RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 4 de diciembre de 2012

La amante del rey católico, Aldonza Roig de Ivorra (Siglo XV)


Fernando el Católico
Pocos reyes se han salvado de la larga lista de monarcas infieles. Casados a menudo por cuestiones de estado, sus matrimonios eran una simple escenificación del poder de un linaje. Pocas veces esos enlaces se convertían en amor y pocas menos los hombres se mantenían fieles. Fernando el Católico no fue una excepción. Casado con Isabel de Castilla como consecuencia de razones estratégicas, el joven príncipe de Aragón tuvo antes, durante y después de su primer matrimonio alguna que otra aventura amorosa que le reportaron hasta cuatro hijos ilegítimos. La primera de las damas conocidas como amante de Fernando y que le dio su primer y único hijo varón fuera del matrimonio fue una bella dama de Cervera llamada Aldonza. Mientras sus consejeros decidían los pormenores de su boda con Isabel, Fernando se divertía en la alcoba su amante. 

Un amor de juventud
Corría el año 1469, Fernando tenía poco más de diecisiete años y mantenía una relación amorosa con una bella dama tres años mayor que él. Aldonza era hija de Pedro Roig y Aldonza de Ivorra y pertenecía a una familia de alta alcurnia de Cervera. No se sabe si sus padres aceptaron secretamente esa relación pero lo cierto es que se prolongó hasta que el príncipe tuvo que marchar a Castilla para casarse con Isabel ese mismo año de 1469. Por aquel entonces Aldonza ya había quedado preñada de Fernando. El recién casado no informó de la noticia a su esposa mientras mandaba trasladar a su examante y su hijo Alonso a Zaragoza para ser atendidos como debían.

Años después, en 1474, Fernando reconocería públicamente la paternidad de Alonso, su primer hijo ilegítimo que llevaría el nombre de Alonso de Aragón y terminaría siendo arzobispo de Zaragoza. 

La viuda ennoblecida
Aldonza, mientras tanto, se había casado por orden de sus padres con un hombre de Lérida para intentar limpiar su honor. Dos años después, el matrimonio era declarado nulo por consentimiento mutuo y Aldonza se volvía a casar con un noble. Este segundo matrimonio tampoco le duraría mucho pues su esposo falleció al poco tiempo de casarse con ella. 

Aldonza terminaría sus días como una viuda respetada que no perdió nunca el contacto con su hijo al que vio ascender en la carrera eclesiástica. 

 Si quieres leer sobre ella

Los Reyes infieles, José María Solé








Por Sandra Ferrer

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