RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

lunes, 17 de agosto de 2015

Nina Simone: el deseo corrosivo de la libertad

A PROPÓSITO DE WHAT HAPPENED, MISS SIMONE?, de Liz Garbus (NETFLIX, 2015)
Nina adentro
CELESTE MURILLO
Comité de redacción.
Número 22, agosto 2015.

El documental What happened, Miss Simone? recorre la vida de la reconocida artista afroamericana. Incluye entrevistas a amigos, colegas y familiares, audios inéditos de Nina Simone y pasajes de sus diarios, que ayudan a reconstruir partes de la vida de la artista.
Eunice Waymon nació en 1933 en Carolina del Norte; soñaba con ser la primera pianista negra de música clásica. Su sueño nunca se cumpliría. Nacida y criada en el Sur, su primera experiencia con el racismo llegó antes que la adolescencia: en su primer recital de música clásica se resistió a comenzar a tocar hasta que sus padres pudieran sentarse en la primera fila. Como era costumbre, los negros debían sentarse en el fondo, separados de los blancos. Más tarde, cuando el Curtis Institute de música clásica rechazara su pedido de beca, entendería que su raza y su género afectarían todos sus sueños.
A partir de ese momento, sin beca y con la necesidad de ayudar a su familia, Eunice se transforma en Nina Simone y empieza a tocar en bares de jazz para mantenerse. De esos bares de mala muerte en Atlantic City saldrá su primer disco. El documental muestra cuando Nina Simone es invitada al programaPlayboy Penthouse a tocar uno de sus primeros éxitos, “I love you Porgy” y el anfitrión la presenta diciendo: “Salió de la nada y se convirtió en una estrella discográfica”. Una imagen que pinta de cuerpo entero a la sociedad estadounidense: un montón de ricos blancos embelesados con la gran pianista negra, mientras en la calle despreciaban a millones de negros como ella. Y, por supuesto, el insulto sutil de ignorar los sacrificios de Nina Simone para convertirse en la pianista “que salió de la nada”.


En 1963, un atentando del Ku Klux Klan asesina a cuatro niñas negras en una iglesia de Birmingham, Alabama. Este hecho, además de redoblar la bronca del movimiento por los derechos civiles, provoca un quiebre en la carrera de Nina Simone. Su canción “Mississippi, Goddam” se convierte en la expresión del odio de la comunidad negra y la impaciencia de quienes pelean por el fin del racismo, que ya no quieren esperar. Nadie hasta ese momento, y mucho menos una mujer, se había animado a decirlo claramente.

Oh, este país está lleno de mentiras
Todos van a morir como moscas
Ya no confío en ustedes
Siguen diciendo “Vayan despacio”
“Vayan despacio”


Con esta canción, Nina Simone se suma decididamente a la pelea contra el racismo. Forma parte de las personalidades que participan en la legendaria marcha de Selma. El documental recuerda su encuentro con Martin Luther King Jr., en el que ella le aclara que no es pacifista, porque está convencida de que las acciones no violentas no resolverán nada.
Durante casi una década Simone dedicará sus canciones y actuaciones al movimiento. Recuerda que no pasaban sus discos en las radios (muchas estaciones los rompían), no la invitaban a los programas de televisión y sin embargo ella estaba convencida de que la única razón para subirse a un escenario era mostrar a los jóvenes cómo funcionaba la sociedad, denunciar el racismo y fortalecer al movimiento. Así, en contra de los consejos de su marido y manager, Simone insiste en dedicar todos sus recursos a esa lucha y resignar así una carrera prometedora. De hecho será la creadora de unos de los “himnos” del movimiento por los derechos civiles, “Young, Gifted and Black”, basado en un poema de su amiga y activista Lorraine Hansberry.
Como parte de su convicción en la causa del poder negro, hacia fines de los años 1960 fantasea incluso con la idea de unirse a la lucha armada, y el documental la muestra arengando a la juventud para que se sume a la pelea. Uno de sus llamados a la acción (improvisado, tal cual lo muestra el papel que sostiene mientras canta) es “¿Listos para incendiar edificios?”.
En 1968, luego del asesinato de Martin Luther King, se presenta en la Westbury Music Fair, donde canta “Why? (The King Of Love Is Dead)”. De alguna forma, esta y otras actuaciones a principios de los ‘70 serán el principio del fin, en un marco de creciente represión del movimiento negro. Más tarde, Nina decide autoexiliarse en Liberia, como un escape impotente a la sociedad estadounidense, que describía como “nada más que cáncer”.
En el exilio autoimpuesto llegarán los problemas de salud, la relación con su hija (que huyó de ella cuando la golpeó) y el olvido. Años más tarde, Nina Simone volverá, dócil y reconocida por sus colegas, adorada por su público. Había vuelto la pianista prodigiosa y la voz penetrante, pero la indómita ya no estaba sobre el escenario, porque en la calle ya no estaban los que le habían dado fuego a su música, poder a sus palabras. Cuando Nina Simone vuelve a tocar en el Festival de Jazz de Montreux le pregunta al público, “¿Me extrañaron?” y sonríe con ironía sin esperar respuesta. De alguna forma, sabía que ya no estaban allí.
Nina Simone fue sin duda hija de la generación que cuestionó la humillación racista, que señaló sin temor la supremacía blanca y abrazó la causa del pueblo negro. Nada de eso escondía sus problemas, contradicciones y miserias. El documental recorre las aristas que poco tienen que ver con el ícono edulcorado reivindicado con excesiva corrección política por su condición de mujer afroamericana. Son poco visitadas sus declaraciones sobre la violencia de la que era víctima, golpeada y abusada por su marido (a quien solo abandonó cuando decidió autoexiliarse); o su resentimiento por no haberse convertido en una pianista clásica.
Corrosiva sea quizás la palabra más adecuada para hablar de Nina Simone. Como la vida real, plagada de contradicciones, se convirtió en la voz de una generación que peleó contra la opresión evidente del racismo, aunque vivió en silencio la opresión “invisible” que sufrían muchas mujeres (a menudo soslayada y desatendida por “secundaria” por muchos movimientos sociales y políticos de la época). Nada de esto, ni siquiera sus escapes impotentes en búsqueda de una “vida feliz” liman el poder de la música que dejó para la generación que, harta de esperar la evolución de la sociedad, se disponga a revolucionarla.

Cantando sobre una revolución
Porque estamos hablando de un cambio
Es más que solo evolución

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