parte del mismo planeta y de que tendremos que encontrar maneras para que todos podamos vivir una vida digna, ya que, en caso contrario, la vida de todos nosotros estará en peligro. Y no digo que esto vaya ocurrir a lo largo de mi vida, pero sí que ocurrirá, puesto que no nos queda otra.
El lumpen proletariado representan el grupo de gente que tenía el mayor potencial para convertirse en la vanguardia revolucionaria
A diferencia de otros movimientos políticos, las Panteras Negras le dieron mucha importancia al lumpen proletariado, del cual provenía gran parte de su militancia. Considerabais que “era el sector más motivado en los EE UU  para liderar la revolución” y el partido decidió formar y politizar a estas personas. ¿Qué hicisteis para “transformar la rabia del gueto en acción revolucionaria”?Durante los últimos veinte años he estado trabajando con gente que está en la cárcel o que ha salido de la cárcel. En mi opinión, representan el grupo de gente que tenía el mayor potencial para convertirse en la vanguardia revolucionaria. No digo que las masas no se tengan que implicar en algún momento, pero todas las demás personas están conectadas al sistema: tienen un trabajo o quieren tenerlo. Estos otros, en cambio, no quieren un trabajo, y lo sabemos porque se han dedicado a trapichear, hacer pequeños robos, etc. y no tienen vínculos con el sistema. No les gusta el sistema, no les gusta la policía, han asumido riesgos en su vida y tienen un mayor potencial que una persona acomodada que va a trabajar cada día y que, al salir del trabajo, vuelve a casa, ve la tele y se va de vacaciones a Disneylandia.
Por otro lado, creo que Marx se equivocó al considerar el lumpen proletariado como la escoria de la Tierra, ya que él valoraba a la clase obrera y para él quien tenía valor eran las personas que trabajaban. Bien, quien vende drogas en una esquina 18 horas al día también trabaja, pero esta es otra historia. Lo que quiero decir es que no consideró que los esclavos fueran una clase única en los EE UU compuesta exclusivamente por personas negras. Era una clase obrera, a la cual no se le pagaba un salario. Y esta situación continúa hoy en día. La mayoría de los negros, pese a tener un trabajo, tienen que hacer otras cosas para completar su sueldo, ya que no ganan lo suficiente como para formar parte del proletariado. Y otra cuestión sumamente importante es que a los negros nos dejaron fuera de los sindicatos. La historia de los sindicatos industriales de los Estados Unidos es muy vergonzosa en este sentido.
Los negros seguimos siendo pobres, seguimos fuera del sistema, no tenemos trabajos de verdad, no tenemos nada de dinero, no tenemos relación con el sistema
Así que sigo pensando lo mismo, puesto que los hechos no han cambiado. Los negros seguimos siendo pobres, seguimos fuera del sistema, no tenemos trabajos de verdad, no tenemos nada de dinero, no tenemos relación con el sistema. Y en lo más bajo de todo se encuentran las personas que han sido encarceladas.
EE UU es el país con la población penitenciaria más numerosa del mundo, con 2.120.000 de presos. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?El crecimiento tanto en el número de personas encarceladas como en la duración es un fenómeno relativamente nuevo y es consecuencia de una ley aprobada por Bill Clinton en 1994 para perseguir a los reincidentes.
Entre 1994 y 2004, el número de presos en Estados Unidos se duplicó y casi la mitad de todos los presos son negros, pese a que solo representan el 13% de la población total. No es que haya una política dirigida directamente a meter a los negros en prisión. No es eso. Lo que pasa es que hay un tipo de funcionamiento automático vigente desde 1865, cuando se crearon los departamentos de sheriffs con la función de cazar esclavos fugitivos. Vemos, pues, que la cuestión de los negros está presente desde el principio de EE UU.
Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores y uno de los autores de la Declaración de Independencia, articuló perfectamente esta mentalidad en un libro suyo titulado Notes on the state of Virginia. En este libro explica que el motivo por el que no ha incluido a los negros en su proyecto de emancipación basado en la idea de que “todos los hombres son creados iguales”, es que, según indica, los negros son seres inferiormente dotados a los blancos, tanto mental como físicamente, tienen un color desagradable y huelen mal, además de ser perezosos, etc. Según Jefferson, los negros ni siquiera llegan a la categoría de seres humanos, por lo que está legitimado esclavizarlos. Ésta ha sido la ideología dominante en EE UU desde 1710.
¿Nos puedes explicar cómo funciona el complejo industrial penitenciario?Los presos producen muchas cosas, pero el valor de los presos no radica tanto en esto, sino en todo el dinero que tanto ellos como los Estados gastan. Tienen de todo en la cárcel: llamadas telefónicas, videollamadas, comida, ropa… Se puede comprar de todo, pero mucho más caro que en la calle. Por otro lado, el Estado de California, por ejemplo, gasta 70.000 dólares al año por cada preso.
También está el trabajo gratuito que los presos hacen, fabricando muebles, arreglando jardines, limpiando autopistas…. Y todo esto lo hacen gratis, o prácticamente gratis. El complejo industrial penitenciario es como el complejo industrial militar, pero con presos. Mucha gente piensa que este concepto está relacionado con las cárceles privadas, pero no es así. La mayoría de cárceles son públicas, propiedad del Estado, y hay mucha gente que trabaja allá. Solo en California hay más de cien mil funcionarios de prisiones, con sus sindicatos luchando para asegurar que sus afiliados no se queden sin trabajo. Y ¿cuál es la principal mercancía de que disponen? Los presos. No quieren que se dejen de llenar las cárceles. Todo el mundo está ganando dinero a expensas de los presos, que eran pobres cuando entraron y lo serán cuando salgan.
¿Que han hecho cosas terribles? Absolutamente. Algunos de ellos. No todos. Yo ni siquiera uso los términos inocente o culpable porque la mayoría de los presos está allá por delitos económicos, como por ejemplo atracar una tienda. ¿Por qué lo hacen? Pues porque tenemos grandes disparidades económicas en nuestro país. Vemos, por lo tanto, que todo está tan interconectado que casi no se puede separar. Y los negros son la mejor carne de cañón para meter en la cárcel. ¿Quién va a decir nada sobre ellos? Nadie. No tenemos dinero ni para sufragar demandas legales. Y a todo esto también se le añade el racismo.
El 2014 fundaste Oakland and the World Enterprises, una iniciativa para crear empresas gestionadas por expresos. ¿En qué consiste este proyecto?Uno de los aspectos de nuestra continua opresión como negros en Estados Unidos es que, cuando alguien sale de la cárcel, no puede conseguir trabajo puesto que es necesario presentar un formulario de antecedentes penales que los empleadores utilizan para negarse a contratar expresos. Y realmente se quedan sin alternativas. En California, por ejemplo, al salir de prisión te dan 200 dólares para que puedas empezar tu vida de nuevo. Y si no tienes a nadie que te ayude, que te ofrezca un lugar donde vivir, con 200 dólares no haces nada y vas a tener que prostituirte, que trapichear y que hacer algo ilegal, que probablemente te lleve de nuevo a prisión. Ante esta situación, nos juntamos con un cargo electo negro de Oakland y decidimos hacer algo para reducir la tasa de reincidencia, y pensamos que la única forma de conseguirlo era que estas personas tuvieran sus propios ingresos. Así pues, compramos un terreno en Oakland, creamos una asociación sin ánimo de lucro denominada Oakland and the World Enterprises, y ahora queremos poner en marcha empresas con ánimo de lucro y de propiedad cooperativa para los expresos y para otros colectivos vulnerables y marginados. En otras palabras, para negros pobres.
Pusimos en marcha la iniciativa y ahora tenemos un huerto urbano y hemos creado un banco de alimentos, al cual la gente venía a las 4h de la mañana a hacer cola, ya que estamos situados en una comunidad extremadamente pobre. Ahora queremos construir vivienda asequible, pero según nuestros criterios, es decir, que la asequibilidad se defina en función de las posibilidades de cada persona y no de la media de la zona o de criterios parecidos. Y también tenemos algunos pisos reservados a personas que no tienen nada de dinero.
La idea es que esta iniciativa se extienda a otras ciudades, a Detroit, a Filadelfia…, de forma que a nadie se le niegue el acceso a la vivienda o al empleo por el hecho de haber estado en la cárcel. El modelo que utilizamos es el de una cooperativa de trabajo asociado, pero como a algunos esto les suena demasiado comunista y se ponen nerviosos, les digo que se trata de empresas cuya propiedad es cooperativa. Es lo mismo. Los trabajadores son los propietarios, los propietarios son los trabajadores, pero se benefician de manera colectiva ya que pensamos que los beneficios no tienen nada de malo per se, lo que está mal es la explotación.




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Brasil. Os ventríloquos e a “buceta rosa”

Por Marcia Tiburi
Merece análise o ato envolvendo homens brasileiros e mulheres russas em torno da expressão “buceta rosa”, arma de um dos espetáculos mais machistas vividos pela cultura brasileira nos últimos tempos.
Os ventríloquos e a “buceta rosa”: sobre as astúcias e as lacunas cognitivas do machismo
O melhor jeito de desmistificar uma palavra ou expressão é usá-la sem preconceitos. Há que se tomar o cuidado de não banalizá-las, pois todas elas merecem respeito, afinal carregam conceitos que podem sempre nos fazer pensar melhor.
Há poucos dias o Brasil viveu um momento de extrema vergonha com alguns torcedores que viajaram à Rússia para a Copa do mundo. Merece análise o ato envolvendo homens brasileiros e mulheres russas em torno da expressão “buceta rosa”, arma de um dos espetáculos mais machistas vividos pela cultura brasileira nos últimos tempos.
Manuela D’Ávila, no programa Roda Viva, viveu algo parecido. A quantidade de interrupções e a miséria política de muitas das questões queriam também reduzi-la a uma boneca que falasse o que os arguidores queriam ouvir. O autoritarismo, do qual o machismo é uma forma especializada, sempre funciona obrigando a falar – como nas coerções e torturas – ou fingindo uma sedução ao ato de falar, como vimos com as russas.
Nossa análise deve levar em conta aspectos tais como as condições de possibilidade nas quais o ato violento envolvendo brasileiros e russas se deu. Estamos no século 21 e os costumes deveriam ter se modernizado, mas não. A Copa do Mundo continua sendo, para muitos, um espaço masculino e a masculinidade – essa característica raramente analisada – continua tentando se afirmar pela violência. Poderia haver uma masculinidade melhor do ponto de vista psíquico e político, mas isso seria pedir demais ao momento da mentalidade nacional. Em função de seu arcaísmo e caducidade, a masculinidade tem se mostrado algo ultrapassado e, pelas viseiras que fornece aos machistas, tem sido o fundamento do fracasso cognitivo de muitos homens.
O machismo é a prova do fracasso cognitivo e emocional do sujeito. Uma questão complexa, mas facilmente verificável no dia a dia de quem convive com a imbecilização machista.
Ventriloquacidade
Fundamental ter em vista que o ato de violência perpetrado pelos machistas brasileiros é um ato de linguagem. O que aconteceu entre machistas e mulheres russas não foi uma conversação, nem um bate-papo e nem muito menos algo que lembrasse um diálogo. Fundamental entender qual a operação linguística em jogo para perceber não apenas “como” funciona o machismo, mas qualquer sistema de opressão da qual esse ato nos revela o método.
O ato de linguagem envolvido na violência em questão, é um ato de ventriloquacidade. Em primeiro lugar, os agentes do machismo precisam tratar as pessoas como objetos: é preciso ver as mulheres como coisas. No entanto, não se trata de transformá-las em bolas ou chuteiras (para ficar no universo simbólico do futebol), mas de reduzi-las a autômatos. De um ponto de vista machista, as mulheres nunca foram mais do que bonecas.
Como coisas, as mulheres russas deviam fazer parte de um espetáculo de aviltamento e difamação. Nesse caso, os machistas fizeram com que elas falassem alguma coisa – não o que elas mesmas pensavam, mas antes o que eles pensavam.
Perceba-se a figura em jogo. O que “eles pensam” encontra sua expressão como parte do corpo físico feminino com determinadas características: a “buceta rosa”, genitália e cor. A forma é violenta, mas o conteúdo também, afinal, há a objetificação de uma parte do corpo rebaixada à arma de humilhação. A “buceta rosa” serviu como uma pedra colocada na boca das mulheres. O método foi violento, mas como não envolveu espancamento nem morte, podemos dizer que foi uma espécie de “bullying”, arma básica da violência patriarcal e machista.
Ora, o conceito de corpo é complexo e não se reduz aquilo que ocupa lugar no espaço. Pensemos, neste caso, a voz e o pensamento como um corpo. A voz é física e é um meio de comunicação e de expressão, mas também pode ser um meio de violência. Por meio da voz, esse corpo diáfano, chegamos à percepção e, assim, ao corpo do outro. A misoginia, como forma discursiva, é violenta na forma e no conteúdo. É o velho discurso de ódio, naturalizado na sociedade machista. A cena violenta com as mulheres se torna normal para os imbecis machistas que tentam esconder a imbecilidade pela astúcia patética embutida no ato.
As mulheres foram reduzidas a animais e a objetos ao longo da história. Não é à toa que os xingamentos com os quais se tenta humilhar uma mulher sejam, geralmente, denominações animais. O evento envolvendo os machistas brasileiros é um exemplo de que o machismo – como o Brasil – se parece cada vez mais com o século 19, quando Hoffmann usou uma personagem boneca para falar de uma mulher ideal. Mas nem tudo é retrocesso no país do eterno retorno do mesmo. O machismo, pelo menos, está em um estágio avançado de decomposição emocional ao reduzir as mulheres a autômatos.
Por isso, pela redução do ser humano ao autômato, o ato dos brasileiros em relação às russas pode ser considerado um ato de lesa humanidade. As mulheres russas que falaram o que não pensaram sem saber o que diziam foram roubadas de sua humanidade no instante do assalto machista. Todo o machismo sempre fez e continua a fazer isso, mas talvez nunca tenha ficado tão explícito como naquele momento em que os machistas ventríloquos se manifestaram.
Eles falaram por meio do corpo das outras, mas tampouco eles falaram o que realmente pensam – se é que pensam -, porque o machismo implica um discurso pronto que opera no cancelamento da reflexão. Um recurso ao clichê, ao texto e à expressão pronta, sem nenhuma criatividade, àquilo que é copiado e colado, no caso do evento na Rússia, nas bocas das mulheres que falam sem saber o que fazem contra si mesmas. É a misoginia imposta à boca de uma mulher. O machismo é um discurso pronto que vem sendo desmontado, e essa cena nos faz pensar também que toda mulher que repete o discurso machista é, infelizmente, como a russa que fala sobre a “buceta rosa”, novo signo da opressão machista, cujo significado ela perde de vista. Ela se torna vítima e algoz de si mesma ao ter caído na armadilha machista.
Não existe opressão fora da linguagem. Assim, os sistemas se especializam em operações de linguagem. Dos discursos prontos que transitam no cotidiano às grandes corporações donas dos meios de comunicação – que são meios de produção da mentalidade geral por meio da linguagem – é sempre a mesma operação que está em jogo.
A mulher machista não é diferente do “pobre de direita” que repete a ideologia dominante imposta a ele contra si mesmo. Detalhe: as mulheres russas só repetiram o que lhes impunham os machistas porque tudo parecia uma simples brincadeira, afinal, era sugerido em tom de graça. O capitalismo e o machismo, bem como o racismo, são demônios covardes que sempre tentam parecer primeiramente graciosos para seduzir e, assim, oprimir mais facilmente.
Me pergunto se esse gesto dos brasileiros seria realizado no Estados Unidos e se ele não é um resquício da guerra fria que sobrou para o capitalismo machista breganejo de nossa nação colonizada.

Fotoarte:As russas só repetiram o que lhes impunham os machistas porque tudo parecia uma simples brincadeira (Arte Revista CULT)
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La condición de la mujer y la «primera opresión de clase»

Por Domenico Losurdo, El Viejo Topo

El género de las luchas de clases emancipadoras incluye una tercera especie, además de las dos que hemos visto. Sí, hay otro grupo social, muy numeroso, tan numeroso que es la mitad o más de la población total, un grupo social que padece la «autocracia» y anhela la «liberación» (Befreiung): se trata de las mujeres, sobre quienes pesa la opresión ejercida por el varón entre las cuatro paredes domésticas (MEW, 21; 158). Estoy citando de un texto (El origen de la familia, la propiedad privada y el estado) que Engels publicó en 1884. Es verdad que Marx había muerto hacía un año, pero ya entre 1845 y 1846, en La ideología alemana, texto al que Engels se remite explícitamente, observa que en la familia patriarcal «la esposa y los hijos son los esclavos del hombre» (MEW, 3; 32). A su vez, el Manifiesto, que no se cansa de reprochar a la burguesía la reducción del proletario a máquina e instrumento de trabajo, señala que «para el burgués su propia mujer es un simple instrumento de producción»; pues bien, «se trata justamente de abolir la posición de las mujeres como meros instrumentos de producción» (MEW, 4; 478-479). La categoría utilizada para definir la condición del obrero en la fábrica capitalista también se utiliza para definir la condición de la mujer en el ámbito de la familia patriarcal.

Visto en conjunto, el sistema capitalista se presenta como una serie de relaciones más o menos serviles impuestas por un pueblo a otro pueblo a escala internacional, por una clase a otra en el ámbito de un país y por el hombre a la mujer en el ámbito de la misma clase. Se comprende entonces la tesis que formula Engels remitiéndose a François-Marie-Charles Fourier y que también defiende Marx, la tesis de que la emancipación femenina es «la medida de la emancipación universal» (MEW, 20; 242 y 32; 583). Para bien y para mal, la relación hombre/mujer es una suerte de microcosmos que refleja el ordenamiento social: en la Rusia ampliamente premoderna, sometidos a una implacable opresión de sus amos, los campesinos –observa Marx– son capaces, a su vez, de dar «horribles palizas mortales a sus mujeres» (MEW, 32; 437). Veamos ahora la fábrica capitalista: aunque el poder despótico del patrono sojuzga a todos los obreros, lo hace de un modo especialmente humillante con las mujeres: «su fábrica es al mismo tiempo su harén» (MEW, 2; 373).
No es difícil encontrar en la cultura de la época voces que denuncian el carácter opresor de la condición femenina. En 1790 Condorcet (1968, vol. 10, p. 121) dice que la exclusión de la mujer de los derechos políticos es un «acto de tiranía». Al año siguiente la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, escrita por Olympia de Gouges, llama la atención en su artículo 4 sobre la «tiranía perpetua » impuesta por el hombre a la mujer. En Inglaterra, más de medio siglo después, J. S. Mill habla de «esclavitud de la mujer», «tiranía doméstica» y «servidumbre real» (actual bondage) sancionada por la ley (1963-1991, pp. 264. 288 y 323 = Mill 1926, pp. 18, 68 y 139).
Pero ¿cuáles son las causas de esta opresión y de la insensibilidad general frente a ella? Condorcet (1968, vol. 10, p. 121) condena «el poder de la costumbre» que ofusca el sentido de la justicia incluso en los «hombres ilustrados». De un modo parecido argumenta Mill (1963-1991, pp. 263-264 = Mill 1926, pp. 15, 17 y 19), quien remite al conjunto de «costumbres», «prejuicios» y «supersticiones» que es preciso superar o neutralizar con «una sana psicología». Aunque se hace referencia a las relaciones sociales, solo se trata de las «relaciones sociales de ambos sexos», que sancionan la esclavitud o sumisión de la mujer a causa de la «inferioridad de su fuerza muscular» y de la vigencia en este ámbito de la «ley del más fuerte».
No se indaga la relación entre la condición de la mujer y las otras formas de opresión. Es más, a ojos de Mill (1963-1991, pp. 264-265 = Mill 1926, p. 19) la relación hombre/mujer es una especie de isla en la que aún se mantiene la lógica del sometimiento, que ya ha quedado muy atrás en otros ámbitos: «Vivimos, o viven por lo menos una o dos de las naciones más avanzadas del mundo, en un estado en que la ley del más fuerte parece totalmente abolida, y se diría que ya no sirve de norma a los asuntos de los hombres». En cambio, desde el punto de vista de Marx y Engels, la relación entre la metrópolis capitalista (las «naciones más avanzadas del mundo») y las colonias es, más que nunca, una relación de dominio y sometimiento; y en la propia metrópolis capitalista la coacción económica (no ya jurídica) sigue presidiendo las relaciones entre capital y trabajo.
Si acaso es Mary Wollstonecraft (2008, p. 30) quien une la denuncia de la «dependencia servil» que se reserva a la mujer con el cuestionamiento del orden social. El dominio machista parece propio del antiguo régimen. Mientras que los campeones de la lucha por la abolición de la esclavitud denuncian la «aristocracia de la epidermis» o la «nobleza de la piel» (Losurdo 2005, cap. 5, § 6), la militante feminista critica lo que a su juicio se configura como el poder aristocrático de los varones; la denuncia de este poder va unida a la condena de las «riquezas» hereditarias y de los «honores hereditarios», a la condena de las «absurdas distinciones de estamento». En todo caso, «las mujeres no se liberarán» de verdad «hasta que los estamentos no se mezclen» y «no se establezca más igualdad en toda la sociedad » (Wollstonecraft 2008, pp. 109 y 139). Otras veces parece que la feminista y jacobina inglesa cuestiona la propia sociedad capitalista. Sí, las mujeres deberían «tener representantes en vez de ser gobernadas sin ninguna voz en las deliberaciones del gobierno». Pero no hay que perder de vista que en Inglaterra también los obreros están privados de derechos políticos:
Todo el sistema de representación en este país es solo una cómoda ocasión de despotismo, las mujeres no deberían olvidar que están representadas en la misma medida en que lo está la numerosa clase de los obreros, trabajadores esforzados que pagan por el sustento de la familia real, a pesar de que a duras penas consigue saciar con pan la boca de sus hijos (Wollstonecraft 2008, p. 113).
No faltan los puntos de contacto entre condición obrera y condición femenina: lo mismo que para los miembros de la clase obrera, «los pocos trabajos abiertos a las mujeres, lejos de ser liberales, son serviles». Por último, en el ámbito de esta crítica global de las relaciones de dominio que caracterizan el orden social existente, las propias mujeres (sobre todo las de situación más acomodada) deben hacer examen de conciencia, pues a veces dan muestras de «locura» por «el modo en que tratan a los sirvientes en presencia de los niños, con lo que sus hijos creen que aquellos deben servirles y soportar sus destemplanzas» (Wollstonecraft 2008, pp. 115 y 137).
La «jacobina inglesa», que es una excepción genial, parece en cierto modo precursora de Marx y Engels, quienes establecieron un nexo entre división del trabajo en el ámbito de la familia y división del trabajo en el ámbito de la sociedad. El segundo, en particular, formula la tesis de que «la familia nuclear moderna se basa en la esclavitud doméstica, abierta o disimulada, de la mujer»; en todo caso, «el varón es el burgués, mientras que la mujer representa al proletariado » (MEW, 21; 75).
Domenico Losurdo, la última vez que nos vino a visitar.
Entre los contemporáneos de Marx y Engels, quien hace un análisis que podría parecerse al suyo no es J. S. Mill sino Nietzsche, aunque con un juicio de valor opuesto. El crítico implacable de la revolución como tal, incluida la revolución feminista, compara la condición de la mujer con la de los «miserables de los estamentos inferiores», los «esclavos del trabajo (Arbeitssklaven) o los presos» (Genealogía de la moral, III, 18) e indirectamente junta el movimiento feminista con el movimiento obrero y el movimiento abolicionista: los tres buscan afanosamente, para denunciarlas con indignación, las distintas «formas de esclavitud y servidumbre», como si constatarlas no fuese la confirmación de que la esclavitud es «el fundamento de toda civilización superior» (Más allá del bien y del mal, 239).
Evidentemente, el motivo del nexo entre sometimiento de la mujer y opresión social en general está desarrollado de un modo más amplio y orgánico en Engels, remitiéndose siempre a La ideología alemana que escribió con Marx y permaneció inédita mucho tiempo: «la primera opresión de clase coincide con la del sexo femenino por el sexo masculino». Es una larga historia que aún no ha terminado:
La abolición del matriarcado fue la derrota del sexo femenino en el plano histórico universal. El hombre tomó el timón de la casa y la mujer fue envilecida, sometida, convertida en esclava de sus deseos y simple instrumento para hacer hijos (Werkzeug der Kinderzeugung). Este estado de degradación de la mujer […] fue gradualmente adornado y disimulado, a veces tuvo formas más suaves, pero nunca se ha eliminado (MEW, 21; 68 y 61).
Apartado 4 del primer capítulo del libro de D. Losurdo La lucha de clases. Una historia política y filosófica.
elviejotopo.com/topoexpress/la-condicion-de-la-mujer-y-la-primera-opresion-de-clase/



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viernes, 29 de junio de 2018

“Me alegra haber estado en los levantamientos de Stonewall”

Por Leslie Feinberg
Entrevista realizada originalmente por el activista trans de izquierda leslie feinberg en 1998.
En un nuevo aniversario de los levantamientos de 1969, que dieron origen a las Marchas del Orgullo LGBTIQ en todo el mundo, y en el contexto de una nueva movilización contra los travesticidios en Argentina, recuperamos esta entrevista a Sylvia Rivera (activista trans, protagonista de los levantamientos de Stonewall, fundadora de STAR -Street Transvestite Action Revolutionaries-).
Traducción de Gabriela Mitidieri
Me fui de casa a los 10 años en 1961. Hice la calle en la 42. Los comienzos de los ’60 no eran buenos tiempos para las travas, los nenes afeminados o para los chicos que usaban maquillaje como lo hacíamos nosotras. En ese entonces la policía nos pegaba, todos nos pegaban. No me asumí travesti hasta fines de los 60 cuando las travas empezaron a ser arrestadas, qué degradante que era eso. Me acuerdo de la primera vez que me arrestaron, ni siquiera estaba toda producida. Estaba caminando por la calle y me paró la policía. Siempre sentimos que la policía era el verdadero enemigo. No esperábamos de ellos nada más que ser tratadas como si fuéramos animales, y así nos trataban. Nos confinaban en un corralito como si fuéramos una parva de freaks. Nos faltaban el respeto. Muchas de nosotras fuimos molidas a palos y violadas. Cuando terminé yendo a la cárcel, para cumplir 90 días de arresto, trataron de violarme. De manera muy amable cagué a piñas a un tipo.
Las pasé todas.
En 1969, la noche del levantamiento de Stonewall, era una noche densa de calor. Estábamos en el (bar) Stonewall y vimos venir las luces. Paramos de bailar. Entró la policía. Ya les habían pagado más temprano esa semana. Pero el Inspector Pine entró -él y su escuadrón moral- para gastar más dinero del gobierno.
Nos sacaron afuera y trataron de arriarnos a las camionetas de la policía. Los policías nos empujaron contra unas vallas. La gente empezó a tirarles monedazos a los agentes.
Y ahí empezaron los botellazos. Y entonces finalmente teníamos al escuadrón moral haciendo barricada en el edificio del Stonewall, porque de hecho nos tenían miedo en ese momento. No sabían que íbamos a reaccionar de esa manera.
No nos íbamos a tragar más su mierda. Habíamos hecho tanto por otros movimiento. Era hora.
Era la gente gay del Village en el frente: linyeras que vivían en el parque de Sheridan Square afuera del bar y las travas detrás de ellxs y todo el mundo detrás nuestro. Habían cortado las líneas de teléfonos del Stonewall Inn y nos habían dejado a oscuras.
Un reportero del Village Voice estaba en el bar en ese momento. Y de acuerdo a los archivos del Village Voice, el Inspector Pine le alcanzó un arma y le dijo “Tenemos que abrirnos paso peleando para salir.”
Esto fue después de que una bomba molotov fuera lanzada y que trabáramos la puerta del bar con un parquímetro. Así que estaban listos para venir a dispararnos esa noche.
Finalmente la Fuerza Policial Táctica llegó después de 45 minutos. Un montón de gente se olvida de que por 45 minutos los tuvimos atrapados ahí dentro.
Todxs nosotrxs estábamos involucradxs en tantos movimientos en esa época. Todxs estábamos metidxs en el movimiento de mujeres, el movimiento por la paz, por los derechos civiles. Éramos todxs radicales. Creo que eso es lo que se vió ahí.
Te cansás de nomás ser oprimidx.
STAR se armó después de una sentada en Weinstein Hall en la Universidad de Nueva York en 1970. Luego se hizo una filial en Nueva York, una en Chicago, una en California y en Inglaterra.
STAR era para la gente gay de la calle, la gente sin hogar y para cualquiera que necesitara ayuda en ese momento. Marsha y yo siempre estábamos metiendo gente en nuestros cuartos de hotel. Marsha y yo decidimos conseguir un edificio. Estábamos intentando escaparnos del control mafioso en los bares.
Encontramos un edificio en la intersección de la 213 Este y la 2nd Street. Marsha y yo decidimos que era tiempo de ayudarnos mutuamente y de ayudar a otrxs chicxs. Alimentamos gente y conseguimos ropa. Pusimos en marcha ese edificio. Salíamos a hacer la calle. Pagábamos el alquiler. No queríamos que lxs chicxs anduvieran haciendo la calle. Ellxs salían y conseguían comida. Siempre había comida en la casa y todo el mundo se divertía. Duró como por dos o tres años. Nos sentábamos ahí y nos preguntábamos, “Por qué sufrimos?” Mientras más nos involucrábamos en los movimientos nos decíamos, “por qué siempre tenemos que quedarnos con la parte más dura del asunto?”
Tiempo después, cuando los Young Lords (un grupo de jóvenes revolucionarixs de Puerto Rico) llegaron a la ciudad de Nueva York, yo ya estaba en GLF (Frente de Liberación Gay). Había una manifestación masiva que empezaba en el Harlem Este a fines de 1970. La protesta era contra la represión policial y decidimos sumarnos a la marcha con nuestra bandera de STAR. Esa fue de las primeras veces que la bandera de STAR fue mostrada en público, de las primeras que STAR aparecía como grupo. Terminé conociendo algunxs de lxs Young Lords ese día. Me volví una de ellxs. Cada vez que necesitaban ayuda, yo estaba ahí para lxs Young Lords. Era nomás el respeto que nos brindaban como seres humanos. Nos respetaban un montón. Era una sensación fabulosa para mi ser parte de lxs Young Lords como travesti y que mi organización (STAR) fuera parte de lxs Young Lords.
Conocí a Huey Newton (líder del partido de lxs Panteras Negras) en la Convención Revolucionaria del Pueblo en Philadelphia en 1971. Huey decidió que éramos parte de la revolución, que éramos gente revolucionaria.
Yo era una radical, una revolucionaria. Todavía soy una revolucionaria. Estaba orgullosa de estar abriendo caminos y de ayudar a cambiar las leyes y lo que fuera. Estaba muy orgullosa de estar haciendo eso y estoy orgulllosa de lo que aún hago, no importa lo que tome.
Hoy tenemos que seguir peleando contra el gobierno. Tenemos que pelear. Están recortando la salud pública, recortando la medicación para la gente con HIV. Quieren sacar a las mujeres de los planes asistenciales y meterlas en ese programita de trabajo. Quieren recortar subsidios. Están sacándonos los descuentos en comida. Esta gente que recorta está haciendo millones y millones de dólares como los CEOs que son. Por qué el gobierno quiere quitarnos estas cosas? Lo que están haciendo es recortarnos de nuevo. Es que no nos pueden dar un respiro?
Estoy contenta de haber estado en el levantamiento de Stonewall. Me acuerdo de que cuando alguien tiró una Molotov pensé, “Dios mío, la revolución llegó. La revolución finalmente está acá!”
Siempre creí que íbamos a dar pelea. Simplemente lo sabía. No sabía que iba a ser esa noche.
Estoy orgullosa de mí por haber estado ahí esa noche. Si me hubiera perdido de ese momento, me habría dolido porque ahí fue cuando vi el mundo cambiar para mí y para mi gente.
Por supuesto, todavía tenemos un largo camino por delante.
Entrevista realizada originalmente por el activista trans de izquierda leslie feinberg en 1998. Fuente:





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Rostros de la represión dentro de la represión


Por Eduardo Robaina / Fotos: Luca Pira
Durante y después de la dictadura, muchas personas sobrevivieron como pudieron al ser perseguidas por su condición sexual.
Desde el internamiento para su reeducación –cárceles y manicomios– hasta la prohibición de visitar determinados lugares o establecimientos públicos, así como sumisión a la vigilancia de los delegados. Estas eran las penas que se aplicaban a aquellas personas que llevasen a cabo “actos de homosexualidad”, tal y como figuraba en la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, aprobada por Franco un 4 de agosto de 1970 desde el Pazo de Meirás. Con ella también se castigaba a quienes practicasen “la mendicidad habitual, el gamberrismo, la migración clandestina y la reiteración y reincidencia”. Estuvo vigente nueve años, incluso después de la muerte del dictador. En 1978 se creó una disposición para la derogación de algunos preceptos, como el que perseguía a las personas homosexuales. No obstante, no fue hasta 1996 cuando definitivamente quedó derogada mediante una Ley Orgánica del Código Penal.
Se cumplen 40 años del fin de un Estado que perseguía a miles de personas por no amar como ellos querían que lo hiciesen. Empezó como un endurecimiento de la Ley de Vagos y Maleantes impulsada por consenso durante la II República, que luego el franquismo exprimió hasta convertirla en un arma de control y tortura, tanto física como psicológica. Muchas personas fueron encerradas en las llamadas colonias agrícolas, un término edulcorado para referirse a campos de concentración para homosexuales. Badajoz, Huelva y Fuerteventura –este último, dirigido por sacerdotes– eran los sitios donde se situaban estos centros de “reinversión”. Hambre, torturas y trabajos forzados. En total, se calcula que fueron condenadas más de 5.000 personas, sobre todo hombres homosexuales y transexuales. En el caso de las mujeres lesbianas, no eran reconocidas por el régimen como tales, por lo que se las invisibilizaba.
Las cárceles, por su parte, también fueron hogar de horrores. Catalogados como presos sociales, las prisiones albergaban a personas del colectivo LGTBI dentro de módulos donde los funcionarios de prisiones habitualmente los prostituían. Fue el caso de la Cárcel Modelo de Barcelona o la de Carabanchel en Madrid. Aquí os presentamos los rostros de algunas de esas víctimas.

ANTONIO ROIG ROSELLÓ
Ibiza, 1939
El carmelita Antonio Roig Roselló, hoy con 78 años, no utilizó una entrevista para proclamar su opción sexual, sino que escribió varios libros. En 1977 publicó Todos los parques no son un paraíso: memorias de un sacerdote, en el que relata en primera persona sus experiencias sexuales con otros hombres en los parques de Londres. El 3 de enero de 1978 fue expulsado de la Orden de los Carmelitas Descalzos. Entonces decidió empezar una huelga de hambre frente a la iglesia. “La gente que pasaba por la calle me insultaba”, recuerda. Para él, “la Iglesia es en gran medida responsable de la marginación que sufren la personas homosexuales”.

ANTONIO RUIZ
Valencia, 1960
Franco ya no estaba, pero eso no impidió que pasase tres meses encarcelado. Una monja le delató. Su delito: ser homosexual y declararse como tal en 1976. Tenía 17 años cuando mostró al mundo quién era de verdad. Estaba en el comedor de su casa. “Como era la época en la que se pensaba que era una enfermedad, en la que se intentaba curar con electrochoque y terapias aversivas, mi madre pidió ayuda”. Ese auxilio se tornó en cuatro policías secretas que le pasearon por la calle para demostrar “lo que podía pasarle a otros como yo”. Tras su paso por la cárcel, donde lo violaron, vivió un año en el destierro.

SILVIA REYES
Gran Canaria,  1953
“Su conducta en prisión es buena. Pensamos que pese a su condición de invertido no lleva una vida delictiva que nos haga pensar que sea peligroso”, decía el informe que la Junta de Tratamiento de Barcelona emitió al juez de Peligrosidad. “Estuve detenida más de 50 veces”, recuerda Silvia Reyes. “Hacía cuatro meses que había terminado el servicio militar y ya me había empezado a hormonar con productos que compraba en una farmacia”, añade. Reyes llegó a Barcelona en 1973, con 20 años. Se buscó la vida por los hoteles, que era lo que conocía, pero todos la rechazaban. “Entonces no se sabía lo que era ser transexual”, afirma. Prisiones en Barcelona, Madrid (Carabanchel), Badajoz… Dos décadas de detenciones hacen que a Silvia le cueste ordenar los recuerdos.

LA RAMPOVA
Valencia, 1959
La Rampova es su nombre artístico. Detenida por primera vez a los 14 años y sometida a ejercer la prostitución, no ha podido superar aquellas palizas y violaciones que soportó durante meses tras ser acusada por la Ley de Peligrosidad Social. Dentro de la celda, los delincuentes comunes pagaban a los vigilantes para colarse y violar a los jóvenes recluidos. Le cuesta hablar de esos episodios que vivió. “He tenido más violaciones que relaciones consentidas por los traumas que viví allí”. La Rampova narra que la llegaron a violar ocho veces al día en las celdas.

MIRYAM ALMA
Zaragoza, 1959
Pionera en la defensa del colectivo homosexual, Miryam Alma fue una de las organizadoras en 1977 del primer Orgullo Gay en Barcelona. De descendencia gitana, siempre contó con el apoyo de su familia. Desde pequeña cogía la ropa de su hermana mayor y se vestía como ella. Dedicó su vida al espectáculo en cabarets y televisión. Sin embargo, eso no impidió que acabase cientos de veces en la comisaría. Aunque nunca pisó una cárcel, no se libró de las palizas propiciadas por los agentes, que humillaban, insultaban y golpeaban a jóvenes transexuales.



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