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miércoles, 26 de marzo de 2014

La copa menstrual: un asunto de todos

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Ilustración: Vera Icon, activista.
Siempre que se habla de menstruación la asociación más inmediata es la del uso de toallas higiénicas o sanitarias y de tampones, los cuales fueron inventados como un artículo absorbente para ser usado durante el periodo menstrual. La manera en que se vive cada ciclo está determinado no sólo por la cantidad de sangrado que pueda tener cada mujer durante ese periodo, sino por la relación que ella tiene con éste y su entorno. Tampoco se debe asociar el ciclo menstrual como un síntoma de enfermedad y cada mujer menstruante debe apropiarse de manera positiva de su ciclo para cambiar la forma en que ella y los demás ven este proceso que vive cada mujer en edad fértil. La copa menstrual, además de tener beneficios para la salud, permite a la mujer relacionarse directamente con sus ciclos, dándole la oportunidad de apropiarse de su cuerpo y todos los procesos que éste experimenta.
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¿Qué es la copa menstrual?
Es un recipiente en forma de copa o embudo que se inserta en la vagina con el fin de contener el flujo menstrual. La diferencia con los tampones o toallas sanitarias es que éstas son absorbentes y la copa cumple la función de depósito, por lo que no absorbe la sangre y esta queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se vacía el líquido.
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Fuente: cromos.com.co
Aunque nada publicitada, la primera copa menstrual que se patentó fue la de Lestkr Goodard en 1932, muy parecida a las copas actuales pero fabricadas en caucho vulcanizado. Las primeras experiencias no fueron del todo favorables y con poca acogida ya que la mayoría de mujeres manifestaban incomodidad por su tamaño y por su rigidez y el material con la que la fabricaban generaba molestia por su peso.
Otros prototipos en látex fueron lanzados posteriormente con mayor recepción por el público femenino ya que al ser un material flexible se acomodaba a la anatomía de la vagina, pero su rechazo se hizo sentir en las mujeres alérgicas a este material.
No fue sino hasta principios de los años noventa del siglo pasado cuando se encontraron alternativas diferentes para la fabricación de las copas, como la silicona médica porque no se conocen alergias asociadas a este material, siendo además resistente, permite una gran flexibilidad para su manipulación al momento de insertar y extraer de la vagina, así mismo soporta altas temperaturas, lo que favorece la limpieza y esterilización por medio del calor húmedo y hervor.

Tampones y toallas: Tan peligrosas para el medio ambiente como para tu vagina
Existe un miedo generalizado en muchas mujeres con respecto al Síndrome del Choque Tóxico (TSS, por sus siglas en inglés), al usar regularmente tampones. Dicho síndrome, que es producido por la bacteria Staphylococcus aureus es poco recurrente y es muy probable que alguna de nuestras lectoras no lo vaya a padecer y los medios lo saben y así lo manifiestan, mitigando el miedo generalizado de lo poco que sabemos del TSS. Lo que no dicen los medios y tampoco cuenta la publicidad es que las toallas sanitarias y los tampones son los responsables de la mayoría de infecciones vaginales y carcinomas del sistema reproductor femenino.
El glifosato (N-fosfonometilglicina), comercializado bajo el nombre de Roundup por Monsanto, la multinacional estadounidense, es un herbicida utilizado en la mayoría de países donde tiene presencia dicha multinacional.
En Argentina, por ejemplo, para el año 2015 la Universidad de La Plata (UNLP) realizó un estudio en cabeza del doctor Damián Marino, miembro del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA)  el cual manifiesta se encontró que el 65 por ciento de las muestras de algodón (utilizado para la fabricación de toallas y tampones) como materia prima dieron positivo para glifosato y para algodones procesados y gasas el resultado es del 100 por ciento positivo.
En cuanto a la concentración, esta es de 17 µg/kg para algodones procesados y 13 µg/kg para algodones sin procesar. Según comenta Medrano Ávila Vásquez, médico pediatra de la red de médicos de pueblos fumigados, “La mayoría de la producción de algodón en América Latina es transgénico y resistente al glifosato, se fumiga cuando el capullo está abierto entonces el glifosato queda condensado y pasa directo al producto”.
La prohibición de Monsanto, sus semillas transgénicas y sus herbicidas no es una pelea reciente. Desde el año 1996 la rama agraria del Sistema de Seguridad Social en Francia viene estudiando los efectos adversos de todos los agroquímicos producidos por Monsanto, incluyendo sus semillas transgénicas y el glifosato, al encontrar más de 200 efectos adversos y nocivos para el ser humano y el medio ambiente, gracias a la demanda de Paul François, productor de granos de Lyon, al demandar a la multinacional por no proporcionar advertencias suficientes en las etiquetas sobre el herbicida Roundup, lo que le ocasionó a la población daños en su sistema nervioso central, problemas neurológicos y pérdida de la memoria.
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Fuente: mundoyerba.com.ar
Y así como en Francia, en Polonia, Bélgica, Gran Bretaña, Bulgaria, Alemania, Irlanda y Eslovaquia están prohibidos la gran mayoría de productos producidos por la multinacional, en la India ya se han hecho levantamientos contra la corporación, cerrando varias de sus factorías bajo el cargo de biopiratería. Si estos países ya le dijeron no a Monsanto y a sus productos venenosos, ¿tu vagina y tú estarán dispuestas a decirle lo mismo?
A diferencia de las toallas sanitarias y los tampones, la copa menstrual no representa problema alguno para tu salud. La mayoría de copas que se fabrican actualmente están hechas de silicona de grado médico, lo que no significa riesgos de intoxicación por absorción cutánea y las reacciones alérgicas e infecciones son poco frecuentes. La composición de dicha silicona es resistente a altas temperaturas, por lo que siempre se puede esterilizar el dispositivo con hervores de agua, garantizando mayor asepsia, mitigando así algunos riesgos para la salud generados por el uso de otros artículos con funciones absorbentes; y es así como lo manifiesta, anónimamente, una de las mujeres que participó en nuestra encuesta: “Desde que comencé a utilizar la copa mis alergias e infecciones por candidiasis han disminuido de 9 o 10 al año, a ninguna”.

No hagas de tu ciclo menstrual una carga para el planeta
Cuando se habla de higiene no sólo se hace referencia a la personal, también debemos ser conscientes de la limpieza del espacio que habitamos, ya sea nuestra habitación, la casa, la ciudad o el planeta. México, por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, por sus siglas en español), para el año 2014 contaba con 16.912.535 mujeres en edad fértil (15-49 años), las cuales, según estudios realizados por la Organización para la Conservación del Medio Ambiente, pueden generar anualmente un aproximado de 210 mil toneladas (210.000.000 kilogramos) en basura correspondiente a toallas y tampones cuya degradación puede tardar de 500 a 800 años. Ahora, ¿se pueden constatar dichas cifras a nivel mundial? Si así lo hiciéramos el resultado sería desalentador.
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Fuente: worldnewsdailyreport.com
En Francia, por ejemplo, es menos frecuente encontrar toallas o tampones, no sólo porque Monsanto y sus productos contaminantes (cómo el algodón transgénico y los herbicidas con el que se fumiga) están prohibidos en el país galo, sino por la conciencia con el medio ambiente que tienen los habitantes de este país. Valeria Taborda, otra de las participantes en la encuesta desarrollada por La Revolución de la Cuchara Medellín, comenta que “una amiga que estuvo visitando Francia me contó de su experiencia al tratar de comprar toallas desechables en dicho país y de cómo a través de este evento conoció la copa. Ella me manifestó dos puntos a favor que me parecieron muy válidos; uno en relación con la responsabilidad frente al medio ambiente y la dificultad de degradación de las toallas y otra en relación con la salud de la zona intima al no tener que estar en contacto con todo el material industrial que ha atravesado una toalla sanitaria”.
A diferencia de estos artículos desechables o descartables, la copa menstrual fue diseñada para tener una vida útil de 5-10 años, dependiendo del manejo y el cuidado que a ésta se le dé, lo que mitiga la carga contaminante que se genera en cada cambio de toalla o tampón, que van a parar a cualquier rincón del planeta, lo que reduce considerablemente la huella ecológica en cada ciclo menstrual.
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Sin miedo a nada
Según la encuesta que realizamos para obtener algunos datos clave utilizados en este artículo, muchas mujeres no hacen uso de la copa menstrual por miedo a varios factores y la mayoría de estos se relacionan con la comodidad y con los derrames, sobre todo si se encuentran en la calle. Aunque existen varias marcas en el mercado, la mayoría de estas sólo tiene dos o tres tallas, según edad de la mujer y cantidad de partos por vía vaginal. Aunque el canal vaginal puede ser muy diferente en cada mujer, al ser de silicona y totalmente flexible, la copa se adapta sin problemas a la anatomía femenina. Algunas mujeres manifiestan dificultad para introducirla o retirarla pero esto se debe  a cuestiones de práctica y no al diseño de la copa o la propia anatomía de la vagina. Lo más recomendable es hablar con alguien que ya la esté usando y tenga práctica, con el objetivo de aprender más para mitigar las incomodidades y los propios miedos generados por el desconocimiento. También se recomienda visitar Youtube, ya que se pueden encontrar decenas de tutoriales que explican paso a paso como ponerla y retirarla, así como los cuidados que se debe tener para que la copa pueda cumplir el ciclo de 10 años para los que fue diseñada.
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¿Cómo se usa?
A grandes rasgos, estos son los pasos para usarla. Se recomienda visitar Youtube para visualizar tutoriales en video, así como compartir experiencias con mujeres que ya la estén usando.
  1. Al igual que la copa, tus manos deben estar completamente limpias antes de iniciar el proceso.
  2. Se toma la copa con ambas manos y se presiona hasta que el borde anterior y posterior se unan.
  3. Se dobla la copa para que consiga una forma de flor.
  4. Sin dejarla desdoblar, se va introduciendo en la vagina.
  5. Cuando esté completamente dentro -incluyendo el tallo- se suelta. La copa vuelve a su estado normal, generando un vacío y sellado, lo que evitará derrames.
  6. Para retirar la copa se debe presionar un poco en su costado con el fin de permitir la entrada de aire y facilitar su extracción, que se hace por medio de su tallo.
Según la cantidad de flujo y la situación en la que te encuentres, la copa se puede vaciar cada 12 horas.
 uso copa

¿Cuál es la más indicada?
Aunque no se publiciten, existe en el mercado gran cantidad de marcas y de precios. Una copa menstrual cuesta alrededor de 25-40 dólares, dependiendo del país en el que se compre. Según la marca, los tamaños pueden variar de dos a cuatro tallas y la elección de ésta dependerá de algunos factores como: edad, número de partos por vía vaginal, cantidad de flujo menstrual. En todo caso, la persona que le suministre la copa menstrual debe estar en capacidad de recomendarle la apropiada según tus necesidades y condiciones. Lo más aconsejable es adquirir una copa fabricada en silicona de grado médico y preferiblemente sin estrías o protuberancias, ya que de ser así, la limpieza se puede complicar un poco y generar algún tipo de acumulación bacteriana.
Gastos copa
Independiente a la marca o el diseño, la relación cantidad/precio resultará favorable si se calcula cada uno de los ciclos menstruales que tendrá una mujer durante toda su etapa fértil, que va desde los 15 a los 49 años de edad, aproximadamente. Según el cuidado que se le dé, la copa puede durar hasta 10 años sin presentar deterioro alguno, por lo que una mujer no tendrá que comprar más de 4 unidades durante su vida, en comparación a la cantidad de toallas o tampones que debe adquirir en cada ciclo menstrual.
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¿Dónde comprar?
Siendo nuestros medios de difusión internacional, no recomendaremos un local o página web en particular para realizar la compra de la copa menstrual, para no excluir a ningún distribuidor. La recomendación que hacemos es la de realizar una búsqueda en páginas como Mercado Libre o similares y en el buscador de Facebook con las palabras clave “copa menstrual” o “copa lunar”, ya que en esta red social, además de existir tiendas que las venden, también pueden generar comunidad con las mujeres que participan activamente encontrando en ellas ayuda y asesoría para la compra y el uso de la copa.

Las mujeres están diciendo
Con el fin de promover el uso de la copa y derribar mitos acerca de ésta, dejamos que sean ellas las que cuenten su experiencia personal con el uso de la copa menstrual. Los comentarios son producto de la encuesta que realizamos y no obedecen a la promoción de ninguna marca en particular.
-Simonne:
“Hace menos de un año la uso, no me había animado a comprarla a pesar que hace varios años había oído de ella. Un grupo de amigas nos juntamos y la compramos y desde eso ha sido una experiencia increíble, he ahorrado dinero, he evitado la contaminación de tampones y toallas higiénicas, he prevenido un posible SST y me he sentido más cómoda y segura en mis días de menstruación. Salgo con ella sin molestia, la utilizo en cada día de mi periodo, e incluso para hacer ejercicio y nadar. Es higiénica, ecológica y muy fácil de usar, no tengo queja alguna de ella”.
-Liliana Patricia López Giraldo:
“Me gusta mucho la copa menstrual porque es muy cómoda, porque puedo ver mi menstruación y saber en detalle cuánto me viene y sobre todo, no tengo que volver a comprar nunca más toallas higiénicas o tampones”.
-Brielle Giessemann:
“Nunca he tenido dificultades con la copa. De hecho, mi amiga que la empezó a usar antes de mi me dijo que había tenido dificultades sacándola, entonces esperaba que fuera más complicado”.
-Xiomara Vera:
“Para mí los beneficios al usar la copa menstrual. son muchos pero los más importantes son la facilidad de usarla donde sea, la conciencia por mi ciclo, la maravilla de no contaminar no solo tu cuerpo con tantos químicos si no también no contaminar el medio ambiente con tantos desechos y mi conciencia se siente más tranquila. Por ultimo no menos importante que mi bolsillo no se ve afectado mensualmente por la compra de protectores, toallas y tampones”.
-Elena Netzahualcoyotzi:
“Para mí la copa menstrual ha cambiado mi vida y mis periodos, nunca me sentía cómoda cuando utilizaba toallas “femeninas” además de que al empezar a tomar consciencia ecológica me alarmaba pensar en la cantidad de basura que producía. Por eso a partir de que uso la copa, disfruto más mis periodos y me conozco más. No me canso de promocionarla con todas las mujeres que conozco y desearía haberla conocido desde que empecé a menstruar y que todas las mujeres pudieran hacerlo también”.
-Luisa Fernanda Vélez Vásquez:
“Decidí usar la copa menstrual principalmente porque me pareció una alternativa más económica, aunque me tomo tiempo aprender a ponerla de manera adecuada, ahora realmente creo que es una excelente opción no solo para economía sino para comodidad y para el proceso de reconocernos como mujeres menstruantes y quitar los tabúes en cuanto a la menstruación”.
-Mayra Alejandra Restrepo:
“La copa menstrual no solo es cómoda, también es segura y protege de múltiples enfermedades que aparecen a largo plazo. El pensar en usarla era algo traumático, pero después te das cuenta que no solo es liberador sino también comodidad y seguridad en todos los sentidos. Tengo el control de mi flujo menstrual, evito accidentes, cuido el medio ambiente y me siento más sana”.
-Rachel:
“Mucha comodidad, especialmente para hacer deporte, usar ropa ajustada y dormir. Sé que no se me va a regar en las noches. No me quema, como sí lo hacen las toallas higiénicas. Si se llena no gotea como los tampones. No reseca la vagina, como los tampones. Cuidamos el medio ambiente. No contaminamos, todo lo contrario, tenemos una relación más cercana con la naturaleza, devolviéndole a la tierra nuestra sangre. El periodo me dura menos días. Tengo más conciencia de mi cuerpo, más contacto con él y con mi sangre. Ya no la veo como algo desagradable. No requiere de un cuidado excesivo”.
-Yésica RG
“La copa menstrual me ha ayudado a no irritarme, las toallas me irritaban demasiado, producían mucho calor, infecciones. Con la copa veo cuántos fluidos elimina realmente mi cuerpo. Es muy práctica y cómoda (al tenerla puesta parece que no tuvieras nada puesto, no es tan incómoda como el tampón). Le puedo agradecer a la tierra devolviéndole mi sangre. Desde que la uso quiero más mi cuerpo y valoro más el ser mujer, la posibilidad que se forme una nueva vida en mi cuerpo, la posibilidad de ser sentimental, pero fuerte. Desde mi experiencia personal afirmo que la copa menstrual nos da el poder de decidir qué hacer con nuestra sangre, la autonomía de no gastar dinero por más de 10 años en toallas, la copa nos da libertad femenina”.
-Pi Sta Txo:
“Me resulta comodísima, la uso desde hace dos años. Dejar de utilizar tampones y compresas de plástico no solo me ha facilitado vivir más cómodamente esta fase de mi ciclo sino que me ha abierto la puertita a comprenderme, autoconocerme, tener un contacto más directo con mi sangre, respetarla y respetarme, querer saber más e investigar, etc., incluso hago político esto de vivir así mi menstruación: pues se trata de un acto ecologista (elimino los millones de residuos que supondría toda mi vida como mujer menstruante) y feminista (vivo la experiencia de la menstruación escuchando y respetando mi cuerpo). Es genial”.
-Irene Guerra:
“La copa menstrual mejoró mi calidad de vida, siempre me sentía muy incómoda con las toallas higiénicas; además mi relación con mi periodo ahora es más amable, yo no es un martirio, o algo para desechar. Siempre la recomiendo y soy una feliz usuaria de la copa menstrual”.
-Supergodzi:
“Es mil veces más cómoda que los tampones y las compresas, respeta muchísimo más la vagina, es ecológica y sale más rentable. Estoy encantada. Desde que la uso no he vuelto a usar tampones y menos compresas”.
-Vanessa Rojas Lopera:
“Me encanta usarla, mi vida en realidad ha cambiado desde que la uso además me relaciono mejor no solo con mi periodo menstrual sino también como mujer y me da gusto saber que no gasto dinero y no contamino el planeta como lo hacía antes, ¿quién no va a estar a gusto?”
-Dore Zapata:
“La sangre emanada en nuestro periodo es bella, se conoce por medio de la copa, no huele mal, es cómodo, es limpio, es económico y me siento muchísimo mejor porque sé que estoy siendo coherente con mi amor por la naturaleza”.
-Paula Cristina:
“Es lo mejor que me ha pasado, no tengo que comprar más esas toallas higiénicas que son de lo más molesto, por tenerse que cambiar todo el día cada dos horas. Con la copa ya no tengo que hacerlo porque puedo ponérmela por la mañana al salir de mi casa y luego otra vez al volver en la noche. Además he reducido la contaminación que produzco con las toallas, estoy EN-CAN-TA-DA. Lo único un poco molesto es la postura, pero cada mujer encuentra cómo ponérsela de la mejor forma, y los beneficios superan en creces este pedacito”.
Redacción: Alfredo Madrid

FUENTE: http://www.larevoluciondelacuchara.org/4771-2/

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