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miércoles, 17 de junio de 2015

En el Kurdistán las mujeres son el horizonte para el camino



DesInformémonos


Padova, Italia. En Kurdistán “lo que se defiende son los derechos humanos y un modelo de autogobierno que ve en las mujeres un sujeto democrático, contrario a lo que quiere el Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS)” señala Barbara Spinelli, abogada italiana, miembro de la Comisión de Mujeres de IADL (International Association of Democratic Lawyers) y colaboradora del Movimiento Internacional de Mujeres Kurdas. “Una mujer es un objeto sexual para ISIS”, puntualiza Spinelli, pues los fundamentalistas “no pueden concebir la idea de una mujer libre y autodeterminada que participa en el gobierno de una sociedad”.
Durante el mes de marzo se realizó una misión de observación en Turquía, Kurdistán iraqueno y Rojava, región autónoma del Kurdistán que se ubica en el norte de Siria y donde viven más de 3 millones de personas. Aquí existen campos de refugiados que huyen de sus comunidades debido a la violencia generada por los yihadistas de ISIS, organización criminal que utiliza el pretexto religioso para llevar a cabo sus acciones violentas. Como resultado de la misión, asociaciones de abogados democráticos de Europa preparan un informe sobre los crímenes que comete ISIS a los pueblos del Kurdistán y especial en contra de las mujeres y niños. El documento se presentará en la XXIX° reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a realizarse en junio de este año.
Dicha misión fue organizada, por invitación del Movimiento Internacional de Mujeres Kurdas, por la Comisión de Mujeres de Asociación Internacional de Juristas Demócratas, que logró agrupar a 12 abogadas de varias partes de Europa. La delegación de mujeres juristas se entrevistó con mujeres en los campos de refugiados que se encuentran en Irak, Siria y Turquía, relata Aurora D’Agostino, abogada de Padova, Italia, quien también fue una de las coordinadoras de la delegación por IADL.
El sentido de esta iniciativa, explican las abogadas, “es promover la denuncia bajo el perfil de las condenas internacionales. Siria e Irak son entidades estatales ya desmembradas, y como ellos tampoco Turquía no adhiere a los tratados internacionales que instituyen los tribunales para juzgar crímenes de guerra”. Entonces la intervención de la ONU es la única oportunidad de abrir un procedimiento para juzgar estos crímenes, por eso pensamos acudir al Consejo de Seguridad de la ONU”.
Existen dos ideologías que se enfrentan, expone Barbara Spinelli, jurista internacional: por una parte ISIS “que es la representación máxima del fundamentalismo, del fascismo y de la opresión”, y por otra la fuerza de las mujeres kurdas que, frente a una ideología que mina todo lo que es distinto, “se autoorganizaron para defender las conquistas de democracia que ellas consiguieron con todos sus pueblos”.
La aplicación de la violencia sexual contra las mujeres es un tema que será denunciado y detallado en el informe que se prepara. “Nosotros lo vimos y lo escuchamos, ISIS cada vez que ataca una aldea divide las mujeres de los hombres” señalan las abogadas italianas. “Los hombres que no son musulmanes, árabes, ni sunitas son ejecutados; entre las mujeres, algunas son deportadas, divididas sin son vírgenes o no, muchas son vendidas en los mercados sexuales; o se regalan a los soldados de ISIS para que las exploten sexualmente. Sus hijos los mayores son reclutados como soldados y los pequeños asesinados”, lo cual señalan las juristas “es una barbarie y un feminicidio que viene a ser un genocidio contra las mujeres”.
La masacre de más de 500 integrantes del pueblo yazida, perpetrada por ISIS en la ciudad irakena de Sinjar el agosto de 2014, fue una tragedia para esa población y para todas las aldeas circunvecinas, declara la abogada Aurora D’Agostino, “en una zona en la cual los peshmerga (“aquellos que enfrentan a la muerte”, soldados kurdos de Irak) deberían haber estado presente y esa ocasión se retiraron, no lograron detener ISIS en Sinjar”. Los kurdos de Rojava combatieron y retiraron al ISIS de su zona, “no es sencillo, pero tuvieron resultados significativos y salvaron la ciudad de Kobane. La cohesión del pueblo es importante”, señala la abogada.
En los campos de refugiados, dicen, “nada está bien y nadie está bien, pero se hace lo posible para que todos estemos bien”. Es la estructura comunitaria que se dieron los tres cantones de Rojava, “en esos cantones no solamente viven kurdos, ahí viven cristianos y de otras religiones, pertenecen a muchos pueblos con distintos orígenes étnicos. En esta experiencia los kurdos abandonaron una reivindicación identitaria para buscar la inclusión”.
Los pueblos de Rojava: una autonomía democrática
“Los kurdos, como todas las poblaciones del mundo, tienen diversas almas, identidades y perfiles políticos”, asevera Aurora D’Agostino. Lo que está sucediendo en Rojava es muy diferente a la vivencia institucional de los kurdos de Irak.
La diferencia visual entre el territorio kurdo de Irak y Rojava en Turquía es notable, relata la jurista D’ Agostino. “En Irak es lleno de pozos petroleros; en Rojava existe una vida ligada a la tierra; están los campos y personas que la trabajan, la tierra es fuente de producción y de alimentación directa”.
La región autónoma de Rojava, entre Siria y Turquía, se divide en tres cantones: Kobane, Cezire y Efrin. La organización comunal se fortaleció y se amplió al estallar la guerra civil en Siria, a mediados del 2012. “Nosotros vistamos campos de refugiados en Siria, Turquía e Irak. Los problemas son siempre los mismos”, relata D’Agostino, “son problemas de alimentación, de miseria, y de carencia de servicios”. En la región de Rojava existen muchos campos administrados por las municipalidades kurdas, que difieren de los escasos campos oficiales (instalados por los gobiernos de Irak y Turquía) por las relaciones solidarias construidas entre los prófugos mismos y entre ellos y la población local. “Yo escuche que decían: aquí tenemos todos los problemas, tenemos poco. Tenemos problemas de salud, y hacemos lo que podemos y los problemas son de todos. Y estamos trabajando para mejorar la comunidad”.
Se emprendió organización horizontal de la sociedad, explica Aurora D’Agostino, “es un faro de democracia, en el sentido que tienen un sistema de decisión que se articula hacia abajo, de una administración paritaria siempre, existe un alcalde y una alcaldesa, un responsable hombre y una mujer en cualquier nivel de organización y decisión comunitaria”.
En Kobane, existen ganas de vivir y no se sobrevivir
En la ciudad de Kobane, que estuvo bajo el asedio de ISIS por más de cinco meses, “a pesar de la guerra existía mucha vida; la situación era complicada pero la gente se organizó. El agua y la comida escaseaban, pero lo que había se repartía entre todos, las medicinas a quien las necesitaba y las herramientas se daban a quien sabía utilizarlas”, reseña el reportero Ivan “Grozny” Compasso. “Las herramientas de los mecánicos se daban a los mecánicos o una guitarra a un músico; se valorizaban otros aspectos como el arte, porque la idea no eran solamente sobrevivir, sino vivir”.
“Entrar y salir de Kobane era muy complicado, no se podía entrar libremente porque parte de la ciudad y las aldeas vecinas eran ocupadas por ISIS”, relata el periodista. Más de 200 mil personas cruzaron la frontera turca huyendo de Kobane. Muchos de ellos se concentraron en la provincia de Şanliurfa, donde se ubica Suruç, sede del campamento autoorganizado que hospedó hasta 65 mil prófugos.
Kobane fue atacada por ISIS el 15 de septiembre del año pasado y liberada por las fuerzas de autodefensa kurdas, el YPG (Unidades de Protección Popular, integradas por hombres) y JPG (Unidades Femeninas de Protección). Ivan “Grozny”, quien permaneció una semana en la ciudad asediada y autor del libro “La resistencia de Kobane”, cuenta: “era invierno y la frontera estaba cerrada; los víveres escaseaban, el agua no era potable, ISIS la había envenenado antes y después de la ocupación”.
ISIS graba las masacres que comete, cuenta el periodista Ivan, “y luego manda las imágenes a las aldeas vecinas para generar terror”.
Las personas que buscan regresar a sus casas en Kobane enfrentan otros peligros. ISIS colocó “minas anti hombre, no solamente en edificios, sino en las casas. Las personas corren el riesgo de explosión, pues en las casas las minas se encuentran en los lugares más inesperados: detrás de las puertas pero también en las camas o en los roperos, los sitios hacia donde se dirigen las personas para buscar sus pertenencias”, describe Ivan. A raíz de esto, la administración autónoma de Kobane prohibió el regreso a las habitaciones hasta que la urbe haya sido completamente saneada de los explosivos ocultos, afirma Yilmaz Orkan, miembro del Congreso Nacional Kurdo.
Otro aspecto prioritario es la reconstrucción económica, pues esta fértil región genera gran parte de la producción agrícola del país siriano, comenta Orkan.
Con la resistencia de las mujeres se deja ver el horizonte
Donde la guerra no deja ver el horizonte aparecen las mujeres, en el Kurdistán son el centro político, expresa el periodista Ivan “Grozny” en un contexto de “sufrimiento y muerte. Las mujeres combaten como autodefensas y participan de manera paritaria en el gobierno local”. La comunidad kurda decidió que la función del alcalde sea cubierta por dos personas, un hombre y una mujer, aunque esta estructura no es reconocida por las autoridades oficiales.
Las mujeres se han organizado militarmente en la milicia JPG para defenderse a sí mismas y a su pueblo, explica Barbara Spinelli. En Rojava las mujeres afirman: “nosotras pusimos al revés la pirámide de poder”. Sin embargo, menciona el periodista Ivan, “lo que llamó la atención del mundo fueron las mujeres que combaten a ISIS. La población kurda combate y resiste, y son las mujeres las principales protagonistas. Son muchas las mujeres que están en guerra y desempeñan papeles de mando”.
El Contrato Social de Rojava, “un faro de democracia para el Medio Oriente”
El 1° de enero de 2014 los tres cantones que conforman la región de Rojava declararon su autonomía, que se basa en la propuesta política del “confederalismo democrático” impulsada por el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK). El fundamento de esta autonomía es el Contrato Social de Rojava, suscrito por los pueblos kurdos, árabes, syrics, arameos, turcomanos, armenios y chechenos que allí viven.
“En búsqueda de la libertad, la justicia, la dignidad y la democracia y conducido por los principios de la igualdad y la sostenibilidad ambiental, la Carta proclama un nuevo contrato social, basado en la convivencia y el entendimiento mutuo y la paz entre todos los hilos de la sociedad. Protege los derechos humanos y las libertades fundamentales, y reafirma el derecho de los pueblos a la libre determinación”, recita el documento.
“La Carta Social de Rojava afirma los principios de igualdad de género, ecología, respeto al territorio, respeto de cada religión”, señala la jurista Barbara Spinelli, “que parte desde abajo y se desarrolla en un contexto de guerra”.
La Carta Social expresa claramente los derechos de las mujeres, fruto del acuerdo entre todos los pueblos que viven en ese territorio. Prohíbe la discriminación de género, la poligamia y las mutilaciones genitales de las niñas.
En Rojava se organizaron en comités de mujeres dedicados a la formación política, indica Barbara Spinelli, “donde discuten la situación de las mujeres al interior de las sociedades”.
“Hay que fomentar redes de mujeres activistas para los derechos humanos a nivel internacional”, hace un llamado la abogada Barbara Spinelli, “y difundir la lucha de las mujeres kurdas por la dignidad y la democracia”.
Frente a la barbarie representada por ISIS, el pueblo kurdo no sólo resiste sino está construyendo una alternativa de democracia y dignidad que quiere ser un ejemplo para todo Medio Oriente, oponiéndose a los nacionalismos y buscando la igualdad entre los pueblos y las personas, coinciden los entrevistados.

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