RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

miércoles, 16 de abril de 2014

CÓMO LAVAR COMPRESAS DE TELA

Esto es seguramente lo que más inquieta a las personas que se están introduciendo en el mundo de las compresas de tela, el lavarlas. Al principio es normal tener miedo, pues es algo desconocido, y todos tendemos a pensar que su lavado requerirá de mucho tiempo y trabajo para deshacernos de las manchas. ¡Nada más lejos de la realidad! En este post comento las reglas básicas, diferentes rutinas de lavado y trucos para quitar las manchas, espero sea de utilidad.

REGLAS BÁSICAS
Lavar siempre en agua fría: para los inexpertos esto puede sonar raro pues estamos acostumbrados a pensar que el agua caliente siempre quita mejor las manchas y además desinfecta, sin embargo esto no ocurre en el caso de las manchas de sangre. El agua caliente hace que las manchas de sangre se fijen a los tejidos, por eso lo de lavar siempre en agua fría.

No usar suavizante: los suavizantes tienden a crear una película impermeabilizante sobre los tejidos por lo que su uso hará que las compresas de tela repelan los líquidos.
En el caso de vivir en una zona con agua dura que deja la ropa tiesa si no se usa suavizante éste puede ser sustituido por un vasito de vinagre de vino blanco. El vinagre, gracias a su acidez, evita que los minerales se agreguen (junten) en los tejidos y deja la ropa naturalmente suave.

RUTINAS DE LAVADO
Usar y enjuagar: tras retirar la compresa manchada de la ropa interior, se enjuaga bajo el grifo de agua fría hasta que el agua vuelva a correr transparente. En la mayor parte de los casos no quedan manchas, aunque si alguna queda puede ser tratada ahora o justo antes de meterla a la lavadora.
 Las compresas húmedas se pueden guardar hasta 4-5 días antes de meterlas a la lavadora pero es importante hacerlo en un cubo de la ropa sucia o en una bolsa impermeable (como las que se usan para los pañales sucios) que no estén completamente cerrados. Las compresas mojadas, como cualquier otra prenda húmeda, en un ambiente hermético puede desarrollar  moho lo que dejará manchas negruzcas, malos olores y afectará a los tejidos. Por eso es importante dejarlas en una bolsa o cubo que estén ligeramente abiertos o destapados, para que pueda haber una pequeña corriente de aire que las vaya secando e impida que esto ocurra.
Las compresas se pueden lavar a mano o en la lavadora con cualquier detergente. Hay detergentes diseñados especialmente para lavar compresas de tela pero, esto es mi opinión personal, considero que son innecesarios, un producto de marketing. Si el detergente que usemos con el resto de nuestra colada nos va bien y no nos da ningún tipo de reacción alérgica podemos usarlo sin problema con nuestras compresas de tela. Las compresas de tela también pueden ir a la lavadora con otras prendas sin ningún problema, lo ideal es que vayan con ropa de su misma gama de colores para evitar desteñidos. Es recomendable también usar una de estas bolsas para ropa delicada puesto que así evitamos que alguna de ellas se pierda y se vaya a ese rincón desconocido donde acaban todos los calcetines desparejados.

Usar, guardar y poner a remojo antes de lavar: para muchas personas enjuagar la compresa tras su uso es imposible o no les gusta, por eso doblar la compresa en tercios o a la mitad (con la parte sucia hacia dentro) y cerrar los botones a presión es una opción muy utilizada. En este caso la sangre se seca muy rápido y el riesgo de que se formen hongos es mucho menor que en el caso anterior, aun así recomiendo que se guarden en una bolsa o cubo con cierta aireación (más vale prevenir que curar).
Para sacar la sangre y las posibles manchas de las compresas antes de lavarlas éstas se ponen a remojo en un barreño o cubo desde 1 hasta 24 horas antes del lavado. Se pueden poner a remojo en agua sola, en agua con bicarbonato y sal (ayuda a “despegar” la sangre de las fibras) o con algún quitamanchas a base de oxígeno (tipo Kalya o activador del lavado a base percarbonato de sodio). Si usamos un quitamanchas a base de oxígeno es importante ser precavido con la cantidad de quitamanchas que se use y no aplicarlo directamente sobre la tela o podría dañar los colores y tejidos. Más o menos una cucharilla de café por cada 5 litros de agua es suficiente, esta cucharilla se disuelve en un poco de agua caliente para que no queden “grumos” que puedan quedarse sobre las compresas y se mezcla luego con agua fría.
Una vez han estado en remojo se lavan como en el caso anterior. 


Usar, guardar y lavar: se parece mucho a la rutina anterior solo que se salta el paso de poner a remojo lo que ahorra mucho tiempo. En este caso es recomendable usar el programa prelavado de la lavadora para asegurarnos de que toda la sangre sale del núcleo absorbente de las compresas.
Una vez lavadas las compresas podemos buscar manchas que hayan quedado y tratarlas o simplemente dejarlas ahí si no nos incomodan.

Usar, poner a remojo y lavar: una vez hemos sacado la compresa sucia se pone en un barreño o cubo con agua (sola, con bicarbonato y sal o con algún quitamanchas a base de oxígeno). A muchas personas les gusta este método porque casi certifica que no va a haber manchas pero requiere espacio (para el cubo) y tiempo (el agua debe cambiarse cada día para evitar malos olores). Al estar las compresas completamente sumergidas en agua, y no húmedas, no hay crecimiento de hongos pero al estar tanto tiempo en remojo se pueden dañar los tejidos, en especial el PUL.
Una vez se ha acabado la regla o se deseen lavar las compresas se meten en la lavadora y listo.

QUITAR MANCHAS
El método profesional: usar un quitamanchas comercial bien a base de enzimas (no funcionan muy bien con manchas de sangre) o a base de oxígeno (las quitan a las mil maravillas).
Sí se usa un quitamanchas a base de oxígeno debemos ser extremadamente cuidadosos pues usar un exceso de éste o hacerlo directamente sobre los tejidos los puede decolorar y debilitar acortando la vida útil de la compresa. Si se desean utilizar recomiendo disolver una cucharilla de café de este producto en unos 25ml de agua caliente y luego mezclarlo con unos 5 litros de agua fría, esto nos permite tener suficiente cantidad para poner unas cuantas compresas a remojo y que se vayan las manchas. También podemos preparar esta solución y meterla en una botella con pulverizador, cuando tengamos una mancha la pulverizamos y le damos con un cepillo hasta que desaparezca. 

El método económico: usar agua oxigenada, el agua oxigenada al entrar en contacto con la sangre libera oxígeno que hace que ésta se desprenda de las fibras.
El agua oxigenada usada en exceso también puede decolorar o dañar los tejidos pero en mucha menor medida que los quitamanchas comerciales. Si tenemos una mancha podemos optar por aplicar agua oxigenada directamente de la botella, dejar burbujear, frotar si es necesario y aclarar o meter el agua oxigenada en un pulverizador y hacer lo mismo.
El bicarbonato en el agua de remojo o aplicado directamente sobre la mancha también tiene cierto efecto liberando las manchas de sangre, aunque a mí no me gusta mucho porque no lo encuentro tan efectivo como el agua oxigenada o el clareo.

El método  ecológico: poner nuestras compresas al clareo, el sol es un excelente quitamanchas.
Por lo general es sol por si solo es suficiente para hacer desaparecer o minimizar las manchas de sangre pero algunas manchas se resisten. En este caso podemos ayudar al astro rey rociando la mancha con limón o aplicando un poco de jabón de Marsella o Lagarto (sí, el de nuestras abuelas) mientras nuestras compresas toman el sol. En este último caso no nos olvidemos de aclarar después.


El método vago: tras lavar nos encontramos con una mancha en nuestra compresa pero no nos apetece lavarla de nuevo. Podemos dejarla así y tratar la mancha tras el próximo uso, por lo general la sangre fresca ayuda a quitar manchas antiguas (o eso dicen, porque yo este método no lo he usado nunca).

SECAR
Lo mejor para prolongar la vida útil de nuestras compresas es dejar que se sequen al aire. Hay veces en las que las compresas secadas al aire se quedan duras, eso se puede solucionar sacándolas del tendal cuando están todavía un poco húmedas y poniéndolas 10 minutillos en la secadora.

Si preferimos usar secadora porque el tiempo no acompaña o no queremos que los vecinos vean nuestras compresas es recomendable hacerlo a bajas temperaturas para no dañar las telas laminadas (PUL) ni los corchetes de plástico.

Espero está información os haya servido para saber como cuidar en el día a día de vuestras toallas higiénicas de tela. En casos excepcionales, como una infección por hongos, puede ser necesario desinfectar las compresas lavables bien lavándolas en agua muy caliente, tras haber realizado un primer lavado en agua fría para evitar que se fijen las manchas, o usando algún tipo de desinfectante. 

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