RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

sábado, 30 de junio de 2012

Una mujer en el ejército, Ana María de Soto (Siglo XVIII-XIX)


Fragata Nuestra
Señora de las Mercedes
Desde tiempos inmemoriales, la mujer intentó ser relegada del ámbito público, sobretodo de todo aquello relacionado con la política, la guerra y la religión. Poco a poco, muchas de ellas se fueron introduciendo en esos “espacios masculinos”. En algunos casos, sobretodo en el ámbito, quizás, más varonil de todos, las mujeres se mezclaron entre los guerreros ocultando su identidad femenina. En la historia de España, varios nombres aparecen destacados: la Dama de Arintero, la Monja Alférez o Ana María de Soto. 

Una joven en la marina
Ana María de Soto fue una mujer nacida en la ciudad cordobesa de Aguilar que nació alrededor de 1777. Su nombre entró en la historia cuando, el 26 de junio de 1793, con 16 años, llegó a San Fernando atraída por el mundo militar. Haciéndose pasar por hombre, Ana María ingresó en la 6ª Compañía del 11º Batallón de Marina. Nadie percibió el engaño y Ana María, haciéndose llamar Antonio, inició su carrera militar. 

Aquellos años España participaba en el conflicto europeo entre la Francia Revolucionaria y los las distintas coaliciones que veían como una amenaza los aires revolucionarios galos. España se había posicionado del lado francés por el Tratado de San Ildefonso de La Granja de 1796 para frenar el poderío marítimo de Gran Bretaña, que se había convertido en aquel momento en el gran enemigo de Francia.

Ana María de Soto participó durante cinco años en el conflicto que se trasladó al mar, protagonizado por los ejércitos ingleses y franceses. Primero en Cataluña y más tarde en el sur de la Península donde formó parte de la defensa de Cádiz amenazada por las fragatas inglesas del almirante John Jervis. 

Ana María también participó en la Batalla de Cabo San Vicente en 1797 en la que estuvo a bordo de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, uno de las barcos que escoltaba al Santísima Trinidad, uno de los buques de guerra más grande del mundo en aquellos tiempos.
Batalla de Cabo San Vicente

De la fragata Mercedes, en la que había embarcado el 4 de enero de 1794, pasó a la fragata Matilde el 7 de julio de 1798. Un mes después, el 1 de agosto, un reconocimiento médico rutinario destaparía su condición de mujer. 

Terminaba así su aventura como marinero. Pero Ana María de Soto, lejos de ser humillada o condenada, fue elogiada por sus compañeros y recibió del rey Carlos IV el grado de sargento y un sueldo con el que poder vivir como mujer. 

Por Sandra Ferrer

viernes, 29 de junio de 2012

La cuarta esposa, Anna de Austria (1549-1580)


1568 fue un año triste y fatídico para el Rey Prudente. Felipe II de España se quedaba viudo por tercera vez y veía como desaparecía, además en extrañas circunstancias Don Carlos, su único heredero masculino. Con él quedaban solamente dos hijas,Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, habidas de su amada Isabel de Valois. Había que buscar pronto una nueva candidata para intentar dar al Imperio Español el ansiado heredero. La elección recaería en su sobrina Anna de Austria.

La sobrina del rey
Anna de Austria nació el 1 de noviembre de 1549 en Cigales, un pueblo de Valladolid. Sus padres, Maximiliano II (futuro Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y María de Austria, pasaron largo tiempo en España donde ejercieron como regentes durante las ausencias del hermano de María, Felipe II. Pero desde 1552, vivió su infancia y juventud en Viena.

Anna era la hija mayor de la prolífica pareja imperial que llegó a tener 15 hijos. Vivió feliz en la corte imperial vienesa hasta que fue requerida para ejercer su papel en la familia española de los Habsburgo.

La esposa del rey
Felipe II, viudo por tercera vez, volvió la vista a Europa para encontrar una nueva candidata con la que casarse. Las elegidas fueron dos, Margarita de Valois, hermana de su difunta esposa Isabel de Valois, y su sobrina Anna, a la que finalmente escogerá. 

El 4 de mayo de 1570 se celebró el matrimonio por poderes en el castillo de Praga donde el archiduque Carlos de Estiria actuó en representación de Felipe. A finales de junio Anna emprendió el camino hacia España donde llegó el 3 de octubre de aquel mismo año. El 14 de noviembre tuvo lugar en Segovia la misa de velaciones y dos días después se celebraba la boda. Él tenía 42 años y ella 21 y habían necesitado una dispensa papal por su estrecha consanguinidad.

Empezaba el reinado de la cuarta esposa del Rey Prudente. Anna introdujo en la corte ciertos aires de austeridad. Alejada del boato y de las fiestas a las que la nueva reina no era aficionada, convirtió su reinado en un periodo considerado por algunos como un “convento de monjas”.

Los primeros meses en España Anna no se separó de su marido y de sus hijas quienes, a pesar de las reticencias iniciales, acabaron aceptando a la nueva esposa de su padre como a una cariñosa madrasta. 

A pesar de que en aquellos tiempos se sitúa la posible tortuosa relación con Ana de Mendoza, llamada La Tuerta, lo cierto es que la reina y Felipe no escondieron su amor. Aunque, estuvieran o no enamorados, Anna había vuelto a España para cumplir un objetivo: dar al rey y su reino el ansiado heredero.

La madre del rey
Anna de Austria tuvo cinco hijos, cuatro varones y una niña. Pero de todos ellos sólo sobrevivió uno. Fernando nació en 1571 y murió con siete años; Carlos Lorenzo vino al mundo en 1573 pero falleció dos años después; a él le seguiría Diego Félix, quien tampoco llegaría a la edad adulta. Al fin, el 3 de abril de 1578 nació en el Alcázar de Madrid el que reinaría tras la muerte de su padre como Felipe III. La única niña de la pareja, llamada María, nació en 1580 y murió tres años después. 

Anna de Austria no sufriría la desaparición de su hija porque ella misma falleció en 1580 a causa de una epidemia de fiebre que podría haberle contagiado su marido. La reina estaba de nuevo embarazada y no superó la enfermedad. Anna falleció el 26 de octubre de 1580 en Talavera de la Reina y fue enterrada en el Monasterio de Santa Ana de Badajoz hasta su traslado definitivo al Panteón de Reyes y Reinas de San Lorenzo de El Escorial.

La última esposa de Felipe II vivió junto a él escasos 10 años pero consiguió su cometido asegurando la dinastía española de los Austria. El rey ya no volvería a casarse.

 Si quieres leer sobre ella

Las Austrias, Catalina de Habsburgo








Reinas de España, María José Rubio







Ginecología y vida íntima de las reinas de España (I), Enrique Junceda Avelló



Las mujeres de Felipe II
María Pilar Queralt del Hierro




jueves, 28 de junio de 2012

Del pincel al hogar, Judith Leyster (1609-1660)


Autorretrato
Muchas pintoras del Renacimiento y el Barroco que se hicieron un sitio más o menos importante en el mundo del arte aprendieron en el taller de sus padres, quienes también fueron artistas en mayor o menor medida de éxito. En caso de Judith Leyster es excepcional pues nació en el seno de una familia que nada tenía que ver con el arte. Tampoco Judith se parece a otras pintoras que pudieron seguir con su trabajo cuando contrajeron matrimonio; para ella fue el fin de su carrera.

Protagonista de la historia de la ciudad
Judith Jans Leyster nació en Haarlem el 28 de julio de 1609. Judith era la octava hija de un cervecero llamado Jan Wilemsz Leyster. Se desconocen los inicios en la pintura de Judith pero ya en 1621 aparecía en un libro del poeta holandés Samuel Ampzing tituladoBeschrijvinge ende lof der stadt Haerlem (Descripción y elogio de la ciudad de Haarlem) en el que describía la vida de la ciudad.

Dos músicos
Es probable que Judith aprendiera a pintar de la mano del pintor holandés Frans Pietersz de Grebber. La joven artista recibió también la influencia de los grandes pintores del momento como Frans Hals, quien algunos afirman que podría haber sido también su maestro, Rembrant o Vermeer. Judith Leyster también se vio influida por la pintura caravaggista de Utrecht cuando vivió durante un tiempo con su familia en Vreeland.

En 1629 firmaba su primera obra y cuatro años después, en 1633 ingresaba en el gremio de pintores de San Lucas de Haarlem. Entre 1629 y 1635 produjo la mayor parte de su obra artística, centrada en retratos, bodegones y pinturas de género en las que inmortalizó personajes de la vida cotidiana. 

La reputación de Judith le llevó a tener su propio taller, algo excepcional en una mujer, en el que no sólo pintó sus obras sino que también se dedicó a la enseñanza de la pintura. 

La reclusión en el hogar
Pero en 1636, Judith Leyster se casó con Jan Miense Molenaer y su carrera artística se detuvo en seco. A pesar de que su marido también era pintor y era considerado de menor talento que ella, Jan tuvo una extensa producción artística mientas que su esposa tuvo que dedicarse al cuidado de sus cinco hijos. La pareja vivió en Ámsterdam y más tarde en Heemstede. Desde su boda hasta su muerte, Judith apenas pintó. De ese periodo se conserva un retrato y un par de ilustraciones de tulipanes.

Judith Leyster moría el 10 de febrero de 1660 a los 50 años de edad.


 Su obra 

Consulta online toda su obra en Wikipaintings
http://www.wikipaintings.org/en/judith-leyster








Por Sandra Ferrer

lunes, 25 de junio de 2012

La dama renacentista, Lucrecia Tornabuoni (1425-1482)


Lucrecia Tornabuoni
Domenico Ghirlandaio
Lucrecia Tornabuoni es una de las grandes mujeres de la Italia del Renacimiento. Se convirtió en una Médici por matrimonio, fue la madre de uno de sus más importantes miembros, Lorenzo y fue una de las principales representantes de la cultura renacentista. Modelo de grandes pintores, Lucrecia fue también escritora y promovió alguna de las obras artísticas más importantes de la Florencia del Quatroccento.

Un matrimonio político
Lucrecia Tornabuoni nació en Florencia en 1425 en el seno de una de las familias nobles más importantes del momento. En aquellos años, la ciudad Italiana vivía tiempos convulsos de rivalidades entre familias. Los Albizzi se habían hecho con el poder y habían desterrado a Cosme de Médici quien, con la ayuda de otras familias florentinas volvió del exilio en 1434. Una de esas familias fueron los Tornabuoni quienes desde entonces mantendrían una buena relación con los Médici. 

En 1444 las dos familias acordaron el matrimonio de Lucrecia con el hijo de Cosme, Piero, nueve años mayor que ella. Ambos amantes de la cultura y el arte, tuvieron dos hijos y dos hijas, además de dos niños muertos poco después de nacer y María, una hija ilegítima de Piero que la pareja adoptó como propia.

Lucrecia vivió el orgullo de ver a su hijo Lorenzo, conocido como el Magnífico, gobernar Florencia. Pero también sufrió el duro golpe de la muerte de su hijo menor, Giuliano, asesinado durante la conjura de los Pazzi en 1478 en la que esta familia quiso derrocar a Lorenzo.

Una dama renacentista
Madonna del Magnificiat
Sandro Botticelli
Lucrecia Tornabuoni fue una auténtica dama de su tiempo. En la Florencia del Quatroccento en la que se respiraba arte por todos los rincones, ella también estuvo a la altura. En su casa eran habituales escritores y humanistas como Luigi Pulci o Agnolo Poliziano. 

Además Lucrecia, como poetisa, escribió himnos poéticos para ser cantados, conocidos como laudi, sonetos y trinari, poemas narrativos en tercetos.  

De Lucrecia se conservan unas 49 cartas que suponen una importante fuente de conocimiento acerca de la vida cotidiana de las mujeres en la Italia del Renacimiento.

Lucrecia Tornabuoni ayudó en el mecenazgo de algunos grandes artistas del momento y fue una de sus modelos. Ghirlandaio, Botticelli o Filippino Lippi fueron algunos de los que inmortalizaron su rostro retratándola como Lucrecia o usando su imagen para escenas bíblicas. El más destacado es sin duda el cuadro de la Madonna del Magnificat, en el que Sandro Botticelli puso a la Virgen María el rostro de Lucrecia.

Lucrecia moría el 28 de marzo de 1482.

Por Sandra Ferrer

domingo, 24 de junio de 2012

La ilustrada, Josefa Amar y Borbón (1749-1833)


Josefa Amar vivió en unos años en los que Europa despertaba a las luces de la Ilustración y vivía los tumultos de la Revolución Francesa y las posteriores invasiones napoleónicas. Su sabiduría y erudición junto con su tesón y capacidad de trabajo la llevaron a convertirse en una auténtica ilustrada y a ser reconocida por los intelectuales de la época. Parte de su obra estuvo dedicada a reivindicar para la mujer una educación que le permitiera ser útil y provechosa para aquella sociedad ilustrada1.

La hija del médico de cámara
Josefa Amar y Borbón nació el 4 de febrero de 1749 en Zaragoza en el seno de una familia ilustre. Su madre se llamaba Ignacia de Borbón y su padre, José Amar, era médico de cámara de Fernando VI.

Desde pequeña, Josefa tuvo la suerte de contar con prestigiosos eruditos como preceptores, entre ellos Rafael Casalbón y Antonio Berdejo, que guiaron a Josefa en sus estudios. Pronto destacó en varios ámbitos, entre ellos las lenguas (aprendió entre otras, latín, griego, inglés, francés e italiano) y las ideas, estudiando la obra de ilustrados franceses.


Defensora de la educación femenina
Su temprana erudición la convirtió en una traductora de éxito de muchas obras históricas, filosóficas y científicas. 

Su vida personal no fue afortunada. Con 23 años se casaba con Joaquín Fuentes Piquer, viudo y mayor que ella. Años después era ella la que quedaba viuda y sin haber podido ser madre. Josefa Amar se quedó sola pero supo aprovechar su situación en beneficio de su sabiduría. 


En 1782 había sido nombrada socia de mérito de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, una sociedad que, entre otras cosas, debatía sobre temas sociales. Uno de ellos, la tan discutida cuestión sobre la necesidad o no de instruir a las mujeres. Josefa Amar defendió su postura a favor de la educación femenina laica como una vía necesaria para conseguir una sociedad verdaderamente ilustrada. Josefa argumentó sus ideas traduciendo obras europeas que defendían su misma causa y escribiendo ella misma varios libros. 


En 1786 se publicó su 
Discurso en defensa del talento de las mujeres y de su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres y cuatro años más tarde su Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres.

Josefa formó parte también de la Junta de Damas, vinculada a la Real Sociedad de Madrid y de la Real Sociedad Médica de Barcelona.


Josefa Amar murió el 21 de febrero de 1833.

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1. Historia de las mujeres en España y América Latina (Vol. II), Isabel Morant (Dir.), pág., 324 


 Si quieres leer sobre ella 

Condición femenina y razón ilustrada: Josefa Amar y Borbón, María Victoria López-Cordón








 Su obra 


Discurso en defensa del talento de las mujeres, Josefa Amar










Por Sandra Ferrer

lunes, 11 de junio de 2012

Mujer: Diferentes corrientes feministas



Feminismo de la igualdad

El feminismo de la igualdad, también llamado feminismo ilustrado, es el movimiento que  arranca de la reclamación histórica de las mujeres en los siglos XVII y XVIII y que se plasma en la “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana” de Olympe de Gouges y en la “Vindicación de los derechos de la mujer” de Mary Wollstonecraft, donde se reivindica el derecho a ser reconocidas en pie de igualdad con los hombres. Denuncia la elaboración de diferencias de género, constituidas por la razón patriarcal como categorías naturales, cuando no son sino constructos sociales y culturales.
Feministas representativas de esta corriente son Simone de Beauvoir, Seyla Benhabib, o las españolas Celia Amorós, y Amelia Valcárcel.

Feminismo de la diferencia

Cuando hablamos de Feminismo de la Diferencia nos referimos a una corriente que aboga por la no equiparación de la dualidad de un género al otro,  sino más bien por el desarrollo de la diferencia genérica femenina en todos los órdenes simbólicos. Nace a mediados de los 70 en Estados Unidos y Francia, surgiendo a partir de grupos radicales y con su lema “ser mujer es hermoso”, aboga por identificar y defender las características propias de las mujeres.  Argumenta que el lugar que ocupamos en el mundo y que nos define, no está únicamente determinado por el espacio que nos ofrece la sociedad sino también por nuestro cuerpo de mujer con su estructura y sus ciclos vitales que determinan de alguna forma nuestra mirada sobre el mundo.
Sus máximas exponentes son la psicoanalistas francesa Luce Irigaray, Luisa Muraro y el colectivo filosófico Diótima. También se alinea a Virginia Wolf en esta corriente. En España, como feministas de la diferencia, cabe mencionar a Victoria Sendón de León y a Milagros Rivera Garretas.

Ecofeminismo

Françoise d´Eaubonne, en 1974, utiliza por primera vez el término Ecofeminismo para referirse a la capacidad de las mujeres como impulsoras de una revolución ecológica que aporte y desarrolle una nueva estructura relacional de género entre mujeres y hombres, así como entre la humanidad y el medio ambiente. Con anterioridad a la concepción del término Ecofeminismo por parte de d´Eaubonne ya se había reseñado en la literatura feminista de los años setenta una conexión entre el ideario feministas y la ecología, donde se reflejaban sociedades no opresivas para la mujer, descentralizadas, no militarizadas y con un alto respeto hacia la naturaleza. Desde ese Ecofeminismo inicial, se han ido desarrollando diversas tendencias influenciadas por la posición feminista de la que proceden (ecofeminismo radical, liberal, socialistas), estableciendo cada una de ellas sus propias estrategias de actuación, aunque los puntos principales en lo que se basan son los mismos y se reducen a los siguientes: 
El orden simbólico patriarcal establece por igual una situación de dominación y explotación hacia las mujeres y hacia la naturaleza.
El patriarcado hace uso de la biología para situar a la mujer en un plano de proximidad con la naturaleza, identificándola con ella. Los hombres, en oposición, se identifican con la razón, justificando de esta forma la superioridad de la razón sobre la naturaleza o, lo que es lo mismo, el patriarcado; así se explica que las mujeres sean consideradas inferiores a los hombres.
Las mujeres están en una posición ventajosa para terminar con la dominación patriarcal sobre la naturaleza y sobre si mismas, dado que su propia situación de explotación las hace estar más próximas.
Establece que el movimiento feminista y el movimiento ecologista tienen objetivos comunes y deberían trabajar conjuntamente en la construcción de alternativas.

Ecofeminismo radical

Esta corriente hace hincapié en la vinculación entre la mujer y la naturaleza, a un nivel biosocial e histórico, señalando que, en ambos casos, el origen de la explotación y de la opresión  proviene de la sujeción al orden patriarcal establecido.

Ecofeminismo liberal

Esta corriente basa su teoría en el feminismo de la igualdad y en la teoría conservacionista de la naturaleza. Establece que el modelo economicista implantado por el hombre no atiende a las repercusiones perniciosas que éste ocasiona sobre la naturaleza. Rechaza que las diferencias biológicas entre mujeres y hombres conlleven distintas conductas respecto al medio ambiente.

Ecofeminismo socialista

El  ecofeminismo socialista fundamente si teoría en torno al patriarcado y al capitalismo, a los que responsabiliza de la explotación medioambiental para posibilitar el desarrollo económico. El capitalismo ha proporcionado la técnica necesaria en beneficio de los hombres, a los que ha dotado de instrumentos y medios de control sobre la mujer anulando su intervención en la economía.

Feminismo socialista

Corriente que postula que la sociedad de clases y la institución de género han de ser eliminadas para que las mujeres determinen libremente las condiciones de sus propias vidas; tanto el patriarcado como el capitalismo son causas de la opresión de la mujer.  Por lo tanto trabaja para la abolición del capitalismo y la implantación del socialismo como manera de liberar a las mujeres. La subordinación de la mujer es vista como una forma de opresión mantenida ya que sirve a los intereses del capital y de la clase dominante. Trabajaron en esta corriente, la feminista alemana Clara Zetkin y la rusa Alexandra Kollontai.

Feminismo liberal

El feminismo liberal se caracteriza por definir la situación de las mujeres como una desigualdad, no como opresión ni explotación, y por postular la reforma del sistema hasta lograr la igualdad entre los sexos. Las liberales comenzaron definiendo el problema principal de las mujeres como su exclusión de la esfera pública y propugnaban reformas relacionadas con la inclusión de éstas en el mercado laboral. Aboga por la partición democrática de la mujer en el Estado Liberal, por ello sería una de las bases del sufragismo.

Feminismo radical

Corriente feminista defendida por Kate Millet en su Política sexual (1969) donde resalta la relevancia del papel de la sexualidad en la subordinación de las mujeres, relegadas a ser meras productoras, y denuncia cómo los valores liberales sólo son aplicables a los hombres. Las feministas radicales argumentan que es la institución social del género, y no el sistema económico, el origen de la opresión de las mujeres; es decir, que la causa de su subordinación está en la institución patriarcal y no en el capitalismo. Sostienen que el lesbianismo es la única vía para desarrollar plenamente la sexualidad femenina, sin que medien relaciones de poder.  El feminismo radical tuvo su origen en la segunda ola feminista de los años 60.  Sosteniendo que la característica fundamental de la sociedad es la opresión patriarcal, difiere internamente en varias corrientes acerca de cómo hacerle frente a esta situación. Se suele reconocer que la sociedad occidental permite a la mujer un ejercicio relativo del poder, aunque a costa de desempeñar socialmente un papel masculino y de participar en la tarea global de dominación. Son contrarias a la prostitución y la pornografía por considerarlas manifestaciones del patriarcado. Asimismo rechazan la transexualidad, ya que creen que la masculinidad y feminidad son constructos socioculturales, con las que se debería acabar. Cabe mencionar dentro de esta corriente a Sulamith Firestone.

Feminismo filosófico

Se trata de una corriente feminista de especial relevancia en nuestros tiempos. Es una línea de pensamiento que ha sabido conectar los conceptos de mujer y filosofía desde un nuevo punto de vista. En el feminismo filosófico han sido las mujeres las que han opinado de la filosofía y las que han hecho filosofía sobre su propia condición, y no la filosofía la que ha opinado de éstas. Esta escuela ha reexaminado el pensamiento de importantes filósofos como Aristóteles o Hegel que teorizaron acerca de las mujeres, comprobando la desafortunada influencia de los prejuicios filosóficos del pensamiento androcéntrico en todas las áreas. Se trata  de un hondo ejercicio de revisión sobre conceptos claves de la historia de las ideas. Se plantea que la historia de la filosofía está incompleta, ya que ésta omite a las filósofas, por lo tanto es un intento de ampliación del marco filosófico revisando y actualizando sus conceptos de manera que el “Hombre” del que hable la filosofía haga referencia al conjunto de seres humanos.

Ciberfeminismo

Término resultante de la fusión del ciberespacio y feminismo, que comenzó a ser usado en 1992 por la teórica inglesa Sadie Plant y por el grupo de artistas australianas VNS Matriz. Plant, asocia el término a la relación entre mujer y tecnología, que describe como íntima y subversiva. Para Plant, el ciberfeminismo es la “respuesta teórica al hecho de que cada vez más mujeres aporten su innovador impulso dentro del arte electrónico y las tecnologías virtuales. El ciberfeminismo es una forma de posicionarse, una actitud proactiva y feminista que se realiza utilizando las tecnologías de la información y comunicación, como recursos del nuevo espacio público. Promueve conexión entre mujeres y la tecnología para investigar y descifrar los códigos de dominación y control de la cultura tecnológica; aprovecha para ello la capacidad de experimentación y las posibilidades que ofrece el ciberespacio para la creación de otras formaciones sociales, otras identidades y otra forma de activismo político.

Feminismo separatista

El feminismo separatista es una corriente feminista que defiende la separación de hombres y mujeres en la sociedad, bien por considerar que hombres y mujeres son en esencia diferentes y esta unión perjudica a las mujeres, o bien por considerar que los roles de género son construcciones sociales con las que hay que acabar, siendo necesario previamente una concienciación masiva de las mujeres, algo que no es posible mientras tengan relaciones con los hombres, pues en general los hombres no se oponen al patriarcado. Estas feministas  han identificado su enemigo en los hombres, auténticos arquitectos de las relaciones sociales patriarcales que imponen la impotencia a las mujeres. Como consecuencia, las feministas separatistas afirman que la única solución efectiva para conseguir el bienestar de las mujeres es que su existencia sea lo más independiente posible de los hombres, tanto sexual, como emocional y materialmente. Esta posición ha dado lugar a prácticas tales como la prohibición del ingreso de niños varones  en las guarderías feministas y los centros de mujeres, y en su formación norteamericana extrema, a la fundación, por parte de Valerie Solanas de la Sociedad para la Destrucción de los Hombres (SCUM) Una de las más importantes feministas separatistas en Sheila Jeffreys, figura muy influyente para el movimiento feminista lésbico.

Fuente: http://www.tnrelaciones.com/corrientes_feministas/

domingo, 10 de junio de 2012

El arte flamenco en femenino, Caterina van Hemessen (1528-1587)


Autorretrato (1548)
Muchas de las mujeres artistas de la historia han seguido patrones similares: han aprendido en los talleres paternos, su carrera se ha visto a menudo truncada tras un matrimonio no siempre deseado y su obra no siempre se ha reconocido como propia. Caterina van Hemessen, pintora de la escuela flamenca del siglo XVI, siguió ese mismo patrón.

Del taller de su padre a la corte
Caterina van Hemessen nació en la ciudad belga de Amberes en 1528. De los primeros años de su vida solamente se sabe que, como hija de un pintor llamado Jan Sanders van Hemessen, inició sus estudios artísticos en el taller paterno. 

Hacia 1540, junto a su padre, Caterina entró en la corte bajo el patronazgo de la Reina María de Hungría, hermana del emperador Carlos V y regente en aquel tiempo de los Países Bajos. 


Caterina realizó entonces numerosos retratos de los miembros de la corte así como distintos lienzos centrados en temas religiosos. 

De la corte al hogar
Joven dama (1548)
Pero su matrimonio en 1554 frenó en seco su carrera artística. Casada con Chrétien de Morien, un reputado organista de la catedral de Amberes, Caterina, con apenas 26 años, dejó de pintar para dedicarse a su nuevo papel de esposa. 

Sin embargo, cuando poco tiempo después María de Hungría renunció a la regencia y se marchó a vivir a España, Caterina y su marido siguieron sus pasos y disfrutaron de una vida más o menos acomodada gracias a la ayuda económica de la hermana del emperador.
La pareja pasó poco tiempo en España pero de este período se sabe que Caterina volvió a coger el pincel para colaborar en la creación del retablo de Tendilla del Monasterio Jerónimo de Santa Ana de Guadalajara. 

Cuando en 1558 fallecía su protectora, Caterina y su esposo volvieron a su ciudad natal donde la pintora moriría en 1587, a los 60 años de edad. 

Retablo de Tendilla
La obra de Caterina
La obra de Caterina van Hemessen, al menos la catalogada y certificada como suya es escasa pero de gran valor artístico: A penas 6 retratos y un autorretrato y alguna pintura religiosa. 


Por Sandra Ferrer

viernes, 8 de junio de 2012

La supuesta zarina, la princesa Tarakanova (1753-1775)


Efigie de Isabel Alekseyevna
El 5 de enero de 1762 fallecía la zarina Isabel I Petrovna. Con ella se llevaba un secreto que pondría en jaque el reinado de su sucesora. Una misteriosa mujer, conocida como la princesa Tarakanova, se presentaría 10 años después en París como su hija y heredera legítima. Los detractores de la entonces zarina Catalina II verían en aquella bella dama de finos y cultos modales a su sustituta.


El testamento de la discordia
Cuando una extraña y misteriosa mujer venida de la lejana Persia se presentó en la alta sociedad de París con el nombre de Princesa Vlodomir nadie podía pensar que lo hacía con la intención de derrocar a una de las monarcas más poderosas de la Europa ilustrada. Su única fuente y prueba de sus reales orígenes era un supuesto testamento de la zarina Isabel I, al parecer su madre, que contradecía sus últimas voluntades oficiales. Según ese testamento, la Princesa Vlodomir, era en verdad Isabel Alekseyevna, hija de la difunta zarina y de un cosaco ruso, el conde Razumovsky con el que se habría casado en secreto. “Todo induce a creer que la llamada princesa Tarakanova fue el fruto de aquella aventura de la voluble soberana”1.
Si el testamento que defendía la princesa Tarakanova era verdadero, entraba en frontal contradicción con la voluntad oficial de Isabel I quien, soltera y sin hijos, había dejado el trono a su sobrino Pedro III, quien más tarde se casaría con Catalina Alekseyevna, Catalina II.
El instrumento de los descontentos
Isabel Alekseyevna era una “hermosa joven de cabello rubio, mirada azul oscura, rasgos circasianos2” y que, según los retratos de la época, guardaba un cierto parecido con la difunta zarina Isabel II. Culta, refinada y educada, los modales de la princesa Tarakanova hacían pensar a quienes la conocieron que, fuera cual fuese su origen, era sin duda una dama de alta alcurnia.

Modelo absoluto del despotismo ilustrado, Catalina la Grande gobernó Rusia en solitario tras la desaparición de su marido. Llevó a cabo reformas agrarias, económicas y políticas que provocaron el descontento de una gran parte de la sociedad rusa.


Quizás una de las acciones que más descontentos provocó en la política europea fue la fuerte influencia que Catalina ejerció sobre el rey polaco Stanislas Poniatowski quien terminó bajo la tutela de la zarina rusa. Ante los recelos de las otras grandes potencias de la zona, Austria y Prusia, los tres grandes procedieron al primer reparto de Polonia el mismo año 1772.


Así, los nobles exiliados y con ansias de derrocar al rey polaco subyugado a la voluntad de la zarina, creyeron o quisieron creer la historia de aquella dama que les ofrecía la posibilidad de sustituir a una emperatriz por otra.


Un amor envenenado
Fortaleza de San Pedro y
San Pablo en medio del río Neva.
San Petersburgo
Catalina se enfrentó en 1773 a una espectacular revuelta de campesinos dirigidos por un tal Pugatchev que dijo ser ni más ni menos que su difunto marido. Aquel escándalo desestabilizó el gobierno de la zarina mientras que su supuesta prima política iba ganando cada vez más adeptos allá a donde iba.

La fama de la princesa Tarakanova llegó a inquietar en exceso a Catalina, quien decidió tomar cartas en el asunto. El conde Aleksei Orlov fue el encargado de atraer a la princesa a Rusia y ponerla en manos de la voluntad de Catalina. Orlov tuvo la sangre fría de entablar una amistad con la princesa, amistad que derivó en un falso pero ardiente amor hacia ella. Así, en Livorno, el conde Orlov pidió a la princesa en matrimonio. Cegada por aquel romance, la bella aspirante al trono ruso, subió al buque de su prometido con la intención de desposarse con él. En vez de eso, una vez en cubierta, técnicamente territorio ruso, Orlov no dudó en detenerla y llevarla rumbo a San Petersburgo ante la angustiosa sorpresa de la princesa.


En mayo de 1775 la princesa Tarakanova llegó a la fortaleza de San Pedro y San Pablo donde fue retenida hasta su muerte. Sometida a duros interrogatorios en condiciones lamentables, no dejó de afirmar con vehemencia que ella era hija de Isabel I mientras su cuerpo se iba debilitando por una mortal tuberculosis.


Una vida misteriosa y una muerte de leyenda
Cuadro de
Konstantin Flavitsky (1864)
en el que se muestra la leyenda de
la muerte de la princesa tras
la inundación del Neva 
La enfermedad de la princesa fue empeorando hasta que el 4 de diciembre de 1775 fallecía en aquella lúgubre fortaleza en medio del río Neva. Varias leyendas circularon años después de su muerte. Una de ellas aseguraba que la aspirante al trono de los Romanov había muerto dos años después de su muerte oficial, en 1777 a causa de una inundación del río Neva, leyenda que inmortalizó el pintor Konstantin Flavitsky. Otras historias aseguraban que había sido obligada a ingresar en un convento como la hermana Dositea y que vivió hasta 1810.

Al final, la historia de la princesa Tarakanova quedó sin resolver. ¿Murió una legítima heredera de la dinastía Romanov bajo la fría mirada de la usurpadora Catalina, o fue una simple muchacha a quien alguien llenó la cabeza de novelescas ideas y los descontentos de la Rusia de finales del XVIII la utilizaron? La única verdad de todo esto es que la Gran Catalina no desdeñó el peligro que entrañaba aquella bella criatura. Por algo sería…

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1. La princesa Tarakanova, G.P. Danilevsky. Pág. 212
2. Ídem. Pág. 213



 Si quieres leer sobre ella 

La princesa Tarakanova, G.P. Danilevsky
Género: Novela histórica
Al final del relato novelado hay un amplio texto referente a la figura histórica de la princesa.








Por Sandra Ferrer