RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

miércoles, 29 de julio de 2015

Sexo por diversión, amor legal y fantasías femeninas


Por:  15 de julio de 2015
"¿Qué piensas?", me dijo él, cerca de mi orgasmo. Yo pensaba en él, y en mí, en los dos, unos minutos antes. Y es raro, porque las fantasías a las que echamos mano en ese momento crucial antes del clímax suelen quedar bien lejos del instante compartido. Pero el caso es que él es ese "lejos", porque es casi un desconocido, un compañero erótico ocasional, pero fijo, con el que nos encontramos al mejor estilo Último tango en París, así, sin más, a compartir placer.
No nos conocemos ni creo que deseemos hacerlo. Cada uno le inspira al otro 'sexo' y todo lo que evoca el sexo con ganas: lo oculto y también la magia del roce,callejones oscuros, algo de rudeza (firmeza, complacencia y sumisión en dosis perfectas), mucha humedad, urgencia.
Leandrolamas
Con él siempre es la primera vez, y siempre está prohibido.
"Prefiero ser una puta", le hacía decir Bernardo Bertolucci a Maria Schneider frente a Marlon Brando, en Paris, mientras se jugaban un 'último tango' en el suelo de un apartamento vacío.
Ser puta es casi sinónimo de mujer deseante. Desear es fantasear con vaya a saber qué; inevitablemente, algo muy propio y muy secreto, del todo inalcanzable para el otro. La fantasía erótica es el perímetro que la mujer se reserva fuera del control de la moral externa y las buenas costumbres. De ahí que, hasta hace muy poco tiempo, siquiera mencionar el asunto de la masturbación femenina resultara tabú. 

Florence and the machine: 'What kind a man' (love like this...), qué clase de hombre ama de esta manera. Una banda de sonido firmemente femenina, femeninamente erótica.
Con cada encuentro amoroso, renovamos el repertorio físico pero mucho más ampliamos las posibilidades imaginarias. Porque, como dice el poeta sirio Adonis: "la degustación (del amor) no calma la sed, puesto que el amor es una bebida que no sacia".
"Es como si el amor fuese el ansia continua de un amado inexistente", nos desafía el poeta.Y más: "el ser no es amado por sí mismo, sino por lo que queremos que sea. Es, por tanto, una creación, y seguirá siendo una creación, o seguirá sin existir".
Entonces, el desconocido representa el supuesto (y vilipendiado) sexo sin amor, porque creemos que el amor está en otra parte, que es el enamorado de la vida real, la pareja que esperamos y el compañero/a que llega. Pasa que luego, con el amor conocido, ya entre caricias, en nuestra legal y leal cama, fantaseamos con el desconocido.
Volvemos al punto de partida: ser puta/s.
Por acción u omisión. Con toda la gloria del término. Mujer que desea, ejerciendo la libre voluntad de serlo y hacerlo.
Porque, además, todo es amor, también el sexo con un desconocido.

Tráiler del filme 'Fidelio, la odisea de Alice'.
A veces, el cine nos hace honor, se atreve a sentir como las mujeres. Por caso, una joven directora francesa, Lucie Borleteau, en Fidelio, l’odysée d’Alice. Su protagonista es una marinera que deja en tierra a un hombre y se embarca con otro, y otros. Sensibilidad provocadoramente femenina para un debate servido: Alice trata de pasar página de un amor imposible acostándose una noche con el chico con el que sabe que no irá más allá, a la mañana siguiente. Solo porque su cuerpo necesita distraerse, sacarse la obsesión del "amado". Si hasta parece que Borleteau se hubiera inspirado en aquellos esbozos brillantes sobre la mujer que trazó Lars Von Trier en Rompiendo las olas y que no ha dejado de dibujar, película tras película.
Sigue y culmina Adonis: "el amor nunca se encuentra en una situación de inmovilidad que permita determinarlo o definirlo; al contrario, se halla siempre en un permanente estado de movimiento y transmutación, pareciendo incluso que no está, o que no existe".

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