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miércoles, 26 de octubre de 2016

Lina Gálvez: “Lo que está desvalorizado no es el trabajo de cuidados, sino ser mujer”

Por Meritxel Rigol

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Gálvez participó en el Encuentro Internacional de Municipalismo y Economía Solidaria, celebrada en Barcelona UPO
Analizamos con la Catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y miembro del Consejo Científico de ATTAC-España los principales retos y obstáculos de la economía feminista
“Si algo no es el homo economicus, que vela siempre por su propio interés, es una mujer. Quien históricamente ha tenido las responsabilidades del cuidado no entra en el patrón de la teoría económica clásica”. Es la perspectiva y toque de atención que Lina Gálvez, Catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y miembro del Consejo Científico de ATTAC-España, lanzaba a las tejedoras de las “otras economías” durante la encuentro Internacional de Municipalismo y Economía Solidaria, celebrada en Barcelona, como prólogo de la Feria de Economía Solidaria de Cataluña del pasado fin de semana.
“El homo economicus, que se supone independiente en la teoría económica clásica, no es más que un hombre que una mujer parió y crió”, comenta, para poner en cuestión la perspectiva económica que obvia el trabajo doméstico y de cuidados que diariamente tiene lugar en los hogares; el trabajo que la economía feminista reivindica como el imprescindible para sostener la vida y, al mismo tiempo, la economía considerada real.
Romper con las desigualdades del patriarcado propias de la economía convencional implica incorporar la conciencia feminista en las prácticas económicas, condición sin la cual, a juicio de Gálvez, las alternativas al capitalismo, como la economía solidaria, no pueden considerarse economías transformadoras .
Poner las personas en el centro de la economía es una premisa base que comparten la economía feminista y la economía solidaria. ¿Cómo se relacionan?
“Incorporar la perspectiva feminista es un aprendizaje a hacer para ser realmente economía solidaria”
Las dos tienen muchas vinculaciones, como la idea de que el bienestar de las personas y la vida deben ser el centro de la economía, en lugar del crecimiento del PIB, en lugar del dinero. También comparten la crítica al homo economicus de la teoría económica convencional, según la cual somos personas siempre racionales e independientes, movidas por algo tan repugnante como la codicia, cuando, en realidad, somos personas interdependientes y racionales, pero también emocionales, movidas por motivaciones diversas, entre las cuales, la solidaridad y la justicia. Pero si en la economía social y solidaria no se replantean las relaciones de poder patriarcales que existen en la sociedad y no se replantea la importancia del trabajo de cuidados, no tendrá ninguna fuerza transformadora para hacer añicos el patriarcado. Será exactamente igual que la economía convencional. Incorporar la perspectiva feminista es un aprendizaje a hacer para ser realmente economía solidaria.
Encontramos una economía solidaria feminizada, pero no feminista?
Que esté feminizada tiene que ver con la socialización de género diferenciada. A los hombres, desde pequeños, se les ha educado más en un modelo homo economicus, se les ha educado más hacia la competencia, incluso hacia el egoísmo. En las mujeres, se nos inculcan valores más solidarios, más vinculados con el cuidado.
“Sin tener en cuenta diferencias de poder y de disponibilidad de tiempo entre hombres y mujeres, las iniciativas de economía social y solidaria no tienen ninguna capacidad transformadora”
Sí es cierto que el hecho de que las cooperativas haya principios de solidaridad e igualdad, menos diferencias salariales y formas de organización más horizontales, hace que a las mujeres les vaya mejor en el ámbito cooperativo. Ahora bien, en la cúpula de las organizaciones vinculadas a la economía social y solidaria seguimos encontrando mayoritariamente hombres y prácticas masculinas. Sin tener en cuenta diferencias de poder y de disponibilidad de tiempo entre hombres y mujeres, las iniciativas de economía social y solidaria no tienen ninguna capacidad transformadora.
También podemos ver machismo en reuniones y asambleas, en que la autoridad se suele dar de manera más natural a los hombres. Existe la sensación generalizada de que las mujeres hablamos más cuando, al cronometrar intervenciones en reuniones o asambleas, son mucho más cortas que las de los hombres. Es como si estuviéramos ocupando un espacio que no nos pertenece.
La economía solidaria no escapa de reproducir desigualdades de género que encontramos cristalizadas en el mercado de trabajo de la economía convencional / capitalista, entonces?
La economía social y solidaria no se mueve en solitario. Sido insertadas en una economía de mercado y no puede sustraerse del todo, desgraciadamente, de las desigualdades de género en el mercado. La economía solidaria, sobre todo con visión feminista, debe hacer propuestas para que las cláusulas sociales de las administraciones tengan en cuenta varios aspectos que eviten que los contratos públicos que muchas cooperativas necesitan para subsistir se rijan exclusivamente por el precio. Esto permitiría que tengan más autonomía para hacer las cosas de otra manera. Que no digo que no las hagan ya, de otra manera! Pero en muchos casos no se llega a más para estar insertada en una economía de mercado.
Aunque hubo otro marco hegemónico, el movimiento de la economía solidaria reivindica que otra economía no sólo es posible, sino que ya existe. Podemos afirmar lo mismo de la economía feminista?
“No todo el trabajo de cuidados es susceptible ni deseable que sea mercantilizado, porque es un trabajo que se define por el carácter relacional”
La economía feminista existe en el día a día en todos los hogares del mundo! Si no se hiciera, difícilmente podría sostenerse la otra cara de la economía, la productiva. No todo el trabajo de cuidados es susceptible ni deseable que sea mercantilizado, porque es un trabajo que se define por el carácter relacional.
La economía feminista es una manera de mirar la economía (la economía de mercado, la economía pública, la economía social y solidaria ….). Se trata de ampliar el objeto de análisis de la economía. No es sólo lo que pasa por el mercado a través de un intercambio monetario, sino que son todos los procesos que necesitamos para la reproducción social y una vida sostenible.
Aterrizando la teoría a una iniciativa de economía solidaria, por ejemplo, una cooperativa, qué elementos permiten afirmar que es feminista?
Hay que tener medidas de conciliación, un concepto que tiene mala prensa porque en el ámbito capitalista es prácticamente imposible conciliar la lógica del mercado, del capital, con la lógica de la vida, porque son contrapuestas. Para ser feminista, debe haber una jornada que sea compatible con la vida familiar, y no sólo para las mujeres! Los permisos de maternidad y paternidad deben ser los mismos. Ahora bien, hay aspectos que no sólo dependen de estas iniciativas alternativas, sino del entorno en el que se insertan.
¿Qué factores contextuales deben asentarse para conseguir que la economía no sea discriminatoria por razón de género? Donde deben actuar las políticas públicas?
Las políticas públicas que se pongan en marcha deben ser transversales, abordar todas las facetas que puedan ser reguladas. Una política económica que mercantiliza cada vez más y promueve la individualización del riesgo de las personas tiene consecuencias muy diferentes en hombres y mujeres.
“Los recortes han supuesto una hipoteca en el presente y, sobre todo, en el futuro de muchas mujeres”
La política macroeconómica tiene un sesgo deflacionista que afecta especialmente a las mujeres. Lo que ahora llamamos políticas de austeridad hace ir a la baja los salarios y, sobre todo, los de las personas que tienen una relación más precaria con el mercado de trabajo, los salarios más bajos, donde se concentran las mujeres. Son políticas que deterioran el sector público, en cuanto a ingresos y en cuanto a gasto público, lo que afecta especialmente a las mujeres porque somos las principales usuarias, directos e indirectos, de los servicios sociales, las principales trabajadoras de estos servicios y, también, sus sustitutas “naturales”. Las políticas deflacionistas son contrarias al bienestar de las mujeres.
Asimismo, la tasa de actividad femenina no ha parado de crecer durante la crisis. Quiere decir, por tanto, que se ha dado un proceso de intensificación del trabajo de las mujeres, con las consecuencias que implica en términos de disponer de tu tiempo y de tu vida autónomamente. Los recortes han supuesto una hipoteca en el presente y, sobre todo, en el futuro de muchas mujeres.
El papel clave en el cambio de contexto para construir una economía no discriminatoria por motivo de género, pues, la atribuyes a los gobiernos?
El sector público es un actor clave, como regulador, como consumidor, como distribuidor del gasto y como recaudador. La movilización comunitaria es fundamental, pero sus iniciativas no viven de manera aislada, sino dentro de una sociedad de mercado. Y el mercado se puede regular. Para una transformación social, que pasa necesariamente por una transformación económica, las diferentes visiones críticas -con puntos muy confluents- debemos conseguir Codiseño las reglas de juego a las instituciones públicas, para llevar a cabo las ideas de cambio. En el diseño y el desarrollo, sin embargo, debe participar más la ciudadanía y relevar el acceso al poder que hoy tienen los grandes bancos y corporaciones. Hay que ir cambiando la arquitectura institucional para que permita reformas radicales. Hoy, cuando queremos ganar al sistema, nos damos cabezazos contra la pared, para que nuestro sistema de garantías responde al modelo imperante.
Los llamados gobiernos del cambio, en el plano local, han topado?
“Las diferentes visiones críticas -con puntos muy confluents- debemos conseguir Codiseño las reglas de juego a las instituciones públicas, para llevar a cabo las ideas de cambio”
También en el plano municipal chocas con estructuras que no se pueden cambiar de un día para otro. Ciudades grandes como Barcelona pueden hacer mucho más que ayuntamientos pequeños que, con la ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración local, ya no tienen prácticamente soberanía y, sin autonomía financiera, no pueden implementar ninguna reforma. Si el cambio pasa por una mejor democracia, en cuanto a participación real de las personas en el ámbito de lo común, necesitamos cambios a las instituciones que lo permitan, así como cambios en la economía que permitan a la gente participar en la nada pública. En el sistema que nos encontramos, es necesario arbitrar la manera para que la participación sea inclusiva.
La crisis de los cuidados, la dificultad para responder a la necesidad de cuidados de parte de la población, es una de las formas que ha tomado la crisis sistémica, antes del estallido financiero. La economía solidaria tiene un papel en la reorganización social de la provisión de cuidados?
La economía social y solidaria muchas veces responde a retos sociales, como es la crisis de los cuidados. Hay iniciativas, como los bancos del tiempo, con muchísimas posibilidades, al igual que hay muchas dentro de la economía colaborativa. La limitación es que el trabajo de cuidados, al haber sido realizado siempre por mujeres de manera no pagada, genera empleos devaluadas, y las cooperativas de provisión de cuidados se encuentran y se encontrarán con las limitaciones vinculadas con la desvalorización del trabajo. Y hay que sumar el agravante de la satisfacción: no es la misma la que te puede suponer cuidar una criatura, que evoluciona, que cuidar a una persona mayor o enferma, que normalmente, involuciona. Esto puede limitar el voluntarismo. Además, en el ámbito de la colaboración, si somos sólo mujeres las que colaboramos entre nosotros, la capacidad transformadora de la sociedad patriarcal será muy limitada. Los hombres tienen que incorporarse al trabajo de cuidados, en el ámbito mercantil, en el público, en el comunal y en el privado. Cuando entren, se empezará a valorar, porque en esta sociedad lo que está desvalorizado no es el trabajo de cuidados, como tal, sino ser mujer.
https://directa.cat/lina-galvez-que-esta-desvaloritzat-no-es-treball-de-cures-sino-ser-dona

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